"L` ESPRIT DE L` ESCALIER" - Biblioteca Virtual Universal

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Mauricio Langon Cuñarro
"L' ESPRIT DE L' ESCALIER"
2003 - Reservados todos los derechos
Permitido el uso sin fines comerciales
Mauricio Langon Cuñarro
"L' ESPRIT DE L' ESCALIER"
1.
Alguien me contó cuando yo era chico que los franceses decían que hay un espíritu que
llaman l' esprit de l' escalier. Habita las escaleras, y cuando terminaste una discusión y subís
la escalera te sopla al oído: "Debiste haberles dicho esto; tendrías que haber contestado esto
otro". A las tres de la mañana, después de haber estado cuatro horas escribiendo en el
concurso para la Dirección del IPA, me atacó l' esprit de l' escalier. ¿Cómo no les dije?
¿Cómo no escribí?...
Es que durante toda la mañana había estado trabajando sobre algún material que me
preocupaba del punto de vista teórico y que era cómo compaginar determinadas reflexiones
fundadas en la distinción aristotélica entre episteme, poíesis y práxis, y en las nociones de
téjne y frónesis, en relación a la vieja discusión sobre lo que puede ser enseñado, sobre qué
es la educación y, más precisamente, si la areté puede ser enseñada (o sea, si es posible
educar). Y quería vincularlo con la Reforma Educativa actual, (que se me hace tecnicista y
conservadora) teniendo en cuenta un viejo texto de Tedesco en que define la actividad
pedagógica o docente, como un producir, y uno más reciente en que Rama, el año pasado,
dirigiéndose a directores y aspirantes a directores de IFD (en un curso al que no se me
permitió asistir porque tengo más de 45 años y menos de dos títulos) dijo algo respecto al
cambio en el mundo y a la acción educativa.
2.
Dijo el Prof. Rama algo así como que (el esprit me prohibe ir a buscar la cita exacta o
escuchar el cassette) (a) el mundo actual se define por la globalización y es algo que no está
en nuestras manos cambiar, para indicar acto seguido que (b) es imperioso actuar para que
el Uruguay se adapte a ese mundo (que se ve que no lo incluye y que no "le queda bien"),
siguiendo la línea de Dinamarca, Holanda, Nueva Guinea (¿o Zelanda?) y Singapur, (c) que
esa acción tiene un aspecto fundamentalmente educativo: hay que preparar recursos
humanos aptos a ese mundo, gente capaz de leer manuales y de reacomodarse rápidamente
reciclándose para nuevos trabajos, cosa imprescindible ya que (d) el mundo actual cambia
permanente y rápidamente.
Uno se calienta un poquito porque ¡vamos! ¡después de Kant, de Marx, de Husserl, de
Heidegger, de Gadamer, venirnos con que el "mundo" es una cosa que está ahí, fuera de
nosotros, que podemos mirarla y admirarla, pero no tocarla ni cambiarla!. Es un poco gordo
decirnos eso después —repito por si no se entendió— que Kant nos enseñó que el mundo
no es una cosa, sino, en todo caso, una idea de la razón pura; después que Marx nos dijo
que se trataba de transformar el mundo; después que Husserl nos hizo ver que el mundo es
una estructura intencional de la conciencia (o algo así), que es un constructo del sujeto;
después que Heidegger nos explicó clarito que "el hombre es un ser cuyo ser consiste en
comprender", que es historicidad pura, que se hace haciendo su mundo; después que
Gadamer —y una mucho más larga tradición hermenéutica— nos mostró que nuestra
mirada es siempre interpretación, que ella solita cambia al mundo y que cambia ella en cada
interpretación, y que la historia y el mundo no caben en la conciencia porque ella misma es
histórica y mundana...
En fin: que el mundo no es una cosa sino una imagen que nos hacemos para ubicarnos y dar
sentido a nuestra acción, es algo que no tiene derecho a ignorar quien rige la educación de
un país. Porque de lo contrario cae en presentar su imagen como la realidad; o sea, en
atribuir a la realidad —sin discusión ni crítica— las características de su imagen del
mundo.
3.
Y estas características son su inmutabilidad, su ineluctabilidad, su independencia de
nosotros que, ante ese mundo, nada podemos hacer sino aceptarlo, contemplarlo, admirarlo
y aún quererlo. No somos responsables del mundo; es la realidad en la que nos tocó vivir;
no podemos hacer nada, somos impotentes. Nosotros, impotentes ante la globalización,
debemos aceptarla hasta con alegría y entusiasmo (pese a sus siempre provisorios y siempre
otros marginados, muertos de hambre, masacrados, etc.) como Edipo en Colonna acepta su
destino de parricida e incestuoso y se gana la apoteosis (no sé si se va al cielo o si se gana
la inmortalidad)…
Lástima que me acuerdo de una referencia de Chesterton, en no sé cuál de sus novelas, en
que le hace decir a uno de sus personajes, refiriéndose a un asesino que ha logrado
transmitir a sus perseguidores una imagen tal de la realidad en que parece que nada puede
hacerse (el tal asesino se presentaba como poseyendo poderes mágicos o algo así): "Todos
estos demonios buscan siempre hacernos creer que no podemos cambiar las cosas para
reducirnos a la impotencia".
4.
Una escucha rapidita y desatenta se sorprende de la incoherencia básica del discurso del
Prof. Rama: el mundo es inmutable / el mundo cambia rápidamente. Pero esta
contradicción oculta la consistencia profunda que descubre una escucha más atenta: los
cambios del mundo son algo que ocurre necesariamente, ineluctablemente, sin intervención
de los hombres. Al menos, sin la intervención de estos pobrecitos hombres uruguayos de
carne y hueso. Tal vez tenga que ver con la acción de otros —ellos, los de Wall Street, las
multinacionales, el Pentágono—, más bien dioses, por el poder que concentran. Pero en
realidad aquí, si uno considera otros textos, advertirá que también se excluyen los dioses,
quizás porque los pobres dioses no son tan poderosos: ¡son tan parecidos a los hombres que
capaz que a éstos se les ocurre sublevarse! Y, desde el fondo de su siglo XVI La Boétie
sigue soplándonos al oído que es fácil: basta con negarse a obedecer...
Así que mejor olvidarse de los dioses y atribuir la ineluctabilidad al destino, al azar, al
hado, como se hace desde antiguo. O al mercado, a las leyes inmutables de la economía,
como se hace ahora. O simplemente decirlo así nomás, como cosa obvia, con algo de
resignado sermón de cura triste: "no está en nuestras manos cambiarlo". Y punto. Era sabio
el viejo Bakunin cuando decía que "sólo quien intenta lo imposible realiza lo posible".
5.
Lo peor del caso es que el Prof. Rama no sólo transmite su imagen del mundo inmutable a
sus partidarios, a los que creen en su discurso. También nos lo transmite a los demás. Es
interesante ver cómo producimos nuestra propia impotencia.
Por un lado: ¡es tan poderoso Rama!; ¡tiene tanto apoyo político! (ningún grupo político le
pide las más mínimas cuentas de nada ¿viste?; ni siquiera el Frente Amplio lo critica; es
más, cuando el FA tenga el gobierno, al frente de la educación estarán los frentistas que hoy
colaboran con el Prof. Rama); ¡cuenta con tantísimo dinero de sus amigos o amos del
Banco Mundial, del BID, del imperialismo yanqui,... de los ciegos, de los dioses, del
destino!, ¡hay tantos y tantos que le van aceptando carguitos, que se van corrompiendo!...
que...¡qué le vas a hacer!; ¡no pienses más, sentate a un lao, que a nadie importa si naciste
honrao! Y además hay que vivir, ¿viste?. Yo tengo familia. Y si no agarro yo, agarra otro y
es peor. Y además, ¡de adentro lo podemos cambiar! Notable cómo se repite la misma
inconsecuencia ¿no?: ¿no había empezado diciendo que no se podía hacer nada, que nada
iba a cambiar dado el maravilloso y omnisciente poder de los dioses?
Por otro lado: no hay que preocuparse; ¿te enteraste que el propio Sanguinetti lo llamó al
orden por declaraciones que hizo?; ¡la Justicia está muy molesta por las expresiones del
CODICEN! ¡Rama ya se gastó toda la plata!; ¡el Parlamento está muy preocupado por los
gastos y le va a cortar el chorro!; ¡tiene que mostrarle resultados a la gente de los
organismos multinacionales de financiación y sólo unos pocos se inscribieron en los
CERPs!; ¡no va a poder generalizar la reforma del ciclo básico porque no tiene locales y
porque le va a salir mucho más caro de lo previsto!, ¡hasta Lacalle lo critica! En fin: que
desde hace más de un año la reforma está boqueando y en cualquier momento se acaba. Y
en el peor de los casos ya vendrán las elecciones y el pueblo elegirá a los buenos y los
buenos pondrán a otro que va a hacer las cosas bien. Así que no pienses más, sentate a un
lao: igual sos honrao.
6.
Con el Esprit ya algo cansado (me dejé el reloj, no sé la hora: pero ¡qué tarado, si estaré
dormido, si esta maquinita tiene reloj!: son las 5: 26 Reloj - 2/09) pero que quiere que la
siga un poco porque me dejé demasiadas cosas en el tintero (no me sirve más la imagen: si
dijera "me dejé las cosas en la computadora" ya las tendría hechas). Obvio. Estoy
divagando. Es que huyo de lo que viene porque es difícil para estas horas de la madrugada.
Pero el Esprit hay que aprovecharlo que ya se me aparece sólo de tanto en tanto. Tiene otro
nombre también en francés le Saint Esprit.
El otro aspecto que se me quiere escapar es un tema que viene de Aristóteles. Resulta que
éste para hablar de las virtudes (areté) digamos intelectuales distinguía entre las
disposiciones (exis) del alma científica (episteme), técnica o artística (téjne) y práctica
(praxis).
La episteme se refiere a la cosas necesarias o que no pueden cambiar: es decir, se refiere a
lo que hoy llamaríamos ciencias formales, donde impera la deducción a partir de axiomas,
donde se trata de poseer el objeto, llegando a conclusiones necesarias. Ahí las virtudes
correspondientes son varias (que no me interesan ahora) y pueden ser enseñadas.
Respecto a las cosas que pueden ser de otro modo, que son contingentes, que pueden
cambiar, nuestro buen viejito griego distingue entre las exis y aretés que se refieren a la
producción (poíesis) de objetos y a la acción (práxis).
La producción (no la posesión) de un objeto requiere téjne, un saber hacer determinado;
hay un modo óptimo de producir determinado objeto y el que posee la téjne puede
parcialmente enseñarla a otros: esto se hace así y así; usando esto; así no; así está mejor,
etc. (si no se tiene cierta exis la cosa es más difícil, pero se puede). El fin de la producción
no está en el objeto producido; éste es siempre para otra cosa. Produzco una silla con el fin
de sentarme; produzco un televisor para divertirme... La producción y la técnica, se mueven
en el plano de los medios.
La acción (praxis), en cambio, no trata de poseer objetos ni de producirlos: sólo trata de
actuar bien para realizar su fin: la felicidad. La felicidad, a su vez es una acción (aunque
para Aristóteles sea, la contemplación, la teoría): es lo mejor que el hombre puede hacer. Y
esto es una virtud, una areté, la prudencia (frónesis), que es un actuar bien, un actuar
acompañado de reflexión que no tiene recetas. Quiero decir: la acción no depende del
conocimiento. Así la ética (realizar una buena vida), y la política (realizar una buena
sociedad) y la educación (realizar nuevos hombres libres) no dependen del conocimiento
pues no pertenecen al campo de la producción sino al campo de la praxis. No son
cuestiones científicas ni técnicas, sino prácticas. La areté respectiva, la frónesis no puede
ser enseñada del mismo modo que los conocimientos de las ciencias formales ni como las
técnicas de producción. Sólo puede formarse en el discípulo la disposición de actuar bien;
la cual, a su vez, puede ser aceptada o no libremente por el discípulo, pues se trata de la
formación, justamente, de seres libres con capacidad de deliberar y decidir autónomamente
en cuestiones prácticas.
¿Quedó claro? No sé. En todo caso: ¿se ve que para el Prof. Rama el mundo es algo que se
contempla y cumple el papel de los axiomas en el campo de la episteme, es decir, de las
ciencias deductivas de lo necesario? ¿Queda claro que el campo de lo necesario es el de las
ciencias formales, digamos de la matemática y de la lógica y que atribuirle al mundo tal
necesariedad (sobre todo si por mundo estoy entendiendo el sistema capitalista actual) es un
despropósito, un supuesto que oculta la maldad que hay en él, que cumple la función de
poner fuera de toda crítica, como si se tratara de axiomas, todas las atrocidades que nos es
dable ver en el mundo actual?; ¿se advierte que es una renuncia a comprenderlo —no sólo a
transformarlo— y con ello a comprender al hombre, de acuerdo a lo dicho por Heidegger?;
¿se advierte que con ello se pone al hombre al servicio del mundo, es decir, al servicio de
una imagen del mundo consistente en cosificar y eternizar el sistema actual?
¿Queda más o menos clara la relación con la visión técnica de la educación? En ese nivel sí
que podemos actuar, según esta visión, pero como productores. Como productores de
determinado tipo de hombres (¡ay, no, ni siquiera!, de determinado tipo de recursos
humanos) que, como queda dicho, esos productos no son fines, sino medios. En este caso,
medios para el mercado. La educación es productora. Productora de hombres a pedido
(perdón, a demanda), de hombres a la medida de las "necesidades"... del mercado. Fábricas
de piezas de recambio para el sistema de producción capitalista de alta tecnología. Notable.
¿Se puede sospechar a partir de esto que la educación, quiero decir la formación de las
personas consideradas como fines en sí mismas y nunca como medios, la formación de
seres libres, no de servidores; de gente capaz de valerse por sí misma, sin tutores, es una
praxis que no tiene nada que ver con la propuesta del Prof. Rama?
Espero que sí. Estoy muy cansado. Me duele la espalda. Son las 6:10 y hay que empezar la
jornada. Así que la dejo acá.
Merci bien, l' esprit. Mais tu laisses ma "pauvre carcasse" en tremblant. Et bien: elle
tremblera bien plus...
Mauricio Langon. 6:13. Reloj - 2/09. 1997.
FACILITADO POR ANTOLOGÍA DEL ENSAYO
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