Expositor : Vicente Rodolfo Walde Jáuregui Es un título valor eminentemente crediticio y tiene una antigua data en su creación como documento negociable. La doctrina moderna afirma categóricamente que la Letra es un título valor abstracto (es decir que no requiere de precisar la causa que lo origina para tener mérito como instrumento cartular, es más si esta causa por un exceso de prudencia de los participantes en la relación cambiaria o en su circulación se insertara en el contenido del documento, la decisión legal es que se tenga por no puesto, es decir que una letra expedida así tiene validez). Se le denomina también título típicamente acausado y no por el hecho de que no reconozca un origen sino que es un documento que no permite que se puedan promover las excepciones personales por parte del obligado y en este aspecto también debe relacionarse con la eficacia del Principio de Autonomía Cartular. La Letra de Cambio se considera que es un título valor típicamente a la orden y que es uno de los dos títulos que requiere de aceptación (el otro es la factura negociable ), y tiene varias formas de vencimiento. Habiendo el legislador propuesto su convalidación cambiaria cuando por una omisión involuntaria o por desconocimiento se hubiera preterido una de las cuatro formas de vencimiento en este caso por determinación de la ley se considera que la Letra de Cambio vence a la vista es decir el mismo día de su presentación para el pago. En su desarrollo histórico se citan algunos hechos que no tienen una corroboración uniforme en la Doctrina se estima que 5,000 años antes de Cristo los grandes mercaderes del Mar Mediterráneo, que eran los pueblos Fenicios, utilizaban un documento parecido a la letra en sus transacciones comerciales pero no hay un indicio razonable para corroborar esta afirmación. Se piensa que en el siglo XII los judíos fueron expulsados de Italia y por ello crearon un documento como la letra de cambio para poder movilizar sus capitales hacia otros mercados. También es parte de la historia de desarrollo de este documento que respecto del nombre este responde a una mala traducción que hicieron en la Península Ibérica puesto que el Vocablo Francés “lettre” lo tradujeron como Letra cuando en realidad significa “Carta” que es el verdadero sentido que le corresponde en el idioma francés. En el desarrollo de la técnica de su realización mercantil afirmando su contenido crediticio se indica que se trataba de una carta remitida por una persona identificada como Creador o Librador llamado Girador a otra persona identificada como Librado o Girado a quien se le ordenaba que de manera incondicional cancele al vencimiento del plazo en un determinado lugar, una cantidad de dinero que debía entregarse a un Beneficiario o Tomador que era una tercera persona de la relación; pero también podría ocurrir que el beneficiario no sea una tercera persona sino el propio girador en cuyo caso en la relación cambiaria intervendrán solo dos sujetos porque uno de ellos tiene un doble estatus al mismo tiempo por ejemplo: tendríamos un sujeto que llamaremos A, que es el Librador de la Letra, a un sujeto que llamaremos B, que es el Obligado a pagar el importe de esa letra y a un sujeto que llamaremos C, que es el que tendrá derecho a que le abonen el importe de la letra porque así lo han convenido entre A y B; al primer sujeto, en la literatura jurídica se le dan varios nombres (Emitente, Librador, Girador), al segundo sujeto se le conoce como Obligado o Girado y al tercer sujeto se le identifica como Beneficiario o Tomador. Nada impide que el Girador o beneficiario puedan ser la misma persona con dos roles diferentes en la relación cambiaria. Una parte de la Doctrina al vincular el desarrollo histórico de la letra de cambio señala que está relacionada con los contratos de “cambio trayecticio” que se hacían en la Edad Media de la siguiente manera: Un comerciante de una plaza quería realizar una gestión de cobranza a su cliente ubicado en otra plaza distante y como no podía estar en ambas plazas al mismo tiempo ( Plaza de Origen y Plaza de Destino) comisionaba a un tercero a través de una carta (dirigida a su deudor) en la que lo investía de la titularidad para acudir a la plaza de destino y exigir la cancelación de la deuda, el Comerciante de la plaza distante a la recepción de los documentos procedía a hacer el pago y el comisionado enviado por el acreedor recibía el dinero de la cancelación y lo trasladaba de la plaza de destino a la plaza de origen donde se encontraba su comitente, al mismo que tenía que rendirle cuentas de la gestión realizada pudiendo recibir una comisión por la realización de la labor encomendada (Una reminiscencia de ese contenido epistolar que es origen de la letra de cambio, lo encontrábamos en los formatos aplicables con la anterior Ley 16587 que en su parte in fine su literalidad indicaba “Valor recibido que sentará usted en cuenta de acuerdo con su atento y seguro servidor”. En una primera etapa de la ley vigente rigió el formato pero ha desaparecido en los formatos que se utilizan). En la Literatura Jurídica Francesa, se menciona como antecedente de la letra que en el año 1653 se dictó una Ordenanza Francesa que incorporó al contenido literal del documento La Cláusula a la Orden con lo cual se favoreció un mejor desplazamiento y negociabilidad de estos instrumentos cartulares. A punto tal que por influencia de este antecedente en su Autonomía Jurídica y Científica el legislador ha propuesto (Art.125 de la Ley) que la Letra de Cambio aún cuando no esté girada con la Cláusula a la Orden es negociable por endoso, por esta razón se señala que la letra de cambio sería además un título valor típicamente a la orden, lo que es necesario determinar para poder aplicarle sus formas propias de negociabilidad en principio. Tratándose de un título valor de singular importancia y desarrollo en la literatura jurídica cambiaria vigente hay algunas formalidades que nuestra Ley establece para su eficacia y estas podemos resumirlas en las siguientes: 1. la identificación de este documento debe ser bajo la denominación de Letra de Cambio, esta es una exigencia de identificación con rigor formal absoluto que no era así en la Ley anterior Nº 16587 que permitía denominaciones análogas. Se utilizaba alternativamente las otras formas de identificación como son: ” Única de Cambio”, “Única Cambial”, las cuales si se utilizaran actualmente invalidarían el mérito cambiario de la letra. No estamos muy de acuerdo con esta exigencia formal sin embargo es la Ley que debe aplicarse al respecto. 2. .- La letra deberá indicar el lugar y la fecha en que se gira lo cual es importante para aplicar las reglas de competencia o las capacidades o incapacidades con que cuenten las partes. 3.- Deberá consignar la letra una orden incondicional (No sujeta a condición alguna para su cumplimiento) de pagar una cantidad determinada de dinero es decir en forma fija con la variación que pueda hacerse al respecto pudiendo ser la cantidad también determinable es decir que se pueda llegar a establecer el monto exigible mediante una simple operación aritmética como puede ocurrir con la fijación de los intereses. Esto puede hacerse de acuerdo con los sistemas de actualización o reajuste de los capitales legalmente admitidos, aplicando los principios de contabilidad generalmente aceptados. 4.- La Letra de Cambio deberá consignar el nombre y el número del Documento Oficial de Identidad de la persona contra quien o a cargo de quien se libra la letra (Obligado Cambiario, Girado Aceptante). La Ley Nº 16587 no tenía como exigencia el consignar el DOI y en la forma como está propuesto se convierte en un elemento esencial. Al respecto además debe tomarse en consideración que la Ley estatuye “Que toda persona que firme un título valor deberá consignar su nombre y el número de su documento oficial de identidad”. Tratándose de personas jurídicas además se consignará el nombre de sus representantes que intervienen en el título. Resulta interesante esta innovación porque el legislador también ha preceptuado para los casos de error en la consignación del número del DOI este no afecta la validez del título valor. Estas son dos figuras distintas una en la que hay obligación de consignar el número (DOI) y otra cuando hay un error al consignar el DOI. Existe jurisprudencia de La Corte Suprema al respecto que considera elemento esencial la consignación del DOI, su omisión acarrea la invalidez cambiaria dejando a salvo las vinculaciones causales por las cuales las partes afectadas puedan reclamar algún derecho pendiente. 5.- La Letra de Cambio deberá consignar el nombre de la persona a quién o a la orden de quién debe realizarse el pago (Beneficiario o Tomador), quién puede ser una Persona Natural o Persona Jurídica o el mismo librador de la letra, en cuyo caso algunas veces se utiliza la cláusula “A mí mismo”, o “páguese a la orden de mí mismo” que identifica al girador de la letra. 6.- Debe indicarse en la letra el nombre y el número del DOI y la firma de la persona que emite la letra (Librador o Girador). 7.- Se debe consignar en la letra una de las formas de vencimiento que propone la Ley. 8.- Habrá de indicarse en la letra el lugar donde deberá de pagarse pero si se ha emitido con la cláusula especial para abono en cuenta corriente siguiendo los lineamientos de la Ley no será necesario precisar este lugar. Luego que la Ley ha desarrollado las formalidades del contenido de la letra nos propone que estas pueden consignarse en el orden propuesto o en otro a elección del Girador o de los otros obligados que intervengan, pero muchos de ellos, por ser esenciales, no deben faltar, indicándonos cuales de aquellos no tienen ese carácter esencial y que son a saber: a) Cuando no hay mención expresa del lugar en que se gira la letra se considera emitida en el domicilio del girador. b) Si no se ha indicado el lugar de pago, el domicilio que se consigna junto al nombre del Obligado o Girado se debe además considerar como lugar de pago y si no hay domicilio junto al nombre del obligado, la letra de cambio se habrá de pagar en el domicilio real en que corresponde al obligado principal, en el caso de la letra en principio es su aceptante. c) Si en la letra se hubiere consignado más de un lugar para el pago el tenedor o tomador puede presentarla en cualquiera de ellos para que sea cancelada o en cualquiera de ellos para su aceptación. d) Si la letra se hubiera emitido para ser pagada como Abono en Cuenta Corriente no es indispensable indicar un lugar especial para el pago. Debemos reiterar que no hay ningún impedimento legal para que la letra pueda ser abonada al mismo Girador si tiene la condición de beneficiario. Pero también tenemos el ámbito de la Autonomía Jurídica o Científica, la misma que resulta ser muy útil cuando queremos analizar las compatibilidades o incompatibilidades de algunas instituciones del derecho, como ocurriría por ejemplo si queremos darle contenido a lo normado por el art. 162 que se refiere al Pagaré y el art. 171 que se refiere a la Factura Conformada de la Ley 27287, normas que nos remiten a las disposiciones de la Letra de Cambio para aplicarlas en algunas casos al Pagaré y a la Factura Conformada mientras estas no resulten incompatibles con su naturaleza. El campo de acción de la autonomía jurídica y científica es muy amplio y tiene cuatro componentes básicos que son: El ámbito relacionado con el origen de la institución jurídica, saber cómo ha nacido, como se ha desarrollado, que normas que se aplican en la circulación del documento o en su afectación , que vinculaciones intrínsecas fueron la motivación sustancial para dar nacimiento a la institución; tenemos los casos de las diferencias sustanciales entre Letra de Cambio y Pagaré en sus orígenes y de la Comisión Mercantil y del Contrato de Compra Centa entre Ausentes a la que se refiere el Código de Comercio (artículo 237º y siguientes). Los Usos y Costumbres del Comercio aplicables a la institución jurídica en su desarrollo. Como conocemos no puede ser cualquier clase de uso o de costumbre sino que tiene que ser aquel reconocido por el derecho y sobre todo por las Cámaras de Comercio y en cuanto a los usos se incorporan las tres clases de usos: Usos Praeter legem, secundum legem, contra legem. Con los rigores formales de su publicidad, obligatoriedad, reiterancia para su eficacia. La Jurisprudencia que viene a ser los fallos reiterados y uniformes emitidos por la Corte Suprema en principio, en los cuales se realiza algunas veces los test de legitimidad o legalidad o los criterios de racionabilidad y proporcionabilidad para discernir las implicancias controversiales que se generen en algunas instituciones jurídicas o en las prerrogativas o facultades que le corresponden a los sujetos de derecho, es en conclusión la opinión de los tribunales de justicia. La Doctrina que se constituye con la opinión de los tratadistas, juristas que comentan o hacen análisis de interpretación de las instituciones jurídicas imperantes y que muchas veces sirven para darle mayor claridad a la aplicación de las normas al caso concreto. Con todo los parámetros que hemos diseñado siguiendo la Doctrina Española ya citada se le da contenido a esta institución identificada como la autonomía jurídica y científica que resulta ser muy útil para darle claridad a las normas de remisión a las que algunas veces acude el legislador para integrar algunas instituciones jurídicas como las que ya tenemos citadas. La autonomía jurídica y científica se convierte en una unidad de medida necesaria que debemos tomar en cuenta en la integración de las normas del derecho. Del texto de la Ley puede advertirse que nos genera una zona gris, que lo atendible debiera ser para darle mayor claridad a la norma que la Ley proponga estas compatibilidades o incompatibilidades, sin olvidar que en principio la Letra de Cambio es una orden de pago y el Pagaré es una promesa de pago futura, sin desconocer que cada uno de estos títulos es creditorio, ello no obstante con singulares diferencias en sus entidades patrimoniales, ocurriendo que la Letra tiene un vencimiento en una sola cuota mientras que el Pagaré puede vencer, en un mismo título, en varias cuotas o armadas, pudiendo vencer también en una sola cuota; que la Letra de Cambio requiere de aceptación con ciertas formalidades que el Pagaré no reconoce, lo cual le da a su circulación un aspecto diferenciador en este sentido; si nos remitimos a su origen el profesor español de la Universidad de Bilbao, Fernando Sánchez Calero, en su Libro “Derecho Mercantil” nos indica que el Pagaré tuvo un origen ilícito, ya que a él se trasladaba los intereses que la legislación no permitía cobrar, en aplicación del principio que regulaba la economía expresado en el numum non parit numum (la moneda no engendra moneda) lo que significaba que los préstamos de dinero tenían un carácter de solidaridad y debían ser a título gratuito, siendo así que los mutuatarios debían devolver los bienes recibidos de la misma especie y calidad sin el cobro de intereses. MUCHAS GRACIAS