Khatchik DerGhougassian «El desmembramiento de Irak y Siria es un hecho» El experto en política internacional examina el mapa de Medio Oriente, en riesgo por el avance de un grupo jihadista que ya controla un amplio territorio. Ocupación Academia Autor Libros Experto en temas de seguridad internacional, es profesor en la Universidad de San Andrés desde 2004. Tiene un PhD en Estudios Internacionales de la University of Miami y una Maestría en Ciencias Sociales en FLACSO. Publicó textos sobre el Cáucaso, Medio Oriente, América Latina, el islamismo, y la proliferación y control de armas a nivel global. Es autor de La defensa en el siglo XXI (2012), El derrumbe del negacionismo (2009), Las armas y las víctimas (2007). 62 »internacional junio 2014 >> Por Cecilia Escudero >> Foto Oliver Kornblihtt / AFV U na serie de crisis globales golpea poblaciones civiles, jaquea la diplomacia y redefine estrategias de gobierno que enseguida aparecen como obsoletas. Siria, Ucrania, Israel-Gaza, Afganistán son sólo algunos de los focos de conflicto que alimentan el estado de agitación mundial. En este contexto, se agrega, interconectada, la inestabilidad y violencia en Irak generada, en los últimos meses, por los milicianos jihadistas del Estado Islámico de Irak y el Levante, que representan un desafío a los Estados-nación tal como se conocen hoy. En esta entrevista con Debate, Khatchik DerGhougassian, experto en seguridad global y relaciones internacionales de la Universidad de San Andrés, habla sobre las disputas territoriales, las injerencias externas y las divisiones confesionales que dan forma a la crisis iraquí y, por extensión, siria. ¿Cómo explica la génesis de la organización de insurgentes iraquíes denominada Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL)? El EIIL es una organización derivada de Al Qaeda. Es una de las consecuencias de la transformación de esa agrupación islamista luego de la intervención militar estadounidense en Afganistán, que era su santuario. Varios factores llevaron a Al Qaeda a “mutarse” para crear tres amplias redes regionales en el Norte de África, en el Golfo y la Mesopotamia. Entre estos, se encuentran la ocupación militar de Irak en 2003, la puja de la administración Bush por hegemonizar Medio Oriente, así como el avance del Islam chiita en la región, en parte debido a la creciente influencia de Irán bajo la presidencia de Mahmud Ahmadineyad. Cabe subrayar que según la interpretación del Islam sunnita de Al Qaeda, los chiitas son herejes y enemigos. Ahora bien, la creación de redes regionales generó también la in- evitable asignación de líderes, los Emires como se los denomina, que en un primer momento, y mientras vivía Osama Bin Laden, le eran leales, o por lo menos reconocían en él al guerrero y el fundador de Al Qaeda. La lógica operacional de la red nunca cambió y le dio una ventaja táctica notable con respecto a las tradicionales organizaciones piramidales. Pero no menos importante es la figura del líder en cada una de estas redes. Inevitablemente esto provoca también una competencia interna que en un principio se notaba en el ascenso de nuevos líderes o la formación de nuevas redes, pero que no tardó en escalar hacia enfrentamientos que se hicieron públicos en Siria. ¿Cómo explica el reciente avance del EIIL, que incluyó la proclamación de un Califato Islámico en un amplio territorio de Irak y Siria? Las revueltas árabes y su desenlace en guerras civiles, desde Yemen hasta Libia y sobre todo en Siria, así como la expansión del islamismo en Malí, Centroáfrica, Nigeria y Somalia, donde porciones enteras de territorios cayeron bajo la dominación de las organizaciones afines a Al Qaeda, presentaron un nuevo desafío y una nueva oportunidad: la creación del Estado Islámico, cuyo modelo, se puede decir, había sido Afganistán bajo la dominación de los talibanes. El EIIL es el producto de esta evolución en su última fase, como su nombre bien lo indica. Los éxitos en el terreno militar, condición necesaria para imponerse como una organización líder, sobre todo la dominación de la parte noreste de Irak luego de la ocupación de Mosul, llevaron al EIIL a concretar el proyecto del Estado Islámico sunnita apostando al máximo: la declaración del Califato y la llamada a todos los grupos islamistas a jurarle lealtad. La movida claramente denota la voluntad no solamente de hegemonizar la lucha del Islam sino también de hacer de la defensa y ampliación del Califato el único proyecto islamista. En este contexto, ¿qué posibilidades observa de un eventual desmembramiento del Estado moderno iraquí o sirio? El desmembramiento de Irak y de Siria es un hecho. Kurdistán en Irak, pero también en Siria en el futuro, es un proyecto sólido como un país independiente. El Califato, la zona bajo el control del EIIL en Irak y Siria, es un Estado independiente aunque su futuro es mucho más cuestionable. No es previsible un reconocimiento oficial, pero podría sostenerse mucho más que los intentos previos, sobre todo el de principios de 2013 en Malí. Tiene recursos financieros, moviliza a militantes y goza de un tácito apoyo de quienes nunca aceptarían a Al Baghdadi, líder del EIIL, como califa, pero entenderían la funcionalidad de este Estado Islámico, sunnita por supuesto, en impedir la consolidación de la zona de influencia chiita. Es decir, la zona que se extiende desde Irán, pasa por Irak y Siria y alcanza el Líbano y en diciembre de 2005 el rey Abdullah II de Jordania la denominó “la media luna chiita”, advirtiendo sobre su impacto negativo para el mundo musulmán sunnita. ¿En qué medida el conflicto puede concebirse como una expresión más de las crisis que han surgido como consecuencia del diseño de fronteras pos Primera Guerra Mundial? Sin duda que la crisis del Estado en Medio Oriente, más notoria en el Levante, es la consecuencia de un diseño colonial que los franceses y los británicos impusieron en forma de Estados territoriales después de la Primera Guerra Mundial sin ninguna consideración de la voluntad de las poblaciones locales. Es cierto que en su momento tampoco existía un proyecto político árabe concreto y preciso; existían más bien dos proyectos político-identitarios, el nacionalismo árabe en sus variantes y el Islam político. Hasta 1967 dominó claramente el primero; desde los años noventa, y sobre todo en la últijunio 2014 »internacional 63 FOTO Reuters Rol de EE. UU. E l presidente Barack Obama declaró que Estados Unidos dio a Irak la oportunidad de tener una democracia inclusiva, de unir las líneas sectarias en el país. ¿Cuál es su opinión? Que se trata de un lenguaje políticamente correcto pero totalmente vacío de sentido, porque no reconoce que la ocupación estadounidense, si bien no creó las fracturas sectarias, sí las explotó. El rápido éxito de los islamistas en monopolizar la resistencia primero y lanzarse en una guerra civil contra el gobierno chiita luego es consecuencia de esta profundización del clivaje sectario. Las exhibiciones públicas de los cuerpos de los hijos de Saddam Husein, la captura de este, su juicio y finalmente su linchamiento filmado supuestamente en forma secreta no ayudaron; más aún, su rápida difusión por los medios exacerbó el sectarismo entre júbilo barbárico y resentimiento letal. Obama sugirió que el liderazgo chiita iraquí debe integrar a sunnitas y kurdos en el proceso político. ¿Podría ser una posible salida a la crisis? La integración de los sunnitas y los kurdos en el proceso político es más fácil de decir que de hacer. Es cierto que mucho depende de la voluntad política de la mayoría, en este caso los chiitas, pero es mucho más que esto. Se necesita un proyecto común de país que no existe. Los chiitas, excluidos por décadas durante el gobierno de Saddam Husein, consideran que el país es suyo. Ahora son los sunnitas los que se sienten profundamente excluidos y, aunque en su mayoría lo repudien, el EIIL acaba de crearles un país… En cuanto a los kurdos, su interés es la consolidación de Kurdistán y su futura independencia; poco y nada esperan de cualquier proyecto que les prometa inclusión. 64 Tropas iraquíes se preparan para combatir contra un grupo islamista escindido de Al Qaeda. 10.000 milicianos se estima que integran el grupo insurgente sunnita EIIL. »internacional junio 2014 500 mil desplazados por los combates entre el Ejército y los rebeldes, según la ONU. 2.600 personas fallecieron en junio en Irak debido a la violencia sectaria. Al Qaeda mutó en diversas redes. Se transformó luego de la intervención militar estadounidense en Afganistán, que era su santuario. Las revueltas árabes y su desenlace en guerras civiles presentaron una nueva oportunidad para la creación del Estado Islámico. El EIIL expresa la voluntad de hegemonizar la lucha del Islam y hacer de la defensa y ampliación del Califato el único proyecto islamista. ma década, es el Islam político en sus vertientes chiita y sunnita el que caracteriza la conflictividad. Ahora bien, tampoco es fácil borrar de un día para el otro la legitimidad de soberanías territoriales; al fin y al cabo, legalmente existen Siria, Irak, Libia… aun cuando esta legalidad dice poco y nada sobre el estado de la soberanía de cada uno de estos países. laron. Los cristianos, además, están desarmados y abandonados por el resto del mundo. En este sentido, me parece que el clivaje más importante en estos conflictos es la violencia sectaria, no los problemas socioeconómicos como fue el caso de las revueltas árabes en Túnez y Egipto; aunque, por supuesto, los problemas socioeconómicos siempre sirven de argumento para fomentar odios sectarios. Es claramente el caso de los cristianos que son vistos por los islamistas como los “ricos” y “privilegiados”. ¿Cómo se verían beneficiados Arabia Saudí o Qatar con la caída del gobierno iraquí de Nuri al-Maliki? Fundamentalmente porque da un golpe fuerte a la expansión de la influencia de Irán. ¿Qué fronteras de otros países se encuentran en riesgo en la región? Hay tensión en prácticamente todos los países, pero la amenaza de la fragmentación está mucho más presente en los países del Levante -Irak, Siria y, por extensión del conflicto, el Líbano-, así como algunos países del Golfo, como por ejemplo Yemen. Estamos hablando de fragmentación, que no es lo mismo que conflicto; pues el conflicto entre los sunnitas y los chiitas está presente en Bahréin y potencialmente en Arabia Saudí, pero no necesariamente habrá fragmentación territorial. ¿Cómo juega la violencia sectaria? ¿Qué peso relativo tiene frente a los problemas socioeconómicos? Es la división histórica entre los chiitas y los sunnitas por la pelea política por la sucesión del Profeta, que luego tomó un giro dogmático en la cosmovisión de estas dos ramas mayores del Islam. Esta es la violencia que ahora se denomina sectaria, pero claramente tiene la connotación de la Guerra de los Treinta Años en Europa del siglo XVII, o sea es una guerra religiosa. Pero la violencia sectaria no abarca solamente a los musulmanes; de hecho, los más vulnerables, y los mayores perdedores en estos conflictos, son los cristianos contra quienes se desató la ira de los islamistas y a quienes los regímenes totalitarios en Siria e Irak siempre manipu- Se estima que la financiación del EIIL proviene de redes de donantes anónimos de las monarquías petroleras del Golfo. ¿Por qué los apoyan? No solamente de las monarquías como Estados, sino también de la sociedad en estos países. A los Estados los motiva lo que llamaríamos el “interés nacional” y en este caso sería más correcto llamar “interés del régimen”. El EIIL es por un lado un contrabalance a los chiitas que ellos mismos como Estado no pueden asegurar; en este sentido, cumple un poco el rol que cumplía Saddam Husein en la guerra Irán-Irak en los ochenta. Por el otro, mantiene la agitación islamista lejos de sus reinados. Por supuesto, el EIIL no es Saddam Husein, aspira a legitimarse como el Califato y, por lo tanto, pone en peligro la legitimidad y la estabilidad de las monarquías del Golfo. De ahí es previsible que el apoyo de las monarquías tenga una dosis de prudencia. Pero la ayuda a los islamistas que se canaliza a través de las sociedades y las redes es mucho más sólida, aunque lógicamente no sea tan importante como la de las monarquías. Se hace por la causa, por razones ideológicas, no por cálculo estratégico. ¿Cómo juega la influencia política iraní en Irak? Es muy importante, pero es un error considerar a Irak como la extensión de Irán. Más aún, tanto el gobierno de AlMaliki necesita el apoyo de Irán como Teherán no quiere que vuelva en sus fronteras una amenaza a su seguridad, así como fue Irak bajo Saddam Husein cuando le declaró la guerra. De ahí la racionalidad del apoyo de Irán a Al-Maliki. ¿Hay alguna vinculación de este proceso con el conflicto palestino-israelí? Indirectamente. El conflicto palestino sirve a los islamistas en la misma forma en que sirvió a Irán bajo la presidencia de Ahmadineyad, así como le sirve al premier Erdogan en Turquía. No digo que todo es cinismo, que no hubo o no hay apoyo a los palestinos porque se creía y se cree en su causa; pero tanto Ahmadineyad como Erdogan tienen que tener en cuenta varios factores porque actúan como jefes de Estados. En cuanto a los islamistas, para ellos Jerusalén es un objetivo; Israel como enemigo está siempre presente en sus discursos; pero su lucha está en otro frente, en este caso más específicamente en Siria e Irak. Si bien dentro de los territorios palestinos existen organizaciones afines al EIIL, no pueden desplazar a Hamas y menos a la Autoridad Nacional Palestina para imponerse y abrir otro frente. junio 2014 »internacional 65