La vida toda es DON, regalo que Dios nos hace cada día. Celebrar la vida con alegría y plenitud, es saberse amados por su DADOR y ser agradecidas. Celebrar 50 años de vida consagrada, es un motivo muy especial para dar gracias por el don de la llamada que hemos recibido, a la que un día dimos respuesta con alegría y entrega generosa. También es propicia la ocasión, para reflexionar con agradecimiento sobre la vocación que es pura gracia, DON del DIOS-AMOR; es mirar la vida pasada y presente con los ojos de ese DIOS que nos comprende y ama. Hace 50 años, este DIOS-AMOR nos miró, quiso contar con nosotras para continuar su obra y nos invitó para una misión especial. Acoger esta invitación, significó para nosotras, abandonar la barca de nuestras pequeñas seguridades acunadas a la sombra de El Bierzo y de la Ribera del Órbigo (León-España) y dejar a DIOS SER DIOS, permitirle que realizara su proyecto en nuestras vidas; dejar familia, dejar Patria…, para dar respuesta a esa llamada. Nuestro recorrido por la vida durante estos 50 años, conlleva un sentido profundo de todo lo que hemos vivido y compartido a lo largo de los años, pero lo esencial es y será siempre, el amor de Dios que dirige nuestras vidas y las cuida desde dentro. Solo en torno a su amor, se ha ido forjando nuestra verdadera existencia y nuestra misión como FRANCISCANAS MISIONERAS DE LA MADRE DEL DIVINO PASTOR. Hoy, más allá de las limitaciones, está la confianza, el abandono y la entrega incondicional en sus manos, pues EL nos dice: “E L Q U E P I E R D A S U V I D A P O R M Í, L A E N C O N T R A R Á” Es ahora, más que nunca, cuando nuestras vidas pueden ir creciendo sin protagonismos, más libremente hacia la plenitud; es ahora cuando, cada experiencia dulce o amarga, cada logro pequeño o grande, va ocupando su verdadero lugar, es ahora cuando, con y como María, Divina Pastora, podemos entonar nuestro “MAGNÍFICAT”. Sí, es motivo de alegría y agradecimiento al Señor por el don de su llamada, por el don de la vocación. Desde muy niña se fijó en mí, llevándome por caminos insospechados. A lo largo de los años fue purificando mis motivaciones, ayudándome a descubrir su mano bondadosa, siempre cercana y amiga. .En los momentos de dificultad, de incertidumbre allí estaba El aclarando, apoyando, animando. Siempre sale al encuentro en nuestro diario vivir valiéndose de personas, acontecimientos que nos ayudan a rectificar o a reforzar lo que vamos descubriendo Es mucho más lo que me ha regalado que lo que yo le he podido dar, de eso estoy segura. Dios es gratuidad y se da sin esperar nada a cambio. Por todo lo vivido durante estos 50 años de Vida Consagrada: GRACIAS SEÑOR. Te alabo y bendigo Padre bueno, porque me regalaste a María, tu Madre como modelo y guía en mi caminar, por Francisco y María Ana, con su entrega incondicional, por tantas Hermanas encontradas a lo largo de todo este tiempo, ejemplo de vida donada y fiel a tu plan de Salvación. ENTRE TUS MANOS ESTA MI VIDA, A TI TE LA ENTREGO SEÑOR MI ALMA ENGRANDECE AL SEÑOR, porque en todo momento, en estos 50 años, EL ha estado y está conmigo. Desde mi infancia he sentido su presencia y en todo lo que me pasa, siento que EL está a mi lado, tanto en los momentos fáciles como en los difíciles. Por todo esto le doy gracias al Señor y le sigo implorando: foto . . . porque ha hecho obras grandes en mí. Puso en mí su mirada desde la infancia y me llamó a seguirle. Su misericordia se ha derramado sobre mí, perdonando mis debilidades y mostrando la ternura de su amor para conmigo. Hoy, al cumplir 50 años de consagración, unida a María, la Virgen fiel, me atrevo a decir: ”Como Tú, Madre: SÍ, hasta el final”, hasta el encuentro definitivo con AQUEL que me ha mostrado su amor incondicional en las luces y en las sombras de mi vida. GRACIAS, SEÑOR, GRACIAS. Alabo Señor tu grandeza reflejada en la obra de tus manos, reflejada en mi vida, porque entre tantas te fijaste en mi debilidad y no has tomado en cuenta mis fallos. Tu Nombre es santo, tu misericordia me ha acompañado durante estos 50 años y en todo momento. Sigue protegiendo la obra de tus manos. Que nada ni nadie me separe de Ti. Gracias ¡Señor! Esta celebración ha sido vivida y compartida con mucha alegría y sentido de familia, no solo a nivel Provincial, sino ampliada a la gran FAMILIA DIVINA PASTORA en los centros donde vivimos y compartimos nuestra misión. Agradecemos a todas las Hermanas su oración unida a nuestra acción de gracias y su presencia en la celebración, el día 15, preparada con mucho cariño, en la casa Provincial, en la que compartimos con una representación de Hermanas de cada Comunidad. También queremos agradecer al Gobierno General que se hizo presente con su llamada y mensaje escrito, muy motivador; a todos los Grupos comprometidos de cada uno de nuestros Colegios: El Marqués y Barquisimeto, Ciudad Piar y su Parroquia: Asociación María Ana Mogas (A.M.A.M.), Jornada para Padres (J.P.P.), Camino y Cayado (C .Y. C.). Juntas Directivas de nuestras Comunidades Educativas quienes, no solo compartieron nuestra alegría y acción de gracias a través de la Eucaristía, sino que, en algunos casos, ellos mismos organizaron un fraterno y sencillo compartir. ¡GRACIAS! Que la Divina Pastora los colme de su maternal amor. ¡DIOS LOS BENDIGA! Celebrar las BODAS DE ORO, es seguir diciendo a Jesús: “ A Q U Í ESTOY PARA HACER TU V O L U N T A D”