Antonio Buero Vallejo «Pinturas negras» (Texto para el monodrama musical de Tilo Medek) Un anciano pinta sátiras, crueldades, macabros delirios que a nadie complacen. Un regio fantoche 5 con manto y corona su vida amenaza. El corazón teme. El pincel no tiembla. Larvas son los hombres. 10 Sus bocas horribles vocean e insultan sin que él pueda oírlas. Honores, triunfos, alaridos, bombas, 15 angustias y llanto de un viejo sin brío: todo en un silencio de treinta y un años. Sordera infinita 20 como un rayo oscuro que horada sus huesos. Cuando come o bebe, cuando ya no ama, se siente en la tumba 25 y pinta en la losa manchas como gritos. Que nadie los oiga. El tirano vierte sangre de sus pueblos. 30 La casa es un hondo sepulcro callado. Quien pinta es un loco o acaso un cobarde. Quizá lo ha castrado 35 la España terrible. ¿Para qué vivimos? Por el aire sordo dos manos fraternas le indican los muros 40 que esperan su huella. Sobre estas paredes chorrea mi espanto. El arte no es bueno si nace del miedo. 45 La mirada amiga rebate y afirma, pero él desconfía: sabe que sus manchas a nadie deleitan. 50 Dedos piadosos esbozan los signos del mudo alfabeto que sólo él entiende: También hay victoria 55 cuando el pincel vence al terror inmóvil. Mas, ¿cómo saberlo? ¿Quién vence en los muros? ¿El valor? ¿El miedo? 60 En sus años mozos pintó formas bellas; el genio decrépito hoy pinta gusanos. Colores gloriosos 65 bebió como un néctar y sobre las telas los fue eyaculando cual fuente gozosa de plácidas aguas. 70 Ahora las tinieblas devoran colores sobre el sucio yeso. La razón fue antaño su guía preclara: 75 hoy pinta demonios en los que no cree, pero cuya risa le invade el cerebro. Entre sus fantasmas 80 sólo una esperanza: una bruja niña llamada Asmodea. Quizá solo un sueño. Era capitana 85 de los hombres-pájaros que sus viejos ojos vieron en las nubes. Hombres de esta tierra, tal vez del futuro. 90 Seres justicieros que siempre esperamos. Mas los hombres-pájaros acaso no fueran hombres, sino pájaros 95 en la anochecida. Quizá sólo eran otro frágil sueño. Ya no osa evocarlos y pinta a las Parcas 100 en torno a un gran brujo que ríe con ellas. Pues todo este mundo es risa gigante, es enorme tumba 105 de una carcajada. Las Parcas sostienen un blando muñeco: un pobre pelele que ha amado y vivido, 110 pintado y pintado... En vano. Las Parcas cortarán el hilo y la marioneta que se llamo Goya 115 caerá cual pingajo de carne podrida. Pero él los ha previsto. Pintado lo deja para, de algún modo, 120 vencer su destino. Por los justicieros, por los voladores, por los hombres-pájaros que aún han de nacer, 125 tal vez sean amados un día lejano los cuadros seniles que a todos repugnan. Entretanto el viejo 130 espera su muerte pensando un mañana purgado de insanias. Los pintados gritos de esa sepultura, 135 ¿son luces del genio o triste demencia? En un aguafuerte él ya ha respondido: La razón dormida 140 sólo engendra monstruos. ¿Siempre? ¿Siempre? ¿Siempre? Puede que no siempre, cuando la razón no duerme del todo. 145 Y el anciano terco a quien dicen loco empuña pinceles de inmensa cordura y viaja entre ahorcados 150 al refugio ardiente de una soledad que aguarda legiones. _____________________________________ Facilitado por la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes 2006 - Reservados todos los derechos Permitido el uso sin fines comerciales Súmese como voluntario o donante , para promover el crecimiento y la difusión de la Biblioteca Virtual Universal www.biblioteca.org.ar Si se advierte algún tipo de error, o desea realizar alguna sugerencia le solicitamos visite el siguiente enlace. www.biblioteca.org.ar/comentario