CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN CIVIL Magistrada Ponente RUTH MARINA DÍAZ RUEDA Bogotá, D. C., veinticinco (25) de junio de dos mil siete (2007). Referencia: 8800131030012002-00251-01 Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por la parte demandada frente a la sentencia de 17 de julio de 2006, proferida por la Sala Única del Tribunal Superior del Distrito Judicial de San Andrés, Providencia y Santa Catalina dentro del proceso ordinario seguido por el departamento del mismo nombre contra Hugo Cuevas Gamboa. I.- EL LITIGIO 1.- Pidió el demandante, declarar que le pertenece el derecho de dominio pleno y absoluto del inmueble urbano cuyos linderos y demás características relaciona y, en consecuencia se ordene al demandado la restitución del mismo junto con los frutos naturales y civiles no sólo los percibidos sino los que el dueño hubiera podido obtener desde el momento en que éste entró en posesión o desde la contestación de la demanda; se disponga que no está en la obligación de reconocer las expensas a que se refiere el artículo 965 del Código Civil por ser su señorío de mala fe; se cancele cualquier gravamen que pese sobre el bien; se inscriba la sentencia en el folio inmobiliario y se condene en costas. 2.- La causa petendi admite el siguiente compendio: República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil a.-) El departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina es el propietario del predio descrito, adquirido en virtud de transacción extraprocesal efectuada entre él y la persona jurídica denominada círculo de abogados de San Andrés y Providencia, el que a su turno había obtenido por donación del mismo ente territorial, mecanismo alternativo de solución de conflictos que fue aprobado por el Consejo de Estado el 29 de mayo de 1997, y protocolizado por gestión del gobernador de la época ante la notaría primera de esa capital mediante la escritura pública N° 1185 de 10 de septiembre de la misma anualidad e inscrita en la correspondiente oficina de registro de instrumentos públicos en el folio inmobiliario N° 450-0007756. b.-) Del mencionado acuerdo se desprende como el círculo de abogados reconoció en forma expresa que el citado departamento era el titular del derecho de dominio del inmueble objeto de litigio; que aquél transfirió a favor de éste las mejoras plantadas en el predio, las que quedaron reservadas como suyas en el contrato celebrado con Hugo Cuevas Gamboa, según documento que se anexó, avaluadas en cuarenta y ocho millones trescientos sesenta y dos mil pesos ($48.362.000) y de las que hizo “entrega real y material”; que el precio actualizado de la venta se fijó en la suma de sesenta millones de pesos ($60.000.000); que se solicitaría la terminación del proceso respectivo sin lugar a condena en costas y expresamente ambas partes “renuncian a cualquier acción legal posterior derivada de las resoluciones 2369 y 2684 de septiembre 22 y noviembre 08 de 1995 respectivamente, emanadas del despacho del Gobernador”. c.-) El actual poseedor del bien es Hugo Cuevas Gamboa, quien de mala fe ha plantado mejoras “consistentes en R.M.D.R. Exp. 8800131030012002-00251-01 2 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil construcciones diferentes de las que el departamento Archipiélago adquirió de su tradente”, por lo que está en imposibilidad de ganar por prescripción. 3.- El contradictor, una vez recibió notificación de la demanda, se opuso a la prosperidad de los pedimentos aduciendo, en esencia, que por ser tercero ajeno a la transacción no se le pueden extender sus efectos; formuló las defensas que denominó “inoponibilidad”, “pretensiones de declaraciones improcedentes” y “buena fe”; además, pidió el pago de “mejoras y expensas” por ser poseedor en la condición antes mencionada (artículos 965 y 966 del Código Civil), junto con el derecho de retención. 4.- Tramitado el proceso, se dictó sentencia de primera instancia que decretó la restitución del inmueble a favor del demandante; condenó a éste a reconocerle al accionado por concepto de mejoras y expensas, la suma de un mil cuatrocientos treinta y ocho millones seiscientos cuarenta y siete mil setecientos veinte pesos ($1.438.647.720), actualizada “acorde con la corrección monetaria”; le otorgó al pasivo el derecho de retención, y se abstuvo de condenar en costas y perjuicios. 5.- El tribunal, por mayoría, y avocando exclusivamente lo relacionado con el reconocimiento de mejoras y el derecho de retención que fue el tema de la alzada, modificó el fallo en el sentido de revocar esta decisión para en su lugar negarla. II.- FUNDAMENTOS DEL FALLO IMPUGNADO Admiten la siguiente síntesis: R.M.D.R. Exp. 8800131030012002-00251-01 3 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil 1.- No se discute a través del recurso de apelación lo relativo a la reivindicación exitosa declarada en beneficio del actor. 2.- La controversia se centra en determinar si las mejoras fueron plantadas en el inmueble por Hugo Cuevas Gamboa, de buena fe, y si ello ocurrió antes o después de proferidas las resoluciones 2369 y 2684 de septiembre y noviembre de 1995, respectivamente. 3.- Por mayoría se concluye que no hay lugar a reconocer el pago de las mismas ni a conceder el derecho de retención por las razones que pasan a expresarse: a.-) El accionado conoció la revocatoria de la cesión hecha por el actor al círculo de abogados, según resolución 2648 de noviembre 8 de 1995, la que se le notificó por intermedio de su apoderado judicial el 10 de los mismos mes y año (folio 83 del cuaderno de pruebas), de donde se desprende “que después de esa fecha no podía seguir adelantando ningún tipo de obra sobre el inmueble” (folio 102 del cuaderno del tribunal). b.-) Las mejoras puestas a expensas de Hugo Cuevas, por las que se pagó al círculo de abogados la suma de sesenta millones de pesos ($60.000.000) a que alude la transacción de 27 de agosto de 1997 “no pueden ser otras que las existentes en el año 1995, sino con qué facultad el círculo de abogados, podría entregar el lote y las respectivas mejoras al departamento como lo hizo” y éste en el referido arreglo “quiso transferir a título oneroso a favor de Cuevas, la totalidad de los derechos litigiosos folio 31 del cuaderno principal, que no son otros que las mejoras” (folio 102). R.M.D.R. Exp. 8800131030012002-00251-01 4 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil c.-) En el contrato suscrito entre el demandante y el círculo de abogados “estos entregaron el lote” y aquél “se comprometió a construir, no se habla o reseñan mejoras, folio 50-51 del cuaderno del tribunal”. d.-) Todos los aumentos efectuados por el demandado en el inmueble desde el inicio de la relación contractual, esto es, el 23 de abril de 1994, hasta la fecha en que se le notificó la aludida resolución le fueron canceladas en el convenio referido y, en consecuencia, las que se hayan construido con posterioridad “son de mala fe y no se pueden pagar ni tampoco dan derecho a reconocer su retención”. Esta conducta no puede considerarse saneada por la circunstancia de que el gobernador hubiese firmado después un documento en el que declaraba que el contradictor era poseedor de buena fe porque, tal como se deduce de la simple narración de los hechos, ya se había pactado con la transacción la restitución del inmueble y el pago de las mejoras, siendo, entonces, inexplicable que las mismas pasaran de cuarenta y ocho millones trescientos sesenta y dos mil pesos ($48.362.000) a dos mil ciento tres millones de pesos ($2.103.000.000). e.-) Como Cuevas Gamboa tuvo la calidad de poseedor de buena fe hasta el momento en que el departamento canceló la indemnización, a partir de ese instante se convirtió en de mala fe, lo que implica que la parte actora no le deba suma alguna imputable a dicho rubro. Además, “al no existir pruebas que determinen que las construcciones o mejoras son anteriores o posteriores a septiembre de 1995, tal como lo informa el dictamen pericial que obra a folio 83 y siguientes del cuaderno del tribunal, no hay lugar al derecho de retirar los materiales constitutivos de las mejoras”. R.M.D.R. Exp. 8800131030012002-00251-01 5 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil III.- LA DEMANDA DE CASACIÓN Cinco cargos se formulan contra la sentencia del tribunal con fundamento, todos, en la causal primera, los que, en aplicación de lo dispuesto en el artículo 51 del decreto 2651 de 1998, convertido en legislación permanente por el artículo 162 de la ley 446 de 1998, se reúnen en conjunto para ser despachados de manera simultánea. CARGO PRIMERO 1. Se combate la sentencia del tribunal por quebrantar, vía indirecta, los artículos 965, 966 y 970 del error código cometido civil, a por falta consecuencia de de apreciación de los de hecho siguientes documentos: a) El ad quem no mencionó en el fallo la resolución 2369 de 22 de septiembre de 1995 y por ello ignoró la verdadera posición jurídica del demandado como tercero de buena fe, y además, desechó el valor probatorio de dicho acto administrativo que llevaba a establecer que el accionado no proferimiento, pudo, a continuar partir de la adelantando fecha obras de su sobre el citado inmueble. b) No analizó tampoco el contenido de los artículos segundo y tercero de la resolución 2684 de 8 de noviembre del mismo año, confirmatoria de la anterior, de cuya lectura se aprecia (fls.35 a 37, cuaderno de pruebas) que Hugo Cuevas es tercero de buena fe; con ello desconoció la posibilidad jurídica de éste R.M.D.R. Exp. 8800131030012002-00251-01 para 6 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil obtener el resarcimiento de los perjuicios a que tiene derecho como vencido en la acción reivindicatoria. c) No vio la conciliación administrativa número 002 de 20 de marzo de 1996 en la que se indicó que la finalidad de dicha audiencia era determinación “la de esos perjuicios, el valor invertido en las construcciones, el lucro cesante sufrido desde el pasado 22 de septiembre de 1995 m omento en que la construcción quedó paralizada…”; por ello desatendió que el accionado no pudo continuar con la obra a partir de la expedición de dicho acto. d) Desconoció el acta No. 404 elaborada el 13 de septiembre de 1995, por la que el departamento administrativo de planeación, dejó constancia de la visita que hizo al inmueble reivindicado, nueve días antes de expedirse la resolución 2369 de 1995 que suspendió la construcción; por esa razón no vio que hasta esa fecha el edificio estaba en plena ejecución material y cumpliendo lo aprobado por las autoridades correspondientes. 2. En suma, de haber apreciado las citadas pruebas habría tenido que concluir que “el demandado no adelantó ningún tipo de obra sobre el inmueble después del 10 de noviembre de 1995, como lo sugiere la sentencia”, porque desde fecha anterior, esto es, a partir del 22 de septiembre de ese mismo año, a través de la resolución 2369, se ordenó paralizar el trabajo, constituyendo lo anterior un imposible jurídico y material en cuanto a la continuación de la obra. R.M.D.R. Exp. 8800131030012002-00251-01 7 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil CARGO SEGUNDO 1. También con apoyo en la causal primera, por vía indirecta, se artículos 966, acusa la sentencia 965 y 970 de del quebrantar código los civil, por interpretación errónea: a) El tribunal analizó en forma equivocada la transacción administrativa celebrada entre el círculo de abogados de San Andrés y Providencia, y el departamento del mismo nombre, pues dedujo que las mejoras objeto expensas de de Hugo esa venta Cuevas, fueron cuando construidas en realidad a las efectuó el círculo de abogados, premisa falsa que lo condujo a concluir que las mejoras pedidas por el accionado, “no pueden ser otras que las existentes al año 1995” y que ya fueron pagadas. b) el Confundió las construcciones plantadas de inicio por círculo, avaluadas en cuarenta y ocho millones trescientos sesenta y dos mil pesos m.l. ($48’362.000), y pagadas a este último en sesenta millones de pesos ($60’000.000), con las que reclama el demandado por valor de mil cuatrocientos treinta y ocho millones seiscientos cuarenta y siete mil setecientos veinte pesos m.l. ($1.438’647.720). 2. En pruebas, virtud el de fallador la inexacta de apreciación segunda instancia de dio esas por establecido, sin estarlo, que las mejoras realizadas por Hugo Cuevas ya fueron entregadas y remuneradas en la transacción de que se viene hablando, y en la cual no tuvo ninguna injerencia aquél. R.M.D.R. Exp. 8800131030012002-00251-01 8 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil CARGO TERCERO 1. Por la misma causal y vía elegida se alegan errores de idéntica laya en la apreciación del documento de transacción administrativa. El cargo se desarrolla de la manera que pasa a compendiarse: a) El sentenciador dijo que el círculo de abogados quiso transferir a título oneroso en favor de Cuevas, la totalidad de los derechos litigiosos,”que no son otros que las mejoras”, y con dicha interpretación se apresuró a concluir que sólo hay una clase de éstas, cuando en realidad son dos especies distintas y con diferente origen. b) Si el ad quem hubiera aplicado una hermenéutica adecuada a lo probado en el referido documento, la conclusión sería que, en efecto, hubo dos grupos de mejoras realizadas sobre el bien objeto de esta disputa, las primeras efectuadas por el círculo con sus recursos propios antes del 23 de abril de 1994, y a partir de esa fecha y por virtud de un contrato de obra las reanudó el demandado hasta el 22 de septiembre de 1995, cuando debió suspenderlas porque así lo dispuso la resolución 2369 de esa misma fecha. CARGO CUARTO 1. Denuncia por la misma vía, error de hecho por la indebida apreciación que hizo el ad quem de cara al contrato de obra que aparece a folios 50 y 51 del R.M.D.R. Exp. 8800131030012002-00251-01 9 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil cuaderno principal, y ausencia de análisis de las resoluciones 2369 y 2684, ambas de 1995. a) Estimó el ad quem que en el contrato suscrito entre Hugo Cuevas y el círculo , “no se hablan o se reseñan mejoras”, lo que lo llevó a concluir que “todas las mejoras que se construyeron en el lote por parte de Cuevas, desde el inicio del contrato que data de Abril 23 de 1994, hasta la fecha de la resolución que se le notificó, fueron pagadas en la transacción referida, y si se construyeron otras mejoras con posterioridad, estas son de mala fe y no se pueden cancelar, ni dan lugar al derecho de retención”. b) Por apresurarse a emitir el anterior concepto, dejó de apreciar la cláusula sexta del mismo instrumento, que a la letra reza: “el contratista se obliga a reiniciar la construcción que anteriormente había comenzado la sociedad Bahía Fragata Limitada, dentro de los sesenta días calendario después de la suscripción del presente documento” (fls. 50 y 51, cuaderno del tribunal), es decir, que sí existían mejoras antes del 23 de abril de 1994. c) También erró el fallador en la calificación que hizo del demandado únicamente como en tercero juicios de de valor mala de fe basado imposible comprobación, desconociendo con ello, que éste fue tenido como de buena fe por la resolución 2684 de 8 de noviembre de 1995. d) Resulta así mismo contrario a la verdad procesal lo concluido en el fallo acerca de que “no hay pruebas que determinen que las mejoras son anteriores o posteriores R.M.D.R. Exp. 8800131030012002-00251-01 10 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil a septiembre de 1995”, toda vez que si la construcción quedó paralizada por orden policiva desde el 22 de septiembre de 1995, aquellas necesariamente tienen que ser anteriores a la fecha mencionada. 2. Si dichos el tribunal documentos hubiera habría examinado inferido ampliamente que sí existían mejoras antes del contrato celebrado con el demandado y que unas eran las impuestas por el círculo de abogados, que ya le fueron pagadas a éste y otras diferentes, las realizadas por el demandado; además, debería haber llegado a la convicción de que estas últimas no fueron edificadas con posterioridad al día antes indicado, quedando sin fundamento la estimación de poseedor de mala fe del accionado. CARGO QUINTO 1. Este, viene sustentado como los precedentes en la causal primera, vía indirecta por error de facto recaído en la interpretación del hecho 12 de la demanda. a) En la explicación de este reproche, transcribió primeramente el impugnador lo afirmado por el propio accionante en el libelo introductor cuando confesó que Hugo Cuevas, con sus pretensiones de dueño, sin serlo, estableció mejoras en el inmueble “consistentes en construcciones diferentes de las que el departamento Archipiélago adquirió de su tradente”, observando que es una verdad revelada (por confesión del propio demandante) que aclara y define que hay dos clases de mejoras, y que las realizadas por el opositor son las descritas en los peritajes que obran en el proceso (folios R.M.D.R. Exp. 8800131030012002-00251-01 11 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil 161 a 164 del cuaderno principal, 5 a 12 y 21 a 25 del cuaderno de pruebas de la parte demandada, folios 84 a 88, cuaderno del tribunal), estas últimas erigidas a sus expensas desde el 23 de abril de 1994 hasta el 22 de septiembre de 1.995. b) Aduce que el juzgador desconoció que la resolución 2684 de 8 de noviembre de 1995 ya descrita, adicionó en su artículo tercero el acto administrativo recurrido en el sentido de “solicitar a las autoridades competentes el reconocimiento de los perjuicios ocasionados a los terceros de buena fe afectados por la revocación de la cesión”, y con ello los derechos del accionado en tal condición. IV.- CONSIDERACIONES DE LA CORTE 1.- Es reiterada y pacífica la doctrina de la Corporación en el sentido de que únicamente los errores cometidos por el tribunal que sean trascendentes tienen la virtualidad de abrir paso al aniquilamiento de la sentencia atacada por medio del recurso extraordinario de casación. Lo anterior significa, a contrario sensu, que un yerro que no ostente tales características, o sea, el que es intrascendente carece de idoneidad suficiente para quebrar el fallo, puesto que, a pesar de que la censura logre demostrar con claridad y precisión que el juzgador incurrió en él, la Sala al proferir la decisión de reemplazo necesaria y fatalmente llegaría a la misma conclusión a la que se arribó en las instancias. Sobre el tema, recientemente la Corte, en sentencia de casación N° 60 de 30 de mayo de 2006, expediente 00076-01, dijo: “la infracción de la ley sustancial, que como motivo de R.M.D.R. Exp. 8800131030012002-00251-01 12 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil casación prevé la causal primera del artículo 368 del código de procedimiento civil, para que tenga la posibilidad de conducir al quiebre del fallo censurado, ha de ser trascendente; ello equivale a decir que la violación a las disposiciones de derecho material que se le endilgue al sentenciador, ya por vía directa ora por la indirecta, sea a tal punto influyente en las resultas del proceso que, de no haber incurrido en ella, otra muy distinta habría sido la decisión final; para expresarlo en otros términos, es necesario que el quebrantamiento influya decididamente en lo dispositivo de la sentencia, por cuanto de no serlo resultaría inane y, por ende, ningún fin práctico tendría que el impugnador denunciara la falta de aplicación, la aplicación indebida o la errónea interpretación de la ley, ni efecto trascendente alguno produciría su reconocimiento si, en tal hipótesis, la decisión final sería idéntica”. 2.- El accionado, al contestar la demanda reivindicatoria formulada en su contra por el departamento Archipiélago de San Andrés, no sólo se opuso a la prosperidad de la misma, sino que también reclamó para sí el reconocimiento y pago de las mejoras plantadas en el inmueble litigioso junto con el derecho de retención hasta tanto no le fueran pagadas. 3.- El tribunal, limitando su estudio a lo desfavorable al recurrente, revocó la condena impuesta en la primera instancia por concepto de mejoras, y el derecho de retención reconocido al accionado, al estimar, en primer término, que las construidas por éste hasta la fecha en que fue notificado de la resolución 2684 de 1995 ya habían sido satisfechas en cuantía de sesenta millones de pesos ($60.000.000) al círculo de abogados y las instaladas con posterioridad a dicha fecha, en caso de existir, no se le pueden pagar porque, a partir del aludido enteramiento, se convirtió en poseedor de mala fe. R.M.D.R. Exp. 8800131030012002-00251-01 13 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil 4.- La parte recurrente, en los cinco cargos que se han compendiado, en esencia, argumenta que el error medular del juzgador consistió en no haber tenido en cuenta que en el inmueble se plantaron dos clases de mejoras diferentes y por distintas personas. Unas fueron las que se negociaron en la suma antes aludida entre el departamento y el círculo de abogados, consistentes en las levantadas por la sociedad Bahía Fragata a expensas de éste, y otras, las que instaló Cuevas Gamboa, tasadas en mil cuatrocientos treinta y ocho millones seiscientos cuarenta y siete mil setecientos veinte pesos ($1.438’647.720). 5.- Entonces, la discordia que existe entre lo decidido por el tribunal y lo apreciado por el recurrente se concreta en que, para el primero, las mejoras edificadas por Hugo Cuevas fueron transadas con el círculo de abogados, mientras que para el segundo las que reclama el accionado son otras que fueron efectuadas por él en época diferente y amparado por la buena fe. 6.- Ciertamente, el ad quem incurrió en el yerro que se le atribuye en los distintos cargos por lo siguiente: 6.1. No obstante la claridad de la demanda sobre el tema de las mejoras, cuando se afirmó en el hecho 12 que el accionado “con sus pretensiones de dueño, sin serlo, ha establecido mejoras en el inmueble, consistentes en construcciones diferentes de las que el departamento Archipiélago adquirió de su tradente”, el fallador concluyó en la sentencia opugnada que “en la transacción administrativa entre la Gobernación de San Andrés Islas, y el círculo de abogados se entrega el lote y las mejoras que a sus expensas plantó Hugo Cuevas, recibiendo el R.M.D.R. Exp. 8800131030012002-00251-01 14 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil círculo el pago de ellas por la suma de sesenta millones de pesos m.l. ($60’000.000), mejoras que no pueden ser otras que las existentes al año de 1995, sino con qué facultad el círculo de abogados, podría entregar el lote y las respectivas mejoras al departamento como lo hizo”, asumiendo que se trataba de las mismas sin parar mientes en que el propio libelo genitor las diferencia, al afirmar que Hugo Cuevas estableció otras distintas de las que el departamento recibió de su tradente. Es palmario que la hermenéutica del sentenciador va en contravía de lo afirmado por el demandante en la pieza procesal antes reseñada, lo que no cabía ante la clara expresión de los términos en que aquel fue concebido; de allí que sea contrario a lo que viene afirmando aquél que las mejoras a que alude el documento de transacción hayan sido instaladas por Hugo Cuevas. 6.2. Pero, además, ningún elemento de convicción daba pie para deducir, como lo hizo el fallador de segundo grado, que el accionado recibió el lote sin ninguna obra preliminar, basado en que en el contrato suscrito entre el demandado y el círculo de abogados se plasmó que, “estos entregaron el lote y el señor Cuevas se comprometió a construir, no se habla o reseñan mejoras, folio 50-51, del cuaderno del tribunal” porque, si se examina la cláusula segunda del aludido documento, en ella se indica que el ahora recurrente se comprometió a erigir sobre él un edificio de tres pisos, mínimo, de acuerdo con los planos aprobados por planeación departamental, y en la regla sexta se obligó a “reiniciar la construcción que anteriormente había empezado la sociedad Bahía Fragata”, lo que no fue apreciado por el ad quem y deja sin piso lo definido sobre el punto por dicha Corporación. R.M.D.R. Exp. 8800131030012002-00251-01 15 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil 6.3. Si el sentenciador hubiera examinado en conjunto los medios de convicción atinentes a las mejoras, y en especial el inobjetado dictamen pericial obrante entre folios 5 a 11 del cuaderno de pruebas del demandado, habría llegado a conclusión distinta, pues las obras que describe la citada experticia relacionan unas medianamente representativas constituidas por cinco plantas y un altillo, -seis niveles- con todas sus instalaciones eléctricas y sanitarias en tanto que las que aparecen relacionadas en el contrato de transacción, (fl. 18, C.1) corresponden a un cerramiento parcial del lote en muro de bloque y cemento, 16 zapatas de soporte para estructura, excavaciones y vigas de amarre al piso y doce columnas de concreto reforzado, las que denotan ser de menor entidad que las arriba citadas, circunstancia que, en todo caso, pone de relieve que no corresponden a las mismas, esto es, que son diferentes. 6.4. En lo que respecta al calificativo de poseedor de mala fe asignado a Hugo Cuevas, refulge el yerro del ad quem pues si como concluyó en la sentencia, no existe prueba que determine que las construcciones o mejoras son anteriores o posteriores a septiembre de 1995, mal podría designar al accionado como poseedor en esa condición, al no estar definidos esos linderos temporales. Amén de lo anterior, no consideró el contenido de la resolución 2684 de 8 de noviembre de 1995, que al confirmar la número 2369 del citado año que revocó la cesión efectuada por el departamento Archipiélago al círculo de abogados, la aclaró en el sentido de “reconocer expresamente a los terceros de buena fe representados en todos quienes hicieron parte, antes de la expedición de la misma, en el contrato de fiducia que dio origen a la revocación de la cesión”, observándose que precisamente el R.M.D.R. Exp. 8800131030012002-00251-01 16 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil demandado Hugo Cuevas, fue quien celebró la aludida negociación. 6.5. También se le atribuye al tribunal el haber pretermitido la valoración del documento atinente a las mejoras impuestas por el accionado, que se refiere al acta de conciliación prejudicial número 002 de 12 de abril de 1996 de cuya lectura habría podido inferir que existían dos clases de mejoras diferentes, en la forma que lo predicaba el demandado, escrito que fue reconocido por el testigo Felipe Karol Pernett Pineda, quien actuara como perito al momento de realizarse el acuerdo conciliatorio entre las partes de este proceso, con la finalidad de “establecer y cuantificar las inversiones del señor Hugo Cuevas en el predio de la Gobernación”. 7. No obstante la confusión y omisiones develados en los párrafos precedentes por parte del tribunal, las que son reprochables por cuanto no corresponden a la expresión que deben los fallos judiciales contener en materia de valoración probatoria, tales falencias no tienen la virtualidad suficiente para quebrar la sentencia, pues resultan intrascendentes de cara a las conclusiones finales que definirán este asunto. 7.1. En efecto, si bien las mejoras que levantó Hugo Cuevas Gamboa le fueron desconocidas por el fallador porque las asimiló a las que se transaron y pagaron en el año 1995 por el demandante al círculo de abogados y en virtud del error cometido correspondería reconocerlas en sede de casación, observa la Corporación, que éstas fueron objeto de conciliación prejudicial entre las partes, en diligencia adelantada ante el procurador II administrativo de ese mismo departamento, en cuya acta iniciada el 20 de marzo de 1996 figura el acuerdo a que llegaron los litigantes sobre los perjuicios sufridos por Hugo Cuevas “en su condición de tercero de buena fe, como resultado R.M.D.R. Exp. 8800131030012002-00251-01 17 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil de las decisiones adoptadas en las resoluciones 2369 y 2684 de septiembre 22 y noviembre 08 de 1995” siendo reconocidas tanto las edificaciones levantadas por éste, la licencia de construcción, como el lucro cesante en la suma de dos mil ciento tres millones de pesos ($2.103’000.000), por lo que el ahora accionado manifestó que transfería al departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, todas las construcciones objeto de conciliación “de las cuales hace entrega real y material al señor Gobernador”. Este instrumento sólo fue mencionado en el fallo de primera instancia, sin atribuírsele cualidad probatoria alguna, desconociéndolo a su turno el ad quem, no obstante ello, la Corte ha de pronunciarse sobre su contenido definitorio en cuanto a lo aquí demandado. 7.2. El aludido escrito que contiene la conciliación fue aportado por el accionado en copia auténtica obrando a folios 211 a 215, tratándose de un documento público que fue exhibido en la diligencia de inspección judicial efectuada el 16 de junio de 2005 y reconocido por el declarante Felipe Karol Pernett por haber sido perito avaluador de las mejoras, tal como se señaló anteriormente, así como por Andrés Brand, jefe de la oficina jurídica de la Gobernación de San Andrés para esa época, quien ratificó con su testimonio que obra al folio 2 del cuaderno de pruebas del accionante haber comparecido a la misma en compañía del gobernador de la época, de los apoderados especiales específicamente para del actuar departamento en ese acto, designados así como el procurador segundo judicial y administrativo, agotándose aquella hasta obtener el acuerdo respectivo por el cual se reconoció a Hugo Cuevas, a título de mejoras, la suma de dos mil ciento tres millones de pesos m.l. ($2.103’000.000), en virtud de lo cual éste hizo entrega real y material de las mismas, junto con los documentos correspondientes a las R.M.D.R. Exp. 8800131030012002-00251-01 18 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil licencias respectivas, al citado jefe de gobierno departamental de la Isla. 7.3. En consecuencia, si el asunto quedó definido en la referida conciliación administrativa y ante autoridad competente, no procedía reconocer las mejoras reclamadas por el demandado, ni el derecho de retención, cuánto más si cedió la totalidad de las construcciones al actor e hizo entrega real y material de ellas. 8. Los cargos, por lo tanto, no prosperan. V.- DECISIÓN En mérito de las consideraciones anteriores, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO CASA la sentencia de 17 de julio de 2006, proferida por la Sala Única del Tribunal Superior del Distrito Judicial de San Andrés, Providencia y Santa Catalina dentro del proceso ordinario seguido por el departamento contra Hugo Cuevas Gamboa. Las costas en este recurso corren a cargo del impugnante y serán tasadas en su oportunidad. Notifíquese y devuélvase (SALA) RUTH MARINA DÍAZ RUEDA MANUEL ISIDRO ARDILA VELÁSQUEZ JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR CARLOS IGNACIO JARAMILLO JARAMILLO PEDRO OCTAVIO MUNAR CADENA R.M.D.R. Exp. 8800131030012002-00251-01 19 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil CÉSAR JULIO VALENCIA COPETE EDGARDO VILLAMIL PORTILLA R.M.D.R. Exp. 8800131030012002-00251-01 20