Multiplicidad María E. Yuguero “...Como red de conexiones entre los hechos, entre las personas, entra las cosas del mundo. El mundo como un “sistema de sistemas” en el que cada sistema singular condiciona los otros y es condicionado por ellos”. Diríase que en Ricardo Pascale la sensibilidad del color y la riqueza de la textura son una marca de agua. Sus esculturas no se leen en madera, sino en maderas interactuando para ofrecer una imagen de conjunto. La adición primorosa, equilibrada, de materia y color en estado natural conforman un todo armónico en el que la parte se integra a la forma final de manera apacible, sin violencias, evolucionado elegante en el espacio. No es fácil para un artista distanciarse de su obra lo bastante como para triunfar sobre el pormenor en aras del conjunto. Tal vez la clave esté en la intuición: no sólo el saber, sino el sentir. Lo pequeño, el detalle de un fragmento émulo de tesela, se inserta en una estructura de delicadas variaciones cromáticas, suerte de joya rústica desgranándose en sutiles pedrerías brillantes u opacas, creación de un orfebre prendado del color del tiempo. Las esculturas de mayor porte, en cambio, parecen por momentos escritas en clave musical, a la manera de Verlaine: el artista escucha cede la instancia a la naturaleza, sólo condicionando los tiempos de expresión y las oportunidades, a la manera de un orquestador o de un gran ensamblador de melodías poéticas articuladas en arpegios, intérprete de lo bello natural, múltiple pero uno. Noviembre, 2001