EN POCAS PA LA BRAS IN SHORT Tomás Corral, jubilado madrileño de 68 años, lleva cuatro pintando en el Museo del Prado. En la fotografía copia el cuadro ‘Media figura de mujer’ (fragmento de ‘El triunfo de Baco’), de José de Ribera. En la otra página, Antonio Ramírez, el decano de los copistas, rodeado de personas admirando su trabajo. Tomás Corral, a 68-year-old retiree from Madrid, has been painting the in the Prado for four years. In the photo, he is copying the painting ‘Half a Woman’s Figure (part of ‘The Triumph of Bacchus’) by José de Ribera. On the other page, Antonio Ramírez, the dean of copyists, is surrounded by people admiring his work. Sin esperar nada a cambio más que la satisfacción personal, los copistas del Museo del Prado se miden con los grandes maestros. Se permite copiar Copying allowed Without expecting anything in exchange but personal satisfaction, the copyists at the Prado Museum measure up to the great masters. ncluded within the Prado’s oldest regulations aiming to maintain and encourage the learning of the grand masters’ bru s h work and as an essential part of artistic teaching, the practice of c o pying from an original has become a craft that has a true follow i n g. Pe o p l e, in most cases self-taught and guided by an unusual vital altruism, lock themselves up inside this Madrid art gallery, day after day and for several we e k s, trying to decipher the ins and outs of the paintings of the great masters: Velázquez, Goya, El Greco, Murillo… I MOLESTAR LO MENOS POSIBLE La filosofía del museo respecto a los copistas es muy simple. Lo importante son sus visitantes, por ello la ejecución de las copias sólo puede realizarse de martes a viernes, los días con menos asistencia de público. Algo con lo que no se muestra muy de acuerdo Enrique Fernández Ventura, un barcelonés que lleva prácticamente tres meses copiando ‘El triunfo de la mu e rte’, de Pieter Brueghel ‘El Viejo’, una pintura en la que los claroscuros y sus escenas de mu e rte componen un conjunto estremecedor: ‘Como sólo podemos trabajar hasta el viernes al mediodía, es difícil ir más deprisa’. Pintor de profesión y copista del Prado desde hace trece o catorce años, prefiere realizar trabajos propios ‘porque en las copias, que no son rentables, hay que sujetarse a una serie de parámetros del cuadro original, lo que supone un trabajo adicional’. IL L US T RIOUS COP Y ISTS For Francisco Martín, Head of the Prado Museum Copy Office since 1987, this Madrid art gallery ‘has always been a learning medium for any painter’. Goya and Rubens also made copies; the former of Ve l á zquez, the German painter of Titian. Picasso was a n o t h e r CUA DROS PROHIBIDOS Además de las interrupciones que impone el Prado, por ejemplo del 1 de agosto al 15 de septiembre, período en el que los copistas tienen que tomarse vacaciones forzosas, estos se encuentran con que no todos los cuadros pueden copiarse. ‘La maja vestida’, ‘La maja desnuda’ y Texto: Lucio Torrijos. Fotografías: Gema Checa ontemplada en los reglamentos más antiguos del Prado con el fin de mantener y potenciar el aprendizaje de la pintura de los grandes maestros y como complemento fundamental de las enseñanzas artísticas, la práctica de la copia del natural se ha convertido en un oficio que cuenta con verdaderos adeptos. Personas, en la mayoría de los casos autodidactas y guiadas por un inusual altruismo vital, se encierran entre las paredes de la pinacoteca madrileña, día tras día y durante semanas, intentando descifrar los entresijos de la pintura de los grandes maestros: Velázquez, Goya, El Greco, Murillo... C ILUSTRES COPISTAS Para Francisco Martín, responsable de la Oficina de Copias del Museo del Prado desde 1987, la pinacoteca madrileña ‘siempre ha sido un medio de aprendizaje para cualquier pintor’. Goya o Rubens también hicieron 32 copias; el primero de Velázquez, el alemán de Tiziano. Picasso fue otro ilustre copista. Su relación con el museo fue inestable y cambiante, porque tenía mucho de emocional. Alumno de la Academia de San Fernando, las clases le aburrían mientras la pinacoteca le seducía, como dan fe sus libros de registro del año 1897. En aquellas primeras obras realizadas por el joven estudiante se veía ya tanto su habilidad técnica como su facilidad para asumir modelos del pasado introduciendo, eso sí, pequeñas pero significativas modificaciones. illustrious copyist. His relationship with the museum wa s unstable and changing, because it was very emotional. As a student of the San Fernando Academy, his classes bored him while the art gallery seduced him, as the registry books from 1897 show. In those first works painted by the young artist, one could already see both his technical ability and the ease in which he assimilated models from the past while introducing small but significant modifications. DIS T URB AS LITTLE AS POSSIBLE The museums policy regarding copyists is very simple. The important thing is their visitors, so consequently copying can only be carried out from Tuesdays to Fr i d ay s, the days with less public attend a n c e. This is something that Enrique Fe rnández Ve n t u r a doesn’t quite agree with. The Barcelona native has been copying ‘The Triumph of Death’, by Pieter Bru e gel the Elder, a painting in which the chiaroscuro and the death scenes compose a stirring picture: ‘Since we can only work until Fr i d ayat midday, it is hard to go faster.’ A painter by profession and a copyist at the Prado for the last ‘thirteen or fourteen years’, he prefers to do his own work ‘because in copies, which aren’t profitable, one must stick to a series of parameters from the original paint i n g, which means additional wo r k’. PROHIBITED PAINTINGS In addition to the interruptions that the Prado imposes, such as from August 1st to September 15th, when the copyists have to take a ‘forced va c ation’, they also find that not all the paintings can be copied. ‘The Clothed Maja’, ‘The Nude Maja’ and ‘The Fa m i ly of Charles V’, by Goya, and the ‘Garden of Eart h ly Delights 33 En la otra página la copista japonesa Shiho Sato, pintando el cuadro ‘El buen pastor’ de Bartolomé Murillo. A la derecha, Enrique Fernández da las últimas pinceladas a su copia de ‘El triunfo de la muerte’ de Pieter Brueghel el Viejo. On the other page, Shiho Sato, a Japanese copyist, paints Bartolomé Murillo’s ‘The Good Shepherd’. On the right, Enrique Fernández puts the final brushstrokes on his copy of ‘The Triumph of Death’ by Pieter Brueghel el Viejo. ‘La familia de Carlos IV’, de Goya, y el ‘Tríptico del jardín de las delicias’, de El Bosco, son algunos de ellos. El motivo: son cuadros emblemáticos que siempre tienen mucho público a su alrededor y colocar un caballete en su cercanía podría provocar problemas. Lo mismo ocurre con ‘Las Meninas’ de Velázquez. Además, las características e iluminación del lugar donde se encuentran dificultan aún más su copia. Tal es el interés que despiert a este lienzo que la mayoría de los cuadros que están a su alrededor tampoco pueden copiarse por estar siempre la sala llena de gente. VELÁZQUEZ, EL PREFERIDO A la hora de hacer una copia, apostar por el pintor andaluz es hacerlo sobre seguro. Como afirma Antonio Ramírez Ríos, el decano de los copistas del mu s e o, ‘todo el que quiera pintar o cualquier artista que se precie de serlo tiene que pasar por Velázquez’. A sus 73 años, lleva en la pinacoteca madrileña desde ‘el 1 de febrero de 1951, y sólo he faltado los 18 meses que estuve en Infantería de Marina, en 1956’. Miembro de la Real Academia de San Fernando, es Tr i p t ych’, by Bosch to name a few. The reason: they are emblematic paintings that always have a lot of people gathered around them, and putting up an easel nearby could cause problems. The same thing happens with Velázquez’s ‘The Maids of Honour’. Also, the characteristics and lighting of these areas makes copying even more difficult. This canvas arouses such interest that most of the paintings around it cannot be copied either because the room is always full of people. VELÁZQUEZ, THE FAVOURITE When making a c o py, choosing the Andalusian painter is always a sure bet. According to Antonio Ramirez Ríos, dean of the mu s e u m ’ s copyists, ‘anyone who wants to paint or anyone who claims to be an artist must, at some point, go through Velázquez’. At 73 years of age, he has been working in the gallery since ‘February 1st, 1951 and I only missed the 18 months I was with the Marine Infantry in 1956’. A member of the San Fernando Royal Academy, he is incapable of remembering the total number of copies Elmyr d’Hory, el arte de falsificar Nacido en 1906, fue un genial copista y falsificador de pinturas especialmente dotado para la imitación de los grandes maestros: Modigliani, Matisse, Picasso... Su mayor mérito consistió en quebrar la creencia en la infalibilidad de los expertos en arte. Hasta tal punto llegó su maestría que logró colocar en museos y colecciones de todo el mundo sus falsificaciones de obras de estos y otros genios como Cezanne o Chagall. Desaparecido en 1976, siempre se negó a revelar las obras firmadas en nombre de grandes artistas y realizadas por él. Tres años antes, en 1973, su vida le sirvió de base a Orson Wells para realizar ‘F for Fake’ (‘Fraude’), una película documental rodada en Ibiza, el último refugio del falsificador, en la que ahonda en el tema tan querido por él de la sutil, y en general inexistente, barrera entre la verdad y la mentira. El resultado: una lúcida re flexión sobre la dualidad entre lo real y lo ficticio que en la representación artística tiene unos imprecisos y complejos límites, y un prodigioso ejercicio de montaje en el que prometía que ‘todo lo que van a ver es rigurosamente cierto’. Elmyr d’Hory, the art of forgery Cartel de la película que realizó Orson Wells sobre Elmyr d’Hory. Poster for the film that Orson Wells made about Elmyr d’Hory. 34 Born in 1906, he was an excellent copyist and forger of paintings who was especially adept at copying the great masters: Modigliani, Matisse, Picasso… His claim to fame was to shatter the belief in the infallibility of art experts. His mastery went so far that he was able to get his forged copies of these masters hung in museums all over the world, as well as copies of other geniuses like Cezanne and Chagall. He disappeared in 1976 and he continually refused to reveal which works signed by the great artists were actually done by him. Three years earlier, in 1973, his life story was the basis for Orson Wells’ film ‘F for Fake’, a documentary filmed in Ibiza, the forger’s last refuge, that focuses on a subject loved by Wells, that of the subtle and often inexistent barrier between truth and lie. The result: a lucid re flection on the duality between what is real and what is fictitious, which in the world of artistic representation has imprecise and complex limits, as well as a prodigious production that promised that ‘everything that you are about to see is completely true’. incapaz de recordar el número de copias que ha hecho en su vida, pero afirma con rotundidad que ‘más vale una buena copia que un mal original’. Respecto a su pasión por el autor de ‘Las Meninas’ señala que ‘era muy astuto pintando y todavía hoy me sigue sorprendiendo’. Tal vez por ello sus obras son las más copiadas del Museo de Prado, principalmente ‘La rendición de Breda’, ‘Las hilanderas’ y ‘Los borr a c h o s ’ . he has made in his life, but he firm ly states that ‘a good copy is better than a bad original.’ Regarding his passion for the author of ‘The Maids of Honour’ he points out that ‘he was a very astute painter and to this day he still surprises me’. That might explain why his are the most copied paintings in the Prado Museum, especially ‘The Surrender of Breda’, ‘The Spinners’ and ‘The Feast of Bacchus’. DE MÁS A MENOS Unas 70 copias al año son las que FROM MORE TO LESS Some 70 copies are currently actualmente se hacen en el interior del museo, principalmente made per year inside the museum, most of them are paintings de cuadros de Goya, Murillo, El Greco y, claro está, de Velázby Goya, Murillo, El Greco and, of course, Velázquez. This is quez. Una cifra que ha bajado mucho en los últimos tiempos. a figure that has decreased significantly in the last few ye a r s. In En los sesenta el fenómeno de los copistas fue todo un ‘boom’; the sixties the copyist phenomenon experienced a ‘boom’; up se llegaban a hacer 1.000 copias anuales y eran hasta 50 persoto 1,000 copies were made per year and around 50 people wo rnas las que trabajaban al mismo ked at the same time, half of them La principal pretensión de were Japanese. ‘There used to be a tiempo, siendo la mitad de ellos japoun copista es acerc a rse lo n e s e s. ‘Antes había una mayor much greater demand for copies, demanda de copias, sobre todo por máximo posible al original especially from North Americans, parte de los norteamericanos, que who have always had a special pre♦ tenían especial predilección por los for religious themes’, comA copyist’s main objective dilection temas religiosos’, comenta Francisco ments Francisco Martín. Now, is to get as close as Martín. Ahora, ‘aunque tenemos cen‘though we have a census of around possible to the original sados alrededor de 50 artistas, sólo 50 artists, we can only grant permits podemos conceder permiso a 19 a la vez, porque es el número to 19 at a time, because that is the number of easels available. de caballetes disponibles, ya que cuando se restauraron los 20 When the original 20 easels were restored, one was left ex a c t ly que había se dejó uno tal y como estaba hace más de 100 años’. as it had been 100 years ago’. UN PRECIO SIMBÓLICO Mientras que el caballete lo pone el museo, el copista, además de sus pinturas, tiene que aportar un hule plastificado de un metro cuadrado y de color oscuro para proteger el suelo de la sala donde esté realizando la copia. A este pequeño gasto, se une otro que prácticamente puede considerarse simbólico dado su coste: 18,03 euros, que es lo que cuesta la obtención de la autorización, que debe renovarse anualmente. Además, por cada copia realizada, cuyo tamaño siempre será inferior al de la obra original al menos en 6 centímetros, tanto de largo como de ancho, deben abonarse 60,10 euros. Un precio muy inferior, claro está, al que puede alcanzar si llega a venderse, pero este es un tema tabú para todos los copistas, al menos dentro del Museo del Prado... A SY MBOL IC PRICE While the easel is supplied by the museum, the copyist, in addition to his paints, must provide a one-square-metre, dark-coloured, plastic-covered oilskin so as to protect the floor of the room where the copy is being made. To this small expense, another one, practically symbolic due to its low cost, should be factored in: 18.03 euros, which is the current price of the authorization that must be renewed on a ye a r ly basis. Additionally, for eve ry copy made, which mu s t a lways be at least 6 centimetres smaller than the original wo r k , both in width and lengthwise, there is a fee of 60.10 euros. This is a much lower cost than what could be made if it were ever sold of course, but that is a taboo subject among the copy i s t s, at least inside the Prado Museum… 35