Casi 500.000 empleados privados tienen acceso a información

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LATERCERA Domingo 16 de junio de 2013
Marcha en Hong Kong
Mundo
Un millar de personas
marcharon ayer en apoyo a
Edward Snowden, el ex
empleado de los servicios de
seguridad estadounidense que
reveló un programa de
espionaje norteamericano.
Casi 500.000 empleados
privados tienen
acceso a información
“ultrasecreta” de EE.UU.
R Snowden trabajaba en
Booz Allen Hamilton,
empresa contratista
privada de inteligencia.
Fernando Fuentes
“Pienso que podría ponerse
en tela de juicio el papel de
los contratistas de Defensa”.
Esa fue una de las primeras
cosas que pensó Joseph Augustyn, director en Booz
Allen Hamilton, luego que se
conociera que el autor de las
filtraciones sobre los programas de vigilancia de la
Agencia de Seguridad Nacional (NSA) era empleado
de esa poderosa empresa
contratista, en misiones de
espionaje del gobierno norteamericano.
Cuando Edward Snowden,
un ex técnico de la CIA, reveló a los diarios The Guardian y The Washington Post
detalles sobre el polémico
programa PRISM de la NSA,
que da acceso ilimitado y sin
necesidad de orden judicial
a los servidores de nueve
grandes compañías tecnológicas para obtener datos
de clientes, puso en evidencia los riesgos de permitir
que un alto número de empleados de contratistas pri-
R De los 1,4 millón que
trabajan con información
confidencial, el 34% labora
en estas compañías.
vados sean una pieza clave
del aparato estadounidense
de espionaje. Una filtración
que el director de Inteligencia Nacional de EE.UU., James Clapper, calificó como
“desgarradora”.
De acuerdo con un reporte de la oficina de Clapper, de
los 4,9 millones de personas
con acceso autorizado a información “confidencial y
secreta” del gobierno, 1,1 millón, o 21%, trabajan para
contratistas externos. De los
1,4 millón que tienen acceso a información “ultrasecreta”, 483.000, o un 34%,
labora para contratistas.
En el caso de Booz Allen
Hamilton, casi la mitad de
sus 25.000 empleados tienen permisos de seguridad
que les proporcionan “acceso a información que causaría ‘un daño excepcionalmente grave’ a la seguridad
si se le diera a conocer a la
población”, según un archivo de la compañía.
Una investigación realizada en 2010 por The Washington Post ubicó a Booz
Allen entre los más prominentes contratistas de inteligencia para el gobierno. La
compañía -con base en
McLean, Virginia-, fue contratada para realizar trabajos ultrasecretos con 26 de
las 45 agencias gubernamentales dedicadas a actividades de inteligencia. Según
The New York Times, el año
pasado, 98% de los US$ 5.760
millones en ingresos de la
empresa provinieron de
contratos con el gobierno.
“El aparato de seguridad
nacional se ha ido privatizando cada vez más y se le ha
entregado a contratistas”,
comentó al Times Danielle
Brian, directora ejecutiva del
Proyecto sobre Supervisión
Gubernamental, una organización sin fines de lucro
que estudia las contrataciones del gobierno federal. Según Augustyn, esta dependencia de los contratistas
para labores de inteligencia
se disparó después de los
ataques del Al Qaeda en
2001. “Después de 11/9, los
presupuestos de inteligencia
se incrementaron y nuevas
personas tuvieron que ser
contratadas. Fue mucho
más fácil ir al sector privado
y conseguir gente”, señaló a
AP. La confianza en el sector
privado ha crecido desde entonces, debido, también, a
los esfuerzos del Congreso
para limitar el tamaño de
las agencias federales.
Pero Brian advierte sobre
los riesgos que implica esta
dependencia de los contratistas externos: “Esto es algo
que la población desconoce
en gran parte, el cómo más
de un millón de contratistas
privados tienen autoriza-
ción para manejar asuntos
excesivamente delicados”.
Se ha ido tan lejos, señala,
que es frecuente que hasta el
proceso para asignar las autorizaciones de seguridad lo
manejen los contratistas,
permitiendo que se las otorguen a empleados del sector
privado. “Necesitamos tener otra mirada, más cercana, de cómo controlamos la
información y cuán buenos
somos en identificar qué están haciendo las personas
con esa información”, dijo a
Reuters Stewart Baker,
quien fue abogado de la
NSA.b
EN CIFRAS
483
mil personas trabajan para
compañías que prestan servicios de inteligencia.
45
agencias de gobierno se dedican a la inteligencia en EE.UU.
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