escorrentía, etc. Por ello, no es raro encontrar en estos ambientes algunas especies más o menos definidamente calcícolas. Sin embargo, en las partes altas de las sierras suelen aparecer micasquistos y cuarcitas de mayor dureza y estabilidad y, por lo tanto, mucho más favorables a la colonización por liqúenes. Los materiales de la Sierra del Relumbrar pertenecen al extremo oriental de la Sierra Morena. Se trata de afloramientos paleozoicos del Ordovícico, y corresponden a potentes bancos de cuarcitas con intercalaciones pizarrosas en la base. En suma, rocas acidas y duras, estables y bien colonizadas por los liqúenes. Todos estos materiales, y en especial la serie pizarrosa, están fuertemente plegados por la orogénesis hercínica. Clima Caracterizan el clima de la zona estudiada, la acusada aridez de las zonas bajas y sus condiciones de elevada termicidad. Este último aspecto ejerce una influencia especialmente notable sobre la vegetación liquénica, que se nos aparece ligada a las condiciones de fuerte moderación de los mínimos invernales. Como es el caso general, las montañas son más húmedas y más frías, pero sus respectivas vertientes meridionales participan en mayor o menor grado de las condiciones de suavidad invernal. La escasez de precipitaciones tiene una influencia principalmente indirecta sobre los liqúenes saxícolas, que dependen más del rocío que del agua de las lluvias. Las condiciones de aridez son en buena medida beneficiosas para los liqúenes de la región, ya que impiden que el manto vegetal sea denso. Una vegetación dispersa beneficia a los liqúenes de dos modos: ofreciéndoles abundantes espacios iluminados, libres de la competencia de las plantas superiores y, sobre todo, dificultando la propagación del fuego y los daños que éste, o el calor radiante que emite, producen sobre el revestimento liquénico de las superficies rocosas. Esto representa un factor de estabilidad, que explicaría la abundancia de liqúenes en las zonas áridas del SE, frente a su menor importancia en zonas costeras más lluviosas, como las sierras litorales del Maresme o de la Costa Brava, en Cataluña. Las Figuras 3 y 4 recogen 6 diagramas ombrotérmicos de localidades representativas, con objeto de precisar el clima de las zonas estudiadas. La Figura 5 permite ubicar las localidades en el mapa bioclimático de ALLUE ANDRADE (1966). En él podemos apreciar que los puntos estudiados pertenecen a tipos de clima que oscilan entre los más secos, de tipo III (porción costera entre Águilas y Almería) ó III (IV) (entre Águilas y Cabo de Palos, y en las cuencas interiores), con un clima comparable al de extensas zonas de África del Norte y Próximo Oriente y, por el lado opuesto, el de las Sierras del SW de Albacete, que es mucho más húmedo y fresco, del tipo I V . En el sector más térmico y seco (piso termomediterráneo), las comunidades liquénicas silicícolas dominantes se incluyen dentro de las alianzas Dimelaenion radiatae, Lccanorion montagnei y Caloplacion irrubescentis. En el sector más húmedo y fresco (pisos meso y supramediterráneo), las comunidades liquénicas silicícolas dominantes corresponden principalmente a las alianzas Parmeliun conspersae, Umbilicarion hirsutae y Pertusarion leucosorae. Las montañas, desprovistas en general de observatorios meteorológicos, representan a menudo enclaves que, en este tipo de mapas, no han sido tenidos en cuenta o figuran como 4