REVISION Farm Hosp 1996; 20 (6): 337-342 PROFILAXIS DE LAS INFECCIONES OPORTUNISTAS ASOCIADAS AL SIDA Iñigo García, M. A.*, Licenciado en Farmacia, Doctor en Medicina, Especialista en Análisis Clínicos; Sánchez Porto, A.**, Licenciado en Medicina, Especialista en Microbiología y Parasitología; González Serrano, M.***, Licenciada en Medicina, Especialista en Medicina Interna. *Servicio de Análisis Clínicos. **Unidad de Microbiología Clínica. ***Servicio de Medicina Interna. Hospital del Servicio Andaluz de Salud. La Línea (Cádiz). Palabras clave: VIH. SIDA. Infecciones oportunistas. Profilaxis primaria. Profilaxis secundaria. Resumen: La instauración de profilaxis y el tratamiento precoz de las infecciones oportunistas y los continuos avances en la terapia antirretroviral permiten prolongar y mejorar la calidad de vida de los pacientes con SIDA. La finalidad de la quimioprofilaxis es prevenir la transformación de una infección latente en enfermedad clínica (profilaxis primaria) o evitar la recidiva de la enfermedad (profilaxis secundaria). En los pacientes con infección por VIH la mayoría de las infecciones sintomáticas son el resultado de la reactivación de infecciones endógenas latentes y la necesidad de administrar profilaxis secundaria de forma indefinida es casi una regla dada la gran frecuencia de recaídas. En el presente trabajo se pretende proporcionar un protocolo actualizado de las profilaxis primaria y secundaria de las infecciones oportunistas asociadas al SIDA. Key words: HIV. AIDS. Opportunistic infections. Primary prophylaxis. Secondary prophylaxis. Summary: Prophylactic measures, early treatment of opportunistic infections, and recent advances in retroviral therapy have played a major role in the prolongation of life of AIDS patients and in the improvement of their health related quality of life. The aim of chemoprophylaxis is to prevent transformation of a latent infection in a clinical disease Correspondencia: Miguel Angel Iñigo García. Apartado de Correos 65. 11300 La Línea (Cádiz). Fecha de recepción: 20-6-1996. (primary prophylaxis) or to avoid the recurrence of a disease (secondary prophylaxis). Most symptomatic infections in HIV-infected patients are the result of reactivation of latent endogenous infections and the need to indicate indefinite secondary prophylaxis is almost the rule given. The high percentage of relapses. An updated protocol of primary and secondary prophylaxis of opportunistic infections in AIDS patients is described. Farm Hosp 1996; 20: 337-342 INTRODUCCION El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) provoca una destrucción continua de linfocitos CD4+, causando un deterioro lentamente progresivo del sistema inmunológico en las personas infectadas. Una de las consecuencias de este hecho es la aparición de infecciones oportunistas con una importante morbilidad y mortalidad. La experiencia que progresivamente se va adquiriendo en el manejo de pacientes con SIDA, la instauración de profilaxis y el tratamiento precoz de las infecciones oportunistas y los continuos avances en la terapia antirretroviral permiten prolongar y mejorar la vida de los pacientes con SIDA (1-3). Aunque la patogenia de la infección por VIH es relativamente compleja, podemos decir que la mayoría de los pacientes infectados desarrollan una inmunodepresión progresiva a lo largo de los años desde el momento de la infección. Esto puede valorarse mediante la determinación de la cifra de linfocitos T CD4+ o cooperadores, que son el «cerebro» del sistema inmune y elemento diana fundamental del VIH. En los estadios finales en los que se han destruido gran cantidad de linfocitos T CD4+ se producen manifestaciones clínicas definitorias de SIDA. Así, el número de casos de SIDA es la 338 Farm Hosp 1996; 20 (6) «punta de iceberg» o la traducción clínica de una cifra millonaria de individuos infectados por el VIH que sólo puede calcularse con un margen considerable e indeterminado de error. A la hora de plantear el tratamiento y profilaxis de las infecciones oportunistas en pacientes con SIDA deben tenerse en cuenta los siguientes factores (4, 5): 1. Las infecciones presentan con frecuencia formas clínicas poco habituales en pacientes sin infección por el VIH (por ejemplo, tuberculosis extrapulmonar y toxoplasmosis cerebral). 2. En un mismo paciente pueden presentarse simultáneamente varias infecciones. 3. La mayoría de las infecciones sintomáticas son el resultado de la reactivación de infecciones endógenas latentes (toxoplasmosis, tuberculosis, neumonía por Pneumocystis carinii, infecciones por citomegalovirus). 4. La necesidad de administrar tratamiento de mantenimiento de forma indefinida es casi una regla dada la gran frecuencia de recaídas. 5. Hay algunas diferencias en la prevalencia de las infecciones según áreas geográficas y prácticas de riesgo (tuberculosis más frecuente en países subdesarrollados, micobacteriosis atípicas más frecuente en Estados Unidos, infecciones intestinales más frecuentes en homosexuales). 6. Debido a la alteración de la inmunidad humoral, también son más frecuentes algunas infecciones por bacterias capsuladas: neumonía por neumococo o por H. influenzae. 7. En nuestro país, siendo los drogadictos el grupo más afectado, hay que tener en cuenta la posibilidad de que presenten también complicaciones secundarias a su drogadicción, como bacteriemias o endocarditis estafilocócica y candidiasis diseminada. RIESGO DE INFECCIONES OPORTUNISTAS Desde el principio de la epidemia se sabía que las infecciones oportunistas y los tumores ocurrían cuando el paciente presentaba una inmunodepresión grave. Estudios publicados en los últimos años han relacionado la aparición de infecciones oportunistas con la cifra de linfocitos T CD4+ (6, 7). Así, la tuberculosis extrapulmonar suele aparecer cuando los linfocitos T CD4+ descienden por debajo de 350 por mm3, la neumonía por Pneumocystis carinii y la criptosporidiosis ocurren por debajo de 200/mm3, la toxoplasmosis cerebral suele ocurrir con cifras inferiores a 150/mm3, la infección diseminada por micobacterias atípicas y la criptococosis por debajo de 100/mm3 y la enfermedad por citomegalovirus por debajo de 50/mm3. Si analizamos el origen de estas infecciones observamos que, aunque la mayoría (tuberculosis, Pneumocys tis carinii, toxoplasmosis, herpes simple, varicela-zoster, CMV, virus JC) ocurren por reactivaciones de infecciones latentes, algunas se originan por adquisición de infecciones exógenas con puerta de entrada pulmonar (criptococosis, tuberculosis) o intestinal (cristosporidiasis, isosporidiasis) y, en otras ocasiones, son el re- sultado de una proliferación incontrolada de microorganismos saprofitos de piel y mucosas (candidiasis oral, esofágica y vaginal). PROFILAXIS DE LAS INFECCIONES OPORTUNISTAS La finalidad de la quimioprofilaxis es prevenir la transformación de una infección latente en enfermedad clínica (profilaxis primaria) o evitar la recidiva de la enfermedad (profilaxis secundaria). En 1995, los CDC (centros para el control de enfermedades en Estados Unidos) publicaron una actualización de las recomendaciones para la prevención de infecciones oportunistas en pacientes infectados por el VIH (8). A continuación se va a revisar brevemente la profilaxis de las infecciones más frecuentes en nuestro medio (Tabla 1). Neumonía por Pneumocystis carinii Estudios iniciales demostraron que el riesgo de padecer una neumonía por Pneumocystis carinii (NPC) de los pacientes con infección por el VIH y menos de 200 linfocitos T CD4+/mm3 era de un 80% a lo largo de su vida (9). En España, la NPC es la segunda infección oportunista más frecuente como criterio diagnóstico de SIDA después de la tuberculosis. Indicaciones. Menos de 200 CD4/mm3 o menos del 15% de CD4. Existencia de candidiasis orofaríngea. Fiebre inexplicada prolongada. Un episodio breve de NPC. Tabla 1. Resumen de las quimioprofilaxis de infecciones oportunistas en el SIDA Microorganismo Profilaxis Pauta de primera elección Pneumocystis carinii ................. Primaria* y Cotrimoxazol. secundaria*. Mycobacterium tuberculosis Primaria*. Isoniazida. Candidiasis .......... Secundaria**. VHS .................... Secundaria**. CMV ................... Primaria***. Secundaria*. Cryptococcus ...... Secundaria*. Toxoplasma ......... Primaria*. Secundaria*. Salmonella .......... Secundaria**. Dosis 80-400 mg diarios. 5 mg/kg/día, doce meses. Fluconazol. 50 mg/día o 150 mg/ semana. Aciclovir. 200 mg/ocho horas. Ganciclovir. 1 g/ocho horas. Ganciclovir. 5 mg/kg/día i.v. (o 1 g/ ocho horas oral). Foscarnet. 90-120 mg/kg/día i.v. Fluconazol. 200 mg/día. Cotrimoxazol. 80-400 mg diarios. Sulfadiazina+ 2 g + 25 mg/día. pirimetamina 10 mg/día. + ácido folínico Ciprofloxacino. 500 mg/doce horas. *Obligada. **Si recidivas frecuentes. ***Optativa. 000 Farm Hosp 1996; 20 (6) 339 Pauta recomendada. Cotrimoxazol, 160-800 mg tres días por semana de por vida (igual eficacia tiene una dosis diaria de 80-400 mg). Pautas alternativas. Pentamidina inhalada, 300 mg cada treinta días. Dapsona, 100 mg diarios. Dapsona, a dosis de 50 mg/día; más pirimetamina, 50 mg un día a la semana; más leucovorín, 25 mg/semana. Otra posible pauta es Fansidar® (pirimetamina, 25 mg + sulfadoxina, 500 mg), uno-dos comprimidos a la semana (10). La profilaxis con pentamidina inhalada no evita la aparición de infecciones expulmonares por P. carinii y es menos eficaz que el cotrimoxazol si el recuento de linfocitos CD4+ es inferior a 100/mm3 (11). La combinación pirimetamina-dapsona, recomendable en caso de intolerancia al TMP-SXZ, sería útil para la profilaxis primaria tanto de Pneumocystis carinii como de toxoplasmosis cerebral (12), al igual que sucede con el cotrimoxazol (13). Pauta. En la profilaxis primaria: rifabutina, 300 mg/día. En profilaxis secundaria, claritromicina, 500 mg/doce horas más etambutol, o rifabutina, o ciprofloxacino, o clofazimina, indefinidamente. Antes de iniciar la profilaxis primaria debe excluirse la existencia de infección por MAI (mediante hemocultivos), así como de enfermedad tuberculosa por la posibilidad de inducir resistencia cruzada con rifampicina (15). En este sentido, los nuevos macrólidos (claritromicina, azitromicina) pueden convertirse en alternativas a la rifabutina. En España no se ha adoptado por ahora la profilaxis primaria frente a MAI debido a que la incidencia de micobacterias atípicas ha sido poco documentada hasta el momento, si bien su frecuencia está aumentando paralelamente a la mayor supervivencia e inmunodepresión alcanzadas por los pacientes en la actualidad. Prevención de las infecciones por micobacterias Candidiasis Tuberculosis La especie Candida albicans supone más del 95% de los aislados del género Candida en los pacientes VIH positivos. La mayoría de las infecciones por Candida spp suelen ser procesos superficiales que afectan a las mucosas orofaríngea, esofágica y vulvovaginal. La candidiasis orofaríngea es la infección oportunista más frecuente y casi la totalidad de los enfermos la desarrollan. Las infecciones recurrentes son frecuentes por el deterioro inmunológico progresivo: a los tres meses de finalizar un tratamiento correcto el 80% de los pacientes recidivan. Con el tratamiento antirretroviral a veces mejora la situación inmunológica y se pueden reducir transitoriamente las recidivas. La profilaxis primaria no está indicada. Para evitar la aparición de resistencias es preferible tratar cada episodio de candidiasis. La profilaxis secundaria sólo se recomienda en los casos de recidivas continuas. Pauta. En el muguet, nistatina o miconazol tópicos, tres veces al día. Si no es eficaz, ketoconazol, 100 mg/ doce horas, o fluconazol, 100 mg/día, al igual que en el caso de candidiasis esofágica con recidivas muy frecuentes. En España la tuberculosis es actualmente la primera infección oportunista indicativa de SIDA en el 44% de los casos (fuente: Registro Nacional de SIDA, actualización a 30 de septiembre de 1995). En la mayoría de los enfermos la tuberculosis es consecuencia de la reactivación de una infección latente, sin olvidar que las condiciones en las que vive la mayoría de la población drogodependiente (higiene pobre, desnutrición, prisión) favorecen las reinfecciones exógenas. Desde el punto de vista epidemiológico la tuberculosis se caracteriza por su elevado riesgo de transmisión por vía aérea. La quimioprofilaxis es la manera más eficaz de evitar nuevos casos de enfermedad activa en personas previamente infectadas por Mycobacterium tuberculosis. Indicaciones. Pacientes con PPD positivo (Mantoux ≥ 5 mm). Casos con PPD negativo y anergia en las pruebas cutáneas, sobre todo si hay factores de riesgo para la infección tuberculosa (drogadicción parenteral, prisión). Contactos con casos bacilíferos (independientemente del PPD) (14). Pauta. Se debe administrar isoniazida a dosis de 5 mg/kg/día (máximo: 300 mg/día) durante doce meses. Si hubiera intolerancia o resistencia a la isoniazida: rifampicina, 600 mg/día durante un año. Si hay sospecha de cepas multirresistentes se podría usar ofloxacino más pirazinamida, aunque aún no hay pautas de eficacia demostrada. La profilaxis debe comenzar tras descartar enfermedad tuberculosa activa. Otras micobacteriosis La inmunodepresión grave favorece la aparición de infecciones diseminadas por micobacterias atípicas. El agente etiológico más frecuente es M y c o b a c t e r i u m avium-intracellulare (MAI). Indicaciones. Menos de 75 linfocitos T CD4+ (profilaxis primaria) o un episodio previo de micobacteriosis (profilaxis secundaria). Herpesvirus El SIDA se asocia con frecuencia a infecciones por herpesvirus, siendo los más habituales el virus del herpes simple (VHS) 1 y 2, el virus de la varicela zoster (VVZ) y el citomegalovirus (CMV). Virus del herpes simple La prevalencia de anticuerpos frente al VHS 1 y 2 es claramente más elevada en pacientes con SIDA, sobre todo entre los homo y bisexuales que en la población general (16). Por tanto, el riesgo de reactivación de una infección latente es alto. Las recurrencias suelen manifestarse en forma de úlceras cutaneomucosas cuando la 000 340 Farm Hosp 1996; 20 (6) inmunidad está muy deteriorada (recuento de linfocitos T CD4+ < 50/mm3) (17). La profilaxis primaria no está indicada, pero una vez que ha ocurrido un episodio de herpes los pacientes con SIDA suelen sufrir recurrencias después de finalizar el tratamiento antiviral. En estos casos se ha demostrado que la profilaxis secundaria con aciclovir a dosis de 400 mg/doce horas o bien 200 mg/ocho horas es bastante eficaz (18). Debe iniciarse tras la segunda recidiva si los períodos transcurridos entre la finalización del tratamiento agudo y la recurrencia han sido breves. Aunque la tolerancia al aciclovir es buena (19), puede dar lugar a la aparición de cepas resistentes. En estos casos habría que cambiar a foscarnet, 40 mg/kg/ocho horas o bien 60 mg/kg/doce horas (20), a la hora de instaurar un fármaco con finalidad terapéutica. Virus de la varicela zoster La mayoría de la población adulta posee anticuerpos contra el VVZ debido a que la infección primaria suele ocurrir en la infancia. Los pacientes con SIDA desarrollan herpes zoster con una frecuencia mucho mayor que la población general (21). Aunque la vacuna, de reciente aparición, se ha demostrado útil en niños sanos, no existen datos sobre pacientes con SIDA. Actualmente no se recomienda la profilaxis primaria ni secundaria para el herpes zoster, aunque puede administrarse inmunoglobulina anti-VVZ en pacientes con serología negativa en caso de contacto con un enfermo infectado con VVZ. Citomegalovirus Dada la elevada prevalencia de anticuerpos frente al CMV en pacientes con SIDA la infección por CMV se debe casi siempre a una reactivación del virus latente y suele darse cuando el recuento de linfocitos T CD4+ cae por debajo de 50/mm3. La profilaxis primaria podría comenzarse cuando las cifras de CD4 son inferiores a 50/mm 3, y parece que la mejor elección es el ganciclovir oral a dosis de 1 g/ocho horas (22). En la práctica, para evitar la multimedicación, se prefiere realizar controles de fondo de ojo a los pacientes con citadas cifras de CD4. En cuanto a la profilaxis secundaria se puede recurrir al ganciclovir o al foscarnet, que aumentan el tiempo libre de síntomas. La dosis de ganciclovir recomendada es de 5 mg/kg/día y la de foscarnet de 90-120 mg/kg/día durante cinco-siete días por semana. El principal inconveniente del ganciclovir es la toxicidad medular, que puede requerir la adminsitración de factor estimulante de colonias de granulocitos. Aunque el foscarnet puede ser nefrotóxico hay estudios que apoyan su utilización preferente por aumentar la supervivencia (23). Actualmente el ganciclovir oral (1 g/ocho horas) es una alternativa eficaz en la profilaxis secundaria de la retinitis por CMV, con menos efectos secundarios (neutropenia, anemia) y sin necesidad de acceso venoso permanente (24). Criptococosis La curación completa de la criptococosis en un paciente infectado por el VIH es muy difícil, ya que a pesar de la curación clínica el criptococo persiste en el LCR, plasma o próstata, por lo que el objetivo en estos pacientes debe ser controlar la infección y mantener la profilaxis secundaria de por vida para evitar recidivas (25), pues la frecuencia de recurrencia llega al 70%. En principio la profilaxis primaria no se recomienda. El fármaco de elección para la profilaxis secundaria es el fluconazol a dosis de 200 mg/día por vía oral indefinidamente. Toxoplasmosis En pacientes con SIDA se puede producir una reactivación de la infección latente por Toxoplasma, cuya frecuencia depende de su prevalencia en la población general y que da lugar a encefalitis toxoplasmática. Esto suele ocurrir en el 45% de los pacientes infectados por el VIH y serología positiva para Toxoplasma (26). Dada la gravedad de la encefalitis toxoplásmica, con casi un 50% de secuelas neurológicas (27) y cuya mortalidad se acerca al 20%, debe llevarse a cabo una profilaxis primaria en aquellos pacientes con cifra de linfocitos CD4+ inferior a 100/mm3. Aunque la pauta más eficaz es dapsona, 50 mg/día, y pirimetamina, 50 mg/semana, el cotrimoxazol también puede proporcionar protección según la misma pauta utilizada en la profilaxis frente a Penumocystis carinii (13). Las mujeres infectadas por el VIH con serología positiva frente a Toxoplasma transmiten más fácilmente el parásito al feto y la toxoplasmosis en ellos sigue un curso más rápido; por ello en las embarazadas cuyo recuento de linfocitos CD4+ esté por debajo de 200/mm3 se aconeja la administración de 1 g/ocho horas de espiramicina durante todo el embarazo (28). La profilaxis secundaria de la toxoplasmosis debe ser de por vida para evitar las recurrencias. La asociación de elección es sulfadiazina-pirimetamina a dosis de 2 g de sulfadiazina y 50 mg de pirimetamina al día junto con 10 mg diarios de ácido folínico. Es frecuente la aparición de efectos secundarios, tales como reacciones de hipersensibilidad con exantema y fiebre (28), en cuyo caso puede sustituirse la sulfadiazina por clindamicina, 300-450 mg/seis-ocho horas. La combinación de sulfadizina y pirimetamina también es efectiva en la profilaxis primaria frente a la NPC (29). Salmonella spp La salmonelosis en pacientes infectados por el VIH es mucho más frecuente que en la población general, particularmente en homosexuales (30), y la bacteriemia es frecuente sobre todo en pacientes con SIDA. La salmonelosis es menos frecuente en pacientes con profilaxis para Pneumocystis a base de cotrimoxazol. En caso de frecuentes recurrencias la profilaxis secundaria se hará con ciprofloxacino a dosis de 500 mg/doce horas durante varios meses. 000 Farm Hosp 1996; 20 (6) 341 Leishmania Virus de la Influenza La Leishmania es un parásito intracelular que puede permanecer latente mientras el sistema inmunológico sea capaz de controlarlo. En algunas áreas de nuestra geografía hay tasas elevadas de infección subclínica por este parásito, por lo que la leishmaniasis visceral ha cobrado actualidad paralelamente a la epidemia por VIH. En estos pacientes la leishmaniasis suele hacerse sintomática cuando los linfocitos T CD4+ caen por debajo de 100/mm3 (31). La profilaxis primaria no está indicada y no está bien establecida la pauta para la profilaxis secundaria, aunque puede utilizarse una dosis mensual de antimonio pentavalente (20 mg/kg) o bien pentamidina 300 mg i.v. o i.m. cada quince días. Aunque no existe confirmación sobre una mayor incidencia o gravedad de la gripe en los pacientes VIH positivos, suele recomendarse la vacunación anual. VACUNAS EN PERSONAS INFECTADAS POR EL VIH BIBLIOGRAFIA 1. 2. 3. Streptococcus pneumoniae En pacientes VIH positivos la incidencia de neumonía neumocócica es claramente más elevada que en la población general (32) y con recurrencias más frecuentes, siendo la primera causa de neumonía bacteriana cuando el recuento de linfocitos CD4+ es inferior a 200/mm3. En el 76% de los casos suele acompañarse de bacteriemia, pero desde el punto de vista clínico no existen diferencias con la población general. Es conveniente administrar la vacuna antineumocócica a los pacientes VIH positivos. Como sucede con otras vacunas, la respuesta de anticuerpos se correlaciona con la cifra de linfocitos CD4+, estando limitada su eficacia serológica, y probablemente clínica, en la inmunodepresión avanzada (33). Haemophilus influenzae También la incidencia de infección por Haemophilus es más elevada que en la población general (34), siendo la segunda causa de neumonía bacteriana en pacientes con infección por VIH, si bien provoca bacteriemia en menos ocasiones que el neumococo. Aunque habitualmente el curso clínico es similar al de la población general, cada vez son más frecuentes las presentaciones atípicas: patrón radiológico intersticial bilateral, ausencia de leucocitosis, aumento de LDH, hipoxemia y evolución más prolongada. Dado que se desconoce su eficacia en personas VIH positivas, sobre todo con inmunodepresión avanzada, y que sólo un tercio de estas infecciones está causada por Haemophilus influenzae serotipo B, la vacuna no se recomienda de modo generalizado. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. Hepatitis B La vacuna está indicada en los pacientes VIH (+) no inmunizados frente al virus de la hepatitis B y con prácticas de riesgo para su adquisición. 13. 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