EL VIAJE A LA GRECIA CLÁSICA: FECHA DE LA ACTIVIDAD: Del 21 al 28 de Marzo del 2.011. El pasado mes de Marzo, la Asociación Rector Sabater organizó un maravilloso viaje en el que, como socia y alumna tuve la suerte de participar. Íbamos acompañados por un catedrático, profesor de teatro y literatura francesa, entre otras materias, que fue el motor de este viaje: Francisco Torres Monreal. Él supo comunicarnos su pasión por lo clásico en unas clases preparatorias al viaje. Para el profesor Torres, el viaje no era un viaje cualquiera, era “El Viaje”, ya que íbamos a encontrarnos con La Grecia Clásica, con las raíces de nuestra cultura y del pensamiento occidental. Porque los griegos nos dieron ¡ tantas lecciones ¡… Los filósofos nos enseñaron a pensar y dialogar; los políticos nos legaron la democracia; los artistas, arquitectos y escultores, la belleza, la armonía, el orden; los poetas a soñar; los dramaturgos a interpretar a sus mitos, que en realidad encarnan todas las pasiones humanas; los atletas nos enseñaron el valor del esfuerzo... Todo esto y mucho más nos encontramos en este viaje a Grecia. También nos convertimos en actores y poetas, ya que hicimos talleres de teatro y poesía. O sea que, no solo fuimos contempladores y admiradores de belleza, sino que además, nos atrevimos a crearla a través de los poemas que algunos compusimos. EL RECORRIDO DEL VIAJE: PRIMER DÍA: Nos dirigimos a la Acrópolis griega. Acrópolis significa “ciudad en lo alto” y es el núcleo de la ciudad de Atenas, donde empezó todo hace 3.000 años. En un principio se usó como fortaleza amurallada. Con la aparición de la democracia, el gobierno se trasladó a la parte baja de la ciudad y la roca se consagró a la diosa Atenea protectora de la misma. El esplendor de este centro de culto se alcanzó en el S.V. a.C., época de Página 1 de 8 Pericles que encargó a Fidias, arquitecto y escultor, la realización entre otros del templo principal: el Partenón dedicado a la diosa Atenea. El acceso a la Acrópolis se realiza por los Propileos, a la derecha queda el pequeño templo de Atenea Niké, para llegar por la Vía Sacra al Partenón. Al fondo queda el Erecteión con sus famosas cariátides. Nos recibió el dios Eolo que nos mandó sus vientos y casi nos hace volar hacia la divinidad. En una ladera de la colina de la Acrópolis visitamos el primer teatro, dedicado al dios Dionisos. Allí hicimos una lectura de “Los Persas” de Esquilo, la tragedia más antigua que se conserva. Esta lectura la hicimos imitando a los coros del teatro griego. También visitamos la Colina de la Democracia y el Areópago que era el lugar donde se impartía justicia. Por la tarde fuimos a ver el Nuevo Museo de la Acrópolis, que permite ver ésta pues sus paredes son de cristal. O sea que desde el mismo Museo se pueden ver las construcciones de la colina de la Acrópolis. Al atardecer, mientras contemplábamos las magníficas esculturas de las metopas y frontones del Partenón, pudimos comprobar que es cierto que los mármoles de los templos se vuelven rosados con la puesta de sol. Este primer contacto con tanta belleza, además de aquel loco viento y el panorama de la ciudad, extendida a nuestros pies como una sábana blanca, fue la primera emoción, el primer plato fuerte que casi no nos dio tiempo a digerir pues el SEGUNDO DÍA: Además de visitar por la mañana, el Ágora, que era la plaza pública o lugar de reunión de los atenienses, y el Museo Nacional de Atenas, donde pudimos contemplar al famoso Poseidón en bronce; por la tarde subimos a uno de los templos dedicados a este dios en Cabo Sunión. El templo está situado en un promontorio y se asoma al mar Egeo. Allí nos despedimos del dios Apolo, el Sol, en un magnífico atardecer. Dio tiempo para la nostalgia y para dedicar un poema a unas piedras que un día formaron parte de las columnas del templo y hoy se encuentran abandonadas y solitarias, tristes y melancólicas de ver tantos atardeceres. Página 2 de 8 TERCER DÍA: El tercer día hicimos un pequeño crucero saliendo del puerto del Pireo, por el mar Egeo visitando algunas de sus islas: Hydra, Poros y Egina. Aquí se encuentra también otro famoso templo dedicado a la diosa Afaya. Por supuesto nos acordamos de Ulises y de su periplo. Era 24 de Marzo, día de Fiesta Nacional en Grecia, por lo que pudimos asistir a un acto conmemorativo con popes incluidos (son los líderes de la iglesia ortodoxa). CUARTO DÍA: Empezamos por visitar la Academia de Platón que fundó éste después de abandonar con tristeza Atenas, tras la muerte de su maestro, el gran Sócrates. La Academia está situada a las afueras de Atenas en el barrio Colonna y nos la tuvimos que imaginar pues no quedan más que algunos cimientos. Platón se refugió allí, en plena naturaleza. Y allí mismo leímos una Apología de Platón en defensa de su maestro Sócrates que fue condenado por sus ideas. Nos imaginamos a Platón con alguno de sus discípulos caminando, dialogando y buscando la Verdad. A continuación emprendimos viaje hasta Corinto, pasando por el famoso canal que comunica dos mares: el Egeo y el Jónico. Corinto fue uno de los centros más importantes de la antigüedad. La ciudad griega fue arrasada por los romanos en el 146 a.C., que la reconstruyeron un siglo después. Lo que se ve hoy son, casi todo, restos romanos. Allí hicimos referencia a “La carta a los corintios” de San Pablo que visitó la ciudad y la condenó por ser centro de lujo y de placeres. Cerca se encuentra el Acrocorinto que es un monte en cuya cima se encuentra una fortaleza y en tiempos de los griegos antiguos albergaba un templo dedicado a la diosa Afrodita, la diosa del amor. Era centro de peregrinación y las siervas de Afrodita, las hieródulas, recibían dinero por favores sexuales. Este dinero estaba destinado al mantenimiento del templo y al culto a la diosa. El sexo, en este contexto, hay que entenderlo como una experiencia religiosa. Página 3 de 8 QUINTO DÍA: El quinto día del viaje visitamos Epidauro, Micenas y acabamos durmiendo en Olimpia. El teatro de Epidauro es un lugar impresionante. En realidad es un anfiteatro y tenía capacidad como para 17.000 espectadores. La acústica ha sido objeto de estudio en la actualidad, ya que se podía escuchar perfectamente lo que ocurría en la escena desde cualquier asiento de las gradas, incluso los más alejados. El teatro de Epidauro está rodeado de naturaleza y forma parte de un conjunto de instalaciones dedicadas a cuidar la salud de los griegos antiguos. Instalaciones entre las que se encuentra un templo dedicado a Esculapio, el dios de la Medicina. Alguien de entre nosotros renovó el juramento que hiciera en su día Hipócrates: El Juramento Hipocrático. Después nos dirigimos a Micenas, ciudad arcaíca entre el mito y la realidad. La ciudad del rey Agamenón, “pastor de hombres”, como lo llamó Homero, me impresionó. Estas construcciones dice la leyenda que las hicieron los cíclopes, tal es la envergadura de sus muros. Sentados sobre estas piedras, leímos los primeros versos de la tragedia de Esquilo: ”Agamenón”. Señalando al monte Aracne, pudimos imaginar al soldado vigía cuando ve en la cumbre de este monte, el fuego o señal luminosa que anuncia la llegada del rey Agamenón después de la guerra de Troya. Atravesar la Puerta de Los Leones, visitar la Tumba del legendario rey Agamenón, sentir la fuerza del lugar, la energía que rebosaban aquellos muros... fueron otras de las emociones que nos deparó nuestro viaje. SEXTO DÍA: Al día siguiente, el sexto del viaje, nos sorprendió la lluvia. Como si nos la enviase Zeus para que entrásemos en sus dominios limpios y purificados. Página 4 de 8 Y es que Olimpia, era efectivamente centro religioso y atlético, durante cientos de años (del 776 a.C. al 392 d.C.), el más importante de la Grecia antigua. Allí se celebraban cada cuatro años, durante la última luna llena del verano, los Juegos Olímpicos, dedicados a Zeus y Apolo. Visitamos la palestra (donde se entrenaban los atletas), los baños, el estadio de 192 m. de longitud que, por supuesto, recorrimos, cada uno como pudo (un poco andando, un poco corriendo) y los restos del templo dedicado a Zeus Olímpico, además de otras instalaciones. Del templo de Zeus quedan restos de majestuosas columnas desperdigados por el suelo. En su interior se encontraba la estatua criselefantina de Zeus de 12 metros de altura, portando un cetro de oro en su mano izquierda y la estatua de Atenea Niké en la derecha. Alguien dijo que si se hubiese levantado de su trono, este impresionante Zeus habría roto el techo del templo con la cabeza. El complejo de Olimpia, está integrado en la naturaleza y la primavera ya había hecho acto de presencia. Olivos, adelfas, millones de pequeñas margaritas, flores minúsculas de color rojo intenso…, se mezclaban con las ruinas dando a aquello un aspecto único y delicioso. Casi toda la tarde la pasamos de viaje para llegar, al anochecer, al Parnaso, residencia de las Musas. Ya en el hotel, las invocamos y construímos y leímos poemas en un taller de poesía. Leyendo a los poetas griegos, sobre todo a los líricos (Anacreonte o Safo) puedes pensar que, aunque han pasado miles de años, los sentimientos de los hombres siguen siendo los mismos. Igual que Anacreonte expresa su amor por su moza en este bellísimo poema, lo podría haber compuesto cualquier chico enamorado en la actualidad con pocas diferencias. O ¿es qué ya no hay poetas? Yo creo que sí. El poema dice: Así como la Nióbe se transformó en peñasco Y Progne en golondrina que luego fue volando, Yo también en espejo ¡ hiciésenlo los hados ! Mudarme yo querría porque me estés mirando; Y luego en vestidura por ser de ti tocado Y en agua cristalina por caer en tus manos; O quién ungüento fuera dulce, suave y blando Por ungir los secretos al lecho reservados Collar de tu garganta, faja de tu regazo, Y luego zapatilla porque me estés pisando. Página 5 de 8 O sea que, con el Monte de las Musas de fondo y escuchando estas bellas poesías, en un Hotel que tenía terrazas al mar, al anochecer… ¿quién no se inspira? Si la Musas te encuentran allí con un boli y un papel en la mano y las escuchas, es muy posible que te salga algo parecido a un poema, aunque no seas poeta. SÉPTIMO DÍA: El último día, después de la romántica noche de poesía, nos dirigimos a Delfos. Delfos llegó a ser el principal centro religioso de la Grecia antigua. Hasta allí se dirigían cientos de griegos, desde hombres del gobierno y reyes a simples ciudadanos, a consultar a la Pitia, que se encontraba en el templo de Apolo. Consultaban los más variados temas. En estas consultas al Oráculo intervenían unos intermediarios entre la pitonisa, que se encontraba en una habitación de acceso prohibido, y el consultante. Las respuestas se prestaban a interpretaciones ambiguas, con lo cual siempre acertaban. La ascensión al yacimiento es costosa porque hay que andar por caminos inclinados, pero merece la pena por las sorpresas que nos vamos encontrando, empezando por la fuente Castalia (donde se lavaban y purificaban las pitias y los sacerdotes antes de entrar al recinto sagrado). Después nos encontramos con una serie de pequeños templos que guardaban los tesoros ofrecidos por las ciudades griegas, algunos de gran valor. Luego el templo de Apolo, un teatro y en la parte más elevada de la montaña, un estadio donde se celebraban los Juegos Píticos. Importante en nuestro recorrido encontrarnos con el Ónfalos, piedra de forma oval que simboliza al ombligo del mundo. Según la leyenda, Zeus mandó volar a dos águilas desde puntos opuestos del Universo y se encontraron aquí, precisamente. Desde este punto empezaría la creación del mundo. El museo de Delfos nos sorprendió con obras de gran belleza, muchas de ellas de los tesoros de las polis, otras formaban parte del recinto, como la esfinge de Naxos o el Ónfalos. De entre todas las figuras del museo me quedo con el Auriga, el famoso auriga de Delfos. Con qué serenidad, sin Página 6 de 8 esfuerzo, es capaz de controlar a los caballos en el momento en el que el carro se para. Su cara es de serenidad. Sería una metáfora de cómo podemos dirigir nuestra vida, controlar nuestros instintos y pasiones, pero de forma serena, consciente, tranquila, sin que nos haga daño. Después de visitar este lugar y sentir también la magia de la naturaleza, pues el enclave es único, partimos en dirección al aeropuerto donde nos esperaba un largo y fatigoso viaje hasta llegar a Murcia, nuestra Ítaca. EXPERIENCIA PERSONAL: Pero un viaje no es solo una serie de lugares de los que, a veces no recuerdas ni el nombre. Un viaje es también una forma de conectar con nuestro yo interior, con nuestra sensibilidad y creatividad. En mi caso descubrir todos los tesoros que me esperaban en Grecia: la belleza de los templos y esculturas, la magia y fantasía de sus leyendas, esos dioses a los que invocábamos cada día, las historias que nos contaban tanto el guía local como el profesor sobre los filósofos, el nacimiento de la democracia, el teatro, los ritos y mitos..., unido al paisaje; sereno y relajante en ocasiones, impresionante y sobrecogedor otras, la luz de Grecia, sus colores, la primavera entre tantas ruinas... Fueron un conjunto de sensaciones y emociones que hicieron que aflorase mi fantasía, un canal de inspiración se me abrió (por supuesto con ayuda de las musas), que sólo podía expresarse a través de la poesía: el lenguaje de las emociones y los sentimientos. Yo tenía una intención, quería expresar una idea: la necesidad de ordenar el caos que reinaba en mi cabeza y, como consecuencia, la imposibilidad en este momento de contar lo vivido en el viaje. Necesitaba tiempo para calmarme y asentar lo vivido y aprendido. Página 7 de 8 También contaba con un público al que iba dirigido el mensaje: mis compañeros de viaje. Quería hacerles partícipes de aquello que me pasaba en el taller de poesía con el que nos sorprendió el profesor Torres. El poema es muy sencillo y sólo pretende expresar una idea utilizando un lenguaje poético. PREFIERO NO CONTARLO En esta ocasión, amigos, todo lo que he vivido, prefiero no contarlo. Prefiero no contarlo, porque me llevo la materia prima, en bruto la marmórea piedra. Mi mente es amalgama de recuerdos, bullicio de palabras que gritan por manar. De templos que se pierden en el cielo, de cabos que se funden con el mar, de piedras que nos cuentan mil historias si las sabes escuchar. De dioses con amores imposibles, de héroes que navegan por el mar. De seres que se esconden en los bosques, de ritos y de mitos, de civilizaciones viejas, ciclópeas construcciones de mucho batallar. De atletas apolíneos y filósofos sabios que saben dialogar. En fin, amigos míos, ¿qué os voy yo a contar?... Ya de regreso a mi querida Ítaca y en la paz de mi hogar, empuñaré el cincel para dar forma al mármol que me traje por el mar. Si entonces todavía estáis conmigo y me vais a escuchar, entonces, sólo entonces, mis amigos, os lo podré contar. B.A.C., Olimpia, 27 de Marzo de 2.011. Blanca Arroyo Corrales Página 8 de 8