Terapéutica en APS Tratamiento de la gota aguda M. Sallés y A. Olivé Sección de Reumatología. Hospital Universitari Germans Trias i Pujol. Badalona. Barcelona. España. Puntos clave ● La gota es la causa más frecuente de artritis aguda en los adultos. El 95% de los enfermos son varones. ● La manifestación más frecuente es la artritis monoarticular. ● El diagnóstico se lleva a cabo mediante la artrocentesis y la visualización de los cristales de urato en el microscopio óptico. ● Las crisis agudas de gota pueden producirse espontáneamente o precipitadas por factores que modifican los valores de ácido úrico. ● La colchicina ha sido el fármaco de elección durante muchos años. Es efectiva, sobre todo si el tratamiento se inicia antes de las 24 h de la crisis. En la actualidad, debido al elevado número de efectos secundarios, está siendo relevada por los AINE. ● Cuando los AINE y la colchicina estén contraindicados se utilizarán los glucocorticoides. En la forma monoarticular por vía intraarticular, y en las formas poliarticulares por vía oral o intramuscular. ● Son necesarios más estudios comparativos entre los ● En una crisis aguda de gota es conveniente el reposo y la crioterapia. ● Los AINE son los fármacos de elección para las crisis agudas de gota, siempre y cuando no estén contraindicados. Entre ellos el más efectivo es la indometacina, 50 mg/8 h, como dosis de ataque. fármacos utilizados, sobre todo entre los AINE y la colchicina. ● Durante la fase intercrítica hay que evitar los factores desencadenantes, inhibir la respuesta inflamatoria mediante bajas dosis de AINE o colchicina y disminuir la hiperuricemia. Palabras clave: Gota • Tratamiento • Gota aguda. L a gota es una enfermedad caracterizada por el depósito de cristales de urato monosódico, que se produce por el aumento de los valores de uratos en sangre. Las manifestaciones clínicas son: artritis aguda y crónica, tofos, nefropatía gotosa y nefrolitiasis, con cálculos de ácido úrico1,2. La gota es la causa más común de artritis inflamatoria aguda en los adultos de más de 40 años, y se presenta en forma de monoartritis, aunque también en forma de oligo o poliartritis1,2. El objeto de esta revisión es el tratamiento de la artritis gotosa aguda. Para ello se ha realizado una búsqueda bibliográfica con los descriptores: “gout, acute gout and treatment”. Las bases bibliográficas utilizadas han sido PubMed y Medline, sin límite de años. Epidemiología La gota afecta más a los varones que a las mujeres. Así, el 95% de enfermos con gota son varones. Suele aparecer en la edad media de la vida, entre la cuarta y quinta décadas, y la manifestación inicial más frecuente es la monoartritis1,2. En el caso de las mujeres aparece a partir de la sexta década de la vida y en la etapa de la posmenopausia. Existen habitualmente otros factores asociados, como la hipertensión arterial, la insuficiencia renal crónica leve y la toma de fármacos como los diuréticos. Las manifestaciones clínicas son similares, aunque existe una tendencia a las crisis poliarticulares1,2. La frecuencia aumenta con la edad y con el incremento de las concentraciones séricas de uratos3. FMC 2003;10(6):413-9 413 Sallés M, et al. Tratamiento de la gota aguda Patogenia El ácido úrico es el producto final de la degradación de las purinas. Algunos animales, pero no los humanos, producen una enzima denominada uricasa que degrada el ácido úrico en alantoína (un producto muy soluble). En cambio, aunque los seres humanos también poseemos el gen de la uricasa éste es inactivo, lo que genera el riesgo de que los valores séricos de uratos aumenten y se produzcan depósitos de cristales de ácido úrico. Algunas teorías plantean que los seres humanos han adquirido la propensión a la hiperuricemia debido a su efecto antioxidante; por tanto, este hecho puede protegerle frente a otras enfermedades, como la artritis reumatoide, y ciertas enfermedades del sistema nervioso, el hígado, los pulmones y las paredes arteriales4. La hiperuricemia se debe a la producción excesiva de uratos, a la disminución de la excreción de uratos o a la combinación de ambas (tabla 1). La producción excesiva puede deberse a una alteración genética, a alguna enfermedad con un elevado recambio celular o a la ingestión elevada de purinas en la dieta. Tres cuartas partes del ácido úrico producido se eliminan por el riñón, y el resto por el tracto digestivo. En condiciones normales el ácido úrico se filtra por el glomérulo renal, TABLA 1. Patogenia Producción excesiva de uratos Endógenos Anomalías enzimáticas hereditarias (ligadas al cromosoma X) Hiperactividad de la fosforribosilpirofosfato sintetasa (PRPP) Déficit parcial de la hipoxantina-guaninafosforribosiltransferasa (HGPRT) o síndrome de Kelley-Seegmiller Déficit total de la hipoxantina-guaninafosforribosiltransferasa o síndrome de Lesch-Nyhan se reabsorbe por el túbulo proximal y se secreta por el túbulo distal; por tanto, cualquier enfermedad renal o alteración metabólica que produzca acidosis e inhiba la secreción de ácido úrico, o algún fármaco, pueden provocar hiperuricemia. En este sentido, en el 90% de los enfermos, la hiperuricemia está producida por una disminución de la excreción de ácido úrico. Por otro lado, el consumo de alcohol puede actuar a través de los dos mecanismos, es decir, aumentando la producción de ácido úrico por estimulación de la degradación del adenosín trifosfato (ATP), y produciendo ácido láctico, y éste disminuir la excreción renal de uratos1. Hay una serie de factores de riesgo que condicionan la aparición de la crisis aguda de gota. Entre ellos el más importante es la hiperuricemia, aunque no se conozca muy bien la relación entre ésta y otros factores. El ataque agudo de gota se puede producir con concentraciones normales de ácido úrico. Asimismo, personas hiperuricémicas pueden no tener gota4. Las crisis agudas de gota se producen espontáneamente o precipitadas por factores que modifican los valores de ácido úrico, como el consumo de alcohol, un exceso de purinas en la dieta, el ejercicio, traumatismos, la cirugía, períodos postoperatorios, la hemorragia, la enfermedad médica, infecciones, fármacos, la radioterapia y la quimioterapia, entre otros1. Además, la hipertensión arterial, la hiperlipemia y la arteriosclerosis son enfermedades que los enfermos con gota suelen presentar y que se deben tener en cuenta en el control a largo plazo1. En un estudio epidemiológico llevado a cabo en Taiwan5 se determinaron los factores de riesgo que intervenían más según la edad. La hiperlipemia fue el factor más importante en la población entre 30 y 39 años; el consumo de alcohol lo fue sobre todo en varones de 40-59 años; la menopausia en mujeres, y la insuficiencia renal crónica y la toma de diuréticos en ancianos. Manifestaciones clínicas Nefropatía uricémica familiar juvenil (cromosoma 16) Exógenos Consumo excesivo de purinas en la dieta Consumo de alcohol Enfermedades mielo o linfoproliferativas Disminución de la excreción de uratos Enfermedad renal, nefropatía por plomo Acidosis metabólica o respiratoria Hiperparatiroidismo, hipotiroidismo Fármacos: ciclosporina, furosemida, tiacidas, etambutol, ácido nicotínico, ácido acetilsalicílico, piracinamida, levodopa, eofilina, didanosina Combinación de los dos procesos Consumo de alcohol 414 FMC 2003;10(6):413-9 La artritis gotosa consta de cuatro etapas: la hiperuricemia asintomática, la artritis gotosa aguda, la gota intercrítica y la gota tofacea crónica. Los ataques agudos de gota suelen comenzar en forma de monoartritis. Las articulaciones más afectadas son las de las extremidades inferiores, seguramente porque son más frías y los cristales de urato monosódico no son tan solubles. Además, más del 50% de las crisis agudas afectan a la primera articulación metatarsofalángica (podagra). Otras articulaciones afectadas comúnmente son el tarso, los tobillos, los talones, las rodillas, las muñecas, los dedos y los codos. Los ataques aparecen de forma abrupta, por la noche o la madrugada y producen tumefacción, eritema, mucho dolor, impotencia funcional y pueden acompañarse de fiebre. Sallés M, et al. Tratamiento de la gota aguda También es típica de las artritis cristalinas la hipersensibilidad superficial, y sólo rozar la piel se produce dolor. Cuando se afectan articulaciones cercanas a la superficie corporal, después del ataque agudo y como consecuencia de la extensa inflamación, la piel eritematosa puede descamarse. También puede estar afectada la zona periarticular, por lo que a veces esta entidad puede confundirse con una celulitis. Por otro lado, puede afectar a lugares como las bursas (bursitis). Con el tiempo los ataques aumentan en frecuencia, duran más y pueden presentarse de forma poliarticular1,2. En las mujeres, a diferencia de los varones, la enfermedad se inicia en una edad más avanzada y la forma de presentación suele ser la poliartritis. Al igual que la gente mayor con pluripatología. Los enfermos con gota poliarticular pueden presentar fiebre y leucocitosis con formas inmaduras, simulando una infección, que siempre hay que descartar2. Diagnóstico La forma de diagnosticar la gota es mediante la práctica de una artrocentesis y la visualización de los cristales de urato en el microscopio óptico de luz polarizada. Los cristales tienen forma de aguja y pueden ser intra o extracelulares. En el microscopio de luz polarizada se observan azules cuando están perpendiculares al eje del compensador y amarillos cuando están situados en paralelo. Además, su birrefringencia es negativa1. El líquido sinovial es inflamatorio con predominio de polimorfonucleares. Los valores de ácido úrico pueden estar elevados, normales o bajos, ya que lo que produce el ataque de gota es un movimiento de los valores. Por otro lado, en las pruebas de laboratorio la velocidad de sedimentación eritrocitaria está aumentada y en el hemograma puede existir leucocitosis. Las radiografías en la crisis aguda no aportan mucha información, ya que en ellas sólo se observan signos de aumento de partes blandas. Si el paciente padece ataques recurrentes se podrán encontrar erosiones óseas en forma de “mordedura de rata” y tofos, que suelen estar calcificados1. Tratamiento Hay pocos estudios aleatorizados hasta el momento que permitan tomar decisiones sobre el tratamiento de la gota aguda. Además, la mayoría de las publicaciones son revisiones6. En las últimas6-9,47 el tratamiento de la gota aguda se basa en la colchicina y los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), y en caso de no poder administrarlos se utilizan los glucocorticoides. Por otro lado, en una crisis aguda de gota no es aconsejable comenzar con fármacos hipouricemiantes. Crioterapia A pesar de que no existen trabajos al respecto, es aconsejable el reposo articular durante 24-48 h. La aplicación del frío en una articulación inflamada es un tratamiento que ha recibido poca atención pero que puede ser útil. En este sentido, Schlesinger et al10 proponen la aplicación de hielo local en la articulación afectada. Estos autores presentan un estudio aleatorio, con 19 pacientes, comparando la eficacia de la aplicación de hielo durante 30 min, cuatro veces al día junto con tratamiento con glucocorticoides y colchicina, frente a un grupo control en que no se aplicaba el hielo. Los enfermos que fueron tratados con hielo tuvieron una mayor disminución del dolor, de la tumefacción y del recuento de células. No obstante, no existía significación estadística excepto en la disminución del dolor. Hunter et al11 proponen que el frío aumenta la viscosidad del líquido articular, disminuye el movimiento de los leucocitos y la fagocitosis, y por tanto la inflamación. Esto parece contradictorio si se tiene en cuenta que las articulaciones más afectadas son las periféricas, que son las más frías y los cristales son menos solubles. Por ello, son necesarios más estudios que aporten más información sobre el efecto del frío en la gota. Antiinflamatorios no esteroideos Existen pocos estudios aleatorizados que comparen los AINE con los glucocorticoides, y ninguno que estudie los AINE frente a la colchicina. Aun así los AINE son los fármacos más utilizados en el tratamiento de la gota aguda12,13 y, si no están contraindicados, son los fármacos de elección para muchos autores3. Los AINE son rápidos y efectivos sobre todo cuando se toman en las primeras horas. También son mejor tolerados y con un efecto terapéutico más predecible que la colchicina13. La presencia de úlcera péptica, sangrado activo y la toxicidad previa son contraindicaciones absolutas de estos fármacos, y la enfermedad inflamatoria intestinal, la depleción de volumen, la insuficiencia cardíaca congestiva, el asma, la insuficiencia renal, el transplante renal y la anticoagulación son contraindicaciones relativas. Además, se deben administrar con precaución en los enfermos de edad avanzada y con insuficiencia renal9,14. Entre los efectos secundarios de los AINE destacan las alteraciones gastrointestinales, el sangrado digestivo, la úlcera y las alteraciones neurológicas (cefalea, cuadro confusional, vértigo y convulsiones)9,14. Los AINE se administran a dosis plenas hasta que la clínica desaparezca, habitualmente entre 4 y 5 días. A continuación se dan dosis de mantenimiento hasta la eliminación de los signos inflamatorios, lo que sucede entre 5-10 días3. De todos los AINE, la indometacina es el fármaco de elección, ya que es más efectivo, y se administra a dosis de 50 mg cada 8 h (150-200 mg al día)7,8 en la fase aguda, y FMC 2003;10(6):413-9 415 Sallés M, et al. Tratamiento de la gota aguda luego 25 mg cada 8 h de mantenimiento hasta que remita la crisis3. También se pueden utilizar otros fármacos, entre ellos el naproxeno, 500 mg/12 h, o el diclofenaco, 50 mg/8 h, hasta que mejoren los síntomas13. Existen pocos estudios que comparen los antiinflamatorios no esteroideos entre sí: Altman et al, en un estudio aleatorizado y doble ciego (n = 60), compararon la eficacia de 100 mg de ketoprofeno con 50 mg de indometacina, tres veces al día, sin encontrar diferencias significativas entre los dos en cuanto a eficacia, aunque parece que el ketoprofeno tenía menos efectos secundarios neurológicos15. Por su parte, Shrestha et al compararon ketorolaco, 50 mg por vía intramuscular, con indometacina, 50 mg cada 8 h, obteniendo una eficacia similar16,17. En otro estudio Maccagno et al compararon etodolaco, 300 mg cada 12 h, con naproxeno, 500 mg cada 12 h, y observaron que los pacientes tratados con el primer fármaco mejoraban más rápidamente entre el segundo y el cuarto días18. Reandon et al compararon feprazona con fenilbutazona sin objetivar diferencias entre ellas19. En un estudio reciente aleatorizado y doble ciego, Schumacher et al12 compararon la eficacia del etericoxib, 120 mg cada día, con indometacina, 50 mg cada 8 h (n = 150). Los inhibidores selectivos de la COX-2 han demostrado su capacidad antiinflamatoria en el tratamiento de la artrosis, la artritis reumatoide y el dolor agudo. En este estudio el etericoxib demostró una eficacia comparable a la de la indometacina en el tratamiento estándar de la gota aguda, tanto para el dolor como para los efectos antiinflamatorios. Ambos fármacos fueron seguros y bien tolerados, aunque parece que el etericoxib tiene mejor tolerancia y menos efectos secundarios. El problema de este estudio es que los enfermos que se incluyeron no padecían gota poliarticular. Son necesarios más estudios comparativos con otros inhibidores selectivos de la COX-2 que confirmen estos datos13,20. Colchicina La colchicina es un fármaco antimitótico que no tiene efecto en los valores de ácido úrico, y su mecanismo de actuación consiste en inhibir la migración de los leucocitos, la quimiotaxis, la adhesión y la fagocitosis9. La colchicina tiene actividad antiinflamatoria, pero no analgésica8. Si se administra a las pocas horas de iniciarse la clínica la respuesta es favorable en el 90% de los enfermos, pero si se retrasa 24 h sólo lo es en el 75% de los casos3,9. En el 75-80% de los enfermos la inflamación disminuye en 48 h7. La colchicina ha sido el tratamiento de elección para los ataques de gota aguda durante mucho tiempo, aunque no se dispusiera de estudios comparativos; no obstante, dada su toxicidad, algunos autores se han planteado la validez de su uso9, ya que más del 80% de los enfermos presentan efectos secundarios antes de obtener la mejoría completa6,44. Éstos 416 FMC 2003;10(6):413-9 se exponen en la tabla 2, y TABLA 2. Efectos adversos son dependientes de la dode la colchicina sis 7. Los trastornos gasGastrointestinales trointestinales, como náuNáuseas seas, vómitos, diarreas y Vómitos dolor abdominal, son los Diarreas más frecuentes; la mioDolor abdominal neuropatía se produce sobre todo en presencia de Gastroenteritis aguda hemorrágica insuficiencia renal21, y la Pancreatitis depresión medular cuando Sistema nervioso central el tratamiento se lleva a Confusión cabo por vía intravenosa o los enfermos presentan inPérdida de los reflejos osteotendinosos suficiencia renal o hepáti9 Parálisis ascendiente ca . Parálisis respiratoria La colchicina se debe Hematológicos de administrar con cuidado en los casos de insufiLeucopenia ciencia renal, insuficiencia Trombocitopenia hepática y en los enfermos Agranulocitosis de edad avanzada, pero si Musculosqueléticos se utiliza correctamente es Miopatía un fármaco muy eficaz y Piel seguro6. Alopecia En 1987 aparece el priGenitourinario mer estudio controlado Azoospermia para determinar la eficacia y la toxicidad de la colchicina en la gota aguda, y en él los enfermos tratados con colchicina respondieron más temprano que los del grupo control, y se vieron diferencias significativas después de 18-30 h. Todos los enfermos tratados con colchicina tuvieron diarreas en las primeras 24 h, con una dosis media de 6,7 mg, por lo que la toxicidad apareció antes de que se resolvieran las crisis44. En los años setenta aparecieron dos estudios en que se comparaba el efecto de la colchicina con el de la indometacina, pero en animales45 e in vitro46. Así, Chang45, basándose en la dosis necesaria para suprimir el 50% de la inflamación, obtuvo que la colchicina es 0,6 y 1,5 veces más potente que la indometacina y la fenilbutazona, respectivamente. Una pauta recomendada antiguamente era colchicina, 1 mg cada 2 h, hasta que se sumasen 8 mg, se presentasen efectos secundarios o cediese la crisis. No existía base científica, pero se utilizaba. Hoy día la pauta recomendada es comenzar con 1 mg, para después continuar con 0,5 mg cada 6 h el primer día, 0,5 mg cada 8 h el segundo día, 0,5 mg cada 12 h el tercero y, finalmente, 0,5 mg al día durante como mínimo 6 meses. También se ha utilizado la vía intravenosa en dosis única de 2-3 mg; la respuesta clínica es muy buena, más rápida e incluso mejor que utilizando la vía oral, pero tiene más riesgo de toxicidad grave (supresión medular)14,22. En este sen- Sallés M, et al. Tratamiento de la gota aguda tido, la colchicina intravenosa es la que en comparación con otros fármacos tiene la relación riesgo-beneficio más desfavorable y, por tanto, la que menos se utiliza, aunque en los pacientes adecuados se pueden obtener buenos resultados y pocos efectos secundarios 22. No está comercializada en nuestro país. Debido a la frecuente toxicidad de la colchicina, los AINE han adquirido el protagonismo en el tratamiento de la gota aguda14. En la bibliografía no encontramos ningún estudio comparativo entre colchicina y AINE, y hay pocos estudios abiertos sobre la colchicina, ya que su utilización se basa en la experiencia. Glucocorticoides La inyección intrarticular de glucocorticoides es eficaz sobre todo si la crisis es monoarticular. Tras la aspiración del líquido se instila acetato de metilprednisolona a dosis de entre 5-10 mg en las articulaciones pequeñas y entre 20-60 mg en las grandes, o bien acetonido de triamcinolona, 10 mg en las rodillas y 8 mg en las pequeñas articulaciones23,24. En este sentido, los estudios son abiertos y no hay estudios comparativos que confirmen la superioridad de un fármaco u otro. Asimismo, no hay estudios que comparen el tratamiento intrarticular de los glucocorticoides con los AINE o la colchicina23,24. Los efectos secundarios que podemos encontrar en este tipo de tratamiento son atrofia, hipopigmentación de la piel y artritis infecciosas23,24. Cuando la afección es poliarticular, y la colchicina y los AINE estén contraindicados o sean inefectivos, los glucocorticoides son una alternativa eficaz, bien por vía oral, bien por vía intramuscular o intravenosa. Los libros de texto de reumatología no aconsejan la utilización de glucocorticoides excepto de forma intraarticular, debido al fenómeno rebote, y los resultados poco consistentes. Otros autores como Hench creen que esto es así porque no se han utilizado las dosis adecuadas14. Estudios más recientes han demostrado la eficacia y la seguridad de la prednisona y de la hormona adrenocorticotropa (ACTH) en los ataques agudos de gota25. Axelrod et al compararon una única inyección de 40 UI de ACTH con indometacina, 50 mg cada 6 h por vía oral, y determinaron el intervalo de tiempo que tardaban en desaparecer los síntomas y los efectos secundarios. La ACTH fue más efectiva, más rápida y tuvo menos efectos secundarios, y la frecuencia de ataques posteriores no varió en el seguimiento de los dos grupos durante un año. Este estudio sólo incluía a enfermos con monoartritis y con menos de 24 h de evolución25. Posteriormente, Lori et al realizaron un estudio con 31 enfermos en que se comparaba una única inyección intramuscular de 40 UI de ACTH con 60 mg de triamcinolona, con un seguimiento de 30 días. En los dos grupos toda la clínica se resolvió en 8 días y no aparecieron efectos secundarios. No obstante, el grupo tratado con ACTH requirió múl- tiples inyecciones en las primeras 24 h, cosa poco práctica en el ámbito de una consulta externa. El grupo tratado con triamcinolona presentó menos ataques rebote y menos fracasos terapéuticos. Los autores concluyeron que, en comparación con el estudio de Axelrod et al, las dosis de ACTH resultaban escasas sobre todo en enfermos con afección poliarticular y con más de 24 h de evolución26. Así, cuando la clínica sea más compleja, el tratamiento se tiene que aumentar en dosis y en tiempo, con lo que aumenta el riesgo del efecto rebote14. Jeff et al, en un estudio comparativo con 27 enfermos, concluyeron que 60 mg de acetato de triamcinolona por vía intramuscular era un tratamiento igual de eficaz y seguro que la indometacina, 50 mg cada 8 h por vía oral; además, este tratamiento es más fácil de administrar y más barato, y es particularmente útil cuando los AINE están contraindicados24. Groff et al, tras un estudio prospectivo abierto durante 12 meses de enfermos con gota en quienes los AINE y la colchicina estaban contraindicados, proponen prednisolona oral a dosis de 10-20 mg cada 8 h durante 3 a 5 días y disminuir 10 mg a la semana hasta finalizar el tratamiento. La respuesta fue buena y los efectos secundarios, escasos, ya que la poca duración del tratamiento no llega a inhibir el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal14. Antes de suspender los glucocorticoides hay que empezar una pauta profiláctica con 0,5-1 mg cada 24 h de colchicina para evitar el fenómeno rebote. Por otro lado, los glucocorticoides parecen tener un efecto rebote menor que la ACTH3. Profilaxis Cuando ya se ha producido un ataque agudo de gota y el paciente está en fase de gota intercrítica, el segundo ataque habitualmente se produce entre los 6 meses y los 2 años tras el primer episodio. En general, la frecuencia de ataques agudos aumenta de forma progresiva en los enfermos no tratados, y para evitar recidivas existen tres medidas3: En primer lugar se deben evitar factores desencadenantes tales como transgresiones dietéticas, traumatismos, consumo de alcohol y fármacos. En segundo lugar, es muy importante inhibir la respuesta inflamatoria producida por los cristales de urato, mediante bajas dosis de colchicina o AINE. La colchicina6,7 de forma preventiva se administra a dosis de 0,5-1 mg cada 24 h, y en los pacientes con insuficiencia renal 0,5-1 mg cada 24-48 h. Cuando aparece la diarrea, que es un marcador de toxicidad, se tiene que disminuir la dosis o aumentar el intervalo entre éstas. Varios estudios27,28 han puesto de manifiesto el buen resultado de la utilización de la colchicina, aunque no son estudios comparativos. En un estudio retrospectivo27 en que se revisó a 540 enfermos en tratamiento profiláctico con colchicina (0,5-1 mg al día) durante 20 años, el 95% de enferFMC 2003;10(6):413-9 417 Sallés M, et al. Tratamiento de la gota aguda mos estaba satisfecho con el tratamiento y no se objetivaron alteraciones hematológicas o renales. La duración de la profilaxis no está muy clara, pero se suele mantener entre 6 y 12 meses, sin crisis articulares y con uricemias de 6 mg/dl o menores. En cuanto a los AINE aún se tiene menos experiencia. En un estudio comparativo29 con colchicina, la indometacina, 25 mg cada 12 h, fue igual de eficaz pero peor tolerada. Por último, pero no menos importante, se debe corregir la hiperuricemia, incidiendo en factores modificables, como la dieta, el alcohol y los diuréticos, o con fármacos hipouricemiantes3,7. En cuanto a la dieta, se debe evitar el consumo de bebidas alcohólicas e incluso la cerveza sin alcohol, el marisco y el pescado azul, las vísceras y la caza. Otros alimentos que contienen ácido úrico, pero en menos cantidad, son los espárragos, los champiñones, la coliflor y el tomate. Con la dieta se conseguirán disminuir los uratos entre 1 y 2 mg/dl. También se debe actuar frente afecciones asociadas con la gota, como la hipertensión, la obesidad, la dislipemia y la diabetes mellitus3,7. Si modificamos los factores, pero las concentraciones de ácido úrico continúan elevadas, el enfermo probablemente necesitará medicación hipouricemiante, ya sea en forma de uricosúricos o inhibidores de la xantina oxidasa3,7. Conclusiones En una crisis aguda de gota se debería guardar reposo. Además, la aplicación de hielo local durante 30 min seis veces al día mejorará el dolor y los signos inflamatorios. La crisis aguda se tratará con AINE siempre que no esté contraindicado, y entre ellos, es de elección la indometacina, 50 mg cada 8 h. La colchicina se puede utilizar como tratamiento de la crisis aguda: comenzar con 1 mg, para continuar con 0,5 mg cada 6 h el primer día, 0,5 mg cada 8 h el segundo día, 0,5 mg cada 12 h el tercer día y finalmente 0,5 mg al día; si la afección es poliarticular se puede asociar también un AINE. Muchos enfermos presentan pluripatología y no siempre se podrán utilizar los AINE o la colchicina; en estos casos los glucocorticoides sistémicos pueden ser la solución, aunque éstos se tienen que evitar durante períodos prolongados. En la forma monoarticular, en este tipo de pacientes, los glucocorticoides intraarticulares, después de aspirar el líquido intraarticular, son el tratamiento de elección. El tratamiento de la gota aguda es eficaz si se utilizan AINE o colchicina, y es muy importante el tratamiento temprano de la crisis. Sorprende la falta de estudios comparativos entre AINE y colchicina. Bibliografía 1. Cohen MG, Emmerson BT. Gout. En: Klippel JH, Dieppe PA, editors. Rheumatology. 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