IGLESIA DE DIOS Departamento de Correspondencia Estimado lector: Este material (folletos, cartas, libros y revistas) es una recopilación del material publicado por la Iglesia de Dios Universal bajo la dirección de Herbert W. Armstrong (1892 – 1986). Para garantizar el contenido auténtico de esta información hemos agregado este CERTIFICADO DE AUTENTICIDAD. Con ello, usted cuenta con la seguridad de que este material es una reproducción fiel del original. Puede imprimirlo y distribuirlo libremente siempre y cuando el contenido del mismo no sea alterado. 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En el primer siglo de nuestra era, los judíos lo convirtieron en un ritual y un espectáculo publico. La cristiandad moderna, en su mayor parte, lo ha ido descartando como algo innecesario. La Iglesia de Dios reconoce que el ayuno sigue siendo importante, no solo en el Día de la Expiación sino a lo largo de todo el año. ¿Que es el ayuno? Según la Biblia, ayunar es abstenerse de todo alimento y agua durante cierto periodo de tiempo (Jonás 3:5-7). Los ayunos de jugos y aquellos con fines de salud pueden traer beneficios físicos, empero, no son apropiados para el Día de la Expiación ni para otros momentos dedicados al ayuno espiritual. ¿Para que ayunar? Nótese que Dios ordena el ayuno para todos en el Día de la Expiación (Levítico 23:29). Nuestro Creador sabe que podemos vivir sin agua y sin alimento al menos un día. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, Dios ordena el ayuno para su pueblo (Levítico 23:27, 29; Mateo 16:18). Como Creador nuestro, afirma que el ayuno nos conviene. ¡Y Él sabe! Dios quiere que el ayuno nos enseñe valiosas lecciones espirituales. "¿Que provecho derivamos de omitir tres o más comidas?", preguntaran algunos. Desde el punto de vista intelectual, bien podemos confesar delante de Dios que somos pecadores y que necesitamos su fuerza, su guía y su corrección. Pero una cosa es decir algo en oración y otra es sentirla hasta lo mas profundo de nuestro ser. Después de una larga prueba, Job testifico diciendo: "De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza" (Job 42:5-6). Podemos orar diariamente de rodillas pidiendo la fuerza necesaria para seguir el camino de Dios. Podemos orar pidiendo fe para confiar en que Dios resolverá nuestros problemas y pidiendo ayuda para comportarnos de acuerdo con su ley. Mas luego nos levantamos, seguimos la vida y afrontamos el día de un modo que se aleja del ideal. ¿Por que fallamos así? Nuestra mente esta en constante lucha contra la guía de Dios (Romanos 8:7). Aun después de recibir el Espíritu de Dios, el cual nos esclarece y permite que haya entendimiento en nosotros, no cesa aquella batalla interior que Pablo describió con tanta elocuencia en Romanos 7:16-18. Jeremías comprendió la autojustificación y el autoengaño del ser humano, y por eso Dios lo inspiro para que escribiera: “Engañoso es el corazón mas que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? (Jeremías 17:9). Dios nos conoce y comprende. Y si nos acercamos a El mediante el ayuno tal como El lo ordena, podrá ayudarnos a comprender mejor nuestra propia mente. Cuando ayunamos, el hambre nos recuerda que somos solo humanos, que necesitamos con urgencia la buena tierra de Dios, con su lluvia y sus frutos, para conservar nuestra existencia. ¡Que poca cosa somos luego de un dia de ayuno, sintiéndonos fatigados y mareados! ¡Cómo nos humilla saber que sin el alimento de la tierra bajo nuestros pies, nuestra mente se desorienta fácilmente! Privados de alimento durante un periodo largo, nuestra mente seria incapaz de seguir razonando. Si, podemos reconocer en oración ante Dios que no somos gran cosa, pero al ayunar lo sentimos en carne propia. 2 La perspectiva correcta ¿Cómo podemos mantener una perspectiva correcta de la vida? ¿Cómo evitar la confianza en nosotros mismos y la autojusticia? David dijo: "Me humillaba con ayuno" (Salmos 35:13, Biblia de Jerusalén). Ciertamente, nos convendría seguir el ejemplo de un individuo que fue conforme al corazón de Dios (I Samuel 13:14). ¡La situación es urgente! Santiago nos advierte y exhorta que Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y el se acercara a vosotros" (Santiago 4:6-8). ¿Cómo nos acercamos a Dios? Pautas para un ayuno efectivo · Ayunar con frecuencia. La practica nos perfecciona en el uso de cualquier instrumento, sea físico o espiritual. El apóstol Pablo ayunaba con frecuencia (11 Corintios 11:27), y nosotros debemos hacer otro tanto. Esto no significa que seamos farisaicos fijando un calendario rígido ( Lucas 18:9-14). Lo importante no es el numero de veces que ayunemos sino la actitud con que lo hagamos. · Evitar los ayunos “desesperados''. Es importante ayunar en momentos de prueba y dificultad, pero si lo hacemos únicamente en las emergencias, le estamos diciendo a Dios que nos interesa mas obtener lo que pretendamos que acercarnos a Él. · Ayunar un día a la vez. Un dia es un lapso aceptable para un ayuno espiritual, aunque a veces puede convenir un periodo mas largo, quizá dos o tres días. Algunos piensan que se es más espiritual cuanto más tiempo se ayune. Citan los ejemplos de Moisés, Elías y Jesucristo, quienes ayunaron 40 días. Pero estos eran individuos excepcionales, en circunstancias también excepcionales. No debemos intentar un ayuno demasiado largo, y si pensamos ayunar mas de tres días, debemos buscar primero el consejo de alguien competente. A Dios no le impresionan las proezas físicas: lo que le interesa es la actitud. Es conveniente ayunar de tarde a tarde, en lo posible, ya que así se prescribe para el Día de la Expiación (Levítico 23:32), pero el ayuno puede comenzar y terminar en otros momentos según la situación. · El factor tiempo. El tiempo que escojamos para ayunar debe ser apartado únicamente para este fin. Sin embargo, es muy probable que a veces nos veamos forzados a trabajar durante el ayuno, mas debemos procurar que el tiempo quede lo mas libre posible. El sábado no es el día ideal para un ayuno, ya que se trata de un día festivo, que debe ser una delicia para nosotros (Isaías 58:13). Empero, hay casos en que el sábado es el único día disponible, o tal vez sea preciso incluirlo si el ayuno es de dos o tres días. · Aprovechemos bien el tiempo. No ocupemos nuestro tiempo en cosas distintas del estudio, la meditación y la oración. Recordemos por que decidimos apartar ese tiempo: para que Dios nos instruya y para que nosotros nos acerquemos mas a Él. El ayuno no es una forma de penitencia ni una prueba de resistencia, sino un tiempo de renovación espiritual. El pastor general Herbert W. Armstrong explica en su autobiografía como dividir el tiempo en tres segmentos: estudio, meditación y oración. Así, permitimos primero que Dios nos hable por medio de su Palabra, luego reflexionamos sobre lo que hemos leído y como se aplica a nuestra vida, y entonces le hablamos a Dios en oración acerca de las circunstancias del ayuno. Esto nos ayuda a acercarnos a Él y nos abre el entendimiento espiritual (versículo 8). · Prever cierto malestar físico. Es de esperar que sintamos hambre. Además, durante el ayuno el organismo elimina tóxicos y desechos, y esto puede ocasionar mareo, dolor de cabeza y mal aliento. El dolor de cabeza fuerte puede deberse a la suspensión de sustancias estimulantes que solemos consumir diariamente, como el café, el té y las bebidas refrescantes. Conviene, pues, eliminar estas sustancias desde el día anterior. También es aconsejable tomar buenas cantidades de líquidos el día anterior al ayuno para ayudar a limpiar el organismo. No es recomendable comer en exceso ni antes ni después del ayuno. · El arreglo personal es importante. Jesús ordeno que no hiciéramos saber que estamos ayunando (Mateo 6: 16-18). Conviene cepillarse los dientes, teniendo en cuenta los efectos físicos del ayuno. El ayuno no impide enjuagarse la boca después de cepillarse. El Apóstol prosigue: "Afligios, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y el os exaltara" (Versículos 9-10). Santiago prescribe el ayuno. Las palabras afligir ( Levítico 23 :27), luto ( Mateo 9:1415), llorar (Zacarias7: 1 -5) y humillar (Salmos 35:13) se refieren al ayuno. Léase el capitulo 4 de Santiago y nótese cómo el proceso de acercamiento a Dios se relaciona con la necesidad de ayunar. La actitud correcta al ayunar La gente suele ayunar por diversos motivos, pero solo hay un propósito aceptable para Dios: "Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertios al Eterno vuestro Dios" (Joel 2:13). Nuestro motivo al ayunar debe ser humillarnos y someternos a Dios mas cabalmente. Dios respeta a quienes desean acatar su manera de pensar y vivir (Isaías 66:2). En cambio, ayunar para que Dios tome nuestra parte en un conflicto resulta inútil. Tampoco tiene sentido ayunar para llamarle la atención (Isaías 58:3-4). Jesús explico el gran propósito del ayuno. En Mateo 9:14-15 leemos: "Entonces vinieron a el los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por que nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo esta con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunaran" ( Mateo 9:14- 15). Mientras Jesús estuvo en la tierra, sus discípulos disfrutaron de una comunicación estrecha y diaria con El. Sus enseñanzas, su inspiración y sus palabras de animo estaban siempre allí. Mas cuando El regreso al cielo, les fue más difícil mantenerse en armonía con sus pensamientos y ver claramente su voluntad en la vida cotidiana. Por eso Jesús había dicho que tendrían que ayunar mucho. El ayuno les daba aquella cercanía y comprensión que habían tenido mientras estuvo con ellos en persona. 3 Nosotros debemos ayunar por esa misma razón. Es muy apropiado que tengamos que ayunar en el Día de la Expiación, pues este representa el momento en que Jesús y todos sus discípulos serán uno en completa armonía. Dios responde cuando ayunamos No nos equivoquemos. El ayuno es algo que Dios observa y toma muy en serio. Dios escucha tocas nuestras oraciones, pero toma nota especial de nuestro ayuno. Daniel ayuno 21 días antes de recibir una respuesta. No obstante, Dios le hizo saber que había oído y aceptado su petición desde el comienzo de ese ayuno (Daniel 9:23). Lo mismo nos puede suceder a nosotros, puesto que el ayuno le demuestra a Dios que lo estamos buscando con sinceridad. Recordemos la historia de Acab. El profeta Elías dio testimonio delante de Acab y el reino de Israel durante muchos años, mas el Rey no respondía. Por el contrario, "ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos del Eterno" (I Reyes 21 :25). La ultima advertencia de Elías produjo por fin algunos resultados. Al saber lo que acontecería a su casa, Acab "rasgo sus vestidos y puso cilicio sobre su carne, ayuno, y durmió en cilicio, y anduvo humillado" (versículo 27). 4 Cuando Acab empezó a ayunar, Dios vio que su arrepentimiento era sincero y aplazo el castigo hasta después de su muerte. Si Dios tuvo misericordia de Acab, ciertamente responderá cuando nosotros nos presentemos delante de El arrepentidos de todo corazón en ayuno y oración. El rey Josafat fue contemporáneo de Acab en el reino sureño de Judá. Previendo una invasión inminente, Josafat recurrió a algo muy singular en los anales de la estrategia militar: "Entonces él tuvo temor; y Josafat humillo su rostro para consultar al Eterno, e hizo pregonar ayuno a todo Judá. Y se reunieron los de Judá para pedir socorro al Eterno; y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda al Eterno" (II Crónicas 20:3-4). Hombres, mujeres y niños ayunaron. La respuesta de Dios no se hizo esperar. Les indico que salieran a afrontar a los invasores confiando en que El resolvería el asunto a su favor (versículos 16-17). Cuando Josafat salió con el pueblo al día siguiente, vieron que los invasores habían peleado unos contra otros y todo el ejercito yacía muerto. Los ciudadanos de Judá recogieron el botín y regresaron a casa. ¡Que espectacular respuesta a su ayuno! El ayuno le demuestra a Dios que nosotros, como Josafat, estamos dispuestos a confiar en su fuerza y no en nuestros recursos físicos, pues comprendemos estos pueden fallar. que Dedicados a Dios Al ayunar, presentamos testimonio delante de Dios de que deseamos abandonar nuestros caminos de pecado y vanidad y entregar nuestra vida a Él para que la utilice según su voluntad (Romanos 12:1). El ayuno demuestra que anhelamos dedicarnos a Dios y no a las cosas del mundo. Pablo habla del ayuno como un momento en que nos ocupamos en la oración, suspendiendo incluso las relaciones conyugales normales (I Corintios 7:5). Demostrando así nuestra intención de dejar todo lo físico y ocuparnos de lo espiritual. ¡Dios responde ante una actitud así! Nótese su promesa de bendiciones espirituales: "Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejara ver pronto; e irá tu justicia delante de ti... El Eterno te pastoreara siempre, y en las sequías saciara tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan" (Isaías 58:8, 11). 330