Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación H. Hermana Rosana Gamboa Provincia de Bucaramanga NECROLOGÍA No. 2 “Id y predicad el Evangelio” Mt. 28,18 Nombre: Hermana Rosana Gamboa Nacida en: Bolívar, Santander, el 13 de Septiembre de 1944 Nombre de los Padres: Eva Gamboa Ingreso: enero 18 de 1972 Profesión Religiosa: el 14 de abril de 1974. Defunción: Enero 17 de 2014. Hermana Rosana, la infancia y juventud las vivió en su hogar, en un clima de piedad y desde entonces empezó a practicar la caridad. En 1967 ingresó aquí en La Turena, al grupo de Misioneras Seglares que se había fundado desde 1960 y en donde muchas jóvenes vivieron con profundo sentido misionero en lugares muy necesitados, especialmente en veredas pobres, con personas de poca formación intelectual y espiritual. En enero 18 de 1972, pasó a la Congregación y con sólo 2 años de Noviciado hizo su profesión de Hermana, el 14 de abril de 1974. Puesto que ya tenía una valiosa e intensa formación misionera fue enviada en esos primeros años a Centros Misioneros: Arboledas, Olival, donde desde el 3 de junio de 1980 hasta el 20 de enero del 82 fue la Superiora Local, e igualmente en Engativá y El Tarra, donde vivió períodos de bellísima obra de evangelización y de promoción social. Fue enviada a Credisa, República de El Salvador, en donde nuestra Provincia acababa de hacer una fundación. Entre tanto se erigió la Viceprovincia de Guadalupe, formada por México, Guatemala y El Salvador, con inicial dependencia de Bogotá, Provincia a la cual perteneció durante algunos años. Al regresar de Guadalupe en 1996 pasó de nuevo a la Provincia de Bucaramanga. ¡Qué bellas y variadas misiones! Campodós, gran centro misionero parroquial en misión combinada con nuestros Hermanos Dominicos, pues depende de la Diócesis de Tibú. En Teorama, Maestra de Escuela Oficial. En San Gil, Docente del Colegio de la Presentación. En Barbosa, Pastoral Parroquial. Unos meses de maravillosa estadía en Francia, en el Centro de Estudio Marie Poussepin, en el que bebió encantada y feliz, todo el espíritu dominicano, evangelizador y caritativo, según el Carisma de Marie Poussepin. Embelesada visitó los lugares de origen de la Orden y de la Congregación y estuvo en Lourdes, en Roma, observando y viviendo el espíritu Eclesial, Mariano y Vocacional. A su regreso empezó un trabajo totalmente nuevo, de creación de un grupo que debería preparar todo un estudio sobre Santo Domingo y Marie Poussepin. Trabajo intenso, de investigación y de redacción, orientado por ella y un Sacerdote del Seminario, perteneciente a la Diócesis de Barrancabermeja y con aportes muy valiosos del Padre José de Jesús Sedano, Dominico que posee extraordinarios conocimientos sobre la Historia y la Espiritualidad que nos interesan. Orante, humilde y sencilla, muy prudente y discreta, pero también alegre y comunicativa, disponible ante los cambios a misiones diversas, porque como el Padre Alfonso nos decía ayer, era peregrina en uno u otro sitio. Fue un verdadero testimonio en todas partes. Amadísima Hermana Rosana, cuántas veces sus manos delicadas fueron pasando las páginas de la Sagrada. Biblia para profundizar los Evangelios, las profecías, los Salmos o las cartas de los Apóstoles… Cuántas veces en la Capilla con sus Hermanas o al aire libre con los campesinos pasó las cuentas del Rosario, repitiéndole a María: Santa Madre de Dios, llena eres de gracia. Aquí, en esta Capilla, muchas veces miró la imagen de Cristo para pedirle que la acompañara y le diera el coraje y las palabras necesarias para hablar a los niños, a los pobres, a los del campo o a los de la ciudad. Y allá en las veredas, muchas veces bien de madrugada, antes de que saliera el sol, o al atardecer subió como Jesús por los valles y montes, para invocar al Padre, al Hijo o al Espíritu Santo. Y en estos últimos años con los niños de la Catequesis en el Paraguay o con los jóvenes de la Universidad, su palabra dejó el eco de la voz del Señor Jesús. Vino para unos días en la familia o en medio de nosotras. Pero distintos eran los designios de Dios, normales en toda vida humana. Pocos días, pocas horas y el reloj de la tierra se detuvo, para hacerla entrar en la eternidad donde ya no se cuentan los días ni las horas, donde ya no hay tristezas ni dolores. Ahora, queremos decirle, Hna. Rosana, que la hemos amado mucho y deseamos que se encuentre en la visón divina. Desde allá interceda por nosotros. Hna. Beatriz Álvarez Gómez, O.P.