Se ha querido elevarla á la categoría de social y pública, cuando sólo ¡e basta el último eslabón de esa cadena científica, y a eso, siij duda, es debida esa gran popularidad que goza en todas las clases sociales, y los funestos extravíos que ha producido en su seno. Desde el siglo pasudo, en que apareció en nuestra literatura, tal cual debía presentarse, como simple narración de costumbres, hasta hoy día, ha invadido la historia, la moral y la religión, pretendiendo en su vanidad ahogar las mejores obras clásicas de nuestros literatos, que no cesan de ejercer cierta aparente superioridad que estamos muy lejos de reconocérsela. Disfrazada bajo un carácter creyente, esconde su impiedad bajo la forma de una moral pura, desarrolla una escena repugnante; bajo la promesa de regenerar las costumbres, las pervierte presentando sus cuadros de difamación. Lo florido de su estilo, ia belleza de su dicción, lo atractivo de la frase, y más que eso, el cuadro de pasiones que desarrolla, inverosímiles unas, repugnantes otras, pero todas para despertar sentimientos de sensualidad ó de venganza, todo en tropel, se agolpa á la mente del joven lector, que en su inexperiencia, y atraído por fuerza tan poderosa, cae cual avecilla en las fauces de esa serpiente social, que devora sus más bellas disposiciones. ¡Qué suma demales no se amontonan del fondo de esas almas, cuando escuchan con delectación el silbido seductor de semejante sirena encantadora! La corriente que hoy domina al genio novelesco es demasiado conocida, para no producir, siguiéndola, una perturbación social. Efecto, tal vez, de ese malestar intelectual y moral que envuelve á los pueblos civilizados en esa atmósfera de errores novelescos que respirantes por qué vemos arrastrarse la juventud en las fangosas aguas del más feo sensualismo. Y no es extraño, que más tarde, á ese agente desmoralizador se junten otros no menos activos y peligrosos, como para encender más y más la hoguera de las pasiones sociales, cuya llama extingue todo sentimiento de fe, aviva el fuego de la corrupción de costumbres, y, como á consecuencia legítima, se entroniza en su seno el imperio de la diosarazón, ó sea el racionalismo en el corazón de los pueblos. TDUO. ¡¡a guerra s' endú '1 joventl La sortija, la eucanya, á las hallas han seguit; hi han faltat dalit y manya, y lo goig. del any finit. En 1' envelat, las parellas fins se podían contar, pochs fadrins, moltas donsellas, y mares... ¡vinga plorar! Ab tantas com n' hi havfa, no sé per qué... m' hi he anyoratl Faltanthi la Rosalía, ¡trobo desert 1' envelat! ¡Festa Major! esblaymada com un día sense sol, has passat aquesta anyada. ¡Com pot riure la gentada, quan la patria está de dol! JOAN RIBAS Y CARRERAS. 23JnlIold«18(e general No habiendo recibido la correspondencia de los pueblos del Distrito, debido, sin^duda, á que nuestros corresponsales no han tenido en cuenta que el número debía imprimirse con un día de anticipación, por ser día festivo el sábado, prescindimos por hoy de ellas, prometiendo á nuestros benévolos abonados subsanar debidamente esta falta. §>eecion Oficial Administración de Correo* y Estación de telégrafos de Llorf t de Mar Relación de la» cartas detenida! por desconocer á «tu destinatario*. De Gerona, á D. Jos* Pasapera, médico.—De Manila, a D. Jaime Firrer, Tossa. De Lloret de Mar (devuelta de Matará), 4 dolía Dolores Boix, calle del Bto. Salvador, n.° 11. Telegrama n.° 97 de Sautandsr, Enlace, a 0 . Joan Giró, plaia Mareos, 3. ... Lloret de Mar 22 de Julio de 1896.—El Administrador, II. Montenegro, Amenidades FIESTAS MAYORES (De nuestra colaboración particular) lia Festa JVlajor Bant» Asna. La festa majó ha arribada ab son róssech de plahers ¡com frisseja la .gentada, per las plassas y carrers! De trench d' alba, falagueras, brandejan sense parar, las campanas pregoneras des del cím del campanar. En son repich d' alegría, s' hi llegeix quelcom de dol; recort que la patria envia, ais filis anyorats que voll... En la platja, llampagueijan las velas deis envelats, y cants de festa 's barrejan, alegres, de tots costats. L' Ajuntament no mancava al m.ití á Mis&a major; la orquesta 1' acompanyava, era 1 temple un jardí en flor. Per la tarde, á las bailadas no s' hi ha vist lo mohiment que s' hi veya altrcs anyadas . El Porvenir. 26/7/1896. Pàgina 2 Se me pide que escriba sobre Fiestas mayores, y soy tan complaciente, que intento el trabaje, aunque no ignoro que ha de ser grande para mí, toda vez que en materia de fiestas no se me alcanza gran cosa más que lo que de ellas se me ha metido por los sentidos á regaña dientes de mi voluntad. Se ha de saber que yo no bailo, ni entiendo nada de música, ni gusto del bullicio popular, ni he sabido nunca divertirme, según opinión de personas divertidísimas y que pasan por peritas en este particular. Y siendo un ente tan poco festivo ¿qué he de decir de las Fiestas mayores, que no ¡esulte soso é indigesto para el lector? La Fiesta mayor es la non plus ultra de la fiestas, es aquella que pide mis j.lgoriq, más dispendios, más comilonas, más bailoteo y más diversiones, en el sentido en que las entienden aquellos aludidos peritos, que me han declarado inepto para disfrutarlas. No hay población en Cataluña que no tenga la suya; y las hermosas villas de nuestra Costa de Levante, que al arrullo de un mar, siempre azul, y al amor de un sol templado y benéfico, suelen expansionar su alegría en innumerables tiestas, al celebrar la Mayor hacen prodigios imponderables. El forastero que viene á nuestra tierra en tal ¿poca del año cree encontrarse en un país afortunado, en una tierra de Jauja, y no se cansa de admirar los lujosos cntuklaiios, ,bs nutridas orquestas que animan día y noche los aires, los rumbosos vestidos de las damas y señoritas, ¡a generosidad de los conocidos y el buen humor y la elasticidad de piernas de todo el mundo. Esto último es prodigioso. ¿Quién no baila por la Fiesta mayor?... Hasta los más viejos entrañen el entoldado con aires de conquistadores y arrastran i ]a danza á sus voluminosas esposas, cuando no han tenido la fortuna de hacerse seguir por algún pimpo Hito más lozano, que les haga sudar de cansancio y de placer. ¡Qué mucho que los forasteros nos tengan por los más felice* deHbs morrales!... .„•.Sin embargo (yo no acierta i callarlo por más que quiera) no todo es alegría y bienandanza, como parece, una Fiesta mayor. Bajo la pompa de los entoldados y de los vestidos de seda, el paciente observador podría descubrir más de una gusanera hedionda, y entre los alegres sones de las músicas callejeras podría escuchar más de un suspiro de pena mal reprimido. Los cintajos vistosos, las preciosas joyas y elegantes vestimentas, que en este día dan nuevo esplendor i la luz, han costado tal vez reyertas de familia, lágrimas secretas y hondísimas penas; y el placer y riqueza de un instante se han obtenido hipotecando el porvenir á favor de una miseria, que ha de dar largos días de tristeza y hambre. Hay muchas, muchísimas personas que el día de la Fiesta mayor quieren aparentar que se divierten, cueste lo que costare. Hay otras, menos dignas de compasión, que dan en la tema de creer que el divertirse coasiste en comer mucho, beber más, bailar como locos y trasnochar como unos perdidos, y lo hacen tal como lo entienden, y i fuerza de divertirse agarran una enfermedad que les hace sudar el hopo, si no les revienta. Algunos he conocido yo que tenían este desgraciado modo de divertirse; y no se crea que se den por. advertidos de la dolorosa experiencia, sino que siguen en sus mismas opiniones y están siempre á punto de caer en las mismas locuras. A uno conozco que, por divertirse, después de haber engullido más vino que agua tragaría una muía, se empozó en el estómago un vaso de aguardiente con mezcla de sal, vinagre y aceite. El bárbaro no reventó y es muy capaz de repetir el experimento otro día que esté de broma. Cuidado que ¡a bromita es graciosa ¿verdad? ¡Cuántos y cuántos hay que por el afán de divertirse sufren las mayores incomodidades!.-. A propósito" de esto no puedo menos de recordar el viaje de mi amigo Perico á una Fiesta mayor; voy á relatarlo compendiadamente para solaz de los lectores. Salió de Malgrat para San Feliu de Guixols en ana tartana de seis asientos, donde apenas pudo coger, por ser ocho los pasajeros que el ordinario tuvo a bien encajonar en ella. Pero ¿qué importaba aquella mala andanza si iba á divertirse? Ya en despoblado les coge á él y compañeros una tempestad; ronca el trueno, estalla el rayo, se espantan los caballos, se desbocan, vuelca el vehículo, se apean como pueden los viajeros y sufren un remojón que les deja calados hasta los huesos. Tiritando de frío, á pesar del verano, ya entrado, vuelven á trotar por aquellas sendas fangosas y llegan á San Felíu, medio muertos, pero sin haber perdido todavía las ganas de bailar y divertirse. Mi héroe se encamina i una fonda y no encuentra ningún cuarto disponible; recorre todas las fondas y posadas de la población y en ninguna obtiene mejor suerte. Al fin se resigna á hacer habitación de un comedor, donde el fondista habilita para cania una mesa, cubriéndola con un colchón y sus correspondientes sábanas. Se viste con las ropas menos mojadas que encuentra en su maleta y se dirige al entoldado. Baila allí como picado de tarántulas y logra entrar en calor; pero l i reacción es tremenda, el calor calenturiento; su cabeza hierve y de golpe y porrazo á una de sus muelas le da la gana de acordarse de que está cariada y de advertirle malamente que no tiene más ganas de bromas. El hombre no se rinde todavia. Quiere divenirse mal que pese á su antojadiza muela y baila rabiando y rabia bailando hasta que cesa 1* música, se apagan las bujías y la gente se retira a tos casas á los primeros albores del día. Retirase también á su cuarto-comedor nuestro divertido personaje. Como no posee más que un cabo de vela que ca»i le quema los dedos, se encuentra á oscuras antes de haberse desnudado completamente. Se echa como pue-