T16//comportamiento TENDENCIAS | LATERCERA | Sábado 30 de noviembre de 2013 Por qué elegimos a los candidatos que elegimos Que vote a conciencia, que estudie a los aspirantes, que el valor de estar informado. Es cierto, todas esas sentencias son muy necesarias, pero ojo, porque la mayoría de las veces elegimos por quién votar sobre la base de algo tan tangencial como su cara. TEXTO: Carlos Pérez ILUSTRACION: Marcelo Escobar L A ESCENA es la siguiente. Dos domingos atrás. Entrada la noche. Miles de chilenos expectantes frente al televisor esperando por los resultados de las elecciones. Uno de esos tantos escucha quién salió senador, quién logró un escaño en la Cámara o, si se quiere, supo de un nuevo Core. Entonces no se controla: “Pero cómo este fulano puede tener tanto apoyo” o el clásico “en qué está pensado la gente”. Más de uno se acuerda de eso del pan y circo y también hay de los que caen en la perorata de que por eso países como el nuestro nunca van a ser desarrollados. Y bla, bla, bla. Pero la verdad es que en este tema de elegir por quién votar lo que pasa es mucho más profundo, o si se quiere superficial. Así, tal cual. Y es divertido, en estos casos lo que pensamos que se trata de una concienzuda elección muchas veces no es más que un acto casi intuitivo que llevamos a cabo trai- cionados por nuestro inconsciente, el que elige sobre la base de los rostros de los candidatos. De la misma forma que un universitario evita un profesor que tiene “cara de querer rajarlo” o un empleador pronostica cómo será la entrevista de un postulante. Así ha mostrado el sicólogo Alexander Todorov (U. de Princeton, Estados Unidos), la persona en el mundo que más ha investigado la sicología detrás del voto. Según el investigador, todos quienes no se cuentan dentro del llamado “voto duro” acostumbran optar por un candidato bajo mecanismos que tienen poco que ver con las ideas políticas y mucho más con procesos cognitivos que se dejan llevar por la percepción. “Los resultados sugieren que los juicios rápidos y espontáneos, basados en la cara de un candidato, pueden afectar las decisiones de voto”, plantea. Primeras impresiones La primera vez que Todorov investigó este fenómeno les mostró a casi mil voluntarios fotografías -en pares- de personas que tenían que calificar según el nivel de competencia que reflejaban sus rostros. No había ninguna otra información. Los participantes no sabían que las fotos eran de candidatos a la Cámara y el Senado estadounidense. La sorpresa llegó cuando las preferencias de los voluntarios se compararon con los resultados reales en las elecciones: coincidían en más de un 70%. “Esto significa que con un rápido vistazo a dos fotos, se tiene una gran oportunidad de predecir quién va a ganar”, dijo Todorov. Después de comprobar eso, el investigador de la U. de Princeton buscó averiguar cuánto tiempo se necesita para llegar a estas decisiones electorales. Para eso mostró a voluntarios fotos de candidatos de elecciones pasadas, con el ganador y su contendor. Después les pidió que analizaran su nivel de competencia en tres tiempos: 100 milisegundos, 250 milise-