EDUCAR EN LA AUTOAFIRMACIÓN. Patricia López Cózar 75899328-H INTRODUCCIÓN. Para comenzar definiremos la adolescencia, en la web (es.wikipedia.org) encontramos la siguiente definición de adolescencia: La adolescencia es un continuo crecimiento de la existencia de los jóvenes, en donde se realiza la transición entre el infante o niño de edad escolar y el adulto. Esta transición de cuerpo y mente, proviene no solamente de sí mismo, sino que se conjuga con su entorno, el cual es trascendental para que los grandes cambios psicológicos que se produce en el individuo lo hagan llegar a la edad adulta. La adolescencia es un fenómeno biológico, cultural y social, por lo tanto sus límites no se asocian solamente a características físicas. A diferencia de la pubertad, que comienza a una edad determinada a los doce o trece debido a cambios hormonales, la adolescencia puede variar mucho en edad y en duración en cada individuo pues está relacionada no solamente con la maduración de la psiquis del individuo sino que depende de factores psicosociales más amplios y complejos, originados principalmente en el seno familiar. Por tanto, en esta etapa de cambios tanto físicos como psicológicos, es primordial educar en la autoafirmación, desde el centro escolar se pretende trabajar en este concepto, realizando actividades y dinámicas con el alumnado. Conseguir la afirmación el cada alumno/a refuerza el auto-concepto disminuyendo la necesidad de defenderse y aumentando la apertura al cambio. La afirmación de uno mismo aumenta la confianza y aumenta la autoestima. LA AUTOAFIRMACIÓN. La autoafirmación significa respetar los deseos, necesidades y valores de uno mismo y buscar su forma de expresión adecuada en la realidad. Su opuesto es la timidez que supone el colocarse a uno mismo en un segundo plano, evitando el enfrentamiento con alguien cuyos valores sean diferentes, para complacer, aplacar o simplemente para caer bien. Estar autoafirmado es estar muy claro, decidido, sin depender de la opinión de los demás para saber su valía. La autoafirmación no significa agresividad inadecuada, no significa abrir el paso para ser siempre el primero o pisar a los demás, no significa afirmar los deseos siendo diferente a los demás. Significa simplemente la disposición a valerse por sí mismo, a ser quien es abiertamente, a tratarse con respeto en todas las relaciones humanas. Este proceso de afirmación está basado en un contacto directo y claro del alumnado consigo mismo que lleva a saber quién es, no por referencias externas, sino por las propias; se basa en superar la necesidad de ser alabado continuamente, a que digan si está bien, que es una persona correcta, y que no le van a rechazar. Cuando uno mismo no se rechaza, dejará de importar si los demás lo hacen o no. Deben aprender a escuchar a los demás, pero separado de lo que depende de cada uno de ellos, y lo que depende de los demás. Es saber decir exactamente lo que piensa, cómo lo piensa; lo que quiere y cómo lo quiere, esperando de los otros el respeto que cada uno da, sin dejarse llevar por falsos pudores que son resultados de su propia negación. Decir «no», «no quiero», «no me gusta» no significa agredir, significa aceptarse, afirmarse y simplemente comunicar lo que realmente desean evitando, por temor o por ansiedad, pretender estar de acuerdo con los otros; que a fin de cuentas, significa no estar de acuerdo con ellos mismos. El obstáculo es que les resulta difícil decir: «yo no pienso igual», porque temen perder el afecto de los demás; pero debemos hacerles comprender que con quién se ha de estar de acuerdo es con uno mismo. Cuando cada uno se conoce a sí mismo, se reflejará en una mayor autoestima, todo ello permite ayudar, respetar y valorar a los demás, porque ya tienen un saber sobre el respeto, la valoración y sobre todo la afirmación. Para pasar a la actividad de conseguir la autoafirmación, lo primero es detener los hábitos negativos en el alumnado y que cada uno tome conciencia de uno mismo. Deben aprender a trabajar la autoimagen y cada momento que surja una imagen negativa, sustituirla por otra positiva de uno mismo. Es importante hacerles recordar que lo que se experimenta y vive, se hace primero en la mente. Se predispone positiva o negativamente hacia una persona, una situación o una experiencia, primero en la mente, después en los sentimientos y luego en la acción. Otro aspecto fundamental, es entender que esa imagen negativa se refuerza por los enfoques de la vida, que a veces les llevan a considerar que no se ha tenido suficiente éxito o que se han equivocado. Sin embargo, es vital hacerles entender que la vida es cíclica y no siempre se falla, ni siempre se tiene éxito. Deben tener muy claro en la mente, lo que se ha logrado, y colocarlo como imagen positiva para desplazar la negativa. Por tanto, es fundamental trabajar mucho con el alumnado en la imagen que se quiere de uno mismo. Cuando el alumnado aprenda a proyectar una buena autoimagen, podrá también tener imágenes positivas de los demás, porque valorarán lo que hacen y lo que dicen; si tienen una autoimagen positiva, se darán cuenta de que no solamente son muy importantes, ¡sino absolutamente valiosos para ellos mismos! DINÁMICA PARA TRABAJAR LA AUTOAFIRMACIÓN EN EL AULA. Con esta dinámica pretendemos ayudar al docente a trabajar en la autoafirmación. Que el alumnado sepa expresarse en positivo y con normalidad, valorar sus capacidades, y su propia identidad. Para comenzar lo primero será colocar un papel grande en blanco en una pared de la clase, cada alumno tendrá un rotulador y comenzará libremente a escribir cosas positivas (estilo lluvia de ideas) que empezarán siendo de otras personas. Siempre les será más fácil pensar y escribir sobre los demás que sobre ellos mismos. El alumnado debe familiarizarse con este vocabulario, aprendiendo a valorar a los demás, ya que es el comienzo, para que aprendan a valorarse a ellos mismos. Esta dinámica tiene un pequeño riesgo que debemos tratar de evitar, y es que, algunos alumnos/as pasan desapercibidos en el grupo, no tienen relaciones cercanas con otros alumnos/as, son silenciosos…Esta dinámica no debe agudizar esta situación. Podemos utilizarla para ser nosotros/as las que saquemos a la luz las cualidades de estos alumnos/as que no van a ser protagonistas de los comentarios de sus compañeros/as. Una vez rellenado el papel, los alumnos/as deben tomarse un tiempo para reflexionar sobre lo que han escrito. Luego comentaremos el porqué han escrito y para quién las frases del papel. Más adelante, realizaremos la dinámica pero esta vez, resaltando las cualidades propias de cada alumno, ya que algunas nuevas habrán descubierto. CONCLUSIÓN. El objetivo principal de la etapa educativa no es sólo que el alumnado adquiera los contenidos conceptuales de las materias, sino contenidos actitudinales y valores, la adquisición de estos valores comienzan con el conocimiento de uno mismo, ya que si un alumno/a no se valora a sí mismo no se respetará, y, difícilmente sabrá respetar a los demás. Educar en la autoafirmación permite que los alumnos/as estén seguros de ellos mismos, estando en conocimiento de sus propios valores, consiguiendo su desarrollo personal, así como su integración en la ciudadanía activa e integración social de una manera decidida y sin depender de la opinión de los demás, pero con respetando esta opinión. BIBLIOGRAFÍA. - Briñol, P., Horcajo, J., Becerra, A., Falces, C. y Sierra, B. (2002). Cambio de actitudes implícitas. - www.educarueca.org