Segunda Parte - El proceso administrativo y contencioso administrativo 375 El principio de igualdad permite que existan tratos desiguales, siempre y cuando se justifiquen los mismos; es decir, que se den condiciones objetivas y razonables que lo permitan, dentro de criterios de proporcionalidad entre los hechos que le sirven de causa al tratamiento desigual54, circunstancia que es recogida por el numeral segundo del artículo 3 del CPACA, cuando hace referencia al trato y protección especial de las personas en situación de debilidad manifiesta, por circunstancias económicas, físicas, o mentales; lo que no permite el principio, es que dentro del procedimiento administrativo, se presenten desigualdades injustificadas, como por ejemplo por razones ideológicas, raza, sexo, condición y otras, que se tornan desproporcionadas. La protección de igualdad que se busca con este principio, se concreta en las personas que participan en el procedimiento administrativo, ya que son los directamente interesados en el mismo; en efecto, el tratamiento por parte de las entidades públicas, debe ser igual, bajo supuestos de igualdad, respecto de los administrados involucrados en la actuación; esto es lógico, en cuanto que la potestad administrativa de las entidades públicas no puede ser utilizada en beneficio de uno y discriminación de otro55; por esta razón el numeral segundo del artículo 3 de la Ley 1437 de 2011, es claro en preceptuar que las autoridades darán el mismo trato a las personas e instituciones que participen en las actuaciones bajo su conocimiento. 4. PRINCIPIO DE MORALIDAD Este principio se determina por ciertos postulados de honestidad y desinterés en la actuación administrativa56, que implican que la misma, se ajuste a la subjetividad que conlleva el concepto, de acuerdo con el sistema 54 55 56 de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, … El Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva y adoptará medidas a favor de grupos discriminados o marginados…”. Corte Constitucional, Sentencia C-339 de 1996, contempla así: “El principio de igualdad no le impide al legislador reconocer entre las personas, distinciones legítimas, sino que inadmite trato desiguales que sean irracionales, esto es que no contengan una justificación objetiva y razonable, o que no guarden proporcionalidad entre los hechos que le sirven de causa a la norma y los fines que esta persigue”. Parejo Alfonso, Luciano y otros. Manual de derecho administrativo, obra citada p. 563; muestra cómo en el sistema español, el principio de igualdad opera de la misma forma que entre nosotros, en cuanto se refiere al tratamiento de quienes concurren como interesados a la actuación. C.E. Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera, Sentencia de mayo 18 de 2000, exp. AP. 024, Magistrado Ponente, Eduardo Mendoza Martelo.