i 56 Adrián de Loyarte sensibilidad artística, gracias á su modo de ver el campo y el paisaje éuskaro, han podido tener el éxito que han tenido sus lienzos. Ahora bien: ¿cómo ha solucionado Regoyos aquella magna cuestión de la apatía del público hacia su pintura? Pues sencillamente: á fuerza de presentarse continuamente al público con sus lienzos y ponerse frente á sus mismas pasiones, á sus diatribas y hasta á su ignorancia. Estábamos acostumbrados á ver y admirar el mismo tono de color, la misma manera de pintar, siempre las mismas escuelas; vino Regoyos con sus lienzos de intensa luz; con su pintura llena de alegría, donde abundan los cromos, las lacas de diversos colores y las violetas; con aquella pintura tan extraña para muchos, y todo el mundo creyó que aquello era una revolución artística. Y lo era en efecto. * * * Regoyos viene del campo modernista, y dentro de ese campo es fiel discípulo de la escuela francesa impresionista ó modernista, como quiera llamársele. Esta escuela francesa, al llevar á los lienzos trozos de la naturaleza, se desliga de todo límite oficial, académico, y despreciando reglas, íórmulas y tecnicismos, pinta la Naturaleza por la Naturaleza misma. En todas estas escuelas modernistas se notará que son muy contados los colores que predominan en sus lienzos. Por ejemplo, las lacas violeta, el amarillo cadmio, el violeta azulado, el rojo de Saturno, son casi exclusivamente los colores que emplea Regoyos en sus cuadros, y especialmente cuando contemplamos paisajes suyos, parece que, aun en las mismas vibraciones que produce los infinitos matices de color, predominan siempre los colores fundamentales. Por ejemplo: cuando veo su lienzo de la romería de Urquiola, allí, á pesar de que á los toques.de los rayos del sol, las vibraciones sucesivas de color han de ser infinitas, sin embargo, el azulado violeta y el rojo destacan sobre los demás. En cambio en su Catedral de Burgos, el cuadro más artista de los que ha pintado Regoyos—en mi modesto juicio—los colores abundan relativamente, en conformidad á las vibraciones de luz. Y si en el primero recuerda aquel cuadro magistral de Hipólito Bertaux Dernier retour, en el segundo adquiere un gran parecido con la tonalidad y aspecto general del lienzo de Garlos Dulac La nueva iglesia de Ve^clay, donde las impresiones de luz están maravillosamente trasladadas al lienzo. Regoyos ve tan admirablemente la Naturaleza, está tan empapado en ella, que al momento se distingue su pincel cuando pinta un paisaje de cuando