Malos momentos en el instituto Enviado por Ana Oke 2ºC Bachillerato A veces, el estudio y el instituto son muy duros. La falta de reconocimiento y las situaciones que viven los adolescentes como injustas están a la orden del día. Las malas notas y esas injusticias afectan profundamente al adolescente; se siente frustrado, impotente, con la autoestima baja. En estos casos, necesita la comprensión de sus adultos de referencia y encontrar una nueva motivación para su vida. Motivación interna y no externa: el fracaso escolar en aquellos adolescentes obligados a estudiar con recompensas y con castigos más o menos severos, asciende en algunas estadísticas al 70 %. La presión externa excesiva parece debilitar la autoestima, y la autoestima baja se correlaciona con un menor número de intentos de superación de las dificultades (el que se siente impotente y piensa que esforzarse no va a servir para nada, no se esfuerza), y, obviamente, a menor número de intentos menos posibilidades de éxito. El objetivo de una buena formación académica es preparar a la persona lo mejor posible para la vida. Sin embargo, muchos adolescentes tienen la impresión de estar estudiando sólo para el centro escolar y no para su vida futura, como si el instituto sólo existiera para amargarles la existencia y ponerles piedras en el camino de su felicidad. Por eso, cuando un joven llega con problemas de rendimiento académico a la consulta de promoción de la salud del adolescente del centro de salud Manuel Merino, le pregunto cuáles son sus deseos para su vida, sus proyectos más íntimos, cómo y qué quiere ser, y todo lo que le gustaría cambiar en el mundo. Es importante apoyarle en sus deseos, en sus sueños, y ayudarle a buscar estrategias para llegar a alcanzar sus deseos vitales, hacerle ver que vale más por lo que “puede ser y hacer” que por lo que “es y hace”. Como dijo el filósofo: “trata a las personas no como son sino como pueden ser y llegarán a ser como pueden ser”. Intento, como profesional, que desarrolle confianza en sí mismo para que encuentre su lugar en la sociedad. La confianza en uno mismo favorece el poder alcanzar lo que uno se propone. Frecuentemente me encuentro con adolescentes que hasta llegar a la educación secundaria habían sacado buenas notas, pero durante ésta comienzan a tener problemas y a adoptar una actitud negativa hacia los estudios. Parece que se vuelven holgazanes y, cuanto más severos son los padres, más mentirosos. En una encuesta anónima realizada a escolares de 5º y 6º de Primaria resultó que los chavales con padres severos o muy severos mentían hasta 30 veces cada semana frente a las una o dos veces por semana de los hijos de familias comprensivas. La mayoría de los adolescentes en su fuero interno se avergüenzan de sus malos resultados académicos, temen el castigo de sus progenitores y se sienten culpables por desilusionar a éstos, por ello tratan de ocultar el mayor tiempo posible sus malas rachas en los estudios con todas las armas a su alcance (mentiras, falsificación de notas, cambiazos de exámen, “copiajes”,…). En los talleres para padres que realizamos en el centro de salud Manuel Merino, aconsejamos a los padres hablar abiertamente con sus hijos, intentar ponerse en el lugar de ellos, aceptarlos y respetarlos. Casi todos, a lo largo de nuestra vida académica hemos pasado fases durante las cuales hemos aborrecido la escuela o las “chorradas” de alguno de nuestros profesores. Fases donde nos hemos planteado el sentido de nuestra vida, sufríamos enamorados o estábamos preocupados por encontrar un grupo de iguales donde encontrarnos aceptados, reconocidos y respetados. Fases donde era normal que no tuviéramos tiempo para la sintaxis o las raices cuadradas. Fases en las que necesitábamos sobredosis de reconocimiento, aprobación, amor y comprensión. No se nos olvide, nuestros adolescentes también necesitan estas “sobredosis” y si no las reciben en casa las buscarán en el grupo de iguales. Por ello, aconsejamos a los padres reaccionar con mucho amor, comprensión y confianza inquebrantable a las “mentiras” de sus hijos adolescentes. Hablarles con sinceridad sobre sus comprensibles temores de que si sigue así no sacará el graduado escolar y cómo esto puede afectar su vida futura y la consecución de sus sueños, pero sin meterles miedo ni profetizar su fracaso (si profetizamos algo y el adolescente se lo cree, aumenta las posibilidades de que la profecía se cumpla). No presionarlos con severos castigos ni sobornarlos con recompensas (si educamos para la autorresponsabilidad y la autonomía, deben ser los hijos adolescentes y no los padres los que tomen las decisiones sobre sus vidas). Animarles y hacerles sentir que sus padres confían plenamente en ellos y les van a ayudar a conseguir sus proyectos vitales y a encontrar sus propias soluciones. Se trata de ayudar a los adolescentes a que conozcan toda su realidad, en su globalidad (lo parcial lleva fácilmente a pensamientos erróneos), que la analizen, cuestionándose si corresponde a sus deseos y proyectos vitales, y que busquen alternativas reales que les permitan transformar su realidad en la dirección de dichos deseos y proyectos. Si eres adolescente y quieres profundizar más sobre éste u otros temas que te preocupan puedes acudir al equipo de orientación psicopedagógica de tu instituto donde hay profesionales que te pueden ayudar. Asimismo, por las tardes, puedes acudir a la consulta de promoción de la salud del adolescente del centro de salud Manuel Merino (C/ Manuel Merino esquina con el paseo del Val, preguntar por Patricio, teléfono 918824220 / 918824000) donde, manteniéndote el secreto profesional, se te ayudará con tus problemas personales. También puedes apuntarte en el mismo centro de salud a los talleres grupales de desarrollo personal (jueves de 19 a 20,30 horas) donde encontrarás otros adolescentes con sus problemas, podrás dejar de sentirte aislado emocionalmente y comenzarás a recuperar tu sentido de confianza en ti mismo y en otros. Además puedes participar en el proyecto de participación comunitaria de adolescentes y jóvenes “Aprendiendo entre todos a relacionarnos de forma saludable” donde te sentirás útil y aumentará tu autoestima. Si eres padre de adolescentes y te interesa conocer como mejorar la autoestima y la asertividad de tus hijos, favorecer su desarrollo personal y su adaptación saludable, puedes apuntarte a los talleres para padres de adolescentes que tienen lugar en el centro de salud Manuel Merino, o pedir asesoramiento en la ya citada consulta de promoción de la salud del adolescente del propio centro de salud.