O.J.D.: E.G.M.: Tarifa: Área: 014 n a e el a e el 8 e e 84835 263000 8089 € 414 cm2 - 40% LA RAZON RH LA RAZON DE LA HISTORIA Fecha: 05/04/2014 Sección: SUPLEMENTO Páginas: 11 RH El personaje César Augusto (63 a. C.- 14. d. C) EL PRIMER EMPERADOR RESUCITA Una exposición en el Grand Palais de París evoca a Augusto, su imperio y el hombre detrás del político. Mientras, un congreso en Madrid estudia la Hispania de su época Por Javier ORS o comentaba Robert Graves al comienzo de un polémico «best-seller»: «Augusto tenía un imperio, pero Livia tenía a Augusto». Más allá de las licencias y concesiones novelísticas que el autor se tomó en «Yo, Claudio», el primer emperador de Roma dejó una impronta clara en su época y sus sucesores que, con una evidente intención, no dudaron en sumar a sus nombres dos más,«César» y «Augusto», en una clara alusión a él. Su biografía está vinculada con dos mitos populares de la antigua Roma que todavía conservan su vigencia: Julio César, asesinado al salir del Senado, y Marco Antonio, con quien constituyó, junto a Lépido, el segundo Triunvirato. Los tres formaron un grupo reducido con demasiadas ambiciones y «egos» para que no colisionaran. Aquella unión de momentáneos intereses comunes y rivalidades irreconciliables desembocó, finalmente, en una guerra que dejó para la historia el nombre de una victoria naval sin paliativos, Accio. Allí, Marco Antonio perdió, como mínimo, su flota y, derrotado, siguió a su amor egipcio, Cleopatra, hasta las orillas de una tragedia común, demostrando que las pasiones de la guerra y las del corazón no resultan beneficiosas para los políticos. De Augusto nos ha quedado la leyenda de gober- L «Augusto de Prima Porta», la escultura más célebre del emperador nante ejemplar y comedido, del político romano sosegado, sin los excesos posteriores que protagonizó la familia Julia-Claudia. Augusto fue un hombre capaz de someter a sus adversarios inmediatos por las armas, controlar el Senado y pactar con los imperios rivales que amenazaban sus fronteras, extendiendo por el Mediterráneo una «Paz romana», más conocida como «Pax Augusta». El Grand Palais de París dedica ahora una muestra para desgranar la herencia de un hombre que dio a Roma uno de sus mayores momentos de esplendor. La exposición, que ha incorporado algunas obras que permanecían olvidadas en unos almacenes de Versalles, ha reunido 300 obras que conmemoran el gobierno de Augusto con mosaicos, relieves, vajillas, joyas, esculturas, obras policromadas y fragmentos de aquella arquitectura monumental que él impulsó en todas las provincias bajo su influencia. A diferencia de la última muestra que se celebró sobre Augusto, en 1988, en esta ocasión se ha intentado resaltar la condición humana sobre el talento del político, la persona que, muchas veces, ha quedado oculta por las victorias militares y la gloria. Por otro lado, la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid celebra de lunes a miércoles un congreso para analizar «La Hispania de Augusto». es en la nanotecnología y en los microchips vaticinados por Ray Kurzweill (autor de la «Singularidad está cerca») y por Richard Watson (quien Future Files») se han cumplido varias décadas después. Llevamos dentro del cuerpo pequeños sensores biométricos que nos identifican por atidos del corazón o la forma del iris y han sido la causa de que desaparezcan las llaves de coches, hogares y oficinas. También han muerto las ancarias: los cajeros pueden leer nuestra huella y nuestra voz... y hasta identificar si hay estrés en ella por si se trata de un robo. Gracias a la ología, podemos llevar directamente en nuestro cuerpo, tatuado, el teléfono móvil que se conecta a nuestro cerebro por medio de una interfaz mite manejarlo con los gestos. Éste sí que es el futuro que se reflejaba en las películas de finales del siglo XX. istoria CIDÓ CON UNA SERPIENTE . esfuerzos. Cuenta sobre ello el historiador Dión Casio: «Nadie conoce con seguridad la causa de su muerte, puesto que las únicas marcas de su cuerpo eran dos ligeras punza- pero que, si tomaba contacto con una sola gota de su sangre, acabaría con su cuerpo en silencio y sin dolor». Y añade Plutarco a este informe: «Se dijo también que había llevado veneno consigo en una navaja hueca». Como quiera que fuera, el suicidio de pareja presa a Roma. Durante muchos siglos, la idea sensual y romántica de que la hermosa reina se mató con un áspid cautivó la imaginación de las generaciones y se convirtió en un mito. Pero un suicidio, si quería ser certero (y más coincidir con el de sus dos siervas), no podía dejarse al albur de una serpiente, cuya mordedura podía fallar y su veneno ser lento y 11