SUB-TEMA 2: LA GRATUIDAD DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA. PRESENTACIÓN Otro de los principios de la función jurisdiccional consagrado en la Constitución es el de la gratuidad de la administración de justicia (art. 139, inc. 16), beneficio reservado a los justiciables de escasos recursos económicos y, a todos en los casos expresamente previstos por la legislación. De manera que, la condición económica de las personas y la relevancia de algunos tipos de conflictos (normalmente de trascendencia social), determinan el goce del beneficio de la gratuidad del servicio de justicia. Estrechamente vinculado con este tema, aparece el del auxilio judicial (antes conocido como "beneficio de pobreza"), que supone la exoneración del pago de las tasas, los aranceles y demás gastos del proceso. Precisamente, resulta trascendental analizar la estrecha vinculación que existe entre dicho beneficio y la captación de recursos propios en el Poder Judicial, en la línea de analizar la dependencia presupuestaria secular de este Poder del Estado. PREGUNTAS-GUÍA: ¿Es irrestricto el principio de gratuidad de la administración de justicia? ¿Existe alguna diferencia entre tasas y aranceles judiciales? ¿Existe alguna relación entre aranceles y costos o costas judiciales? ¿Cómo deben regularse los aranceles judiciales? e) ¿Cómo está configurado el sistema de auxilio judicial? 118 1.6.- La gratuidad de la administració de justicia. Otro de dos principios de la función jurisdiccional consagrado en la Constitución es el de la gratuidad del servicio de administrar justicia, beneficio reservado a los justiciables de escasos recursos económicos y, a todos en los casos expresamente previstos por la legislación. De manera que, la condición económica de las personas y la relevancia de algunos tipos de conflictos (normalmente de particular trascendencia social), determinan el goce del beneficio de la gratuidad del servicio judicial de resolución de conflictos. El, artículo 139, numeral 1.6 de la Carta Magna precisa que: "Son principios y derechos de la función jurisdiccional... el principio de la gratuidad de la administración de justicia y de la defensa gratuita para las personas de escasos recursos; y, para todos, en los casos que la ley señala". En rigor, el texto constitucional contiene dos principios en esta norma: la gratuidad del servicio de administrar justicia y de la defensa letrada, siempre y cuando se trate de justiciables de escasos recursos económicos. La excepción a esta regla la constituyen los casos señalados expresamente por lel/ 12 en donde, al margen de la condición económica de los litigantes, todos se benefician con la gratuidad antes mencionada. Como veremos más adelante, esta situación excepcional se fundamenta en la particular trascendencia social del tipo de conflicto involucrado en la pretensión procesal. De modo que, se puede . advertir que la distinción entre los ciudadanos de escasos recursos económicos y los solventes determina, como regla general, un tratamiento diferenciado respecto 12 Se entiende ley en sentido formal (ley del Congreso) y no en sentido material (cualquier norma estatal), pues cuando la Carta Magna menciona expresamente el término ley alude a la ley emitida por el Parlamento y, cuando señala literalmente a que el 'Estado regulará el derecho" quiere referirse a cualquier norma estatal 119 del costo del servicio judicial de resolución de conflictos. Por equidad 13, se favorece a los primeros subsidiando su empleo del sistema de administración de justicia y, se grava a los segundos con parte del costo real del mismo. Al responder este trato diferenciado a criterios objetivos, no se configura un acto discriminatorio que pudiera atentar contra el principio constitucional de igualdad ante la ley (art. 2, num. 2). Sin embargo, es menester mencionar que a pesar que la Ley Fundamental garantiza también la gratuidad de la defensa letrada para las personas solventes de manera excepcional en los casos expresamente previstos por las normas pertinentes, ello no se cumple en la práctica. El servicio de defensa letrada gratuita es brindado por el Estado a través de los defensores de oficio del Ministerio de Justicia", que aún constituyen un número insuficiente para satisfacer la enorme demanda existente a nivel nacional. Estos concentran sus esfuerzos en las personas de escasos recursos económicos, negándoles sistemáticamente el servicio legal a los justiciables solventes. Estarnos de acuerdo con lo que ocurre en la realidad. Nos parece suficiente que, por excepción, en los casos expresamente previstos por la ley se subsidie a los litigantes solventes respecto del costo del servicio judicial, pero resultaría extremo que también se destinen los limitados recursos humanos del servicio estatal de defensa gratuita hacia tal público objetivo". Si ni siquiera puede darse cobertura integral al segmento de los justiciables de escasos recursos económicos, consideramos factible "sacrificar" a los 15 Aristóteles definía a la equidad corno "la justicia para el caso concreto". 14 Paralelamente en el sector privado los consultorios jurídicos gratuitos de Colegios de Abogados o Facultades de Derecho, brindan un servicio similar hacia el mismo público objetivo. 15 No es posible objetar el destinar los servicios legales privados gratuitos hacia los ciudadanos de escasos recursos económicos, sin contrariar el principio constitucional de la libertad de contratación (art. 2, num. 14). 120 ciudadanos solventes que, por lo demás, están en capacidad económica y suelen preferir contratar un servicio privado y retribuido de asesoría legal. La equidad, elemento justificante del trato diferenciado respecto del costo del servicio judicial, debe extenderse hasta los casos excepcionales respecto de la defensa gratuita. De manera que, sería conveniente revisar este extremo de la pauta constitucional. Ahora bien, el principio de gratuidad de la administración de justicia es ratificado en la normativa infraconstitucional. Así, es enunciado como regla general en el artículo VIII del Título Preliminar del Código Procesal Civil en los siguientes términos: "El acceso al servicio de justicia es gratuito, sin perjuicio del pago de costos, costas y multas establecidas en este Código y disposiciones administrativas del Poder Judicial". Como se puede apreciar, esta norma no sólo enuncia el postulado materia del presente análisis, sino también que el pago de costos, costas y multas es ineludible para todo litigante, sea una persona de escasos recursos económicos o solvente. Sobre este aspecto volveremos posteriormente. Por su parte, el primer párrafo del artículo 24 de la Ley Orgánica del Poder Judicial reitera la regla general y la excepción del principio en referencia: "La Administración de Justicia es gratuita para las personas de escasos recursos económicos, y para todos los casos expresamente previstos por ley...". Hasta este punto de la exposición advertimos que, por un lado, se habla del costo del servicio de administración de justicia y por otro, se alude a los costos, costas y multas. El principal costo que enfrentan los justiciables cuando acuden al Poder Judicial a 121 ventilar un conflicto que los enfrenta con otros particulares o el Estado, o inclusive en el caso de iniciar un procedimiento no contencioso, lo constituye las tasas y aranceles judiciales. Su naturaleza jurídica, su fuente y forma de regulación, así como su relación con los costos, costas y multas, serán materia del desarrollo que realizamos a continuación. Estrechamente vinculado con este tema, aparece el del auxilio judicial (antes conocido como "beneficio de pobreza") que supone la exoneración del pago de las tasas, los aranceles y demás gastos del proceso. Precisamente, resulta trascendental analizar la estrecha relación existente entre dicho beneficio y la captación de recursos propios en el Poder Judicial, en la perspectiva de evaluar el impacto que la masiva y plena implementación del primero ocasionaría en los segundos. Demos pues, inicio a la agenda propuesta. 1.6.1.- Las tasas y aranceles judiciales. Los costos y costas procesales.- a) Naturaleza jurídica de las tasas y aranceles judiciales. El artículo 410 del Código Procesal Civil dispone textualmente que: "Las costas están constituidas por las tasas judiciales, los honorarios de los órganos de auxilio judicial y los demás gastos judiciales realizados en el proceso". A su vez, el artículo 411 del mismo cuerpo normativo precisa que: "Son costos del proceso el honorario del Abogado de la parte , vencedora, más un cinco pof, destinada af: legio de Abogados FondoffitItual y para cubrir los del Distrito Judicial respectivo Cosos de AirXilio Judicial". honorariOs de los Abogad 122 De manera que, las costas son todos los gastos estrictamente judiciales en los que incurre un litigante durante el proceso, mientras que los costos constituyen los honorarios de los abogados y la cuota que corresponde a sus gremios. La tasa judicial es una clase de costa procesal, existe una relación de género a especie entre ésta y la primera. El pago de las costas y costos es de cargo de la parte vencida en juicio, salvo declaración judicial expresa y motivada de exoneración. La condena en costas y costos se establece por cada instancia, pero si la resolución de segunda revoca la de primera, la parte vencida pagará las costas de ambas (CPC, art. 412). Los beneficiarios del auxilio judicial están exonerados de los gastos del proceso, pero pueden ser condenados al pago de costas y costos (CPC, art. 413). Por su parte, la Norma II del Título Preliminar del Código Tributario establece que: La tasa es el tributo cuya obligación tiene como hecho generador la prestación efectiva por el Estado de un servicio público individualizado en el contribuyente... Las tasas, entre otras, pueden ser: Arbitrios: son tasas que se pagan por la prestación o mantenimiento de un servicio público. Derechos: son tasas que se pagan por la prestación de un servicio administrativo público o el uso o aprovechamiento de bienes públicos. 3. Licencias: son tasas que gravan la obtención de autorizaciones específicas para la realización de actividades de provecho particular sujetas a control o fiscalización. El rendimiento de los tributos distintos a los impuestos no debe tener un destino ajeno al de cubrir el costo de las obras o servicios que constituyen los supuestos de la obligación...". El servicio de administración de justicia, como su nombre lo indica, es un servicio administrativo público, por lo que las tasas 123 judiciales son tasas del tipo derechos, pues el ciudadano las paga por la prestación efectiva individualizada en su persona del servicio estatal de resolución de conflictos con pronunciamientos definitivos. Ahora bien, el arancel es una tarifa oficial que establece los derechos que se han de pagar por diversos actos o servicios administrativos o profesionales, corno las costas judiciales (CABANELLAS, 1979: p. 348). En esa medida, la tasa judicial sería una, especie del género arancel judicial. Sin embargo, adecuando esta noción a nuestro ordenamiento jurídico podernos concluir que el arancel judicial, en tanto constituye Un derecho a. pagar por el servicio administrativo público del Poder Judicial, es un término que debe ser empleado como sinónimo de la tasa judicial del tipo derecho. Entonces, existe una relación de género a especie entre la tasa y el arancel judicial. En efecto, hasta 1999 se aprobaba anualmente el valor de las tasas y aranceles judiciales (Resolución Administrativa del Titular del Pliego del Poder Judicial Ng 009-99-SE-TP-CME-PJ del 9 de enero de 1999) sin establecer una distinción entre ambos enunciados. Sin embargo, a partir del presente año se han aprobado los montos sólo de los aranceles judiciales, ya no de las tasas judiciales (Resolución. Administrativa N-42 1074-CME-PJ del 14 de enero del 2000), siendo prácticamente idénticos los contenidos de las normas respectivas. Ello denota que el Poder Judicial ha advertido la imprecisión técnica de tratar a la tasa en general y el arancel judicial como términos sinónimos, respondiendo la regulación correspondiente a la lógica específica sólo del segundo. b) Regulación de los aranceles judiciales. El artículo 74 de la Constitución dispone que: "Los tributos se crean, modifican o derogan, o se establece una exoneración, exclusivamente por ley o decreto legislativo en caso de delegación da facultades, salvo los aranceles y tasas, los cuales se regulan mediante decreto supremo...". 124 Como puede apreciarse, la Carta Magna parecería repetir la imprecisión técnica anotada al contemplar los aranceles y tasas como conceptos distintos. De cualquier modo, queda claro que se regulan mediante decreto supremo. Sobre el particular, la Norma IV del Título Preliminar del Código Tributario establece que: "...Mediante Decreto Supremo refrendado por el Ministro de Economía y Finanzas se regula las tarifas arancelarias. Por Decreto Supremo expedido con el voto aprobatorio del Consejo de Ministros, se fija la cuantía de las tasas". Entonces, si la Carta Magna y el Código Tributario disponen que los aranceles deben regularse por decreto supremo, la pregunta es si es procedente que los montos de los aranceles judiciales se establezcan por Resoluciones Administrativas antes del Titular del Pliego y ahora por la Comisión Ejecutiva del Poder Judicial. Inicialmente, el artículo 2 de la Ley N 2 26281 (8/1/94) precisó que: "El Consejo Ejecutivo del Poder JudiciaP 6 establecerá las nuevas tasas judiciales que sean estrictamente indispensables y con previo informe técnico, en el plazo de 30 días calendario contados a partir de la entrada en vigencia de la presente Ley17...". En esa medida, una primera norma infraconstitucional dispuso que el órgano de gobierno del Poder Judicial estaba facultado para crear y regular las tasas judiciales. Posteriormente, el artículo VIII del Título Preliminar del Código Procesal Civil determinó que los costos, costas y multas pueden ser establecidas por disposiciones 16 Por entonces, órgano de gobierno del Poder Judicial. ' 7 En virtud de ello, con fecha 14 de febrero de 1994 se emitió la Resolución Administrativa N9 014-94-CE-PJ que modificó las Resoluciones Administrativas N9s 002 y 005-93-CE-PJ que venían regulando hasta entonces las tasas aplicables a los derechos judiciales y administrativos. 125 administrativas del Poder Judicial. Al ser los aranceles judiciales una clase de costas procesales, los primeros podrían ser regulados por resoluciones administrativas del Poder Judicial. Sin embargo, esta potestad no se condice con la exigencia constitucional expresa de que las tasas y aranceles sean regulados por decreto supremo. Además, así lo reitera el Código Tributario, norma rectora del sistema impositivo en nuestro país. Por su parte, la Disposición Complementaria Única de la Ley Orgánica del Poder Judicial preceptúa que: Tara los efectos de fijación de, cuantías, tasas, aranceles y multas previstas en esta Ley o las establecidas en la legislación procesal especial, se aplica la Unidad de Referencia Procesal (URP). Toda alusión en la norma a la Remuneración Mínima Vital, se entenderá efectuada a la Unidad de Referencia. Procesal. Corresponde al órgano de gobierno y gestión del Poder Judicial, fijar al inicio de cada año judicial, el monto de la Unidad de Referencia Procesal". En ese sentido, la Comisión Ejecutiva del Poder Judicial está habilitada para establecer anualmente el monto de la URP, que será la unidad de medida para determinar las cuantías, aranceles y eventuales multas en cada proceso judicial. Las cuantías son precisadas en la LOPJ y los Códigos Procesales para determinar la competencia de, los órganos jurisdiccionales, pero el establecimiento de los aranceles y su relación con la URP debe plasmarse a través de un decreto supremo, existiendo aún una tarea pendiente sobre el particular. Eh esa medida, el órgano de gobierno del Poder Judicial estaría habilitado únicamente para establecer anualmente el monto de la URP. En esa perspectiva parece incardinarse el Código Procesal Civil cuando promueve en su Primera Disposición Transitoria el primer intento por lograr la emisión del decreto supremo regulatorio de los aranceles judiciales: 126 "Constitúyase una comisión especial de cinco miembros, designados tres por el Ministerio de Justicia, uno de los cuales la presidirá, un representante del Colegio de Abogados de Lima y otro designado por la Junta de Decanos de los Colegios de Abogados del Perú para que, en el plazo de sesenta días, formule el proyecto de Decreto Supremo que reglamente el sistema de notificaciones, mandamientos y depósitos judiciales, de costas 18 , de formularios, libros de conciliaciones y de consignaciones y demás aspectos prácticos para la debida aplicación del Código Procesal Civil19". c) Exoneración y sistematización de los aranceles judiciales. De otro lado, el artículo 24 de la Ley Orgánica del Poder Judicial señala literalmente lo siguiente: "...Se encuentran exonerados del pago de tasas judiciales: g) Los litigantes a los que se les concede auxilio judicial. Los demandantes en los procesos sumarios por alimentos cuando la pretensión del demandante no excede de veinte (20) Unidades de Referencia Procesal. Los denunciantes en las acciones de Hábeas Corpus. Los procesos penales con excepción de las querellas. Los litigantes en las zonas geográficas de la República, en las que por efecto de las dificultades administrativas se justifique una exoneración generalizada. El Ministerio Público en el ejercicio de sus funciones. Las diversas entidades que conforman los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, los órganos constitucionalmente autónomos, las instituciones públicas descentralizadas y los Gobiernos Regionales y Locales. '8 Recuérdese que las tasas o aranceles judiciales son una modalidad de costas procesales. 19 Esta comisión no se llegó a conforman por lo que no se expidió el decreto supremo reglamentario de las costas procesales. l27 h) 1) Los que gocen de inafectación por mandato expreso de la ley. Los trabajadores, ex trabajadores y sus herederos en los procesos laborales y previsionales, cuyo petitorio no exceda de veinte (20) Unidades de Referencia Procesal, de amparo en materia laboral, o de aquellos inapreciables en dinero por la naturaleza de la pretensión20". De otro lado, la Segunda Disposición Complementaria y Transitoria de la Ley N2 26486 (27/7/97) dispone que: , "La Comisión Ejecutiva del Poder Judicial determinará mediante Resolución Administrativa, las zonas geográficas en que será de aplicación la exoneración a que se refiere el inciso e) del artículo 24 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial". En función a esta potestad, el órgano de gobierno del Poder Judicial ha emitido la Resolución Administrativa N 2 1067-CME-PJ (30/12/99), estableciendo que las personas naturales domiciliadas en diversos distritos políticos o territoriales de los distritos judiciales de Apurímac, Arequipa, Ayacucho, Cusco-Madre de Dios, Huancavelica, Huánuco-Pasco y Puno, al margen de su situación económica, quedan exoneradas del pago de los aranceles judiciales. Evidentemente, esta decisión obedece a la depresión económica que experimentan grandes segmentos poblacionales de aquellas zonas del territorio nacional. Como puede apreciarse, el denominador común de todos los supuestos de exoneración al pago de los aranceles judiciales apunta a subsidiar el servicio de administración de justicia por razones de interés social, defensa de derechos fundamentales, actuación procesal del Estado y situación económica de los litigantes. Ello refleja las pautas para la regulación de los aranceles judiciales establecidas en el artículo 1 2 de la Ley N 2 26846: 2° Como las demandas de hostilidad. 128 "La determinación del pago de Tasas Judiciales se sustenta en la: Equidad, por la que se exonera del pago de tasas a personas de escasos recursos económicos, obteniendo así mayores ingresos que permitan mejorar el servicio de auxilio judicial. Promoción de una correcta conducta procesal que desaliente el ejercicio irresponsable del litigio y el abuso del ejercicio de la tutela jurisdiccional. c) Simplificación Administrativa, que permita mayor celeridad en el trámite de acceso al servicio de auxilio judicial" En cuanto a la equidad, la exoneración del pago de aranceles judiciales a favor de las personas de escasos recursos económicos se condice con la forma en que se encuentra consagrado en la Carta Magna el principio de gratuidad de la administración de justicia. Complementariamente, el artículo 179 del Código Procesal Civil, al regular el auxilio judicial, primer supuesto de exoneración del pago de los aranceles judiciales, define el concepto de "personas de escasos recursos económicos" en los siguientes términos: "Se concederá auxilio judicial a las personas naturales que para cubrir o garantizar los gastos del proceso, pongan en peligro su subsistencia y la de quienes de ellas dependan". De manera que, son "personas de escasos recursos económicos" las que, de pagar los aranceles judiciales que correspondan al tipo de pretensión procesal que ventilan en el Poder Judicial, pueden ver desestabilizada su economía familiar al punto de poner en riesgo el sustento diario. Así, los beneficiarios del auxilio judicial serán ciudadanos únicamente de los estratos socioeconómicos más bajos de la población, seguramente en estado de extrema pobreza. Respecto de estas personas se justifica plenamente el subsidio integral del costo del servicio de administración de justicia. Pero, 129 tratándose de las personas solventes, los aranceles judiciales que deben de pagar al acudir al Poder Judicial deben reflejar el costo parcial o total del servicio brindado, pues de lo contrario se genera un uso ineficiente de recursos (APOYO, 1997: p. 2). Como vimos, la tasa es un tributo que se paga como contraprestación por un servicio público brindado de forma individualizada al contribuyente. Los aranceles judiciales por ofrecimiento de pruebas, emisión de copias certificadas, apelación de sentencias, otorgamiento de poder por acta o recusación, entre diversos actos procesales gravados, deben pagarse en función a montos que reflejen el costo estricto de la gestión administrativa concreta desplegada en el Juzgado para dar cumplimiento al requerimiento del justiciable. Así, debe haber una correspondencia entre los aranceles judiciales y los costos directamente relacionados con el servicio administrativo público proporciónado. En esa medida, no se incluirán los gastos relacionados con las mejoras profesionales, el monitoreo y la evaluación del desempeño judicial, la elaboración de estadística judicial, entre otros costos (lbid., p. 4). Pero, los gastos de horashombre invertidas, energía eléctrica consumida, papel y tinta invertidos, depreciación de bienes involucrados (infraestructura y muebles), entre otras variables, deben estar reflejados por lo menos parcialmente en el monto de los aranceles judiciales. Es decir, debe contemplarse el empleo de recursos humanos y logísticos. Inclusive, debe preverse los costos estrictamente organizacionales como el trámite preferente que debe otorgársele a las medidas cautelares. Ciertamente, un porcentaje importante de estos costos es financiado por el Tesoro Público a través de la habilitación presupuestaria correspondiente. Para poder determinar qué parte del costo del servicio judicial será cubierto por el Estado y qué parte por el litigante, es menester previamente proyectar dicho costo. 130 Cuando el ciudadano se encuentra inmerso en un conflicto que lo enfrenta con otro particular o el Estado, sin posibilidad de solución inmediata, tiene diversas vías para resolverlo que, como vimos, se reducen al Poder Judicial y los medios alternativos (conciliación, mediación y arbitraje). Teniendo en cuenta que la sociedad cuenta con recursos siempre escasos para satisfacer las necesidades de la población (como la justicia), lo más conveniente para ella es que se emplee la vía de solución de conflictos que implique el menor empleo de recursos. Los ciudadanos normalmente tenderán a acudir a la vía menos costosa en términos monetarios, no importando si emplea más o menos recursos que otras vías. Entonces, puede generarse ineficiencia en el empleo de los recursos (Ibid., pp. 2-3). Un proceso judicial suele tener mayor duración, implicar mayores gastos directos (aranceles en diversas etapas procesales) o indirectos (honorarios de abogados), exigir más tiempo y someter a mayor incertidumbre a los justiciables (horas-hombre que dejaron de emplearse productivamente), que una conciliación, mediación o arbitraje por lo que, en ese caso, reportaría un uso ineficiente de los recursos sociales. En ese escenario, la vía judicial debe visualizarse como un último recurso; después de haber fracasado los intentos de solución directa en sede privada. Pero, los litigantes no siempre tienen en consideración estos elementos de análisis al momento de acudir al Poder Judicial que, si subsidia en gran medida los diferentes tipos de procesos inclusive para los ciudadanos solventes, en función a tasas demasiado bajas o inexistentes, genera una masiva recurrencia a esta vía de solución de conflictos que conduce directamente a la congestión procesal. El excesivo volúmen de carga de trabajo en los despachos judiciales configura un escenario propicio para que el operador estatal del servicio judicial administre sus recursos discrecionalmente a favor de uno u otro litigante, dejando de respetar el estricto orden de ingreso de las causas. Entonces, unos procesos marcharán más 131 rápido que otros en función a determinados "incentivos", no pudiendo advertirse fácilmente tal anomalía en la gran cantidad de expedientes. Así, se cultivan los gérmenes de la corrupción (Ibid., p. 3). Pero no sólo eso. Al cobrarse aranceles judiciales demasiado bajos que no reflejan el costo real del servicio y, en consecuencia, subsidian inclusive a los litigantes solventes, no se cumple con la segunda premisa para la determinación del pago de las tasas: la promoción de una correcta conducta procesal que desaliente el ejercicio irresponsable del litigio y, con ello, el abuso del derecho a la tutela judicial efectiva. Si transitar la vía judicial en determinados tipos de procesos es gratis o prácticamente gratis, los ciudadanos que incumplen sus contratos o atentan contra los derechos de los demás 05-drían verse tentados a judicializar sus conflictos de manera especulativa o, si son conducidos por sus contrapartes a los tribunales, adoptar en éstos diversas tácticas dilatorias. Todo ello conducirá a un sistema judicial que, por el exceso de carga de trabajo y la consecuente incapacidad para resolver oportunamente los conflictos, devendrá en ineficiente, resultando incapaz de preservar los estándares mínimos de seguridad jurídica. Además, se configurará un panorama de inequidad, pues los litigantes solventes en función a su poder económico podrían sacar ventaja de las distorsiones del sistema en mención. Finalmente, otro criterio que debe tenerse en cuenta al determinar el monto de los aranceles judiciales es la simplificación administrativa. Un sistema eficiente y racional de tasas debe estar orientado hacia la promoción de los siguientes elementos: a) El encarecimiento de los aranceles por la interposición de recursos impugnatorios (Ibid., p. 17), fundamentalmente en ejecución de sentencia, donde algunos procesos suelen durar tanto como el juicio mismo. Debe evitarse gravar sensiblemente los recursos que permitan el ejercicio efectivo del derecho 132 constitucional a la doble instancia, pero sí debe tenderse a establecer montos disuasorios en los supuestos propicios para la conflictividad especulativa. La eliminación de los aranceles respecto de actos procesales deseables como el desestimiento, el allanamiento, la suspensión convencional del proceso o la transacción (Ibid.). Estas son conductas maduras de los litigantes que liberan anticipadamente al juez de carga laboral, que deben se estimuladas con la gratuidad de su actuación en el proceso'. La reducción del número de actos procesales gravados con el pago de aranceles judiciales (Ibid.). En nuestro sistema judicial tenemos hasta 17 tipos distintos de actos procesales afectos a dichos tributos. Ello puede estar ocasionando a los litigantes incurrir en errores formales por desconocimiento del gravámen de algunos actos procesales o de dos montos exactos del arancel correspondiente, más aún si existen tasas diferentes en función a la cuantía de la pretensión procesal. Peor aún, podría estar afectando el mismo derecho a la tutela judicial efectiva de los justiciables en lugares donde la defensa no es cautiva, por la sistemática inadmisibilidad de las demandas. Cietamente, con un sistema de tasas que afecten los actos procesales más importantes en el proceso judicial, el conocimiento de las mismas podrá ser más rápida y masivamente asimilado. d) La eliminación o reducción de aranceles judiciales innecesariamente onerosos. Algunos actos procesales como la expedición de copias certificadas o los exhortos, a veces decisivos en salvaguarda del derecho de defensa u otros 27 Lamentablemente, estos actos procesales están gravados con el cobro de aranceles judiciales. Sólo la conciliación y el abandono, formas adicionales de conclusión anticipada del proceso no están afectas al pago de tales tributos (Res. Adm. N 2 1074CME-PJ). 133 1 n I derechos fundamentales, son gravados desproporcionadamente respecto, del costo real del servicio prestado, como si se tratase de desalentar la recurrencia a tales actos procesales (Ibid., p. 18)22. 1.6.2.- El auxilio judicial.Como vimos, el primer supuesto de exoneración del pago de aranceles judiciales previsto en la LOPJ es el auxilio judicial. Este consiste en la liberación del pago de los gastos del proceso (CPC, art. 182) y los honorarios del abogado (CPC, art. 183) en favor de las personas de escasos recursos económicos, es decir, para aquellos que, de asumir tales gastos, pondrían en peligro su subsistencia y la de quienes de ellos dependan (CPC, art. 179). El artículo 180 del Código Procesal Civil establece la forma cómo acceder al auxilio judicial en los siguientes términos: "El Auxilio puede solicitarse antes o durante el proceso mediante la presentación en la dependencia judicial correspondiente, de una solicitud en formatos aprobados por el Órgano de Gobierno y Gestión del Poder JudiciaL La solicitud de auxilio judicial tiene carácter de declaración jurada y su aprobación de cumplirse con los requisitos del artículo 179 de este Código, es automática". De manera que, no existe restricción alguna respecto del momento en el que se puede solicitar el auxilio judicial. El litigante puede hacerlo:antes o durante el proceso. La Comisión Ejecutiva del Poder Judicial debe aprobar el o los formatos a través de los cuales se solicitará el, auxilio judicial. Hasta el momento ello no ha ocurrido, por lo que aún no puede implementarse plenamente el sistema de 22 Por la expedición de cada folio de copia certificada se cobra S/ 5.80, mientras que por un exhorto dentro del distrito judicial se Solicita S/. 29.00 (Res. Adm. N g 1074-CME-PJ). 134 auxilio judicial diseñado en el Código Procesal Civil23. En todo caso, una vez que se aprueben el o los formatos respectivos, las solicitudes que alcancen los-estándares mínimos tendrán carácter de declaración jurada por lo que se aprobarán automáticamente con su presentación. Ello implica que el o los formatos a aprobar por la Comisión Ejecutiva del PoderJudicial deberían contener preguntas que puedan reflejar fidedignamente la situación socio-económica del litigante, de forma que pueda determinarse si es o no una persona de escasos recursos económicos. El justiciable que llene su solicitud respondiendo satisfactoriamente a los requisitos o estándares mínimos para ser considerado como persona de escasos recursos económicos, podrá presentarla con carácter de declaración jurada de aprobación automática, accediendo inmediatamente al auxilio judicial. Esta forma de acogimiento al beneficio en mención contrasta nítidamente con el sistema contenido en el anterior Código de Procedimientos Civiles. El entonces denominado "beneficio de pobreza" suponía un rol activo del juez en determinar el nivel de ingresos del litigante (6,000 soles o menos al año, art. 283), debiendo solicitarlo éste con el ofrecimiento de testigos que den fe de su situación económica (art. 287). Entonces, el juez convocaba al fiscal y a la contraparte, decidiendo en base a lo actuado de manera discrecional si el justiciable se hacía o no merecedor al "beneficio de pobreza" (arts. 288 y 289). Inclusive, el auto que concedía o denegaba éste era apelable (art. 291). Actualmente, el juez de la causa no posee siquiera un mínimo nivel de decisión en el otorgamiento del auxilio judicial. Si bien éste sigue obedeciendo a pautas objetivas (condiciones económicas de pobreza seguramente en cuanto a ingresos, vivienda, nivel de instrucción, etc.), éstas son verificadas por una dependencia judicial " Actualmente, el sistema "informar de acogimiento al auxilio judicial es, con algunos matices, el anteriormente previsto en el Código de Procedimientos Civiles, que enunciaremos posteriormente. 135 (probablemente administrativa, a determinar por la Comisión Ejecutiva del Poder Judicial) que concederá o no el beneficio en función a los datos declarados por el litigante, distinta al juzgado en que se ventila o va a ventilar el juicio en el que actúa o actuará aquél. Además, si la respuesta del Poder Judicial es afirmativa, tiene carácter automático, lo cual supone que el o los formatos respectivos deberían tener un contenido que permita al justiciable con sólo llenarlos saber si se acogió o no al auxilio judicial, con lo que serían actos meramente declarativos y no constitutivos. Así lo demuestra el artículo 181 del Código Procesal Civil cuando señala que: "Quien obtenga auxilio judicial pondrá en conocimiento de tal hecho al juez que deba conocer del proceso o lo conozca, mediante la presentación de un escrito en el que incluirá la constancia de aprobación de la solicitud a la que se hace referencia en el artículo anterior y la propuesta de nombramiento de abogado apoderado. El Juez tomará conocimiento y dará trámite a la indicada documentación en cuaderno separado. El pedido de auxilio no suspende la tramitación del principal". Ahora bien, la pregunta que sobreviene es de qué forma el Poder Judicial va a controlar que los litigantes no incurran en la presentación de solicitudes fraudulentas de acogimiento al auxilio judicial, consignando información falsa o imprecisa, pues de lo contrario existe el riesgo que muchos inescrupulosos justiciables siendo solventes se escuden en el beneficio en mención para no pagar los aranceles correspondientes. De este modo, se vulnerarían sistemáticamente las pautas del principio de gratuidad de la administración de justicia. Sobre el particular, el artículo 1.82 del Código Procesal Civil establece lo siguiente: "...Una copia de la solicitud de auxilio judicial será remitida por la dependencia judicial correspondiente a la Corte Superior de dicho 136 Distrito Judicial. Periódicamente se realizará un control posterior y aleatorio de las solicitudes de auxilio judicial presentadas en todo el país a fin de comprobar la veracidad y vigencia de la información declarada por el solicitante. Contra el resultado de este control no procede ningún medio impugnatorio. En caso de detectarse que la información proporcionada no corresponde a la realidad en todo o en parte, la dependencia encargada pondrá en conocimiento de tal hecho al juez para que se proceda conforme al segundo párrafo del artículo 187". A su vez, el segundo párrafo del artículo 187 del Código Procesal Civil preceptúa que: "...En caso que la dependencia judicial encargada de realizar las verificaciones sobre los pedidos de auxilio judicial informase al Juez del cese de las circunstancias que motivaron el auxilio o la falsedad de las mismas, éste declarará automáticamente finalizado el auxilio concedido y condenará a quien obtuvo el auxilio judicial al pago de una multa equivalente al triple de las tasas dejadas de pagar, sin perjuicio dé iniciarse las acciones penales correspondientes... . Se establecerá, pues, un control aleatorio posterior de la veracidad de la información consignada en el o los formatos respectivos que, al tener carácter de declaración jurada, eventualmente pudieron generar elacogimiento automático al auxilio judicial. En todo caso, considerando la capacidad operativa del aparato administrativo del Poder Judicial frente al cada vez más creciente volumen de demandas que se ventilan anualmente en dicho Poder. del Estado", va ser imuy probable que el margen de verificación respecto del universo de litigantes que se acogieron al auxilio judicial sea bastante reducido. 24 Según cifras extraoficiales, durante 1999 el volumen de demandas en giro a nivel nacional fue cercano a los 2 millones. 137 En ese escenario, la posibilidad de impunidad de justiciables inescrupulosos que se acogieron fraudulentamente al beneficio en mención es preocupante. Así, el principio de gratuidad de la administración de justicia, sustentado en que por equidad como regla general sólo los litigantes de escasos recursos económicos estarían exentos del pago de aranceles judiciales, estaría expuesto a sufrir graves estragos. Con ello, las eventuales distorsiones de un sistema de tasas judiciales que no refleje técnicamente el real costo del servicio, se verían agudizadas, pues los litigantes solventes inescrupulosos no sólo pagarían tasas demasiado bajas en determinados procesos, sino que inclusive no se verían obligados a pagarlas. De producirse este panorama, el impacto en los recursos propios del Poder Judicial sería enorme. Sobre el particular, el artículo 2 de la Ley N2 26281 dispone lo siguiente: "...Los recursos propios que se generen por concepto de tasas judiciales se recaudan y administran directamente por el Poder Judicial y se incorporan a su, estructura presupuestal; el 70% de dichos recursos se destinan exclusivamente a mejorar su infraestructura y el 30% restante a mejorar el nivel remunerativo de los Magistrados en todos los niveles, así como de los auxiliares jurisdiccionales, funcionarios y empleados del Poder Judicial...". En esa medida, los aranceles judiciales son recursos propios del Poder Judicial, debiendo invertirse proporcionalmente en los rubros antes señalados. Pero no sólo eso, sino que constituyen los p9rincipa les recursos propios de dicho Poder del Estado Durante 'y 7 se recaudó por concepto de aranceles judiciales la. suma de s . '775,317.00 que representaron el 92.75% del total de recursos p9ropios ese año. La situación fue proporcionalmente la misma en 1998, pues se recaudó por aranceles judiciales el monto de S/. 44'650,184.00 que representaron el 91.37% de los ingresos ro ios 13 en dicho ejercicio (LAZO MANRIQUE, 1999: p. 68). 138 En 1997, los ingresos propios representaron el 10.50% del presupuesto total del Poder Judicial (S/. 330'075.023.00), mientras que en 1998 se observó un incremento hasta el 14.50% (S/. 337'098,942.00) (Ibid.). Considerando que el rubro remunerativo alcanzó al 35.72% (S/.144'934,000.00) del presupuesto general del Poder Judicial para el año 1999 (S/. 405'781,000.00) (HERNÁNDEZ PALOMINO, 1999: p. 81), y que gran parte de los ingresos propios se invierten en incrementos salariales (LAZO MANRIQUE, 1999: p. 67), una merma ostensible en la recaudación de aranceles judiciales afectaría financieramente al Poder Judicial incidiendo directamente en las remuneraciones de su personal. Por todo lo expuesto, consideramos que deben tomarse las previsiones correspondientes antes de implementar el sistema de acogimiento al auxilio judicial diseñado por el Código Procesal Civil. 139