7E EL COMERCIO DEL ASIENTO DE ESCLAVOS CON INGLATERRA EN LA REGIÓN DEL RÍO DE LA PLATA: ESPECIAL REFERENCIA A SUS ASPECTOS ECONÓMICO-CONTABLES Rafael Donoso Anes Catedrático de Universidad de Sevilla Área Temática: E) Historia de la Contabilidad Palabras Claves: Historia de la contabilidad, sector público, contabilidad y esclavitud, asiento con Inglaterra. 1 EL COMERCIO DEL ASIENTO DE ESCLAVOS CON INGLATERRA EN LA REGIÓN DEL RÍO DE LA PLATA: ESPECIAL REFERENCIA A SUS ASPECTOS ECONÓMICO-CONTABLES Resumen En el contrato del Asiento de esclavos con Inglaterra, firmado el 26 de marzo de 1713, se introducía una novedad importante en relación con Asientos anteriores como fue la apertura al comercio extranjero del puerto de Buenos Aires, lo cual no había sido permitido hasta ese momento, al menos no tan abiertamente como se concedía ahora. Las especiales características del comercio del Asiento en la región del Río de la Plata, con un elevado riesgo de contrabando, hacen que su estudio sea sumamente interesante. En nuestro trabajo nos centramos en el desarrollo del Asiento, dividiendo dicho desarrollo en tres períodos con características diferenciadas y, manejando una amplia documentación original del Archivo General de Indias de Sevilla, llevamos a cabo un análisis de los aspectos contables de la factoría de Buenos Aires, resaltando, así mismo, los que corresponden a los barcos que navegaban directamente de África a Buenos Aires, con unas condiciones contractuales y unas cuentas muy especiales. 2 1. El asentamiento de la factoría de Buenos Aires En la primera mitad del siglo XVIII la región del Río de la Plata, lugar en el que se asienta Buenos Aires, por su situación geográfica, era una zona aislada y de difícil control administrativo y burocrático, lo que obstaculizaba enormemente el control del comercio, convirtiéndose en un terreno idóneo para el contrabando, máxime si tenemos en cuenta que colindaba con la frontera brasileña e incluso, dentro de su propio territorio y al otro lado del río, se encontraba la Colonia de Sacramento, un pequeño enclave, que había sido fundado por lo portugueses, después de su ocupación, a finales del siglo XVII. En este territorio la preocupación fundamental de la corona se centraba en evitar que el comercio extranjero tomase la ruta del río de la Plata para abastecer las provincias del norte, razón por la cual el comercio directo con esa zona estaba completamente prohibido, a no ser que se gozase de una licencia especial. El comercio en las costas del Pacífico 1 estaba, así mismo, prohibido para el comercio extranjero y los productos de los galeones llegaban allí a través de la feria de Portobelo. Pero los ingleses ansiaban hacerse con el comercio americano y, en el tratado del Asiento 2 y en el de Utrecht, encontraron el instrumento preciso para ello. Ya, en las conversaciones previas de París, Matthew Prior 3 , en representación de la corona inglesa, había insistido en la consecución, no sólo del Asiento, sino también de algunos territorios en América, entre ellos en el Río de la Plata, a lo que España se había negado rotundamente. Aunque, lo que sí conseguirían los ingleses serían ventajas comerciales en este territorio que nunca antes se habían concedido y que supuso, la apertura al comercio extranjero del puerto de Buenos Aires, lo cual tampoco había sido permitido hasta ese momento 4 . A la Compañía del Mar del Sur, que sería la encargada de desarrollar el Asiento, se le permitió la introducción cada año de mil doscientas piezas de indias 5 por el Río de la Plata, repartidas en cuatro navíos: ochocientas para ser vendidas en Buenos Aires y las cuatrocientas restantes podían ser transportadas y vendidas en las “provincias de arriba y reino de Chile”. Así mismo, se preveía la entrega, tal como había sido estipulado en los Preliminares de la Paz, de algunas porciones de tierra para que pudiesen plantar, cultivar y criar ganado para su sustento y el de sus esclavos, así como la posibilidad de enviar desde Europa o desde sus colonias pequeños navíos de 100 a 150 toneladas con mercaderías diversas para abastecer a la factoría. Llama la atención el número tan elevado de esclavos que los ingleses se obligaban a introducir en Buenos Aires, sobre todo cuando, como reconoce De Studer, E. (1958, p. 153), la opinión general era que la ciudad no absorbería sino unos cien anualmente. Aunque, por otra parte, es preciso reconocer, como hace esta misma autora (p.233), 1 Conocido como Mar del Sur desde que lo llamase así su descubridor Vasco Núñez de Balboa en 1513. 2 Indiferente 2785 y 2769 L.8 Imágenes 9 a 45 y en AGS, Est. leg. 6896. 3 En estas conversaciones previas jugó un papel destacado Mesnager, abogado de Rouen y, un experto en el comercio americano, nombrado por Luis XIV por haber sido director de la Compañía del Asiento Francés. 4 En el Asiento firmado con la Compañía de Guinea en 1701, ya se permitió el comercio de esclavos en el puerto de Buenos Aires, pero la concesión se limitó a dos navíos anuales de 500 a 600 piezas de indias. (AGI, Contaduría 261) 5 La pieza de indias era una unidad de medida de los esclavos que se utilizó por primera vez, con fines principalmente fiscales, en el asiento firmado en 1663 con los genoveses Domingo Grillo y Ambrosio Lomelin. A esta unidad de medida se reducían las cabezas de esclavos, teniendo en cuenta que la pieza se refería a un esclavo de siete cuartas sin defectos físicos ni enfermedades. La operación de reducir las cabezas a piezas se denominaba palmeo e iba seguida de la carimba que era el marcado a fuego del esclavo. 3 que la apertura del puerto de Buenos Aires a este comercio representó un beneficio incalculable para la región, ya que, no sólo se proveyó de la mano de obra necesaria para el desarrollo económico de las poblaciones del litoral y del interior, sino que, indirectamente, causó, “como consecuencia del espíritu emprendedor de los extranjeros que con ese pretexto acudieron a él, el despertar mercantil de la ciudad”. Aunque, también es cierto, que la actividad más provechosa realizada por los extranjeros en la región sería la derivada del comercio clandestino, debiendo, así mismo, reconocer, no obstante, que gracias a ese comercio la región y sus productos fueron conocidos y reconocidos en el mercado europeo y sus comerciantes comenzaron a adquirir una interesante experiencia mercantil que les sería muy útil en el futuro. Sin embargo, ese problema de la excesiva cantidad de negros que se pretendían vender en Buenos Aires representaría una preocupación para la Compañía que había elevado al gobierno español un escrito en el que recogía una serie de pretensiones 6 , una de las cuales hacía referencia a ese hecho. Exponía la Compañía en dicho escrito que, por la experiencia que habían acumulado en relación con el mercado de esclavos en Buenos Aires, no había suficientes compradores en esa ciudad y, por consiguiente, morían muchos negros, solicitando por ello la facultad para, una vez vendidos los que quisiesen los vecinos de Buenos Aires, pudiesen llevar el resto tierra a dentro hasta Chile. Ante esta pretensión la Junta de Negros 7 consideró que no había inconveniente, y resolvió que se pudiesen internar los que sobrasen de los 800 para Buenos Aires, junto con los 400 destinados para la provincias del interior, pero previniéndose que esto se había de entender precediendo primero la justificación de no haberse podido vender todos los negros en Buenos Aires y dando tiempo para que de otras partes pudiesen acudir a la compra de ellos, para lo cual se les señaló seis meses de término, contados desde el día que llegasen a Buenos Aires, para que no intentase la Compañía, para su mayor interés, introducir luego estos negros tierra adentro. La Compañía, tras reconocer la gracia que se le hacía con la concesión, reflexionaba y daba alguna explicación para facilitarla, así, y tal como exponían en dicha explicación, el hecho de que ninguno de sus negros pudiese ser transportado hasta que no pasasen seis meses de su llegada a puerto, para ellos no suponía ningún servicio, pues la Compañía no podía pretender mantenerlos tanto tiempo, consiguientemente, entendían que el remedio era tan malo como el mal que pretendía resolver. Razón por lo que esperaban que la cédula real que les concediese esa gracia estuviese redactada de tal forma que fuese practicable, y que la Compañía pudiese gozar de una libertad general (con el permiso del gobernador) de transportar lo que no pudiese vender en Buenos Aires en un espacio de tiempo menor que el de los seis meses que se le pretendía conceder. La Compañía estaba persuadida de que no se podría disponer en esta villa y en los lugares contiguos más que de 100 negros cada año. En vista de esta reflexión, la opinión emitida por el fiscal el 10 de enero de 1726, reconocía que la capitulación era para que pudiese consumir 800 negros en Buenos Aires y 400 en las provincias de arriba, pero que se les permitió con una serie de condiciones, por no considerarse perjuicio, el que se internasen los que sobrasen, con que, en su opinión, si a la 6 AGI, Indiferente 2804 Los asuntos concernientes al Asiento de Negros eran trasladados a una junta especial (llamada Junta de Negros), cuyo precedente hay que buscarlo en 1601 que fue cuando se creó para los asuntos relacionados con el asiento concedido al portugués Rodríguez Coutiño y que se constituyó con miembros del Consejo de Indias, Castilla y Hacienda. Para este asiento con Inglaterra, de acuerdo con su Art. 38, se crearía, así mismo, una junta especial integrada por tres ministros del Consejo de Indias, con asistencia del fiscal y un secretario. 7 4 Compañía no le tuviese cuenta sacar el despacho y usar de él, como estaba mandado, podría arreglarse al capítulo del Asiento 8 . El 11 de julio de 1715 llegaba al puerto de Buenos Aires el navío el Narwick que, al mando del capitán Enrique Partington, había salido de Londres el 11 de enero de ese año para transportar a los factores del Asiento (6 factores con sus equipajes). Su porte era de 700 toneladas y su tripulación de 130 hombres, transportando, además, maderas y algunos instrumentos para la construcción de la casa del Asiento. Por auto de 16 de diciembre de ese año se mandaba hacer la visita de ese navío y, una vez realizada su descarga, el presidente de los directores, Thomas Dover, solicitó licencia para cargarlo, lo cual se le concedió, cargando de un lado del ría 9.696 cueros y del otro 1.519, que hacían los 11.215 cueros que llevaría de retorno, pagando los reales derechos que importaron 1.121 peso y 4 reales por el quinto y 438 peso ¾ por el almojarifazgo. El 10 de junio se le pasaría la visita de salida, sin que hubiese habido problema alguno. Los factores ingleses, en relación con las porciones de tierra que solicitaban, pretendían que se les facilitase una superficie suficiente para mantener a buen recaudo a los negros y para poder cultivar y mantener su propio ganado. Sin embargo, en el Consejo se recelaba de esta petición y no se les quería conceder más allá de lo que se le había otorgado y había disfrutado la Compañía francesa. Por esta razón, al gobernador de Buenos Aires se le dieron en 1716 unas instrucciones secretas, derivadas de lo resuelto por el rey a consulta del Consejo de 29 de julio de 1715, y cuyo contenido sucinto era el siguiente 9 : - En lo relacionado con la condición 9 del Asiento, en orden a darles terreno en Buenos Aires en el que pudiesen levantar casas para su habitación y tierras para la labor y manutención de su gente y armazones, el gobernador debía comprarles o arrendarles, a costa de la Real Hacienda, una de las dos casas de campo que estaban a distancia de tiro de fusil de aquella ciudad y en las que tuvieron su habitación los asentistas de Francia, con todo lo anejo a ellas de oficinas para su comercio y venta de esclavos. Pero si este lugar no fuese satisfactorio para los factores se les debía destinar, para su elección, otro sitio con la misma inmediación, poco más o menos, donde, arreglándose a lo capitulado y con todas las demás precauciones, cumpliesen literalmente lo prevenido en la expresada condición. - En lo que se refería al punto, recogido en la misma condición 9 y en la 35, relacionado con las tierras para sembrar trigo, maíz y otras legumbres, debía el gobernador, igualmente, arrendarles de las de particulares que estaban inmediatas a la ciudad, así mismo por cuenta de la Real Hacienda, o comprarles las que considerase precisas para la manutención de sus factores, sus criados y dependientes y para los retornos de sus bajeles, según estaba previsto en el Asiento y arreglándose en todo a él. - No se consideraba necesario tierras para la manutención de ganado, ya que en ese puerto se entendía que había gran cantidad de carnes que se podían adquirir en las carnicerías a precios muy moderados. Una vaca costaba tres o cuatro reales de plata, y en el campo solo tenía el coste añadido de enviar a por la que se quisiese, pudiéndolas tener en rodeos inmediatos para su abasto, a excepción de las pieles que es el principal fruto de sus retornos y sobre lo que deberían arreglarse a lo previsto acerca de ellas en la condición 25 del Asiento. - Se le recordaba que, tal como se preveía en la condición 9, debía nombrar a un oficial español, de su mayor satisfacción y confianza, para que representase a la 8 9 AGI, Indiferente 2804. AGI, Indiferente 2800. 5 real hacienda en la factoría y residiese en las estancias o terrenos que se le señalase en ella. - Debía mantener con los ingleses una relación de buena y sincera amistad y urbanidad, tal como concernía a una recíproca correspondencia practicada entre naciones amigas, pero sin permitirles más extensión que lo declarado. - Con motivo del nuevo tratado ajustado en este mismo año 10 , sobre varios puntos del Asiento, se había concedido a la Compañía el que pudiese conducir a Buenos Aires los géneros que le sobrasen después de la compra de negros en África, pero sólo para su almacenamiento hasta el momento de su tornaviaje, en consecuencia, se ordenaba al gobernador que, literalmente, hiciese observar este artículo sin faltar a su contenido. El gobernador de Buenos Aires, Baltasar García Ros, El 29 de noviembre informaba de la razón que le había impedido dar cumplimiento a la condición 9 del Asiento sobre la asignación de algunas porciones de tierra para que los dependientes del Asiento pudiesen plantar, cultivar y criar ganado, y había sido porque, habiendo pedido informes al cabildo, éste le respondió que no había tierras libres en el contorno de 30 leguas de aquella ciudad, por cuya razón se les había concedido licencia para comprar una casa y tierras contiguas, distantes un cuarto de legua de Buenos Aires 11 . 2. Los trámites que se seguían con los barcos destinados a África y Buenos Aires La decisión de enviar los esclavos a Buenos Aires era, en primer lugar, aprobada por el tribunal de directores de la Compañía del Mar del Sur que establecía el número de esclavos que se deseaba enviar. Esa decisión la hacía pública y, a través de la Diputación de Embarques, se recibían las diferentes propuestas para llevar a cabo su transporte desde las costas de Guinea, estableciéndose para ello un precio fijo que oscilaba entre 15 y 20 libras 12 (de 300 a 400 chelines que equivalían aproximadamente a 72 y 96 pesos respectivamente 13 , lo que nos puede dar una idea del beneficio por esclavo vendido si éstos se vendían a un precio aproximado de 270 a 300 pesos). Aceptada una propuesta, los barcos con destino a África para adquirir esclavos que iban a ser vendidos en el mercado del Río de la Plata tenían que obtener la carta de fletamento y portar certificación de su carga, firmada tanto por el tribunal de directores como por el representante español en Londres. Como ejemplo de este trámite vamos a aportar, más adelante, la documentación correspondiente a dos navíos que navegaron en el último período del Asiento. A la entrada en el puerto de Buenos Aires los navíos procedentes de África con el cargamento de esclavos negros tenían que cumplir una serie de trámites, una vez que habían mostrado sus credenciales, incluyendo los informes pertinentes del director por S. M. 14 ; así, si tomamos como ejemplo el caso del navío nombrado San Miguel que, a cargo del capitán Carlos Brinhan, hizo su entrada en dicho puerto en el año 1730, nos encontramos con que este navío realizó las siguientes diligencias: 10 Se trata del denominado Tratado de la Declaración firmado el 12 de junio de 1716 (AGI, Contaduría 261) 11 AGI, Indiferente 2800 12 AGI, Indiferente 2792. 13 Considerando el cambio aproximado de la época de 50 peniques el peso. 14 Este trámite se consideraba importante y, por esa razón, el 19 de noviembre de 1722 Eon, representante español en Londres, se quejaba de que la Compañía había fletado un navío para Angola y Buenos Aires sin haberle informado ni llevar carta suya para el gobernador y oficiales reales (AGI, Indiferente 2801). 6 Primero los directores del Real Asiento de Inglaterra solicitaron que se procediese lo más brevemente posible al desembarque de los negros, si se llegaba a la conclusión, una vez realizada la visita de sanidad, que los esclavos no padecían enfermedad contagiosa alguna. Esa solicitud la dirigían al gobernador y jueces oficiales, para que se sirviesen mandar que, con el primer tiempo favorable, se hiciese la visita de entrada de dicho navío y se trajesen a tierra los esclavos. En el caso mencionado del San Miguel, por la visita de sanidad se supo que habían muerto muchos esclavos, y se comprobó que sesenta y siete de ellos se encontraban enfermos de escorbuto, lo que se llamaba vulgarmente el mal de Luanda y que, normalmente, era consecuencia de la navegación dilatada, malos alimentos y mucho frío. Reconocido eso, los esclavos enfermos se separaron de los sanos, para que éstos no se melancolizasen, en el caso normal de muerte de los enfermos, lo cual solía ocurrir con mucha frecuencia. Pasado ese trámite y trasladados a tierra los esclavos se “regulaban” convirtiéndolos en piezas de indias. En este caso 267 esclavos, de ambos sexos y de diferentes edades, se regularon en 232 5/6 piezas de indias. De éstos murieron, dentro de los 15 días prevenidos en el tratado del Asiento, once negros y una negra que se regularon en siete piezas y 5/6, por lo que restaron 255 cabezas y por estas 225 piezas líquidas, de las cuales mandaron que se asentase la partida del cargo al respecto de 33 ⅓ pesos por cada una - derecho que debía cobrar la Real Hacienda por su entrada -, en el libro correspondiente. Es decir, se le hacía cargo a la Real Compañía de esa cantidad, en este caso 7.490 pesos, tal como estaba previsto en el tratado de dicho Real Asiento 15 . 3. El comercio del Asiento en el Río de la Plata El desarrollo del Asiento en general, tal como ya lo justificamos en un anterior trabajo (Donoso Anes, R., 2007) podemos dividirlo en tres períodos que, así mismo, consideramos para el comercio con la región del Río de la Plata: Primer período de 1714 a 1722 16 . Segundo período de 1723 a 1731 Tercer período de 1732 hasta la firma del Tratado Particular con Inglaterra en 1750. 3.1. El primer periodo (1714-1722): El inicio del comercio Los primeros años del tráfico de esclavos en esta zona al parecer no resultó muy beneficiosa, ya que los navíos, al venir directamente de África, sufrían bastantes pérdidas de vidas, tanto de la tripulación como de los esclavos, en tan larga travesía. Una memoria entregada al embajador de España en Londres marqués de Monteleón por parte de la Compañía en 1714 ofrecía una relación de navíos con indicación de los negros que debían cargar 17 : La Reina Indiana, su capitán Guillermo Mabbot que debía cargar hasta trescientos ochenta negros y salió en 18 de noviembre de 1714. La Europa, su capitán Thomas Bound, que debía cargar hasta cuatrocientos cincuenta negros, salió el 25 de dicho mes y año. El Wiltshire Fragata, su capitán Degory Herle, que debía cargar hasta doscientos setenta negros, salió el 13 de diciembre de 1714. 15 AGI, Contaduría 1946B, Ramo 4 Relacionado con las cuentas de la Compañía en este primer período se puede consultar Donoso Anes, R. (2002). 17 AGI, Indiferente 2808. 16 7 El Príncipe de Gales, su capitán Enrique Dodson que debía cargar hasta cuatrocientos cuarenta negros y estaba aún por salir. Siendo el total de negros previstos en estos cuatro navíos de 1.540 y que, en realidad, como veremos a continuación, se convertirían en una cantidad efectiva menor. Sin embargo, la primera noticia que tenemos de introducción de esclavos por parte de la Compañía por el puerto de Buenos Aires es la del desembarco, el diecisiete de diciembre de 1714, de 174 cabezas de esclavos que vinieron en la balandra el Carlos, importando los reales derechos 5.547 pesos 5 reales ½ 18 . A mediados de 1716 el gobernador de Buenos Aires, Baltasar García Ros, daba cuenta de haber entrado en aquel puerto, desde el comienzo del Asiento de Inglaterra 1.215 cabezas de negros que se regularon en 887 ½ piezas de indias y 1/3 de otra, cuyos derechos importaron 29.594 pesos 4 reales y 33 mrs. y los oficiales reales enviaban certificación donde manifestaban que, desde que se estableció el Asiento, se habían cargado en sus navíos 26.564 pieles de toro y devengado por sus derechos 5.116 pesos 5 reales y ¾ 19 . El 28 de junio de 1716 la Compañía facilitaba a Monteleón una lista de los navíos que habían vuelto de Buenos Aires con la composición de su carga y que recogemos en el Cuadro 1 20 , donde se puede ver que la suma de cueros es similar a la que daban los oficiales reales (aquí de 26.369). CUADRO 1 Navíos El Guillermo y Sarah Capitanes Jorge Jefson El Wiltshire Fragata La Europa La Reina de la India El Príncipe de Gales Degory Herle Thomas Bound Guillermo Mabbot Henry Dodson Carga 3.200 cueros y 5 sacos de yerba de Paraguay 3.009 cueros 8.010 cueros 6.942 cueros 5.208 cueros Puerto Salida Buenos Aires Llegada a Inglaterra 8 de marzo de 1716 Buenos Aires Buenos Aires Buenos Aires Buenos Aires 19 de abril 22 de mayo 20 de junio 22 de junio En 1718 un informe de los oficiales reales de Buenos Aires 21 daba cuenta de las cantidades de esclavos introducidos y de los frutos que habían llevado los navíos del Asiento. Por dicho informe sabemos que desde 12 de octubre de 1715 hasta el 27 de enero de 1718 se habían introducido únicamente 1.717 piezas, habiendo satisfecho los derechos adeudados. Los retornos en total fueron: 44.006 pieles de toro, 61 tercios de “yerva”, 670 quintales de sebo derretido y una saca de lana, habiendo satisfecho todos los derechos correspondientes, en total 57.012 pesos 6 reales y 18 mrs. A las entradas anteriores y antes de que se declarase la guerra de la Cuádruple Alianza contra España, hay que añadir la del navío San Quintín del que, el 12 de mayo de 1718, los oficiales reales daban cuenta de su entrada y salida, habiendo introducido 281 cabezas de esclavos que regulados a piezas fueron 271 2/3 piezas (sanos) y 14 cabezas que hicieron 13 piezas que parecían estar enfermos. Este barco sacó de tornaviaje 3.194 pieles de toro y veinte tercios de “yerba” del Paraguay y 19 cajones y una cajita de géneros que le sobraron de la compra de negros en la costa de Guinea 22 . Reanudado el comercio, en marzo de 1722 llegaba al puerto de Buenos Aires el navío el Asiento a cargo del capitán Eduardo Tizzard, el cual desembarcó 370 esclavos negros de ambos sexos y de diferentes edades que fueron regulados en 284 piezas de 18 AGI, Indiferente 2769 L8, Imágenes 65. AGI, Indiferente 2800 20 AGI, Indiferente 2800 21 De 12 de enero (AGI, Indiferente 2801). 22 AGI, Indiferente 2801. 19 8 indias y una sexma de otra, de los que se rebajaron una pieza y una sexma por dos esclavos que murieron dentro de los 15 días previstos en los artículos del tratado, quedando por tanto 283 piezas líquidas, haciéndose cargo por ellas de 9.433 pesos 2 reales y 22 mrs. y ⅔ por los derechos correspondientes a los 33 pesos y ⅓. Y este navío, de vuelta, cargó 8.000 pieles de toro, 21 zurrones de Hierba del Paraguay, 160 marcos de plata labrada y 59.500 pesos en plata sellada por cuenta de la real Compañía y 6.000 de la de Joaquín de Escasaux, vecino de Nantes. El caso del navío el Asiento generó un pequeño conflicto para Eon 23 , el cual informaba el 23 de septiembre a Grimaldo de que, habiendo cotejado las partidas que expresaban los funcionarios reales en su carta, con la factura y conocimiento que sus factores habían enviado, había hallado de demasía 29.500 pesos, sin los 160 marcos de plata labrada que no le pertenecía a la Compañía, presumiéndose que correspondía al primer factor que venía embarcado en dicho navío y murió en el viaje, circunstancia que, a su entender, no se contemplaba en el tratado (el que los factores de él pudiesen embarcar plata alguna de su cuenta), por lo que pensaba dirigirse a la junta de directores expresándole su reparo para que suspendiese su entrega hasta tener órdenes precisas de España. Eon reconocía que ignoraba lo que se habría dado a cambio al gobernador y oficiales reales para permitir esta remisión. El 13 de octubre el fiscal del Consejo de Indias, vista la carta del agente español, reconocía que sobre esta materia tenía respondido ya en otro expediente, en el que había hecho presente la condición 26 del Asiento en la que se prevenía no podían venir caudales que no fuesen de la Compañía bajo las penas y conminaciones que contenía, en cuya consideración parecía que en este, y en los demás casos que se ofreciesen de esta calidad se le debía prevenir que se gobernase por los capítulos del Asiento. Eon seguiría investigando este caso y, para ello, se dirigiría, solicitando información, a los oficiales reales, los cuales el 2 de julio de 1724 le informaban del embarque de 160 marcos de plata labrada y 59.500 pesos de plata sellada en el navío nombrado el Asiento, todo ello por cuenta de la Compañía, según la manifestación que se hizo por el director de la factoría y, dado que se había averiguado lo contrario en Inglaterra, no dudaban que Eon habría dado cuenta al rey, comprometiéndose, en adelante, a poner las precauciones necesarias a fin de que no se cometiesen fraudes y que, de ejecutarlos, se cumpliese enteramente lo que el monarca deliberase luego que se averiguase, reconociendo que ellos no podían impedir el embarque de los caudales que quisiese remitir el director de la factoría siempre que manifestase ser de la real Compañía, con lo cual dicha averiguación consideraban que correspondía enteramente a Eon, al que solicitaban que, en adelante, cuando se despachasen embarcaciones por parte de la Compañía les enviase copia de la memoria de su carga, para que allí se pudiese hacer el cotejo y si se reconociese algún exceso se pudiesen cumplir puntualmente las reales órdenes 24 . Por otra parte, en esa misma fecha, los factores de Buenos Aires escribían una carta a Eon informándole de la carga del navío San Quintín, al mando del capitán Juan Bord, en el que se había embarcado por cuenta de la Compañía 15.556 cueros de toro, 10 sacos de yerba de caminí 25 y 10 de la de Paraguay y que todo importaba 25.253 pesos y 6 reales. Así mismo, informaban de las vicisitudes que tuvo que pasar el barco, ya que el gobernador por necesitarlo, porque los portugueses habían tomado posesión de Montevideo, tuvieron que interrumpir su partida y estar desde el 20 de diciembre de 1723 hasta el 7 de marzo que se entregó a su capitán y por esa razón, además, 5.208 cueros se estropearon por haberles entrado la polilla, razón por la cual 23 Recordemos que Eon era el representante español en Londres (AGI, Indiferente 2802). La copia de esta carta de los oficiales era enviada por Eon a España el 28 de septiembre de 1724 (AGI, Indiferente 2803). 25 Caminí o caaminí (del guaraní caá, hierba, y mirí, pequeña, en polvo). Variedad de la yerba mate, elaborada, bien molida, sin palillos (Diccionario de la Real Academia de la Lengua) 24 9 hasta el 5 de mayo no se completaría su carga. Todo lo cual, de acuerdo con los factores, fueron “138 días de detención, independiente de otros daños, de que pedimos al Gobernador una entera satisfacción a que respondió que las arcas reales de aquí estaban tan alcanzadas que no había con que poderlo hacer, y que así V. S. pudieran ocurrir a la corte de Madrid, en donde mediante los autos inclusos no dudamos que V. S. serán atendidos, mayormente que el mismo Gobernador ha representado por su parte a S. M. C. todo lo pasado, alegando que la necesidad le obligó a valerse del navío, por lo cual nos parece no se debe formar que la particular contra él, sino pedir a S. M. C. alguna recompensa por este quebrantamiento del tratado del Asiento” 26 . 3.1.1. Las primeras represalias en Buenos Aires El Rey desde San Lorenzo, el 14 de septiembre de 1718, ordenaba por real cédula el embargo de todos los bienes y propiedades pertenecientes a los ingleses y que, ejecutado, se embarcasen en cualquier navío español. Así mismo, por otra cédula de 25 de octubre se ordenaba que, si entre lo embargado hubiese géneros que se pudiesen corromper, se vendiesen con intervención de los oficiales reales y el factor inglés, y su producto introducirse en las cajas reales con toda separación 27 . Finalizada la guerra, el gobernador de Buenos Aires Bruno de Zavala, el 14 de marzo de 1723 28 , avisaba del recibo del despacho en el que se le ordenaba que se restituyesen a los ingleses los bienes y efectos embargados en la represalia. Sin embargo, cuando el gobernador pretendió ejecutar la real orden contenida en dicha cédula, los ingleses le pidieron que se les entregase todo lo que constaba de los embargos a excepción de lo vendido; además, una vez que el depositario había presentado la cuenta de los gastos hechos en el depósito, solicitaron que no se les obligase a pagar los gastos de dicho depósito, pretensión a la que Zavala no accedió y, aunque pidieron que se les diese testimonio de ello, no acudieron a sacarlo, tal vez, como observaba el gobernador, reconociendo la poca razón que para ello tenían, ya que parecía justo que pagasen los costes derivados del depósito y no pretender como pretendían que los costease la Real Hacienda, esperaba el gobernador que se tomase providencia de ello, en el caso de que los ingleses solicitasen el reintegro de los mencionados costes 29 . Sin embargo, en la revisión y censura de las cuentas de las represalias que se le hizo al gobernador en España no salía muy bien parado. Así, de acuerdo con un documento firmado por Gonzalo Machado y Gonzalo Vaquedano y dirigido a Andrés de Pez el 18 de abril de 1721 30 , las represalias hechas en Buenos Aires, en consonancia con los informes que adjuntaba Bruno de Zavala y recogidos en veinte cuadernos de autos, fueron: - Lo embargado en dinero, como el procedido de la venta de negros, importó 60.088 pesos y 98 marcos de plata labrada que se introdujo en las reales cajas. - Los cueros embargados fueron 15.575 y los debidos al Asiento 13.100 que todos sumaban 28.675. 26 AGI, Indiferente 2803 AGI, Contaduría 1437. 28 Esta carta se recibía en España el 15 de abril de 1724 (AGI, Indiferente 2803) 29 AGI, Contaduría 1880: autos, testimonios, cartas del gobernador de Buenos Aires Bruno de Zavala. Informes y otros papeles concernientes a represalias de bienes y efectos de los ingleses, hechas en el puerto y ciudad de Buenos Aires. Años de 1719 y 1720 30 AGI, Contaduría 1880 27 10 - Así mismo, se embargaron las casas y barracas de los asentistas ingleses, mucha lencería y otras mercaderías y alhajas contenidas en los inventarios que a su juicio decían que importaron 60.000 pesos. - En lo anterior no se incluía un navío bergantín de 200 toneladas y una lancha de 12 a 15 toneladas. - Constaba, así mismo, por los autos y por las requisitorias de diligencias remitidas por este gobernador al presidente de Chile que en aquel reino había diferentes sujetos deudores al Asiento, cuyas cantidades según la razón de ello importaban 8.685 pesos que según refería se habían cobrado y también, por las remitidas al corregidor de Potosí, constaba que éste había recaudado de dos deudores hasta 56.920 pesos, que con los 8.685 anteriores sumaban ambas partidas 65.605 pesos. Debiéndose notar que el gobernador de los 60.088 pesos que había introducido en las reales cajas de Buenos Aires, en 18 de noviembre de 1720, no tenía existentes en ellas más que 1.963 pesos, dando cuenta, además, de que éstos y muchos más se debían y que para satisfacerlos era menester vender algunos géneros de los embargados. Se reconocía en el informe de los contadores que los inventarios realizados estaban hechos sin orden ni formalidad alguna, de suerte que por ellos no se podía tener un puntual conocimiento de los géneros embargados, porque no había ni peso ni medida de los que los necesitaban, ni tasación de ellos, ni del valor de las casas, razón por la que podía derivarse mucho fraude de todo ello. También hallaron por cancelar once escrituras cuyo importe era de 133.710 pesos, y la razón que daba de no haberse recaudado no satisfacía a la Junta, ya que debió proceder ejecutivamente a recaudar su importe por estar cumplidos los plazos. Además de lo anterior, hubo otros delitos que, al entender de Machado y Vaquedano había cometido el gobernador, y que eran de igual o mayor consideración y perjuicio a los reales intereses de la represalia, porque las cantidades de pesos introducidas en las reales cajas, las cuales no se debían tocar bajo ningún concepto, fue repartiéndolas contra toda razón y justicia, porque de ellas pagó al procurador de las misiones de la Compañía de Jesús 16.000 pesos, porque presentó instrumento de que se los debían el presidente y directores del Asiento, y así a otras personas, cuando debía saber que, desde el momento de haber hecho las represalias y embargos, quedaron los pesos y demás bienes embargados afectos e incorporados a la real hacienda, por cuya razón no debió pagar con ellos a persona alguna de lo que pertenecía a ella, lo que, de acuerdo con Machado y Vaquedano, “sabía cualquier persona la más lega y de menos inteligencia”. Los desaciertos del gobernador habían sido muchos más, como ocurrió con los 40.000 cueros que los directores del Asiento tenían contratados con el cabildo y ciudadanos de Buenos Aires, proveyendo el que se cesase en este contrato, porque se trataba de un género muy sujeto a la corrupción y polilla y de mucho coste para su mantenimiento y conservación, pero, habiéndole representado el cabildo que perjudicaba a sus intereses el que no se cumpliese el contrato y que era de justicia el guardarlo, se avino finalmente a ello. Pero puso las condiciones de que los cueros de la otra banda del río, que estaban concertados con los directores del Asiento a 11 reales y medio, se pagasen a 7 reales y los de la banda de Buenos Aires que lo estaban a 12 reales, se pagasen a 8 reales y medios, y que el exceso de la baja que había de uno al otro precio que importaba 20.000 pesos, la mitad los había aplicado a la fábrica de las casas del cabildo, y que los otros diez mil los repartió en más vecinos de la ciudad que no habían tenido parte en la repartición de los 40.000 cueros, para que los enterasen en cueros a los referidos precios, volviendo, a juicio de los censores, a obviar los intereses de la real hacienda. Igualmente, se resaltaba el hecho de haber dejado al presidente y directores del Asiento 58 negros para su servicio y el de las barracas, 11 número que se consideraba excesivo ya que, hechos los embargos de sus bienes, géneros y habitaciones, casas y dependencias no se consideraba necesaria esa cantidad, pues con cuatro o seis negros para su asistencia hubiese sido suficiente. De esta manera, consideraban Machado y Vaquedano que de los autos apenas había cosa que mereciese aprobación, por la mala forma en que se había actuado. Por consiguiente, solicitaban que se expidiesen órdenes al referido gobernador desaprobándole lo que había ejecutado, para que sin dilación y acompañado por los oficiales reales y tomando consejo del asesor letrado, si lo hubiese en aquel puerto, pasasen a reintegrar en las reales cajas todas las cantidades de pesos debidos por las once escrituras que no se hallaron canceladas, apremiando a ello a los deudores al Asiento y, así mismo, para que el gobernador pusiese en ellas las cantidades que mandó pagar de forma indebida, con pena de privación del gobierno si dentro de diez días no lo cumpliese y lo mismo para los 10.000 pesos aplicados a la fábrica de las casas del cabildo; y por lo que tocaba a los bienes, casas, negros y todas los demás géneros que constaban de los inventarios, que los hiciesen medir y pesar y tasar, con toda puntualidad, distinción y claridad y ejecutado todo que lo hiciesen pregonar durante treinta días que no fuesen feriados y, pasados, los rematasen en quien más diese por ellos de contado o a plazos y asegurados con fianzas, asistiendo los tres personalmente a todas las diligencias y ventas y citando para ellas y el remate a los ingleses directores del Asiento, y que todo lo introdujesen en las cajas reales donde lo tuviesen a la orden de S. M. Por otro lado, en lo que se refería a los cueros, no se veía otra forma para que no se perdiesen que la de enviar una embarcación a por ellos, embarcación que se podía hacer cargo también de las cantidades que diferentes personas debían al Asiento en Chile y en Potosí en el caso de que algún impedimento no permitiera que se llevasen a Lima para que alcanzasen la vuelta de los galeones. Por último, se consideraba conveniente encargar al gobernador y oficiales reales de Buenos Aires que todo cuanto se debiese y se hubiese recaudado de los embargos de represalias, lo remitiesen reducido a dinero, con toda claridad y distinción de su cuenta y que todos los negros y negras que hubiese en existencias los vendiesen, como iba prevenido, reservando sólo los muy precisos para el servicio del presidente y directores del Asiento si todavía estuviesen en aquel puerto y lo que fuese menester para sus alimentos. 3.1.2. Las cuentas del primer período de la factoría de Buenos Aires Las cuentas del primer período 31 que se cierra en 1722 pertenecientes a la factoría de Buenos Aires fueron enviadas por el representante español de la Compañía de Mar del Sur en Londres, Tomás Geraldino, a España el 8 de diciembre de 1735 y se encuentran recogidas en 29 documentos contables cuyo contenido es el siguiente: 1. Cuenta de lo que produjeron 247 esclavos que vinieron en la fragata nombrada el Wiltshire y que importó 46.110 pesos. 2. Cuenta de lo que produjeron 377 negros que vinieron en el navío nombrado la Europa e importó 59.865 pesos 2 reales de plata. 3. Cuenta de lo que importó la venta de 290 esclavos conducidos por el navío la Reina Indiana y que produjeron 50.380 pesos. 4. Cuenta de lo que importó la venta de 305 esclavos que vinieron en el navío el Príncipe de Gales y que fueron 55.851 pesos 6 reales de plata. 31 AGI, Contaduría 267. 12 5. Cuenta de lo que produjeron 188 negros conducidos por el navío nombrado la galera Esperanza y que fuero 27.270 pesos. 6. Cuenta de lo que importaron 162 negros que vinieron en el navío el Windsor que produjeron 22.336 pesos. 7. Cuenta de lo que produjeron 347 negros vendidos y que vinieron en el navío la Sara Galera e importaron 71.029 pesos. 8. Cuenta de lo que importó la venta de 243 negros que vinieron embarcados en el navío el Jorge y su producto fue 18.525 pesos. 9. Cuenta de lo que produjeron 294 negros que vinieron en el navío el San Quintín y que importaron 57.545 pesos. 10. Cuenta de lo que importaron 281 negros conducidos por el navío nombrado el Thomas y Devorah que produjeron 47.320 pesos. 11. Cuenta de lo obtenido por la venta de 312 negros conducidos por el navío nombrado la Europa y que fueron 56.855 pesos. 12. Cuenta de la venta de 275 esclavos recibidos por el navío nombrado la Corona y que importaron 52.899 pesos. 13. Cuenta de la venta de 212 negros recibidos por el navío Arabella y su producto fue de 37.179 pesos. 14. Factura del costo e importe de los derechos que tuvieron 3.200 cueros de toro y cinco sacos de hierba del Paraguay embarcados para conducir a Londres en el navío nombrado el Guillermo y Sara cuyo coste y costas fueron de 5.525 pesos 1 real. 15. Factura del coste y costas que tuvieron 3.009 cueros de toro embarcados en el navío nombrado la Fragata Wiltshire, cuyo importe fue 5.124 pesos 5 reales y medio. 16. Factura de lo que importaron las compra y derechos de 8.010 cueros de toro que se embarcaron en el navío la Europa y que fueron 13.642 pesos. 17. Factura de lo que importa la cuenta de compra y satisfacción de derechos de 6.942 cueros de toro embarcados en el navío la Reina Indiana y que importaron 11.823 pesos y tres cuartillos. 18. Factura del costo que tuvo la compra y paga de derechos de 5.800 cueros de toros embarcados en el navío el Príncipe de Gales y cuyo importe fue de 9.878 pesos 1 real. 19. Factura de lo que importaron 11.215 cueros que se embarcaron en el navío de guerra nombrado Warwick y que incluido el importe de lo que se pagó por sus derechos todo fue de 19.101 pesos 2 reales ½. 20. Factura del importe de la compra y satisfacción de derechos de 6.603 cueros de toro embarcados en el navío Windsor y que importó 11.245 pesos 6 reales de plata. 21. Factura de lo que importó la compra y satisfacción de derechos de 6.197 cueros de toro, diez sacos de caminí, diez sacos de Paraguay y un saquito de grana de Santiago de Estero y todo el costo y costas fue de 10.286 pesos 7 reales de plata. 22. Factura de coste y costas que tuvieron 4.404 cueros de toro, diez sacos de caminí, diez sacos del Paraguay, 107 cajones de sebo y una saca de lana, todo lo cual se embarcó en el navío el Henpston y su coste y costas importaron 9.007 pesos 6 reales. 13 23. Factura del coste y costas que tuvieron 14.761 cueros de toro, diez sacos de caminí, diez sacos del Paraguay, 14 cajones de sebo y una saca de lana, todo lo cual se embarcó en el navío el Jorge, y su compra principal y satisfacción de derechos importó 24.209 pesos 4 reales ½ de plata. 24. Factura del coste y costas que tuvieron 13.196 cueros, 10 sacos de caminí, 10 sacos del Paraguay y una saca de lana, géneros que se embarcaron en el navío San Quintín y su coste y costas importó 464 pesos 4 reales ½ de plata (está claro que es un error). 25. Factura de lo que importó la compra y paga de derechos de 10.000 cueros de toro, diez sacos de caminí y diez sacos del Paraguay, todo conducido y embarcado en el navío la Galera de Europa y cuyo importe fueron de 16.328 pesos y ½ real de plata. 26. Factura de lo que importó la compra y paga de derechos de 8.496 cueros de toro, 10 sacos del Paraguay, 10 sacos de caminí y 44 cajones de sebo que se embarcaron en el navío el Thomas y Deborach y todo fueron 14.637 pesos 5 reales ½ de plata. 27. Factura de lo que importó la compra y paga de derechos de 7.157 cueros de toro, diez cueros de caballo, diez sacos de caminí y 10 sacos del Paraguay, embarcados en el navío nombrado la Corona , y todo importó 11.804 pesos. 28. Factura de lo que importó la compra y paga de derechos de 5.000 cueros de toro que se embarcaron en el navío nombrado la Arabella y que fueron 7.812 pesos 4 reales de plata. 29. Cuenta general de los ingresos y salidas que ha habido en la factoría de Buenos Aires desde el mes de julio de 1715 hasta 24 de junio de 1722, de todos los intereses pertenecientes a la Real Compañía de Inglaterra. La cuenta General de la factoría de Buenos Aires lleva por título “los factores de Buenos Aires a la Compañía del Mar del Sur” y está firmada en Londres por el contador de la Compañía Juan Read el 21 de mayo de 1734. Por esa cuenta sabemos que en esta factoría el total de fondos obtenidos en el período mencionado en el documento 29 (1715-1722) fue de 632.494 pesos 7 reales, derivados prácticamente en su totalidad de la venta de esclavos que alcanzó un total de 582.802 pesos 7 reales, fondo que fue aplicado en su mayor parte en cueros de toro, aunque también existen retornos de otras mercaderías como caminí y paraguay, sebo y grana de Santiago del Estero. Una peculiaridad en las cuentas de esta factoría es que dedica una de ellas para recoger los esclavos muertos a la que se denomina “Mortandad de negros” y que aquí llegó a ser cuantitativamente importante, aunque económicamente su cifra era poco significativa al no darle valor a la mayoría de ellos, como veremos a continuación. En el ha de haber de la cuenta de la factoría era importante también, como en casi todas las otras factorías, el saldo de la cuenta de deudas existentes. En la Ilustración 1 reproducimos la mencionada cuenta general de la factoría, cuyo análisis detallado nos provee la siguiente información correspondiente a las diferentes cuentas que la integran: En el Debe - La cuenta de venta de negros en Buenos Aires arrojaba un saldo de 582.802 pesos 7 reales e iba desde 26 de junio de 1716 hasta 24 de junio de 1724. El importe total de la venta fue de 588.655 pesos para un total de 3.495 esclavos 14 vendidos 32 , a ese importe, en el ha de haber de su cuenta, se le dedujeron las partidas siguientes (el documento original de esta cuenta puede verse en la Ilustración 2): Pagado al capitán Digory Herle la comisión de 247 esclavos por el navío el Wilhshire, 760 pesos Pagado al cirujano del navío el Hope su propina sobre 188 negros, 36 pesos 2 reales. Pagado al cirujano del Windsor su propina sobre 173 negros, 34 pesos 4 reales. Por pagado al capitán del Cronher de 188 negros por el Hope, 1.222 pesos 2 reales Por dicho al mismo por su comisión de dichos negros, 579 pesos 1 real. Por abonado al capitán Norton del navío el Thomas y Deborah por demora, 3.220 pesos. - La cuenta de pertrechos y menesteres para la factoría de Buenos Aires, estaba integrada por algunas cosas y mercaderías vendidas, unas eran para los negros y se vendían y otras venían asignadas ya, como varias cosas del navío el Kingston para el Sr. Obispo Fray Pedro Fajardo por un importe de 2.015 pesos 2 reales, o el tabaco en polvo que vino en la Europa para los oficiales reales, el producto total de todos lo vendido fue de 9.636 pesos 3 reales, y su saldo una vez descontado cierta pérdida experimentada en la venta de pertrechos quedó en 9.603 pesos 4 ½ reales. - La cuenta de letras sacadas y remesas hechas por la factoría de Buenos Aires, estaba constituida por diferentes letras a favor de diversas personas por un total de 49.979 pesos 2 reales, e iba de 4 de diciembre de 1715 hasta 24 de junio de 1722, deduciéndosele al importe anterior una serie de cantidades que representaban recibos de diferentes capitanes que se remitían a la Compañía, quedando el saldo deudor de esta cuenta en 40.088 pesos 3 ½ reales que, como hemos visto, se reflejaba en la cuenta de la factoría de Buenos Aires. 32 Sin embargo si sumamos las ventas indicadas en los documentos del 1 al 13 obtenemos un total de 603.164 pesos para un total de 3.533 negros vendidos. 15 DEBEN Los factores de Buenos Aires a la Compañía del Mar del Sur HA DE HABER 1722 Junio 24 Por venta de negros, saldo de aquella cuenta.......................... 582.802 / 7 Por pertrechos, saldo de dicha cuenta cerrada ahora............ 9.603 / 4 ½ Por letras sacadas y remitidas....... 40.088 / 3 ½ 1722 Junio 24 Por costo y gastos de 113.990 cueros........186.915 / 1 ¼ Por costo y gasto de 10 cueros de caballo... 6/2 Por dicho de 145 sacos de Caminí y Paraguay.................................................. 2.366 / 6 ½ Por dicho de 165 barriles de sebo............... 2.550 / 4 ½ Por dicho de grana de Santiago del Estero........................................................... 22 Por dicho de 3 sacas de lana....................... 30 / 3 Por perdido el saldo de la cuenta de mortandad de negros.............................. 3.800 Por saldo de la cuenta de sueldos............... 60.857 / 5 Por dicho de la de salarios de criados........ 15.743 / 7 Por dicho de la de desembolsos generales.................................................. 164.800 / 4 ¾ Costo de la casa del Asiento y el Retiro........................................................ 11.650 Deudas existentes.................................... 183.751 / 5 Total pesos............................................................632.494 / 7 Total pesos....................................................................... 632.494 / 7 Londres 21 de mayo de 1734. Salvo yerro Firmado: Juan Read. Contador ILUSTRACIÓN 1 Ilustración 2: Cuenta general de venta de negros en Buenos Aires (AGI, Contaduría 267) - 17 En el Ha de Haber - Cuenta de cueros enviados de Buenos Aires, se trataba del importe total de 113.990 cueros enviados desde Buenos Aires en diferentes barcos y cuyo importe total ascendía a 186.915 pesos 1 ¼ reales siendo la aplicación de fondos y la remesa más importante de las realizadas desde esta factoría en la fecha que va desde 12 de diciembre de 1715 hasta 16 de diciembre de 1720. - Cuenta de cueros de caballo enviados desde Buenos Aires, lo normal era el envío de cueros de toros, en esta cuenta se recogía, excepcionalmente, los cueros de caballos enviados, en concreto 10 cueros en el navío la Corona el 30 de octubre de 1718 a 5 reales por cuero, lo que hacía un total de 6 pesos 2 reales. - Las cuentas de caminí y paraguay, sebo, grana de Santiago del Estero y lana, cada una separadamente arrojaban el siguiente saldo: Caminí y Paraguay, correspondía a su costo y gastos y recogía 145 sacos sacados por diferentes navíos y cuyo importe total fue de 2.366 pesos 6 ½ reales. El sebo eran 165 barriles remitidos en diferentes navíos por un total de 2.550 pesos 4 ½ reales La Grana tenía un importe de 22 pesos. La lana son tres sacos por un importe total de 30 pesos 3 reales. - La cuenta mortandad de negros, no la hemos encontrado contrarrestando a los fondos en ninguna otra cuenta general de otra factoría. Aquí representaba la pérdida por los negros muertos, en total 520 desde 5 de diciembre de 1716 a 24 de junio de 1721, aunque la mayoría de ellos aparecían sin valor en esta cuenta, y sólo 19 que eran negros de la casa se les asignó el valor de 200 pesos a cada uno, de ahí los 3.800 pesos de saldo de esta cuenta. - La cuenta de sueldos en Buenos Aires, incluía el sueldo de los dependientes directos de la factoría desde 17 de agosto de 1715 a 24 de junio de 1722, siendo el importe total de sueldos de 74.859 pesos 2 reales, del que se descontaron los adelantos realizados, quedando el saldo de esta cuenta en 60.857 pesos 5 reales. Por ella sabemos que en esta factoría se pagaban los siguientes sueldos anuales: Al Juez conservador 4.000 pesos. Al abogado 400 pesos. Al primer factor 4.000 pesos Al segundo factor 2.000 pesos. Al tercer factor 1.333 1/3 pesos Al cuarto factor 1.000 pesos. Al quinto factor 800 pesos. Al cirujano 800 pesos. El total que se pagaba por sueldo a los factores anualmente era de 9.133 pesos 2 ½ reales. - La cuenta de salarios de criados en Buenos Aires, se trataba de los salarios pagados a diferentes dependientes de la factoría como mayordomo, sobrestante de los negros, maestre de embarcaciones etc., siendo su total de 15.743 pesos 7 reales. - Cuenta de desembolsos generales de la factoría de Buenos Aires, se trataba de la cuenta de gastos generales que recogía el saldo de la cuenta de gastos de casa y los gastos en víveres y menesteres para los negros y otros 18 - La cuenta de particulares de los deudores y acreedores el 24 de junio de 1722 recogía, como ya sabemos, en su debe los acreedores, apareciendo entre otros, en este caso, los propios factores por diferentes cantidades, y en el haber los deudores, una gran cantidad de ellos con sus nombres y que hacían un total de 105.093 pesos 7 reales, figurando aparte el rey de España con una deuda de 56.989 pesos 2 reales, a lo que había que añadir las existencias de: 49.917 cueros de toro a su costo...................... 63.776 pesos 2 ½ reales 67 cabezas de negros existentes……………… 12.135 pesos Saldo de la cuenta de la Caja ........................... 5.822 pesos 1 1/3 reales 52 ½ fanegas de trigo a su costo...........................262 pesos 7 ½ reales 46 quintales de bizcocho .......................................253 pesos 4 ¾ reales Hierba Caminí.........................................................146 pesos 1 real Plata labrada usada en la casa............................3.042 pesos 2 reales Total pesos..............................................................................85. 438 pesos 3 ½ reales El total de deudores y existencias era de 247.521 pesos 4 ½ reales y el de los acreedores de 63.769 pesos 7 ½ reales arrojando esta cuenta un saldo acreedor de 183.751 pesos 5 reales. - Cuenta de la casa del asiento y el retiro, que representaba la inversión realizada por la adquisición de la casa del Asiento y por otra finca denominada el retiro que se encontraba a ¼ de legua de la ciudad. La primera se adquirió el 4 de noviembre de 1715 y fue evaluada por dos vecinos en 7.650 pesos y la segunda el 23 de octubre de 1716 y su valor fue de 4.000 pesos, quedando el saldo de esta cuenta en un importe de 11.650 pesos. 3.2. El segundo período (1723-1731) El 26 de mayo de 1723 Eon informaba que la Compañía había fletado el navío el Caballo Marino, para ir a buscar 325 negros en las costas de Angola y transportarlos a Buenos Aires 33 . Por otro lado, los oficiales reales de Buenos Aires, el 5 de septiembre de 1724, informaban de la entrada y salida en ese puerto del navío nombrado el Juan que había llegado con cargazón de esclavos negros y había retornado con una carga de diez mil ochocientos cuarenta cueros de toro al pelo 34 . De este navío Eon daba cuenta, así mismo, de su llegada a Londres el 4 de enero de 1725 35 observando que, de acuerdo con sus informes, traía de cuenta del Asiento 10.450 cueros y 2.535 marcos de plata, cuya calidad procuraría saber para avisarlo. El 18 de enero de 1725 Eon enviaba una memoria de las provisiones y pertrechos que la Compañía había embarcado para su factoría de Buenos Aires en el navío nombrado Rudge Galley, al mando del capitán Pidgeon. Esta memoria estaba compuesta por 110 ítems, entre los que destacan 36 : - 10.000 varas de bayeta ordinaria para vestir a los negros 500 cobertores ordinarios 33 AGI, Indiferente 2769, L. 8. AGI, Indiferente 2804. 35 Su nombre era el Juan Galley (AGI, Indiferente 2803). 36 AGI, Indiferente 2803. 34 19 - 200 libras de azúcar de pilón 200 libras de pasas de Corinto 42 pares de gonces para puertas y ventanas 50 azadones para el jardín 100 galones de aguardiente de Francia 1.000 tablas de pino 2.000 vidrieras Libros para cuentas 20 resmas de papel fino 20 resmas de papel ordinario 2.000 plumas un cajón de medicinas 50 galones de zumo de limón 50 piezas de lienzos para velas de navío 20 quintales de esparto 200 palos para pujar los barcos 24 remos 12 instrumentos para dar alquitrán a los navíos 50 quintales de hierro en barra 100 hachas 22.000 clavos chicos 24 martillos grandes y chicos etc. El 15 de febrero los oficiales reales daban cuenta de la entrada y salida del puerto de Buenos Aires del navío nombrado el Carteret cargado de esclavos y que su carga de retorno se componía de 20.264 cueros y 20 tercios de yerba del Paraguay y 17 tercios de cascarilla 37 . El 13 de septiembre de 1726 Joseph Blanco, sustituto de Eon 38 , informaba de la llegada de dos navíos que se esperaban de Buenos Aires y que traían entre los dos 17.500 cueros. Pero, al haber reparado que no se hacía mención de plata alguna, recombino al secretario de la Compañía con el aviso que sus factores dieron por el navío Juan Galley, que había llegado a principios de enero de 1725, de haber embarcado 48.000 pesos en el nombrado el Carteret y en uno de esos otros dos. La respuesta del secretario de la Compañía a Blanco fue que no sabía nada del asunto y que intentaría averiguarlo. El 4 de octubre Blanco insistía en el tema dirigiéndose al teniente gobernador, el cual le respondió lo mismo que el secretario, asegurándole que ningún navío había traído esa plata 39 . Al parecer, en el puerto de Buenos Aires, desde 1716 hasta 1727, año en el que se desencadenaría una nueva guerra con Inglaterra, se habían desembarcado un total de 6.775 piezas y una cuarta que devengaron un derecho de 225.632 pesos 2 reales y 1 maravedíes y 7/9 40 . El 8 de junio de 1727, en pleno período de conflagración, los oficiales de Buenos Aires informaban de la entrada del navío el Bristol que había llegado de Londres con diferentes pertrechos y efectos para los directores y factoría de esa ciudad. Sin embargo, tal vez sospechando lo peor para ellos y los bienes de la Compañía, su capitán, cuando se encontraba esperando el tiempo favorable para su visita de salida, decidió partir sin licencia del gobernador y, tal como advertían los oficiales, no se había podido averiguar donde se encontraba 41 . 37 AGI, Indiferente 2804. Por una carta de Blanco de 19 de septiembre sabemos que en esa fecha estaba sustituyendo a Eon, quien se encontraba en el campo y en vísperas de emprender un viaje a España con licencia del rey (AGI, Indiferente 2804). 39 AGI, Indiferente 2804. 40 AGI, Contaduría 268. 41 AGI, Indiferente 2805. 38 20 3.2.1. Las segundas represalias en Buenos Aires En 1727, con motivo de la guerra contra los ingleses, se iniciaron nuevas represalias de sus bienes, tanto en Buenos Aires como en otros lugares de las Indias 42 . En un libro grande y encuadernado, cuyo título era: “Libro particular donde se asientan las partidas de cargo y data y caudales pertenecientes a la represalia hecha al Real Asiento de Inglaterra que hoy 11 de septiembre de 1727 se ha formado y está firmado por el gobernador del Río de la Plata y los oficiales reales de esa provincia”, se fueron anotando los cargos por los caudales represaliados y por lo que se iba obteniendo a cuenta de las represalias, aunque, curiosamente, no se hicieron muchas anotaciones en él. Al final del cargo se reconocía, a pesar de que quedaban muchas páginas en blanco, que cesaban dichas anotaciones por haberse formado nuevo libro para el siguiente año. Las datas representaban los gastos que se pagaban con el producto de las represalias, por ejemplo la manutención de los factores y sus familias, así como los derechos de determinadas mercancías embargadas que se vendían, por ejemplo por el almojarifazgo, así como para pagar a algunos acreedores del Asiento, el libro llega, tanto en los cargos como en las datas, hasta 1768 y no se hizo cálculo de alcance 43 . En julio de 1728 se dirigió una carta a todos los gobernadores y capitanes generales, presidentes y otros comandantes de los puertos provincias e islas de Barlovento, informándoles de los preliminares y de la convención firmada en el Pardo el seis de marzo, al objeto de que cesasen e hiciesen cesar todas las hostilidades contra los ingleses o contra los súbditos de dicha corona y, así mismo, para hacerles saber que se debía restablecer el comercio de la nación inglesa en las Indias según lo capitulado; igualmente se solicitaba una relación y un inventario exacto de todos los bajeles tomados a los ingleses, de sus equipajes y de todos los efectos de ellos, y todo lo expresado se debía ejecutar con puntualidad y, una vez ejecutado, lo debían comunicar a José Patiño, Secretario del Despacho Universal de Marina e Indias. Posteriormente, el 14 de diciembre de 1729 y el 26 de enero de 1731 el rey insistiría sobre la orden de devolución 44 . Así mismo, se les hacía llegar una copia de las órdenes que, desde Inglaterra y por orden de su monarca, se habían dado al comandante en jefe de la escuadra inglesa que se encontraba en los mares de las Indias y que estaban dirigidas, una vez allanadas todas las dificultades por medio de la Convención del Pardo firmada el 6 de marzo, a que cesasen todas las hostilidades contra los españoles y de retirarse seguidamente de las inmediaciones de los puertos del rey de España y dejar volver a los galeones y los demás navíos españoles, sin causarles oposición ni embarazo alguno, debiendo volver sin pérdida de tiempo a Inglaterra con la escuadra que estaba a su cargo, no dejando nada más que el número de bajeles de S. M. para resguardo de sus vasallos y comercio de las colonias británicas contra los piratas, en la misma forma que siempre se había practicado en tiempos de paz, dando a los capitanes las instrucciones necesarias a este intento. Igualmente, se le ordenaba comunicar a los capitanes de los bajeles y a los demás comandantes la voluntad del rey, a fin de que cada uno de ellos pudiese conformarse a ella en todo lo que les tocase; y lo mismo se debía ejecutar por lo que se refería a los gobernadores de las colonias de S. M. y a los demás vasallos de esos parajes. 42 En Buenos Aires esas represalias quedaron recogidas en los testimonios de autos, que contienen la arribada de navíos de la Compañía Real de Inglaterra con esclavos negros, permisos para desembarque y venta, causas de marineros apresados, escrituras a favor de la Compañía, cuentas de sus factores, pagos de diferentes gastos y alimentos de ellos, embargo de bienes de ingleses, instrumentos de diferentes acreedores a ellos y otros asuntos de esta materia de 1727 a 1730 (AGI, Contaduría 1881). 43 AGI, Contaduría 1921. 44 AGI, Indiferente 1601 21 En lo que se refería a las presas que se habían hecho en el mar de una y otra parte, como habían surgido algunas dudas y dificultades en lo que se refería a su restitución, se había considerado conveniente remitir este asunto al próximo Congreso; no obstante, se ordenaba que se dispusiese que se hiciesen los inventarios exactos, a fin de que se hiciesen presentes al monarca de todos los bajeles y efectos que él o alguno de lo bajeles a su mando hubiese apresado a los vasallos del rey de España, todo lo cual debía dejar en depósito en Jamaica, para que en dicho puerto se guardasen con toda seguridad y que no se extraviase cosa alguna hasta tanto no se solucionase el tema por el Congreso y se reconociese lo que se debía ejecutar 45 . Inmediatamente, a petición de Roberto Cross, presidente de los directores del Asiento en Buenos Aires, se iniciaban los autos para que se alzase el embargo y represalia de los bienes de la Compañía 46 . El 6 de mayo de 1730 la Contaduría del Consejo, en ejecución de una orden que se le había dado sobre que hiciesen un sumario de lo que importaban todos los comisos que se habían hecho en Buenos Aires, expresaban haberlo ejecutado así, resultando de dicho sumario que los referidos comisos aplicados a S. M. y su Real Hacienda importaban 76.682 pesos 4 reales y 30 maravedíes de plata antigua, en esta forma los 4.809 pesos 4 reales y 3 maravedíes de ellos, deducido por el real derecho de alcabala; 8.640 pesos 5 reales y 8 maravedíes por el derecho de almojarifazgo y los 62.322 pesos 5 reales y 30 maravedíes restantes por las tercias partes que correspondían a S. M. en los 55 comisos y descamino que había sido hecho en el puerto de Buenos Aires y sus cercanías, previniendo que el importe sería mayor si se añadiesen al haber de la Real Hacienda lo que correspondía de los 381 fusiles que se dieron por decomiso y que al parecer se vendieron 190 de ellos a Francisco de Villamonte en 1.330 pesos, y los 191 restantes quedaron depositados en los reales almacenes y el dinero en las reales cajas, hasta que en vista de los autos tomase el Consejo la determinación más conveniente 47 . Un hecho que prueba hasta que punto se pretendía ejercer un estricto control sobre los bienes represaliados, lo encontramos en la cédula real de 22 de diciembre de 1730 por la que se ordenaba que se restituyesen a la Compañía 30.000 cueros que se sacaron de sus depósitos de Buenos Aires. Estos cueros los había solicitado el Cabildo y Regimiento de la ciudad al gobernador y oficiales reales por vía de préstamo, para cargar en los navíos de registro de Francisco de Alzaibar, y tuvieron a bien concedérselos de los depositados y pertenecientes al Asiento, contra la razón que prohibía el uso de las cosas depositadas, ya que eso le causaba notables perjuicios a la Compañía y a sus intereses, máxime al hallarse estos cueros curados de dos años, circunstancia que aumentaba su valor y los liberaba de polilla. El monarca consideró este hecho contrario a sus reales órdenes, ya que se había ordenado que los efectos que se embargasen a la Compañía se conservasen cuidadosamente en depósito, sin que se divirtiesen ni empleasen en otros fines. De modo que, consultada la Junta de negros, resolvió que se le restituyesen los referidos cueros, si aún estuviesen en ser, y en el caso de no hallarse en existencias que la Compañía fuese contra quien tuviese que ir, para que se le hiciesen buenos su precio, añadiéndole los daños y menoscabos que hubiesen tenido hasta su efectivo reintegro 48 . Algunas decisiones relacionadas con los bienes confiscados condujeron a quejas por parte de la Compañía que, como en el caso que vamos a referir, por ejemplo, se apoyaban en argumentaciones contables para justificarlas. Así, la Compañía en 1731, apelando a la cédula de restitución de caudales embargados de 14 de diciembre de 45 AGI, Contaduría 1633 (A) Nº 2, R12. Autos de represalias de bienes y efectos de los ingleses. Dividido en dos ramos (AGI, Contaduría 1880) 47 AGI, Indiferente 2807 48 AGI, Indiferente 2769, L.9, Imágenes 195 a 199. 46 22 1729, solicitaba la restitución de 85.907 pesos y 4 reales represaliados en las provincias de Potosí y Chile (16.896 pesos y 3 reales en la ciudad de Santiago de Chile y 69.011 pesos 1 real en la de Potosí) y que el gobernador de Buenos Aires había manifestado que pensaba remitirlos por la vía de Portobelo, lo que en opinión de la Compañía, “de ser así , resultaría confusión en las cuentas que la Compañía debe tomar de los expresados factores de cuyo cargo es darlas del interés y producto de los negros que venden en sus respectivas provincias, con toda claridad; no menos que notable agravio y perjuicio así de privarla del manejo de su caudal, como de la retención y atraso que puede padecer el envío de él, siendo por dirección del dicho virrey a quien no incumbe la disposición de la referida remesa, ni otras pues para este efecto tiene la Compañía factores y sirvientes que la están concedidos por el tratado de su Asiento” 49 . En otra cédula de 27 de febrero de 1732, dirigida al Capitán General de las provincias del Perú y Presidente de la Audiencia de la Ciudad de los Reyes, se volvía a insistir en la restitución de las represalias, aunque ahora la Compañía estaba más interesada en que se respondiese a su anterior solicitud de poder trasladar a la factoría de Buenos Aires cantidades embargadas en Potosí y Chile, en conformidad con una real orden de 14 de diciembre de 1729, antes mencionada. Desde Sevilla, en ese mismo mes de febrero, el rey se dirigía al virrey del Perú ordenándole que no prohibiese a la Compañía que el caudal procedido de la venta de negros lo pudiese conducir libremente a la factoría de Buenos Aires 50 . Cuando Geraldino mandaba desde Londres a José Patiño el 21 de octubre de 1733 algunas cuentas de la Compañía, aprobadas por la asamblea de directores celebrada el 28 de septiembre de 1733, entre ellas se encontraba la razón de lo que correspondía al rey en Buenos Aires por cuenta de la segunda represalia; según la cual eran 11.695 pesos y medio real, en los que además se hallaba incluido lo que correspondía a Chile que fueron 60.823 pesos 3 reales y, así mismo a Potosí cuyo importe fue 1.354 pesos 3 reales ½ 51 . 3.3. El tercer período (1732-1750) La Compañía había solicitado que se le ampliase la concesión que se le había hecho por cedula de 5 de agosto de 1725, por la que se le había otorgado el poder vender los negros que no se vendiesen en Buenos Aires en seis meses después de su arribo, en las provincias de Chile, Lima y Potosí, para que lo pudiesen hacer transcurrido un mes, apelando para ello al elevado coste de manutención de los negros y a la gran mortandad que ocasionaba el que permaneciesen en la factoría sin venderse. El fiscal, el 10 de enero de 1732, no veía reparo en ello ya que esos costes y muertes perjudicaban igualmente a la Real Hacienda, pero estimaba que se debía considerar el plazo de tres meses 52 . Por otro lado, en una Junta de Negros celebrada el 28 de enero se veía otra petición anterior de la Compañía, en este caso para que se le concediese más tiempo para internar y vender los negros desde Buenos Aires a Potosí, Chile y otras provincias (tenían concedido un año), argumentando que sólo en el viaje se necesitaban ocho meses y, en los cuatro que quedaban, no era posible vender los negros y solicitar el cobro de los que los adquirían a crédito. El fiscal no encontraba aquí tampoco ningún inconveniente para que se le concediese lo que se solicitaba 53 . 49 AGI, Indiferente 2808 AGI, Indiferente 1597 y 2776. 51 AGI, Contaduría 266 52 AGI, Indiferente 2809. 53 AGI, Indiferente 2809. 50 23 El 15 de marzo los oficiales reales de Buenos Aires daban cuenta de la entrada y salida de aquel puerto del navío nombrado Caten, que había llegado con carga de esclavos y que había regresado con una carga de 1.511 cueros de toro y 426 libras de lana de vicuña 54 . La inobservancia de algunos capítulos del Asiento por parte de la Compañía y los abusos que a su sombra se habían experimentado con gran perjuicio para la hacienda real, dieron motivo para endurecer las providencias que conducían al más exacto cumplimiento de esos capítulos y, por esa razón, Patiño se encargaría de elegir a una serie de factores o directores para que interviniesen en nombre del monarca español en los puertos de Indias con los factores de la Compañía y en el recibo y venta de los negros, observando y practicando en sus cargos, unas instrucciones precisas. El 13 de mayo Geraldino enviaba la copia de una factura correspondiente a la factoría de Buenos Aires, fechada el 6 de mayo de 1733, de 78 sacas de lana de vicuña que se regularon en 11.856 libras de peso a 6 ¼ reales la libra y que, más los derechos a 2 ½ % de esas 11.856 libras reguladas a 12 reales, daba un total de 9.707 pesos y 40.000 pesos en plata perulera, más el 6% sobre 1.352 pesos comprados, mas 8 pesos de gastos de acarretos al riachuelo, más 24 pesos de las tablas de los 14 cajones, todo ello embarcado en el navío nombrado la Galera el Asiento, al mando del capitán Diego Pearce, montando todo 49.820 pesos 1 real. En esta carta recordaba Geraldino a Patiño otra que le había dirigido el día 8 en la que le hacía llegar las facturas de los retornos que la Compañía había recibido de las factorías de Cartagena, Portobelo y Buenos Aires en los años 1731, 1732 y 1733, pero como se había quedado fuera del pliego ésta, correspondiente a la factoría de Buenos Aires, se la enviaba ahora para que la agregase a las demás 55 . El 21 de mayo de 1733 los oficiales reales daban cuenta de la entrada en el puerto de Buenos Aires del navío nombrado el Asiento que había llegado a él, directamente desde Londres, con nuevo presidente y directores para aquella factoría, transportando los pertrechos, vestuarios y provisiones que constaban del testimonio que remitían. También informaban que la carga que llevaba de retorno para Londres se componía de 40.000 pesos en plata sellada de cuenta de la Compañía 12.091 libras de lana de vicuña, 513 pieles de toro, 100 quintales de sebo derretido y 14.000 pesos en plata de Julio Brun factor que fue de aquel puerto y ahora regresaba a Londres. Previamente, el 24 de noviembre de 1732 la Junta de negros había visto la cuenta de los pertrechos, licores, ropa de vestir y otras cosas necesarias que enviaba la Compañía en ese navío para servicio y consumo de los factores y sus criados en virtud de la condición 34 del asiento, pasado el asunto al fiscal éste no observó nada anómalo y la aprobó, ordenando que se enviase una copia a los oficiales reales 56 . Oficiales que, por su parte, el 22 de mayo, daban cuenta, con testimonio, de la entrada y salida que hizo en ese puerto el navío la Princesa Emilia con una carga de esclavos negros, llevando de retorno para Londres 18.000 pesos en plata sellada, perteneciente a los directores que fueron de aquella factoría, procedido de sus sueldos, y que se habían embarcado en ese navío de regreso a la capital inglesa 57 . El 15 de septiembre era nombrado factor por S. M. en el puerto de Buenos Aires Nicolás de la Quintana 58 y, a partir de ese momento, como ocurriría en las otras factorías, él sería el encargado de ejercer el control de las operaciones de la 54 AGI, Indiferente 2809. AGI, Indiferente 2790 56 En la documentación correspondiente aparece una relación muy detallada de esa carga del navío el Asiento (AGI, Indiferente 2809) 57 AGI, Indiferente 2809. 58 Nicolás de la Quintana era hermano de Joseph Quintana (AGI, Indiferente 2794). 55 24 Compañía en dicha factoría, por lo que la correspondencia entre Geraldino y el nuevo factor sería a partir de ahora fluida. En cumplimiento de su cometido, el 27 de julio de 1734 Nicolás de la Quintana daba cuenta de la entrada en el puerto de Buenos Aires del navío el Rudge que había llegado el día 17 de febrero con 448 esclavos negros de ambos sexos y diferentes edades que fueron regulados en 389 piezas de indias y diecinueve treinta partes de otra, rebajándose tres piezas y dichas diecinueve treinta partes de otra por cuatro esclavos que murieron en el término de los quince días sucesivos al desembarco, tal como estaba prevenido en el tratado, quedando 386 piezas líquidas, formándosele el cargo a la Compañía de 12.866 pesos 5 reales, 11 ⅓ maravedíes por el derecho de esclavos. El Rudge regresaba a finales de año a Inglaterra, adonde llegaba el 13 de noviembre con 132.000 pesos en dinero, 5.268 cueros y 20 sacas de lana de vicuña, todo ello como producto de la venta de los esclavos, además transportó 11.000 pesos en plata amonedada pertenecientes a los dos directores y contadores de la factoría por sus salarios 59 . Por su parte, Keene, como apoderado de la Compañía en España, el 27 de julio de 1734 realizaba un oficio en relación con el caso del navío “el Asiento” que había salido de Londres en Agosto de 1732 con destino a Buenos Aires, llevando, como ya comentamos, dos factores de la Compañía y provisiones para los almacenes de la factoría en esa ciudad, navío que, al parecer, no portaba cédula o despacho porque no la habían creído necesaria, al considerar que era suficiente el que Geraldino diese al gobernador y oficiales la noticia de su despacho y lo que en él se transportaba 60 . Tras la muerte de Patiño en 1736 y la renovación de cargos que se produjo, al tomar posesión Tyrry del suyo como director por S. M. en Londres, en sustitución de Geraldino, entre las instrucciones que se le dieron había una que hacía un especial hincapié en que “debía poner un cuidado particular en saber qué navíos despachaba la Compañía para Buenos Aires, los géneros que cargaban y las causas de su viaje, ya que con motivo del permiso que tenía la Compañía para remitir, de tiempo en tiempo, bajeles a aquel puerto con pertrechos y provisiones para la manutención de los negros se habían cometido grandes excesos en ese permiso” 61 . La declaración de guerra de 1739 provocó que se llevasen a cabo nuevas represalias contra los bienes de la Compañía 62 , dando lugar, entre otras actuaciones, a los Autos que se siguieron en el Consejo contra los directores del Asiento por la extracción de 184.827 cueros de toro que, sin repartimiento ni ajuste con la ciudad de Buenos Aires, sacaron para Inglaterra, defraudando a la ciudad una suma considerable. Se pedía que estos autos los mandase ejecutar el Consejo de Indias, dado que la Junta de negros había dejado de actuar por entonces a causa de la guerra con Inglaterra 63 . El hecho de que con la guerra se interrumpiese el comercio de esclavos, al parecer estaba creando serios problemas en la provincia del Río de la Plata, en la que se estaba dejando sentir la necesidad de ese comercio. Por esta razón, el 10 de 59 AGI, Indiferente 2790 y 2794. AGI, Indiferente 2791. 61 Estas instrucciones completas pueden consultarse en AGI, Indiferente 2815 e Indiferente 2786. 62 En relación con las causas económicas y contables de esta guerra puede consultarse Donoso Anes, R. (2008). Sobre la represalia ejecutada en 1740 por el gobernador y oficiales reales de Buenos Aires, en los bienes y efectos de la citada compañía Se trata el “Testimonio de los autos obrados sobre la represalia hecha el año de1740 en Buenos Aires de los bienes y efectos del Real Asiento y Compañía de la Gran Bretaña y de las diligencias que después se han practicado hasta lo presente cuyo testimonio se ha sacado para dar cuenta a Su Majestad en virtud de su Real Provisión” (Recogido en el libro de las Represalias) (AGI, Escribanía de la Cámara 878) 63 AGI, Buenos Aires 591 60 25 septiembre de 1740, se concedía permiso a Tomás Navarro para navegar desde Guinea dos navíos de 300 toneladas con negros 64 . 3.3.1. Especial referencia a los navíos que navegaron de África a Buenos aires con esclavos en este período 3.3.1.1. El caso de los navíos la Ana Galera y el Hiscox Geraldino, en carta de 2 de junio de 1735, remitía las memorias de los pertrechos, provisiones y vestuarios correspondientes a los navíos la Ana Galera y el Hiscox que, al mando de los capitanes Thomas Hill y Juan Butler respectivamente, debían ir por negros a la costa de Guinea para conducirlos a Buenos Aires 65 . En ese mismo mes de junio se otorgaba licencia a los navíos mencionados para transportar negros a Buenos Aires. El extracto de las cartas de fletamento de ambos navíos era el siguiente: “La Ana Galera, capitán Thomas Hill de porte de 300 toneladas que ha de llevar 422 negros y saldrá el…… El Hiscox, capitán Juan Butler de porte de 200 toneladas que ha de llevar 355 negros y saldrá el 24 de junio. Proseguirán a Holanda a recibir su cargazón si los dueños lo tuvieren por conveniente. Los negros que se compraren han de ser la mitad varones y la mitad hembras y una séptima parte muchachos y muchachas, no serán de menos de 4 pies 3 pulgadas de alto y de 10 a 16 años de edad. Si se entregaren algunos negros diferentes de el sobredicho surtimiento abonarán los dueños de los navíos a la Compañía lo que por el capitán y los factores se determinare por razón de la tal diferencia o si estos no pudieren convenirse, por vía de jueces árbitros nombrados por dicho capitán y factores. No llevará el navío la Ana Galera más de 422 negros de la costa de África y el Hiscox más de 315 bajo de la multa de 20 libras esterlinas por cada negro. No se entregarán ni venderán ningunos negros de los navíos desde su partida de África hasta su arribo a Buenos Aires, ni en dicho puerto si no es por cuenta de la Compañía bajo de la pena de 30 libras por cada negro. Antes que se ajuste la cuenta de flete el maestre y el piloto harán juramento del número de negros que recibieron a bordo en África y así mismo el número de ellos que llevaron al Río de la Plata. Quedarán 15 días para entregar los negros y 45 días más para recibir las cargazones de tornaviaje. Si algunos géneros o dinero embarcados por los factores de la Compañía se perdieren, abonarán los dueños su valor en Inglaterra. Si se dañaren algunos de los géneros de la Compañía a bordo de dichos navíos harán bueno los dueños el tal daño. Los cirujanos de los navíos asistirán a la factoría en habiéndolos menester pudiéndose dispensar de el servicio de sus navíos. Que los botes de los navíos ayudarán y asistirán al embarcar y desembarcar las cargazones. Si los navíos no fueren despachados por los factores dentro de 60 días después de su arribo a Buenos Aires podrán los maestres protestar y venirse con tal que hayan pedido por escrito la visita de los oficiales reales diez días antes y que no hayan rehusado la tal visita. La Compañía no pagará demora alguna. 64 65 AGI, Indiferente 2786. AGI, Indiferente 2791. 26 Abonarán los dueños 30 libras en parte de los gastos de puerto en Buenos Aires y pagarán todos los demás gastos de puerto. No llevarán los maestres ni otra persona alguna perteneciente a los navíos géneros de trato clandestinos ni embarcarán en Buenos Aires ni otro paraje de los dominios del Rey de España otros que los que fueren por cuenta de la Compañía. Los factores de la Compañía podrán visitar y examinar los navíos para ver si se reciben a su bordo géneros que sean en contravención del ajuste y si se hallaren algunos antes que salgan de Inglaterra se volverán a desembarcar y traerán a la casa de la Compañía. Si se encontraren algunos géneros o dinero a bordo de los navíos (siendo por cuenta de particulares) harán bueno los dueños a la Compañía cualquiera daño que de ello se le pueda seguir. Si se hiciere declaración a la Compañía de cualquiera semejante trato particular sin que se puedan averiguar los daños, darán los dueños fianza para indemnizarla cuando el daño se averigüe. Los maestres y pilotos formarán diarios del viaje los cuales entregarán a la Diputación de Embarques al retorno de los navíos. Cada navío sólo llevará una lancha, un bote y un esquife, ninguno de los cuales se dejará en el Río de la Plata sin el consentimiento del gobernador, los oficiales reales y los factores, hecho saber por escrito el cual será presentado ante la Diputación de Embarques al retorno de los navíos, y si alguno de dichos barcos se perdiere harán pruebas de ello por escrito dos oficiales de dichos navíos. No recibirán a bordo en Buenos Aires ni traerán de vuelta ningún pasajero español sin tener primero licencia por escrito del gobernador u oficial comandante bajo de la pena de 100 libras esterlinas por cada pasajero que así trajeren. La Compañía pagará a los dueños en Londres 20 libras por cabeza de cada negro que se entregare vivo y capaz de bajar el costado del navío en Buenos Aires al cabo de 15 días después de su arribo allí hasta el número de 380 negros por el navío la Ana Galera y 320 por el Hiscox, y 17 libras y cinco chelines por cabeza por todos los que excedieren este número. El flete de la cargazón de retornos será a 1 chelín y tres peniques por curtido, y por cualquier otro efecto lo que la Compañía juzgare ser responsable. La fianza de cada una de las cartas de fletamento es de 4.000 libras”. Como puede comprobarse en los párrafos precedentes la carta de fletamento representaba la escritura de obligación o contrato que se firmaba con el capitán del navío y, en su caso, con los dueños del navío, donde se recogían las condiciones del viaje. La certificación que dio el tribunal de directores de la Compañía de los pertrechos, vestuarios y menesteres que llevaba el navío la Ana Galera a Buenos Aires era del siguiente tenor: “A los Sres. gobernador y oficiales reales de la ciudad de Buenos Aires: Por cuanto S. M. C. ha sido servido a instancias de la Real Compañía de el Asiento de la Gran Bretaña concederla su cédula o orden fecha en Madrid a 20 de diciembre último, permitiéndole cargar y enviar en los primeros navíos que condujeren negros a Buenos Aires los pertrechos, víveres y medicamentos que pudieren ser necesarios para las embarcaciones, factores, criados y negros de la compañía (cuya cédula va aquí anexa) con la condición de que el todo se arregle por D. Tomás Geraldino, y que de parte de la compañía se de una certificación de cómo dichos géneros se han cargado a bordo de los expresados navíos con su intervención. Y que dando dicho D. Tomás Geraldino aviso a V. SS. de la cantidad y calidad de cada partida se tenga por lícitamente introducida y se permita su desembarco y uso a que se destina. 27 Por tanto en conformidad a la Real Voluntad de S. M. C. significada en dicha cédula la Real Compañía de el Asiento por la presente certifica que las partidas contenidas y expresadas en la factura anexa a esta con la marca (A) es factura cabal y verdadera de varios pertrechos embarcados por la dicha Compañía de su cuenta a bordo del navío nombrado la Ana Galera capitán Thomas Hill y van a la consignación de D. Juan Spackman y D. Enrique Faure factores de dicha Compañía en Buenos Aires, siendo las marcas, números, contenido y costo lo mismo que en ellas se expresan y importa trescientas sesenta y dos libras esterlinas catorce chelines y un penique. Que la factura así mismo aquí anexa con la marca (B) lo es de una berlina y libreas que encargó el Sr. gobernador para su servicio y van cargadas a bordo de dicho navío y consignadas como arriba y montan ciento cuarenta y una libras once chelines y seis peniques. Que la nómina marcada (C) lo es de medicamentos embarcados en el expresado navío y consignados a D. Roberto Young cirujano de la factoría del Real Asiento en Buenos Aires. Que la nómina marcada (D) lo es de ropa de vestir y otros menesteres embarcados en el citado navío y consignados a dichos D. Juan Spackman y D. Enrique Faure para su uso y servicio y el de criados, y que la nómina con la marca (E) contiene los menesteres que se le permiten llevar para su uso a D. Randolpho Tooke electo contador de la Compañía para dicha factoría que va de pasajero en dicho navío. Y la dicha Real Compañía de el Asiento así mismo certifica por la presente que las distintas partidas contenidas y expresadas en dichas facturas y nóminas han sido arregladas por el dicho D. Thomas Geraldino como constará de su certificación al pie de esta, por la cual el dicho navío será libremente admitido en Buenos Aires y permitido descargar lo contenido en cada una de las sobre dichas facturas y nóminas, y por la presente se suplica a V. SS. den la debida protección y despacho a dicho navío la Ana Galera en fe de lo cual la Real Compañía del Asiento ha mandado autorizar esta con el sello mayor de sus armas en Londres a 8/19 de mayo del año del Señor de 1735”. La certificación de Geraldino iba a continuación y era del siguiente tenor: “D. Thomas Geraldino de el Consejo de Hacienda de S. M. y director en su Real Nombre de la Compañía de el Asiento de negros en la corte de Londres certifico que en el navío inglés la Ana Galera su capitán Thomas Hill que por cuenta de dicha Compañía sale de este puerto a la costa de Guinea para conducir de ella al de Buenos Aires cuatrocientos y veinte esclavos negros poco más o menos, se han cargado con mi intervención los vestuarios, pertrechos, medicinas y bastimentos de que hace mención la certificación de arriba dada por el tribunal de directores de dicha Compañía, sellada con el sello mayor de sus armas y firmada por D. Guillermo Smith su secretario a que acompaña la Real orden de S. M. fecha en Madrid a 20 de diciembre de 1734 firmada de el Excmo. Sr. D. Joseph Patiño Secretario de Estado y del Despacho de Marina e Indias, y las facturas y memorias de los vestuarios, pertrechos, medicinas y bastimentos que con mi intervención se han cargado, firmadas por Juan Whittingham secretario de la Diputación de Embarques y rubricadas por mi, en virtud de las cuales se admitirán en conformidad a la Real orden de S. M. en el expresado puerto de Buenos Aires y para que conste lo firmé en Londres a Diecisiete / veintiocho de mayo de mil setecientos treinta y cinco”. Seguidamente, Geraldino adjuntaba las diferentes facturas a que hacía referencia la certificación. Por su parte, la certificación del tribunal de directores de la Compañía correspondiente al navío el Hiscox era la siguiente: “A los Señores gobernador y oficiales reales de Buenos Aires: Por cuanto S. M. C. ha sido servido a instancias de la Real Compañía de el Asiento de la Gran Bretaña concederla su cédula o orden fecha en Madrid a veinte de diciembre último permitiéndole cargar y enviar en los primeros navíos que condujeren negros a 28 Buenos Aires los pertrechos, víveres y medicamentos que pudieren ser necesarios para las embarcaciones, factores, criados y negros de la Compañía (cuya cédula va aquí anexa) con la condición de que el todo se arregle por D. Thomas Geraldino, y de que de parte de la Compañía se de una certificación de cómo dichos géneros se han embarcado a bordo de los expresados navíos con su intervención, y que dando dicho D. Thomas Geraldino a V. SS. de la cantidad y calidad de cada partida se tengan por lícitamente introducidas y se permita su desembarco y uso a que se destinan; por tanto en conformidad a la Real voluntad de S. M. C. significada en dicha cédula, la Real Compañía del Asiento por la presente certifica que las partidas contenidas y expresadas en la factura anexa a esta con la marca (F) es factura cabal y verdadera de varios pertrechos embarcados por la dicha Compañía de su cuenta a bordo del navío nombrado el Hiscox capitán Juan Butler y van consignados por conocimiento a D. Juan Spackman y D. Enrique Faure factores de dicha Compañía en Buenos Aires, siendo las marcas, números contenidos y costos los que en ella se expresan y importa £ 254/ 9/ 3/. Que la memoria aquí anexa marcada (G) lo es de las medicinas embarcadas en dicho navío y consignadas a D. Roberto Young cirujano de la factoría del Real Asiento en Buenos Aires. Que la memoria aquí anexa marcada (H) lo es de víveres y menesteres embarcados en el citado navío y consignados a dichos D. Juan Spackman y D. Enrique Faure para su uso y servicio. Que la memoria aquí anexa marcad (I) contiene una lista de los menesteres que para su uso se le conceden a D. Randolfo Hooke electo contador de la Compañía para dicha factoría; y que la memoria así mismo aquí anexa lo es de una caja que contiene una péndula para D. Nicolás de la Quintana interventor por S. M. C. en Buenos Aires; y la dicha Real Compañía del Asiento así mismo certifica por la presente que las distintas partidas contenidas y expresadas en dichas facturas y memorias han sido arregladas por el dicho D. Thomas Geraldino como constará por su certificación al pie de esta, por lo cual el dicho navío será libremente admitido en Buenos Aires y permitido descargar lo contenido en cada una de las sobredichas facturas y memorias; y por la presente se suplica a V. SS. den la debida protección y despacho a dicho navío el Hiscox en fe de que la Real Compañía del Asiento ha mandado autorizar esta con el sello mayor de sus armas en Londres a trece/veinticuatro de junio mil setecientos treinta y cinco años”. Seguidamente se encontraba la factura de los pertrechos embarcados en el navío el Hiscox cuyo total eran las £ 254/ 9/ 3/ que se citan en la certificación, así como las memorias igualmente citadas 66 . El 4 de octubre de 1736 el tesorero y contador de las provincias del Río de la Plata y Paraguay, realizaban, a pedimento de Nicolás de la Quintana, el certificado, extraído del libro donde se asentaban las partidas de regulaciones de los esclavos negros que se introducían en ese puerto, correspondiente al navío la Ana Galera que el 8 de marzo de ese año había entrado en dicho puerto con un total de 392 cabezas, reguladas en 345 piezas (en realidad habían sido 399 67 esclavos regulados en 351 piezas, pero se rebajaron siete esclavos muertos en el término de los quince días sucesivos al desembarque) y que a razón de 33 ⅓ pesos importaban los derechos 11.500 pesos, los cuales se hicieron cargo a la Compañía del Asiento; el navío también había traído vestuario y pertrechos navales y medicinas que concordaban con la copia de la factura que Tomás Geraldino había remitido a Nicolás de la Quintana 68 . 66 AGI, Indiferente 2792. En un informe de 27 de octubre los oficiales reales de Buenos Aires daban cuenta de la entrada y salida de aquel puerto del navío la Ana Galera. En sus autos constaba que desembarcaron 404 cabezas, concediéndose licencia a su capitán para que condujera 192.097 pesos 4 reales y medio en plata sellada y 370 cueros de toro que había de cargar en Montevideo (AGI, Indiferente 2816). 68 AGI, Indiferente 2813. 67 29 Unos días más tarde, el 8 de octubre, Nicolás de la Quintana daba cuenta de esa misma información. De acuerdo con los informes del factor español, en la Ana Galera, que próximamente saldría del puerto en su viaje de retorno, se habían embarcados por cuenta de la Real Compañía: - 370 pieles de toros. 186.089 pesos 4 reales y medio en plata amonedada que procedía de la venta de los negros. 6.008 pesos en la misma especie, pertenecientes a Benito Thistletunait director que fue de la factoría que iban afectos a las resultas y alcances de sus cuentas y consignados por ello a la Real Compañía. El navío debía pasar a Montevideo para recibir en aquel puerto las pieles de toro que pudiese contener su buque en virtud de lo contratado por los factores ingleses con Francisco de Alzaybar y de acuerdo con la licencia concedida por el gobernador y oficiales reales. De forma que, al no saberse su número y tener que seguir desde allí su viaje a Londres, no se podía especificar las que cargaría, por lo que se dejaba para que fuese Geraldino el que, en esa ciudad, ejerciese el control de su carga 69 . El mismo día 8 de octubre Nicolás de la Quintana participaba la entrada del navío el Hiscox que había llegado el día 1 de abril con vestuario, pertrechos navales y medicinas, contenido todo ello en la factura aprobada por Geraldino. Pero su principal carga correspondía a 254 esclavos que fueron regulados en 189 piezas y ¾, rebajándose siete piezas y media por 11 esclavos muertos en el término de los 15 días sucesivos al desembarco, quedando 182 piezas y una cuarta líquidas, devengando un derecho del que se hizo cargo a la compañía de 6.074 pesos 4 reales y 23 maravedíes. De retorno se embarcaron en el navío por cuenta de la Real Compañía 51.000 pesos en plata amonedada, procedidos de ventas de negros. Igual que el navío la Ana Galera éste debía pasar a Montevideo para recibir en aquel puerto las pieles de toro que pudiese contener su buque en virtud de lo contratado por los factores ingleses, cantidad que, así mismo, no se podía especificar en la certificación por seguir su viaje desde Montevideo directamente a Londres 70 . 3.3.1.1.1. Las cuentas del navío el Hiscox dadas por el capitán Butler Gracias al celo mostrado por Geraldino que desconfiaba de la carga del Hiscox y la Ana Galera hemos podido conocer la cuenta del primero de esos navíos y reconocer el beneficio obtenido por su dueño. El día 31 de enero de 1737 Geraldino informaba de la llegada del navío el Hiscox, del que sospechaba que traía de Buenos Aires más caudal del que traía registrado, ya que, según las certificaciones, traía 51.000 pesos, mientras que, de acuerdo con el registro realizado, traía 70.000 pesos en 24 cajones por cuenta de la Compañía, y tenía fundados motivos para creer que traía una importante cantidad de caudales con destino a otras personas, lo que no podía justificar por las dificultades que le habían puesto 71 . En relación con esos dos navíos, el 25 de abril había escrito Geraldino a Nicolás de la Quintana, y en esa carta hacía referencia a las tres cartas que había recibido de él, dos sin fecha y otra de 22 de octubre del año anterior y que habían llegado a sus manos el día 12 de febrero con los navíos la Ana Galera y el Hiscox, en las cuales incluía un testimonio de los esclavos introducidos en el puerto de Buenos Aires por 69 AGI, Indiferente 2794. AGI, Indiferente 2815. El 28 de octubre los oficiales reales de Buenos Aires daban cuenta de haber llegado a aquel puerto el navío llamado el Hiscox con una porción de negros y diferentes provisiones para su manutención y otros efectos para los factores y que de retorno llevó 70.000 pesos en plata y diferentes cueros (AGI, Indiferente 2817) 71 AGI, Indiferente 2793. 70 30 esos navíos, así como su medida y los caudales que se cargaron en ellos por cuenta de la Compañía. Quintana informaba a Geraldino que en la visita y descarga de esos navíos no se había encontrado otra cosa que el vestuario y pertrechos cargados por la Compañía y contenidos en la factura que el propio Geraldino le había remitido traducida. Le advertía que, dado que esos navíos debían recibir su carga de pieles en Montevideo, habían dispuesto el gobernador y los oficiales reales el que el alguacil mayor de las reales cajas fuese con ellos a dicho lugar y que desde allí informase a Geraldino. Sin embargo, éste observaba que le faltaba el aviso que se suponía debía darle el alguacil mayor, el cual, en consideración de Geraldino, no debió tener por conveniente el hacerlo, pero esa no era la única omisión que había notado, ya que también había echado en falta “los pliegos para la corte en las críticas circunstancias que concurrían entonces”. Creyendo Geraldino que los capitanes pudiesen haber tenido algún motivo para ocultarlos, o no haberlos traído, tomó las medidas oportunas para desentrañar la verdad y, de las declaraciones que se les habían tomado, resultó que se habían vistos obligados a hacerse a la vela precipitadamente a causa del tiempo. Por otro lado, por las investigaciones privadas que había llevado a cabo, había podido saber que el navío el Hiscox trajo cuatro pasajeros españoles contraviniendo el tratado del Asiento, además de caudales por cuenta de particulares en ambos navíos que superaban los 800.000 pesos, si bien esto último no lo había podido probar del modo que se requería para exigir satisfacción, por lo que quedaba aún pendiente el examen de este hecho. Sin embargo, el de los pasajeros, al haber quedado probado, se le había impuesto una multa de 100 libras por cada uno al capitán Butler, y a ambos se le habían cancelado las fianzas que habían dado. A esta información Geraldino añadía, para el conocimiento de Quintana, que en Londres era de dominio público el que las personas empleadas por el gobernador y los oficiales reales a bordo de los navíos del Asiento, al tiempo de su despacho, contribuían a facilitar la extracción de caudales por cuenta de particulares, lo que parecía fundado, pues de otro modo no podrían haber traído estos navíos sumas de dinero tan considerables en perjuicio de los reales intereses. En consecuencia, le informaba que el rey le había ordenado que tratase con la dirección de la Compañía el que no se le cancelasen las fianzas que dieron los dos capitanes al tiempo de su partida, hasta que no se aclarase ese tema y los motivos que los indujeron 72 . El 13 de junio de 1737 Geraldino informaba a Torrenueva sobre la declaración que se había tomado a los capitanes de los navíos el Hiscox y la Ana Galera y de los que, como ya hemos expuesto, sospechaba que habían traído caudales fuera de registro. En relación con este tema, el día 14 de marzo, ya había dado cuenta de las diligencias que estaba practicando para averiguar lo que habían traído esos navíos fuera de registro. Ahora pasaba a manos de Torrenueva la traducción de las declaraciones que se le tomaron a sus capitanes y las pruebas que aportaron, precisando la fecha de su salida de Montevideo. El agente español de la Compañía en Londres había recibido información fidedigna de que estos navíos habían traído una considerable cantidad de caudales por cuenta de particulares, pero no había podido obtener una prueba suficiente de ello como para imponerles la multa correspondiente, tal como había conseguido que se practicase al cargarse en la cuenta del Hiscox 400 libras esterlinas a favor de la Compañía, por haber traído 4 pasajeros (100 libras por cada uno); sin embargo, de lo que traían, sólo pudo averiguar lo que el capitán declaró, aunque se daba por satisfecho con la multa impuesta, ya que consideraba que esto podría servir para corregir estos abusos en el futuro, lo que, añadido a las órdenes dadas al respecto a los oficiales reales, podría 72 AGI, Indiferente 2793. 31 evitar la extracción de caudales ajenos a los negocios de la Compañía, ya que las leyes inglesas no penalizaban la entrada de esos retornos. La Diputación de Embarques, en presencia de Geraldino, tomó en consideración la referencia del tribunal, tocante a la propuesta hecha por el director español, fundándose en una carta de Faure, factor de la Compañía en Buenos Aires, de 9 de noviembre último, de examinar si los dos capitanes que habían quebrantado en algo sus cartas de fletamento. Se leyó la carta de Faure y los capitanes Hill y Butler fueron llamados separadamente y preguntados sobre asuntos relacionados con dicha carta. Declararon que, en relación a su partida de Montevideo, se habían mantenido allí para recibir cueros, hasta que forzados por el tiempo se vieron obligados a salir, habiendo perdido antes todas sus ancoras y cables, excepto uno. El capitán Butler confesó que había traído cuatro pobres hombres de pasajeros, pensando que era de poca importancia, y que no se había imaginado siquiera que gente de tal clase estuviesen incluidos en la multa que expresaba la carta de fletamento, que si lo hubiese sabido no los hubiera conducido. En cuanto a haber traído más dinero que el perteneciente a la Compañía, ambos capitanes declararon que sólo lo procedido de varios pertrechos y menesteres suplidos, con permiso del gobernador, a los navíos de registro y que no dudaban de que los factores remitirían los instrumentos correspondientes a su comprobación con el primer navío. También declararon que no vendieron, ni se deshicieron de ningún bote ni otra embarcación perteneciente a sus navíos en el Río de la Plata, pero que el capitán Butler se había visto precisado a cortar las amarras de su bote a 25 leguas en el mar, y el capitán Hill declaró que vio un bote a 30 leguas mar adentro y reconoció que podía ser el mismo. Las pruebas que presentaron los capitanes fueron sometidas a examen por la Diputación de Embarques. Butler presentó su diario en el que se expresaba que “estando en Montevideo el día 29 de octubre último, siendo el viento excesivamente recio y hallándose la ocasión de hacerse a la vela, consultó con sus oficiales y picaron el cable recelosos de que cambiándose el viento los imposibilitase de salir a la mar”. Y Diego Houghton, primer piloto de dicho navío, declaró ante la Diputación que no habiéndoles quedado más que un cable, decidieron, en una reunión entre el capitán, los dos pilotos, el contramaestre y el carpintero, el picarlo, por miedo a que si cambiaba el viento al sur los arrojase a la costa y así se perdiese el navío y su carga. El capitán Hill exhibió, igualmente, su diario por el que constaba que “estando en Montevideo con su navío el día 30 de octubre último se halló en gran aprieto por razón del tiempo y se vio obligado a dejar aquel paraje”, añadiendo que el peligro en que se encontraba era tan grande que los marineros amenazaron con amotinarse si no se daba a la vela. Thomas Watkins, primer piloto, y Juan Sidle, segundo piloto, declararon por su parte que ellos mismos y toda la tripulación opinaban que corrían el riesgo de perder el navío y sus vidas si se hubieran quedado allí, que los marineros estaban por amotinarse y que el primer piloto se vio obligado a tratarlos con rigor a fin de impedir que cortasen el cable, no teniendo el navío más ancla, ni cable que con el que estaba dando fondo y que además se encontraba en muy mal estado. Con dichas declaraciones la conclusión que sacaba la Diputación era que estos capitanes habían obrado por el bien y seguridad de los navíos y sus cargas. Adjunta a esta documentación, Geraldino enviaba también la cuenta del navío el Hiscox que le había entregado la Diputación de Embarques (ver Ilustración 3), la cual había pasado, a su vez, a la Diputación de Cuentas para su liquidación y cuyo saldo a favor de los dueños del navío era de 2.749 libras 10 chelines. La Diputación de Embarque había ofrecido a los dueños del navío el Hiscox libramiento por el saldo de su cuenta (las £ 2.749/10 mencionadas) pero éstos se excusaron de recibirlo por no estar de acuerdo con la partida de 400 libras de multa por los cuatro pasajeros españoles, suplicando a la Diputación que volviese a 32 considerar ese punto. Pero, habiendo pasado dicha cuenta de la Diputación de Embarque a la de Cuentas y estando el libramiento del saldo ya firmado por el tribunal de directores, era a estos últimos a quienes correspondía tomar alguna resolución sobre el asunto. De la cuenta, en forma de mayor, obtenemos la siguiente información: En el Haber constan sus ingresos por un total de £ 5.242 /10, a saber: - Por 256 negros entregados en Buenos Aires a 20 libras por cabeza según su carta de fletamento …………5.120 Por flete de 70.000 pesos a ½ por 100…………………………… 78 /15 Por flete de 700 cueros a 1 Chelín 3 peniques cada uno ……… 43/15 En el Debe sus gastos y quebrantos por un total de £ 2.493, a saber: - DEBE Gastos de puerto……………………………………………….. 30 Rebaja de 20 por 100 sobre 13 esclavos entregados de Más edad de lo estipulado……………………………………… 52 Rebaja de 8 por 100 sobre cinco muchachos de menos estatura de lo pactado………………………………… 8 Rebaja del 15 por 100 sobre un muchacho con el mismo defecto……………………………………………… 3 Por préstamo hecho a los dueños………………………………. 2.000 Por multa por traer cuatro pasajeros españoles………………….. 400 El Saldo resultante a favor de los dueños…………………… 2.749 /10. CUENTA DEL NAVÍO EL HISCOX (£) - Gasto de puerto………………. - Rebaja de 20 por 100 sobre 13 esclavos entregados de más edad de lo estipulado………. - Rebaja de 8 por 100 sobre cinco muchachos de menos estatura de lo pactado………… HABER - Por 256 negros entregados en Buenos Aires a 20 libras por cabeza según su carta de fletamento………….5.120 - Por flete de 70.000 pesos 30 52 a ½ por 100…………………………..78 /15 - Por flete de 700 cueros a 1 Chelín 3 peniques cada uno ………..43/15 8 - Rebaja del 15 por 100 sobre un muchacho con el mismo defecto…………………………… 3 - Por préstamo hecho a los dueños ……………………..2.000 - Por multa por traer cuatro pasajeros españoles……….. 400 TOTAL HABER……………………5.242 / 10 ILUSTRACIÓN 3 TOTAL ……...………………… 2.493 Saldo a favor de los dueños……. 2.749 /10 TOTAL DEBE………………… 5.242 / 10 33 Efectivamente, el Hiscox había llevado a Buenos Aires 256 esclavos y de retorno, tal había cargado 70.000 pesos y 700 cueros. Esta misma información, como ya habíamos expuesto más arriba, nos la ofrecía Nicolás de la Quintana, aunque éste había dado la cifra de 254 esclavos 73 . 4. El comercio ilícito en el Río de la Plata Tal era el miedo al contrabando que se podía realizar a través de la factoría del Asiento en Buenos Aires que una de las primeras medidas que se dictaron para prevenirlo estuvo relacionada con el retorno de sebo que pudieran llevar los navíos del Asiento, una mercancía en la que fácilmente se podía ocultar gran cantidad de metales preciosos. Así, el 13 de noviembre de 1714 el rey se dirigía al gobernador de Buenos Aires previniéndole de lo que había de ejecutar en el caso de que los navíos del Asiento de negros de Inglaterra, que arribasen a aquel puerto con cargazón, embarcasen a su retorno sebo, algo que nunca se había permitido hasta ahora. Sin embargo, se le permitió su embarque porque había un precedente con la Compañía de Francia, a la que, de acuerdo con un informe de los oficiales reales de esa ciudad, se le permitió su retorno, concretamente eso ocurría con una fragata llamada la Aurora que había llegado con una cargazón de negros y había regresado con 217 sacos y seis barriles de sebo, pagando los reales derechos correspondientes, de modo que visto ese informe en el Consejo de Indias y teniendo en cuenta lo expuesto por el fiscal sobre ella, el monarca resolvió permitir el embarque de ese género a la Compañía del Mar del Sur. Efectivamente, ahora se permitía lo que nunca antes se había visto ni practicado, dado el precedente del Asiento francés, pero se pedía que se ejerciese un estricto control ante la posibilidad de que entre el referido sebo se introdujese oro, plata o moneda con gran perjuicio de la Real Hacienda. En concreto, se les ordenaba que, en adelante, en los navíos del nuevo Asiento que retornasen con sebo, éste se introdujese en barriles o piezas que se pudiesen calar y reconocer, sin que se pudiese dispensar la más leve tolerancia 74 . Las operaciones de contrabando en Buenos Aires se irían incrementando a medida que el tráfico de esclavos negros se fue desarrollando y se hizo particularmente intenso en los años de 1724 y 1725. Aunque ya en 1718, el 21 de marzo, los oficiales reales se habían quejado de que en los navíos del Asiento no se podían hacer las visitas y fondeos para la cargazón que llevaban de pertrechos y provisiones correspondientes al gasto de sus ministros, navíos, sirvientes y esclavos 75 . Lo cual, examinado en España por el fiscal, lo consideraba un abuso de los capítulos del contrato del Asiento y lo en ellos permitido, pues no tenían facultad para llevar bastimentos (capítulo 23) y, según daban a entender los oficiales, llevaban efectos y géneros, con el pretexto de ser para el uso y consumo de los ministros, lo que les estaba prohibido completamente y mandado decomisar por el capítulo 22. En opinión del fiscal este asunto lo debían arreglar los oficiales sin necesidad de recurrir al Consejo pidiendo declaración, y consideraba que debían observar precisa y rigurosamente los citados capítulos y todos los demás, sin dar lugar a fraudes y que, 73 Los oficiales habían informado que los negros eran 258 cabezas, aunque al tiempo de medirlos sólo se hallaron 254 cabezas que compusieron 189 piezas y tres cuartas de otra (al parecer habían fallecido dos y de las otras dos nada se sabía), antes de los 15 días estipulados para hacerse cargo de ellos los factores ingleses fallecieron 11 que midieron 7 piezas y media, quedando de paga para causar derechos 182 piezas y una cuarta de otra (AGI, Indiferente 2817). 74 AGI, Indiferente 2769 L8, Imágenes 61 a 64. 75 AGI, Indiferente 2801. 34 de no ejecutarlo así, pensaba que se les debía castigar severamente 76 . Otro tema eran las mercancías que de forma lícita, por el artículo 34 del Asiento, se les permitía despachar para uso de la factoría, mediante la utilización de navíos de 150 toneladas como máximo 77 . Paradigmático resultan los casos de comercio ilícito practicado por los navíos el Cambridge y el Bristol y en los que tuvo que intervenir la Junta del Asiento, quien puso en conocimiento del monarca los excesos que habían cometido en Buenos Aires los capitanes de los navíos mencionados. La información al respecto la habían suministrado el gobernador y los oficiales reales, quienes por carta de 23 de mayo de 1726 y 4 de junio de 1727, habían dado cuenta del contrabando realizado por el navío el Cambridge 78 que había llegado el 18 de diciembre de 1725 con esclavos negros y más de 40.000 pesos de géneros de mercaderías, cuyo capitán se había resistido a su visita y había cogido rumbo mar afuera, dando fondo a poco más de una legua, sin poderle apresar ya que salieron en su defensa cinco navíos de su nación que había en el surgidero. El otro navío era el Bristol, que se sabía que su capitán había embarcado los géneros del contrabando en otro navío, antes de que se procediera a la visita. La Junta solicitaba al monarca que hiciese que la Compañía actuase contra los capitanes de dichos navíos 79 . Pero la mayoría de las veces las prohibiciones de introducciones ilícitas no servían para mucho, ya que a las actuaciones que realizaban protegidos por la fuerza de sus propios navíos, había que añadir aquellos casos en los que al ser sorprendidos practicando el contrabando (como ocurrió con los navíos San Miguel y el Rudge) hacían caso omiso a las órdenes de las autoridades españolas y se refugiaban en la colonia portuguesa del Sacramento. Lo curioso del caso es que, por otro lado, y de forma reiterada, la Compañía se quejaba de la poca venta de negros en Buenos Aires debido al gran número de ellos que se introducían de contrabando desde las colonias portuguesas, con notable perjuicio, tanto para la Compañía, como para el monarca español. Muchos de los decomisos llevados a cabo en esta factoría fue de plata que los ingleses intentaban sacar de forma fraudulenta, así, por ejemplo, tenemos el caso que tuvo lugar en 1732 incautándose plata sellada y géneros por un importe de 24.228 pesos y 6 reales y 119 marcos y tres onzas de plata en pasta que se aprehendieron en una lancha inglesa y que pretendían sacarlo de forma ilícita 80 . En los comisos, una vez descontados los derechos reales de alcabala, almojarifazgo y las costas procesales y otros gastos, el líquido resultante se repartía en tres partes (sextas partes para los jueces, tercias para el denunciador y dos tercias para S. M.). Otros casos que, en un primer momento habían sido denunciados bajo la acusación de contrabando, con el tiempo se demostraba que no era tal, por ejemplo ese sería el correspondiente a los navíos el Rey Guillermo y el San Quintín que habían llegado al puerto de Buenos Aires, en mayo de 1723, con una carga de esclavos, pertrechos, vestuarios, medicinas y otros menesteres para uso y servicio de sus factores, sirvientes, navíos y negros, según les estaba permitido por el Art. 34, pero que fue considerada excesiva por el gobernador y oficiales reales y fue decomisada, en 76 En ese contexto, el 10 de octubre de 1721 ante la pretensión de la Compañía de que se le permitiese desembarcar mercaderías y pertrechos en Buenos Aires con la excusa de que eran para uso propio, el monarca respondía que se atuviesen a lo establecido en el artículo 22 del Asiento (AGI, Indiferente 2776). 77 Por ejemplo el 10 de diciembre de 1722 Eon remitía una relación de los géneros que la Compañía había embarcado para Buenos Aires en la galera Tendring de 139 toneladas (AGI, Indiferente 2802) 78 Los autos hechos en Buenos Aires sobre la presa del navío El Cambridge (1726-1729) se encuentran en AGI, Indiferente 2806. 79 AGI, Indiferente 2774. 80 AGI, Indiferente 2818. 35 atención al artículo 22 del Asiento, y vendida en subasta, alcanzando su valor la cifra de 8.923 pesos y 4 reales y 17 maravedíes 81 . Sin embargo, una vez visto el asunto en la Junta de negros, por cédula real de 22 de diciembre de 1730 se desaprobaba con bastante dureza el decomiso practicado, que fue tachado de extorsión, contraria a una cédula de 10 de octubre de 1722 y del capítulo 22 del Asiento, ya que las mercancías decomisadas estaban permitidas por el artículo 34. A pesar de lo cual, todavía en una Junta de negros celebrada el 17 de noviembre de 1735 se trataba el testimonio de la Compañía en el que solicitaba que, de acuerdo con la cédula de 22 de diciembre de 1730, se restituyesen a la Compañía por el gobernador y oficiales reales de Buenos Aires 8.923 pesos 4 reales y 17 maravedíes, importe de la carga de sus dos navíos el Rey Guillermo y el San Quintín, solicitando una real cédula para ello 82 . Curiosa resulta una propuesta que se plantearía a Patiño, desde el Consejo de Indias, para paliar el contrabando que los ingleses ejercían en las provincias del norte y del Caribe y que consistía en variar la ruta tradicional de los galeones, dirigiéndose a Buenos Aires, donde podría tener lugar una feria similar a la que se celebraba en Portobelo y, desde allí, se podrían dirigir al Perú cruzando por el estrecho de Magallanes. Pero, Patiño desestimaría, acertadamente, dicha propuesta dadas las enormes dificultades que se planteaban para ejercer un adecuado control de esas regiones americanas con los escasos recursos navales con que contaba la corona española 83 . En un intento de frenar el contrabando inglés, el 12 de febrero de 1734 se emitía una cédula “sobre la forma de actuar cuando se observasen excesos en la introducción de bastimentos y provisiones por los navíos del Asiento” 84 que el monarca había dirigido preferentemente a los oficiales reales de Cartagena y que, en marzo de 1735, se comunicaba al gobernador de Buenos Aires, para que tomase medidas en contra del que se practicaba bajo la protección de los portugueses de la Colonia del Sacramento 85 . Este tema había sido tratado por la Junta de Negros y, con lo expuesto por el fiscal, se tuvo presente lo siguiente: “que por los capítulos 22 y 23 del Asiento estaba mandado que después que los navíos entrasen en los puertos se visitasen por el gobernador y los oficiales reales y, desembarcados los negros, pudiesen al mismo tiempo desembarcar las provisiones que llevasen para su sustento, poniéndolas en casas particulares o almacenes para evitar ocasión de fraudes o controversia y que, si de los bastimentos almacenados quedasen algunos rezagos expuestos al riesgo de corromperse, se pudiesen vender o conducir a otros puertos pagando los derechos correspondientes, todo ello con intervención de los oficiales reales”; no obstante, se reconocía, tanto por la información recibida de los oficiales, como por otras experiencias en diferentes puertos, “la licenciosa inteligencia con que se había actuado permitiendo que las embarcaciones del Asiento llevasen crecidas porciones de harinas, jamones, vinos, ropas y pertrechos, con el pretexto de alimentar a los negros, proveer las factorías, reparar y carenar sus embarcaciones, cuando se sabía 81 AGI, Indiferente 2807. AGI, Indiferente 2811 83 Sobre el particular puede consultarse un documento elaborado por Dionisio de Alsedo y Herrera que lleva por título: “Presupuesto y consecuencias de la extinción de los galeones para los puertos de Tierra Firme y retardación de flotas para los de Nueva España; y de la continuación de los registros de los particulares en los tiempos de la paz como en los de la guerra” (1726) incluido en una obra general titulada: Piraterías y agresiones de los ingleses y de otros pueblos de Europa en la América Española desde el siglo XVI al XVIII” publicada en Madrid en la imprenta de Manuel G. Hernández en 1883 (Biblioteca del AGI, E. 143). 84 AGI, Indiferente 2769, L.9, Imagen 448 a 457 85 Campomanes cifraba el comercio ilícito que se practicaba en la Colonia de Sacramento en un millón de pesos anuales (Rodríguez de Campomanes, P.: “Reflexiones sobre el comercio español a Indias” (1762). Reeditada por el Instituto de Estudios Fiscales en Madrid en 1988. 82 36 que ni los negros usaban de las referidas harinas ni géneros, porque eran alimentados con lo que daba el país y se vendían y recibían sin vestuario, ni tampoco necesitaban para la provisión de las personas que componían la factoría de las crecidas porciones de uno y otro; ni tan siquiera se daba el caso, o rara vez, de necesitar dar carena a sus embarcaciones en los puerto españoles, labor que realizaban normalmente en el de Jamaica que era la factoría y almacén general de este Asiento”. De lo anterior se infería que, el hecho de no haber estado custodiadas con tres llaves las citadas provisiones, tal como se ejecutaba con la carga de los navíos de permiso, y haber tenido libertad los factores de usar de ellas para venderlas, o de entenderse con los ministros de los puertos, para el beneficio particular de los factores, representaba un fraude, no sólo a la Real Hacienda por lo que se refería a los derechos reales, sino también al comercio en general, al que se le infringía un grave daño y a los fondos de la propia Compañía, por no estar comprendidos estos ingresos en sus beneficios. Para evitar que se diesen esos casos de fraude el monarca había resuelto, con la citada cédula, que “de aquí en adelante se observase precisa y puntualmente en el recibo y fondeo de estas embarcaciones lo prevenido en los referidos artículos 22 y 23, procediendo contra los culpables y capitanes hasta inhabilitarlos del servicio del asiento, dándome cuenta de ello para que pasándose la noticia correspondiente a mi ministro que reside en Londres sea efectivo el escarmiento de inhabilitar en la navegación de todos los puertos de la América a los contraventores, pues por no haberse practicado así sucede que el que se ha inhabilitado el navegar a ese puerto, lo ha hecho después sin embarazo a la Veracruz o Buenos Aires; y para evitar el excesivo fraudulento comercio que como queda expresado hacen de los bastimentos y demás cosas que llevan e introducen en ese puerto con pretexto de mantenimiento, vestuario y menaje de los negros y factoría; he resuelto, así mismo, que se pongan en los almacenes las tres llaves que quedan citadas, con la calidad de que en ese puerto y en los demás donde hubiere factor, que en mi real nombre concurra con los del asiento al despacho de las dependencias de él, ha de tener una de las llaves de los almacenes de víveres, la otra el gobernador y la tercera los factores ingleses siendo unos y otros obligados a arreglarse precisamente a los capítulos del asiento; y así lo tendréis entendido para que, como os lo mando, cumpláis entera y puntualmente esta mi deliberación en la parte que os perteneciere porque de lo contrario será de mi desagrado estando en la inteligencia de que por despachos de la fecha de éste se dan las órdenes correspondientes para su observancia por punto general a los demás ministros a quienes toca de ese puerto y de la América” . El gobernador de Buenos Aires se tomó muy en serio las órdenes recibidas y comenzó un periodo de hostigamiento contra la citada Colonia, llegando incluso a ocuparla militarmente y a apresar un navío portugués. A pesar de lo cual el contrabando continuaría practicándose e ingleses y portugueses seguirían cooperando para su florecimiento. Unos años más tarde, el 20 de febrero de 1736, a Quintana al objeto de evitar la introducción de mercancía ilícita, muy fácil de realizar por lo dilatado de aquella costa, se le comunicaba que sería conveniente que los barcos del Asiento que llegasen a Montevideo fuesen custodiados por una guardia hasta que se ejecutase la visita del fondeo, ya que era práctica habitual trasladar la mercancía a otras embarcaciones y, una vez realizada la visita, volverla a introducir sin problemas en el barco 86 . Por otro lado, la Compañía, dado lo incierto del número y precio de los negros que se debían comprar en África y que esta compra se hacía con mercaderías y no con dinero contante, siendo imposible saber a punto cierto la cantidad de mercaderías que se debían transportar y lo normal era que se produjesen sobras de ellas, había solicitado que las mercaderías que sobrasen se pudiesen transportar a las Indias, ya que de otra 86 AGI, Indiferente 2794. 37 forma se verían obligados a arrojarlas al mar, poniéndolas en depósito en el primer puerto al que llegasen y en los almacenes reales para volverlas a tomar cuando el navío volviese a Europa. Esta petición, en el tratado de la Declaración de 1716 87 , sólo sería admitida para el puerto de Buenos Aires, porque desde África hasta dicho puerto no hay ninguna isla, ni paraje del dominio del rey británico, en los que los bajeles del Asiento de negros pudiesen detenerse, lo que no sucedía para los otros puertos, en cuyo caso las mercaderías de sobra podían dejarlas en esas posesiones y volverlas a tomar a la vuelta y de esta forma se evitaría toda suerte de sospechas. No obstante, al llegar el barco, se debía hacer una declaración de todas esas mercaderías, de manera que, las que no se declarasen, serían confiscadas y adjudicadas a la Real Hacienda. 5. La liquidación de la factoría Como ya sabemos, en diciembre de 1739 se declaraba la guerra entre Inglaterra y España y se ordenaban las represalias de los bienes de los ingleses; sin embargo, el aislamiento de Buenos Aires era tal que, en esa misma fecha, el gobernador Salcedo recibía la noticia de la firma de la Convención del Pardo firmada entre ambos países, por lo que no es de extrañar, como reconocen algunos autores, que en Buenos Aires la factoría británica continuase sus actividades, incluso en la época del conflicto, utilizando otra denominación y algún español como hombre de paja, razón por la cual su liquidación resultó una tarea bastante complicada, ya que la actividad que desarrollaba iba mucho más allá del comercio esclavos, realizando actividades bancarias y comerciales con bienes raíces 88 . No obstante, las represalias tuvieron lugar y, en ese orden de cosas, el 28 de diciembre de 1741 los oficiales de Buenos Aires daban cuenta de las que habían realizado sobre los bienes de la Compañía del Asiento, sus factores y dependientes, reconociendo que se había hallado poco caudal al tiempo del embargo; aunque el valor de los bienes no constaba por no haber sido tasados. Un análisis exhaustivo de los libros de caja de la factoría, embargados así mismo con el objetivo de saber si resultaban algunos haberes efectivos, dio como resultado y se hallaron en caja 1.697 pesos y 1 ½ reales de plata que se decomisaron (del análisis de estas cuentas se encargó Thomas Hilson capitán del regimiento de Palma que, por entender inglés, tradujo las cuentas del libro diario y mayor de la factoría). De dicho análisis se puso de manifiesto, además, que había en existencias 25 cabezas de esclavos, las cuales fueron vendidas obteniéndose unos ingresos de 3.675 pesos que se depositaron en las cajas reales 89 . El capitán Hilson fue nombrado por el gobernador y capitán general de las provincias del Río de la Plata, Miguel de Salcedo, y por los oficiales de la Real Hacienda el 12 de enero de 1741 para que entendiese en la averiguación de las cuentas de entrada y salida de caja, de manera que justificase el consumo de 53.820 pesos que mostraban las entradas y tradujese a lengua castellana las partidas que revelaban su salida. Hilson llevó a cabo un análisis exhaustivo del libro diario y mayor que para este fin le facilitó la Compañía el día 20 de enero de dicho año, considerando que, para su cometido, era suficiente la relación de las entradas y salidas que había habido en la caja del Asiento desde el último balance hecho por sus factores a fines de octubre de 1737, anterior a la llegada de las dos fragatas el Asia y el Asiento, hallando ese día existentes en caja 341 pesos 2 ½ reales. Antes de comenzar la traducción de las 87 AGI, Contaduría 261 como nos informa De Studer, E. (1958, p. 230), el ajuste final de sus cuentas no concluiría hasta 1776, desarrollándose numerosos juicios al objeto de lograr el cobro de las cantidades que numerosos clientes debían a la Compañía, como consecuencia del sistema de ventas a crédito que necesariamente hubo de autorizarse. 89 AGI, Indiferente 2818. 88 38 cuentas descubrimos una frase de Hilson digna de ser recogida, por anecdótica, en la que dice: “Y para este fin de el Jornal que en Cajas Reales llaman Becerro se sacan y hallan las partidas que comienzan a la vuelta, que literalmente traducidas son como se siguen =A saber=”. Seguidamente, Hilson comenzaba su traducción, empezando por el diario y siguiendo por el mayor, de todas las operaciones relacionadas con la entrada y salida de caja desde el 30 de noviembre de 1737 hasta el 31 de marzo de 1740. Por esta traducción de los libros mayor y diario de la factoría observamos que la metodología empleada en el desarrollo de estas operaciones es la típica de la partida doble, siendo los asientos en el diario mensuales (realizándose al final de cada mes), reconociéndose (por tratarse sólo de las operaciones relacionadas con la caja) dos tipos de transacciones: las de entrada y las de salida de tesorería. Las transacciones de entrada se registraban del siguiente modo, tomando por ejemplo la primera transacción del diario: ------------------------------------Noviembre 30 de 1737---------------------------------------Caxa debe a varios 393 pesos 6 reales recibidos en este mes = Don Juan Pascual su cuenta 153 pesos recibidos a cuenta…..153 Por un rollo de jarcia vendido por Guillermo Ros…………… 15 / 6 Por un muchacho vendido de la Galera de Génova el 21 de este a Silverio Sánchez…………………………………...225 393/ 6 Las de salida, tomando como ejemplo una realizada el mismo día que la anterior, eran del siguiente tenor: -------------------------------------------Dicho día--------------------------------------------------Varios deben a Caxa 329 pesos 6 reales que de ella se han pagado este mes = D. Francisco de Suero 250 pesos que se le han pagado a 8 de este mes por medio año de su salario que devengó a 30 del pasado……………………………….250 Víveres necesarios para los negros 62 pesos 3 reales como consta por el borrador……………………………… 62 / 3 Gasto de mercancías 17 pesos 3 reales como parece por el citado libro…………………………………….17 / 3 329 / 6 Y, así sucesivamente, se iban registrando en el diario, mes a mes, las transacciones de entrada y salida de tesorería, siendo los ingresos por ventas de negros las entradas más importantes y los gastos de mercancías y víveres necesarios para los negros, así como los pagos de salarios, las salidas principales de numerario. El último asiento del diario tiene fecha de 31 de marzo de 1740 y, a continuación de él, Hilson anotó: En esta partida fenece el libro rotulado Jornal y se conoce que el no haberse entrado en él la del mes de abril es por el estilo que según en él se ve llevan dichos factores de no entrarlas hasta el último día de él. Que no pudo ser por haber sido anterior el embargo que V. S. y mrds. hicieron de este libro, y para mayor claridad e inteligencia de las partidas expresadas paso al resumen de ellas según y conforme en el libro Mayor de dicho Asiento están sentadas que es como se sigue a la vuelta = 39 El libro mayor presenta la clásica estructura de Debe y Ha de Haber, en el debe se iban registrando las entradas y en el haber las salidas. Esta cuenta de caja tal como la copió y tradujo Hilson, presenta cortes al final de un mes determinado calculándose su saldo en ese momento, pasando a ser ese saldo la primera entrada en la siguiente representación que se hacía de la cuenta, justo a continuación, y así se seguía hasta llegar a su saldo final a 31 de marzo de 1740 que, como ya comentamos, era de 1.697 pesos 1 ½ reales de plata (en la Ilustración 4 podemos ver la trascripción de la primera de estas cuentas de caja) CAXA DEBE HA DE HABER 1737 1737 Octubre 31: Caxa debe a la Compañía del Real Asiento por balance que se hizo en este día………………………………………341 / 2 Nov. 30: A varios recibidos según consta de la partida de este mes…………………………..393 / 6 Nov. 30: Por lo pagado a varios como consta por Jornal………………329 / 6 Dic. 31: Por pagado como es dicho… ……245 / 1 1738 Enero 31: Por pagado como es dicho…… 456 / 4 Feb. 28: Por pagado como es dicho……1.090 / 4 Marzo 31: Por pagado como es dicho…… 785 / 1 Abril 30: Por pagado como es dicho…..9.580 Enero 31: A María Santuchos su cuenta ………….6 Febrero 28: A varios por lo recibido este mes..6.495 Marzo 31: A varios en la conformidad Expresada……………………………………..2.755 Abril 30: A varios según va dicho…………...16.332 / 2 1738 Total salidas de caja…………………….12.487 Por balance se hallan hoy día 30 de abril existente en caja……………………..….13.836 / 2 Total Debe……………………………………26.323 / 2 Total Ha de Haber……………………….26.323 / 2 ILUSTRACIÓN 4: Entradas y salidas que por el libro mayor del Real Asiento se reconocen haber habido en su Caja Hilson terminaba con el siguiente comentario: “Según consta de las antecedentes partidas hallo que bien examinadas las entradas y salidas que ha habido en la Caxa de el Real Asiento y recorridas las que pertenecen a estas desde fines de septiembre del año de mil setecientos treinta y siete hasta dos de marzo de el de cuarenta se hallaban en ser por cuenta directa de este Real Asiento un mil seiscientos noventa y siete pesos real y medio; que es cuanto a mi mejor inteligencia y bajo de el juramento que tengo hecho me queda que decir en este asunto. Buenos Aires y febrero 10 de mil setecientos cuarenta y uno = Thomas Hilson =”. 40 BIBLIOGRAFÍA (fuentes primarias y secundarias) ALSEDO Y HERRERA, D. (1726): “Presupuesto y consecuencias de la extinción de los galeones para los puertos de Tierra Firme y retardación de flotas para los de Nueva España; y de la continuación de los registros de los particulares en los tiempos de la paz como en los de la guerra”. Incluido en una obra general titulada: “Piraterías y agresiones de los ingleses y de otros pueblos de Europa en la América Española desde el siglo XVI al XVIII” publicada en Madrid en la imprenta de Manuel G. Hernández en 1883. ARCHIVO GENERAL DE INDIAS (AGI) SECCIÓN BUENOS AIRES, legajo 591. SECCIÓN CONTADURÍA, legajos 261-266-267-268-1437-1633(A)-1880-1881-19211946(B). SECCIÓN ESCRIBANÍA DE LA CÁMARA, legajo 878. SECCIÓN INDIFERENTE GENERAL, legajos 1597-1601-2769-2774-2776-2785-27862789-2790-2791-2792-2793-2794-2800-2801-2802-2803-2804-2905-2806-2807-28082809-2811-2813-2815-2816-2817-2818. ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS (AGS) SECCIÓN ESTADO, legajo 6896 DE STUDER, E. (1958): “La trata de negros en el Río de la Plata durante el siglo XVIII”. Instituto de Historia Argentina “Doctor Emilio Ravignasei, Universidad de Buenos Aires. DONOSO ANES, R. (2002): “Accounting and slavery: The accounts of the English South Sea Company, 1713-1722”. The European Accounting Review Vol. 11. Num. 2. 2002. Pag. 441-452. DONOSO ANES, R. (2007): “Un análisis sucinto del Asiento de esclavos con Inglaterra (1713-1750) y el papel desempeñado por la contabilidad en su desarrollo”, publicado en la revista Anuario de Estudios Americanos, vol. 64, nº 2 julio-diciembre 2007, págs. 105-144. DONOSO ANES, R. 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