® Legal y Tributario Member Crowe Horwath International Información Legal y Tributaria diciembre 2015 ÁREA FISCAL El nuevo y controvertido tratamiento fiscal de las sociedades civiles, aplicable a partir del 1 de enero de 2016 Marcos Barroso, Economista Socio del Departamento Fiscal Barcelona marcos.barroso@crowehorwath.es cias yacentes, comunidades de bienes y demás entidades a que se refiere el artículo 35.4 de la Ley 58//2003, de 17 de diciembre, General Tributaria (...)” El 27 de noviembre de 2014 fueron aprobadas la reforma de la Ley del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (en adelante IRPF) y de la Ley del Impuesto de Sociedades (en adelante IS) mediante las leyes 26/2014 y 27/2014 respectivamente. Con la entrada en vigor de la modificación de dichos artículos se ha visto modificado el ámbito subjetivo de aplicación del régimen de atribución de rentas al haberse expulsado de él a las sociedades civiles que tengan personalidad jurídica y objeto mercantil. En la reforma de ambas leyes se introdujo un nuevo fiscal en relación con la tributación de las sociedades civiles que entrará en vigor a partir de 1 de enero de 2016 y dos regímenes transitorios. La “personalidad jurídica” de las sociedades civiles con objeto mercantil Hasta el ejercicio 2015, las sociedades civiles no tenían la consideración de sujetos pasivos ni de contribuyentes del IS ni del IRPF y las rentas obtenidas por las mismas eran objeto de atribución a sus socios mediante el régimen de atribución de rentas. El nuevo régimen fiscal de las sociedades civiles proviene de la modificación de los artículos 7.1 a) y del 8.3 de la Ley del IS y de la Ley del IRPF respectivamente. En cuanto al IS, el artículo 7.1.a) de la nueva Ley del IS (Ley 27/2014) establece: “1. Serán sujetos pasivos del impuesto, cuando tengan su residencia en territorio español: a) Las personas jurídicas, excluidas las sociedades civiles que no tengan objeto mercantil.” Paralelamente, en el ámbito del IRPF y en este mismo sentido, la nueva redacción del artículo 8.3 de la LIRP señala lo siguiente: “No tendrán la consideración de contribuyente las sociedades civiles no sujetas al Impuesto sobre Sociedades, heren- La pretensión del legislador es dotar a las sociedades civiles que desarrollan actividad mercantil de personalidad jurídica, cuestión ampliamente debatida y analizada por la jurisprudencia y doctrina administrativa sobre el particular. Es un criterio ampliamente generalizado que el “objeto mercantil”, sólo debería ser propio de las sociedades mercantiles, por lo que una sociedad civil con objeto mercantil debería tener cabida en el ámbito de las sociedades mercantiles irregulares. De ser así no pasarían a ser contribuyentes del IS sino que continuarían en el régimen de atribución de rentas ya que las sociedades mercantiles irregulares son tratadas como comunidades de bienes. Y en cuanto a la adquisición de la personalidad jurídica de las sociedades civiles, hay que tener en cuenta, que el artículo 1669 del Código Civil establece que no tendrán personalidad jurídica y se regirá por las disposiciones relativas a la comunidad de bienes “las sociedades civiles cuyos pactos se mantengan secretos entre los socios, y en que cada uno de éstos contrate en su propio nombre con los terceros”. Por tanto, la cuestión principal es dirimir si es posible obtener la personali- ÁREA DERECHO BANCARIO Y FINANCIERO 4 >> Recuperación y resolución de entidades financieras ÁREA LABORAL 5 >> La formación como clave del éxito empresarial >> Ejercicio ordenado de la facultad sancionadora ÁREA MERCANTIL 7 >> Factores que inciden en la negociación, celebración y ejecución de los contratos internacionales ÁREA PROCESAL Y ARB. 8 >> Nulidad de ‘swaps’: clientes minoristas y deberes de los bancos ÁREA DERECHO ADM. 9 >> La liquidación firme blinda a la Administración en el contrato administrativo. Intereses sobre certificaciones parciales >> Perú: a la cola regulatoria del ‘fracking’ ÁREA PENAL - CONCURSAL11 ACTIVIDADES CORP. 12 >> Conferencia sobre la nueva Ley General Tributaria dad jurídica mediante una “publicidad de hecho” manifestada a través por ejemplo, del ejercicio de actividades empresariales en el desarrollo de su objeto social. A este respecto, existe también extensa jurisprudencia y doctrina interpretativa no alcanzándose un criterio homogéneo y definitivo. En lo referente a la naturaleza mercantil la Dirección General de Registros y del Notariado, (en adelante DGRN), entiende que la actividad que constituye el ® Legal y Tributario Member Crowe Horwath International objeto de una sociedad tiene naturaleza mercantil “cuando se pretende la realización de forma permanente, a través de una organización estable y adecuada al efecto y con ánimo lucrativo de genuinas actividades empresariales”.1 Por el contrario, comúnmente se entiende que, actividades como las agrícolas, las ganaderas, las pesqueras o las profesionales-liberales integran el tráfico civil. Por otro lado, el artículo 1670 del Código Civil admite que las sociedades objetivamente civiles revistan alguna de las formas reconocidas en la normativa mercantil. No existen obstáculos, por lo tanto, para que las sociedades dedicadas al tráfico civil adopten alguna de las organizaciones propias del Derecho mercantil. Dado que en la actualidad existe la utilización de la sociedad supuestamente “civil con objeto mercantil” para el tráfico empresarial, cabe pensar que el legislador fiscal, aun siendo consciente de la imprecisión jurídica de la contraposición de ambos términos (civil, mercantil), haya pretendido mediante la modificación normativa de la Ley del IS, atraer a este tipo de sociedades al ámbito del IS, de tal manera que todas las sociedades que tengan naturaleza u objeto mercantil, ya sea por su forma o por su objeto queden sujetas a él. En nuestra opinión, la reforma peca de cierta improvisación, debido a que la imprecisión de lenguaje evidencia un contrasentido jurídico entre los términos civil y mercantil. Y aunque la voluntad del legislador fiscal es atraer al IS las sociedades civiles con objeto mercantil, tal como se desprende del preámbulo de la nueva Ley del IS, no es menos cierto que para ello deberá dejar de lado aquella imprecisión o contradicción jurídica y apoyarse en dotar de un criterio preferente al ordenamiento tributario frente al mercantil y civil. En esta línea se ha pronunciado reiteradamente en diversas sentencias el Tribunal Supremo2 y el tribunal Constitucional3. En consecuencia, dejando de lado el debate doctrinal del contrasentido jurídico de la contraposición de los términos civil y mercantil comentado, y apoyándonos en la existencia de la singularidad del Ordenamiento Tributario frente al mercantil o civil en el ámbito fiscal, y en la medida que la actividad desarrollada por la sociedad civil pueda ser considerada de mercantil, podemos entender que se da el supuesto de hecho al que se refiere el artículo 7.1.a) de la Ley del IS, y en consecuencia, aquella pasaría a ser contribuyente del IS dejando de tributar en el régimen de atribución de rentas. 1 Resolución de la Dirección General de Registros y del Notariado de 21 de mayo de 2013 2 Sentencias del 22 de noviembre de 2002 y 17 de enero y 8 de marzo de 1980 3 Sentencia 236/2012 de 12 d diciembre El criterio de la Dirección General de Tributos La Dirección General de Tributos (en adelante DGT), se ha pronunciado sobre el particular en diferentes contestaciones desde el pasado mes de junio de 20154. En todas ellas el criterio seguido es uniforme. Reconoce que existe una discusión doctrinal relacionada con el nuevo planteamiento de la tributación de las denominadas sociedades civiles con objeto mercantil y especialmente en torno a la personalidad jurídica de este tipo de entidades. No obstante, la deja al margen y considera que “a los efectos del Impuesto sobre Sociedades, se admite la existencia de sociedades civiles con objeto mercantil y con personalidad jurídica”. Justifica su interpretación en “la necesidad de homogeneizar la tributación de todas las figuras jurídicas, cualquiera que sea la forma societaria elegida”. La DGT argumenta que basta que la sociedad civil se haya manifestado como tal frente a la Administración tributaria aportando la escritura pública o bien el documento privado de su constitución a los efectos de la obtención del NIF para otorgarle la personalidad jurídica a efectos del impuesto sobre sociedades. Sin embargo, en nuestra opinión, las normas de carácter administrativo exigidas por los órganos de gestión de la Agencia Estatal de Administración Tributaria, (en adelante AEAT), como pueden ser la aportación del contrato privado o escritura pública de constitución de la sociedad civil, a los efectos de obtener un Número de Identificación Fiscal (NIF) habilitador del control del patrimonio y operativa fiscal de dichas entidades por parte de la AEAT, no tienen la virtualidad suficiente para generar personalidad jurídica independiente a dichas entidades. Y por tanto, entendemos que si la DGT les otorga la “personalidad jurídica” en base a la simple aportación a la AEAT del documento de constitución de la sociedad civil, prescindiendo de la amplia jurisprudencia y doctrina interpretativa, en nuestra opinión, la tendrían en todo caso únicamente a efectos fiscales y enmarcada al IS. En cuanto al objeto mercantil exigible en la sociedad civil para considerarla contribuyente del IS, tras la reforma del artículo 7.1.a) de la Ley del IS, la DGT se hace eco del criterio comúnmente aceptado y utilizado en la resolución del 21 de mayo de 2013 de la DGRN antes citada y considera “objeto mercantil la realización de una actividad económica de producción, intercambio o prestación de servicios para el mercado, quedando excluidas las actividades agrícolas, ganaderas, forestales mineras y de carácter profesional, por cuantas dichas actividades son ajenas al ámbito mercantil.” 4 DGT V2378-15, V2379-15 y V2392-15 de 28/07/2015; V2412-15 de 30/09/2015 entre otras ® Legal y Tributario Member Crowe Horwath International 2 En resumen, la DGT atribuye la condición de contribuyentes del IS, a aquellas sociedades civiles que habiendo manifestado sus pactos ante la AEAT en el momento de la solicitud del NIF, desarrollan actividades económicas distintas de las agrícolas, ganaderas, forestales, mineras y de carácter profesional, por cuantas dichas actividades son ajenas al ámbito mercantil. ¿Qué tratamiento deben de seguir las comunidades de bienes que desarrollen actividades empresariales? Llegados a este punto convendría analizar qué tratamiento debe darse a las comunidades de bienes que vienen desarrollando actividades empresariales hasta la entrada en vigor de la modificación normativa del ámbito subjetivo del régimen de atribución de rentas antes comentado. Cabría pensar que podrían estar concurriendo en dicha comunidad los mismos requisitos sustantivos que en las sociedades civiles con objeto mercantil, y de ser así quedarían sometidas al IS. Sin embargo, en nuestra opinión, ello vendría impedido por el principio de legalidad en la aplicación de la norma tributaria y por la inoperatividad de “principio de calificación” contemplado en el artículo 13 de la Ley 58/2013 de 17 de diciembre, General Tributaria y por lo tanto continuarán tributando en el régimen de atribución de rentas. Y a este respecto, hay que tener presente las contestaciones que sobre el particular ha emitido la DGT a partir del mes de junio de 20155. En todas ellas la DGT se ha pronunciado que seguirán tributando como una entidad en atribución de rentas argumentando que el único contribuyente que se incorpora al Impuesto sobre Sociedades son las sociedades civiles con objeto mercantil. La AEAT establece las directrices para distinguir qué entidades tributarán por el Impuesto sobre Sociedades No obstante lo anterior, el pasado 13 de noviembre de 2015, la AEAT ha enviado directrices de carácter interno a sus oficinas en las que establece las pautas a seguir en relación a las entidades de nueva creación (sociedades civiles y comunidades de bienes). En ellas parece adoptar un criterio opuesto al de la DGT. Estas pautas incluyen instrucciones en las que se establecen los criterios para delimitar cuando una entidad es una comunidad de bienes o una sociedad civil al objeto de proceder a la alta censal de la entidad y asignarles un NIF. La AEAT considera “que una mera distinción formal, basada en la denominación de comunidad de bienes o sociedad civil, no es suficiente para la aceptación por la AEAT de lo manifestado por los interesados, debiendo ser objeto de la debida calificación no quedando al arbitrio de los asociados, sino que deberá ajustarse a la verdadera naturaleza de la entidad y actividad desarrollada”. De acuerdo con dichas instrucciones, “en el caso de comunidades de bienes que se constituyan para poner en común dinero, bienes, o industria con el ánimo de obtener ganancias y lucros comunes estaremos en presencia de una sociedad civil y por tanto a partir del 1 de enero de 2016 será sujeto pasivo del IS”. En las instrucciones comentadas la AEAT establece que no otorgará el NIF de comunidad de bienes a las entidades en las que “el acuerdo de voluntades o documentación que acredite situaciones de titularidad aportada para solicitar el NIF se desprenda que no hay patrimonio común preexistente, o que el patrimonio preexistente no es copropiedad de todos o que hay voluntad de asociarse diferente de la mera situación de copropietarios de todos los comuneros o que se aportan nuevos bienes o derechos fuera de la copropiedad preexistente o hay socios no copropietarios”. De esta forma, a través de la asignación del NIF, la AEAT obliga indirectamente a las comunidades de bienes de nueva creación, que desarrollen actividades empresariales, a que se constituyan o transformen en “sociedades civiles”, (pues sería la única forma que aquellas puedan obtener un NIF) y queden, en consecuencia, sometidas al IS. Cese del recargo de equivalencia a partir del 1 de enero de 2016 Por último, aquellas sociedades civiles estuvieran aplicando el recargo de equivalencia y que a partir del 1 de enero de 2016 pasen a tributar por IS, dejarán de aplicarlo, ya que el artículo 148 de la ley del IVA establece que el recargo se aplica a comercios minoristas personas físicas y a entidades en atribución de rentas. Por lo tanto, si la sociedad civil es expulsada de aquel régimen no podrá seguir aplicando el régimen especial del recargo de equivalencia. Hay que tener presente, que la disposición transitoria tercera de la Ley de Presupuestos para el 2016, (Ley 48/2015 de 29 de octubre de 2015), habilita que las sociedades civiles que hasta entonces tributaban en el régimen de atribución de rentas y que a partir del 1 de enero de 2016 pasen a ser contribuyentes del Impuesto de sociedades, a que podrán aplicar el artículo 155 de la Ley del IVA, (artículo que establece los mecanismos de transición sobre el IVA soportado de las mercaderías existentes en el momento del cese). 5 DGT V2386-15, V2387-15, V2388-15, V2389-15, V2390-15, V2391-15, V2393-15, V2394-15, V2376-15, V2382-15, V2383-15, V2385-15, V239515 de 28/07/2015 entre otras ® 3 Legal y Tributario Member Crowe Horwath International ® Legal y Tributario Member Crowe Horwath International ÁREA DERECHO BANCARIO Y FINANCIERO Recuperación y resolución de entidades financieras Luis Coronel de Palma, Abogado Socio del Departamento de Derecho Bancario y Financiero Madrid luis.coronel@crowehorwath.es SE APRUEBA EL REAL DECRETO 1012/2015, DE 6 DE NOVIEMBRE, por el que se desarrolla la Ley 11/2015, de 18 de junio, de recuperación y resolución de entidades de crédito y empresas de servicio de inversión, y por el que se modifica el Real Decreto 2606/1996, de 20 de diciembre, sobre fondos de garantía de depósito de entidades de crédito. Con este Real Decreto se completan los aspectos esenciales para la aplicación en España de los compromisos derivados de la Unión Bancaria, como instrumento para prevenir futuras crisis financieras en Europa. El presente Real Decreto tiene por objeto desarrollar lo dispuesto en la Ley 11/2015, de 18 de junio, de recuperación y resolución de entidades de crédito y empresas de servicio de inversión. En el Real Decreto se abordan los aspectos de procedimiento y contenido en la fase previa a la resolución de una entidad financiera para permitir una intervención temprana que la evite y los protocolos de actuación en el caso de que se llegue a la resolución. Se desarrolla también el funcionamiento del FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) como Autoridad Nacional de Resolución y las contribuciones de las entidades al Fondo de Resolución Nacional y al Fondo de Garantía de Depósitos. Contenido más relevante I. El Real Decreto se aplica a las entidades de crédito y empresas de servicios de inversión en dificultades y que requieran una actuación temprana y, en su caso, una posterior resolución. La actuación temprana tiene como finalidad la adopción de medidas preventivas para evitar la resolución. Se fija para este primer paso: el contenido mínimo de los planes de recuperación y los criterios para su evaluación por parte del supervisor; los requisitos y deberes de información aplicables a los acuerdos de ayuda financiera que las entidades celebren dentro del grupo al que pertenezcan; y las medidas de actuación temprana que pueda adoptar el supervisor. En la fase preventiva de resolución temprana se fijan una serie de protocolos de actuación que incluyen, por ejemplo, el contenido mínimo de los planes de resolución, tanto individuales como de grupo. Además, se determinan los aspectos que debe tener en cuenta la autoridad de resolución preventiva al evaluar los posibles obstáculos a la resolubilidad de una entidad y se establecen las reglas de toma de decisión y coordinación entre autoridades de resolución, en caso de que se actúe a nivel de grupo. En el caso de que una entidad sea objeto de un procedimiento de resolución, se detallan las obligaciones procedimentales, de coordinación y de información que se deben cumplir para asegurar su debido conocimiento por las autoridades competentes, accionistas y acreedores afectados y se regula el funcionamiento de los instrumentos de resolución que, por su nivel de detalle, no fueron contemplados en la Ley 11/2015, de 18 de junio. II. El FROB, Autoridad Nacional de Resolución Desarrolla el funcionamiento del FROB como nueva Autoridad Nacional de Resolución y las contribuciones que las entidades deberán hacer. III. Fondo de Garantía de Depósitos de Entidades de Crédito Se produce un cambio en la base de cálculo de las aportaciones al compartimento de cobertura de depósitos del Fondo, que no vendrá determinada por el volumen total de depósitos susceptibles de ser cubiertos por el mismo sino, únicamente, por la cuantía efectivamente garantizada de estos (hasta 100.000 euros). Entrada en vigor El 8 de noviembre de 2015. No obstante, las normas de recapitalización interna contenidas en el Capítulo VI entrarán en vigor el 1 de enero de 2016. Disposiciones afectadas Desarrolla la Ley 11/2015 de 18 de junio, que se inspira en los principios de la Ley 9/2012, de 14 de noviembre, de reestructuración y resolución de entidades de crédito y empresas de servicios de inversión. Modifica el Real Decreto 2606/1996, sobre Fondos de Garantía de Depósitos de Entidades de Crédito. Incorpora parcialmente al Derecho Español la Directiva 2014/49/UE relativa a los sistemas de garantía de depósitos y la Directiva 2014/59/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de mayo de 2014, por la que se establece un marco para la reestructuración y resolución de las entidades de crédito y empresas de servicios de inversión. ® Legal y Tributario Member Crowe Horwath International 4 ÁREA LABORAL La formación como clave del éxito empresarial Xavier Murciano, Abogado Departamento Laboral Barcelona xavier.murciano@crowehorwath.es En algún momento de la vida, algunos más y otros menos pero, sobre todo en los últimos años, hemos oído decir una frase como: “el mayor activo del que dispone una compañía es su capital humano”. No es en vano que dicha afirmación esté en boca de aquellos que, por razón de su profesión, viven en primera persona el constante cambio del sector al que se dedican o de la materia objeto de su trabajo. Estos empleados precisan de un reciclaje formativo constante, una actualización continua de su conocimiento que les permita adquirir las aptitudes necesarias en el contexto de un mercado tan competitivo como el actual para poder ser competentes en todo momento. Y es que la formación continuada redunda en un incuestionable beneficio por parte del empresario, quien precisa de sus empleados en su mejor nivel técnico para poder ofrecer los mejores bienes o servicios a clientes, tanto actuales como potenciales. La formación es un derecho que se regula en los artículos 4.2 y 23 del Estatuto de los Trabajadores; este último viene a desarrollar el derecho de “Promoción y formación profesional en el trabajo” que, tras la reforma laboral del año 2012, instrumentó las medidas para mejorar la efectividad de la formación. En este sentido, cobra especial relevancia la figura introducida del permiso retribuido para la formación por un periodo de veinte horas anuales, como un derecho individual del trabajador -sin que resulte necesaria la negociación colectiva- para aquellos empleados que ostenten una antigüedad en la compañía de, como mínimo, un año. Existen dos tipos de formación de las que los empresarios suelen servirse para dar nuevos conocimientos a sus empleados. Por un lado, la formación in company, que se realiza dentro de la empresa, bien sea de forma presencial u online, está diseñada especialmente para una empresa concreta, ajustándose a las necesidades y requerimientos de ésta. Por otro lado, la formación externa, consistente en cursos, masters, posgrados, seminarios, entre otros, organizados por instituciones ajenas a la empresa, que ésta paga para sus trabajadores, suele ser más indicada en los casos en que el número de empleados que se precisan formar es más reducido y la materia a impartir es muy específica. El compromiso de un trabajador formado es una tarea tanto de la empresa como del trabajador, en la que necesariamente deben estar implicados los responsables de departamento, que han de actuar como elemento de facilitación del acceso al aprendizaje continuo en el puesto de trabajo. Si bien la formación no tiene el papel que se merecería tener en muchas empresas -en ocasiones por la prioridad que se le da a la atención a otras tareas que tienen efecto a corto plazo-, esta parte del trabajo ha tendido a ir en aumento en la última década, surgiendo la figura del formador. Esta posición suele estar representada por una persona dedicada exclusivamente a esta actividad o, incluso, por un equipo propio en las empresas de gran tamaño; en cambio, en algunas empresas medianas y pequeñas el formador acostumbra a combinar estas tareas con las propias del puesto de trabajo que venga desempeñando. Es, por lo tanto, en esta figura en la que deberá recaer, en la mayor parte de ocasiones, la responsabilidad de crear un cambio sobre el modo de concebir la importancia de la formación, tanto para la empresa como para sus trabajadores, con la finalidad de poder darle un papel de mayor importancia. Está en manos de trabajadores y empresa poder ofrecer un servicio o producto más actualizado, que pueda ser competitivo y novedoso, para mejorar la rentabilidad económica y optimizar el trabajo realizado por los empleados. Ello será un factor de gran importancia para el éxito de toda empresa. ÁREA LABORAL Ejercicio ordenado de la facultad sancionadora Javier Abelló, Abogado Departamento Laboral Barcelona javier.abello@crowehorwath.es La facultad sancionadora que la normativa laboral reconoce al empresario es la herramienta a su alcance para reprimir el incumplimiento por los trabajadores de sus obligaciones en cuanto tales. El establecimiento de obligaciones laborales por virtud del contrato de trabajo sin un medio para censurar el incumplimiento de las mismas propiciaría la anarquía en los centros de trabajo, que frustraría la eficiencia de los procesos empresariales. El poder de dirección del empresario quedaría enervado de no estar facultado para el ejercicio de la facultad sancionadora, que de por sí tiene poder disuasorio, pero que le habilita para sancionar los efectivos incumplimientos de los trabajadores. Además de la función represora, el ejercicio de la facultad sancionadora tiene en algunos contextos, un cierta función de gestión de las plantillas. La dejación en el ejercicio de ® 5 Legal y Tributario Member Crowe Horwath International ® Legal y Tributario Member Crowe Horwath International dicha facultad puede de hecho derivar en una tolerancia del empleador frente a determinadas faltas de sus empleados que, consolidada en el tiempo, puede incluso enervar la facultad sancionadora frente a tales hechos que, aun tipificados, puedan haber devenido autorizados implícitamente por causa de la tolerancia continuada de la empresa. Por otra parte, el ejercicio de la facultad sancionadora de forma discriminatoria, sancionando sólo a algunos infractores y tolerando las faltas de otros, con frecuencia genera agravios comparativos entre el personal, que ven en el empresario no ya una persona ecuánime y justa, sino partidista y arbitraria en la toma de sus decisiones o, lo que es lo mismo, carente de la autoridad necesaria para liderar un equipo y pilotarlo hacia la eficiencia. Debe, por otra parte, advertirse, que las faltas tienen señalados plazos de prescripción –de mayor o menor extensión en función de su mayor o menor gravedad- que limitan en el tiempo el ejercicio de la facultad disciplinaria, por lo que conviene permanecer atentos al transcurso de los mismos para el ejercicio puntual de dicha facultad y la evitación de que la falta quede impune. Asimismo, debe tenerse en cuenta que la existencia de precedentes de sanción al trabajador puede tener transcendencia en la calificación de la gravedad que merezcan faltas posteriores, pues son comunes la previsiones convencionales que disponen la agravación de la calificación por causa de la existencia de sanciones anteriores. “La facultad sancionadora que la normativa laboral reconoce al empresario es la herramienta a su alcance para reprimir el incumplimiento por los trabajadores de sus obligaciones en cuanto tales” Pero que el empresario tenga atribuido el poder de sancionar a sus empleados, no significa que pueda hacerlo a su libre arbitrio, ni que éstos deban necesariamente avenirse a ser sancionados. Y es que, por una parte, el ejercicio de la facultad sancionadora debe ceñirse a la legalidad y, por otra, el trabajador está facultado para impugnar la sanción que le sea impuesta. Así, el adecuado ejercicio de la facultad sancionadora debe respetar inexcusablemente determinados principios formales y sustanciales, pudiendo en cualquier caso el trabajador oponerse a la sanción, dirimiéndose la consiguiente reclamación ante los Juzgados de la Jurisdicción Social. Entre los principios que deben presidir el ejercicio del poder disciplinario acaso el de tipicidad sea el más importante. Por virtud del mismo, no son sancionables sino los hechos calificados –tipificados- como falta por la normativa. Lo contrario investiría al empresario del poder de sancionar todo aquello que a su libre criterio entendiera merecedor de sanción y confinaría al trabajador a un escenario presi- dido por la inseguridad jurídica y la indefensión de quien no sabe a qué atenerse en el desempeño de sus funciones, ni conoce las posibles consecuencias de sus actos. Por otra parte, el propio principio de tipicidad impone la interpretación restrictiva de la ley o el convenio colectivo de trabajo, por lo que sólo los hechos que se ajustan a la definición de la falta pueden encuadrarse en el tipo y únicamente en tal caso ser sancionados. Así, únicamente son susceptibles de sanción los hechos que la ley o el convenio colectivo de trabajo tipifican como faltas, no pudiendo servirse de la analogía para sancionar hechos que, aunque afines, sean diferentes de los tipificados. “El poder de dirección del empresario quedaría enervado de no estar facultado para el ejercicio de la facultad sancionadora” Por lo demás, la sanción a imponer por determinada falta es la que establece la normativa legal y convencional de aplicación, debiendo estar el establecimiento de qué sanción sea la impuesta cuando exista un margen de discrecionalidad, presidido por la proporcionalidad entre el hecho sancionado y la sanción impuesta. “Las faltas tienen señalados plazos de prescripción que limitan en el tiempo el ejercicio de la facultad disciplinaria” Como hemos dicho antes, frente al poder disciplinario del empresario, el trabajador tiene el derecho a impugnar la sanción que le sea impuesta. En el nuevo escenario, será el juez quien dirimirá si la sanción es ajustada a derecho o no lo es. Y para discernir si el trabajador ha cometido o no los hechos que se le imputan, el juzgador deberá adquirir conocimiento de los mismos por medio de la prueba que se practique en juicio, recayendo sobre el empleador la llamada carga de la prueba, esto es, la obligación de probar la existencia de los hechos sancionados. Es entonces cuando se evidencia con mayor claridad la importancia de la prueba, en tanto que, de no poder acreditarse los hechos, aun cuando los mismos hayan acontecido, la sanción debe ser declarada improcedente. Por ello, es de vital importancia recabar cuantas pruebas de los hechos sancionados sea posible (documentos, testigos, sistemas de grabación de sonido o imagen y cualesquiera otras admitidas en derecho); de su fuerza probatoria dependerá la decisión judicial y el ejercicio eficaz de la facultad sancionadora. ® Legal y Tributario Member Crowe Horwath International 6 ÁREA MERCANTIL Factores que inciden en la negociación, celebración y ejecución de los contratos internacionales ceros, efectos sobre intereses generales). A paliar esta incertidumbre contribuyen las distintas regulaciones de derecho internacional privado, que cumplen con las exigencias de certeza y seguridad jurídica. Alfredo Luengo Departamento Mercantil Madrid alfredo.luengo@crowehorwath.es Con diversos matices dependiendo del ordenamiento, podemos entender un contrato como un acuerdo de voluntades del que nacen obligaciones patrimoniales. Pero más complejo resulta enfrentarse a la noción de contrato internacional. A la figura anterior (un contrato en líneas generales), hemos de añadir una circunstancia internacional, de la siguiente manera: i) Atendiendo a los elementos extranjeros que presenta dicha relación contractual (lugar de celebración del contrato, nacionalidad de las partes, lugar de ejecución del contrato), con independencia de cuál se trate, ya nos encontramos ante un contrato de carácter internacional. Por ejemplo: una empresa con sede en Madrid (domicilio social), celebra un contrato de obra en Roma (lugar de celebración del contrato) con una empresa domiciliada en París, para la construcción de una autopista en Nueva York (lugar de ejecución del contrato). La relación presenta varios puntos de conexión a ordenamientos extranjeros (desde el punto de vista de cualquiera de los ordenamientos que tomemos como referencia). ii) Barreras comerciales. Se trata de tasas, impuestos, cuotas o requisitos del Estado, que entorpecen la contratación internacional. En su circulación entre los diferentes países, los productos se ponen en contacto con diferentes ordenamientos estatales, por lo que resultan necesarios unos criterios apropiados para la determinación de la ley aplicable. De otro modo, podrían aparecer obstáculos al comercio. ii) Atendiendo a los efectos que produce dicha relación contractual en conexión con otros países, esto es, con trascendencia internacional. Por ejemplo: una empresa con sede en La Paz celebra un contrato de distribución con una empresa de Potosí para la exportación de metales preciosos a Brasil. La relación carece de elementos extranjeros, salvo la repercusión que va a tener en el mercado brasileño. Por ejemplo: una empresa domiciliada en Moscú tiene intención de celebrar un contrato internacional de compraventa de material militar con una empresa de El Cairo. Es una inversión económica fuerte en que es conveniente sopesar los derechos y obligaciones que van a recaer sobre las partes en función de la ley aplicable a los contratantes, así como las llamadas normas internacionalmente imperativas, llamadas a velar por los intereses generales del país en que se negocie, elabore o ejecute el contrato. Por ejemplo: una empresa domiciliada en Budapest tiene intención de celebrar un contrato de compraventa con una empresa de Londres para la exportación de automóviles. La primera empresa se tendrá que asegurar de los requisitos administrativos y técnicos (“el volante a la derecha”) impuestos por el país receptor de la mercancía, los cuales implican correr con una serie de gastos que posiblemente no hubieran tenido que asumir contratando con una empresa de un país distinto. En este tipo de contratos (internacionales) inciden, directa o indirectamente, multitud de factores y circunstancias, a tener en cuenta por las partes en los distintos procesos de negociación, celebración y ejecución. Los siguientes son los más frecuentes en la práctica comercial actual: iii) Factores políticos, económicos y fiscales. Se trata de factores externos a la celebración del contrato que pueden llegar a influir directa o indirectamente en la ejecución del contrato. La estabilidad política y monetaria, o las políticas económicas que tienen lugar en el país son circunstancias determinantes que han de ser previstas con las convenientes garantías (sobre el contrato o las manifestaciones de éste). i) Ignorancia de la normativa que rige el contrato. Si bien es cierto que las partes se cuidan de asegurar con precisión los derechos y obligaciones atinentes a la nueva relación jurídica surgida (del contrato), también es cierto que el grado de certeza acerca de estos vínculos es insospechado. Los contratantes ignoran a qué regulaciones se someten las distintas manifestaciones del contrato (obligaciones de las partes, efectos sobre ter- Por ejemplo: una empresa domiciliada en Windhoek tiene intención de celebrar un contrato de leasing con una empresa de Luanda, donde están teniendo lugar revueltas de orden social con el objetivo de llamar la atención sobre la política autárquica del gobierno angoleño. Se trata de elementos que causan gran incertidumbre en el inversor extranjero. ® 7 Legal y Tributario Member Crowe Horwath International ® Legal y Tributario Member Crowe Horwath International ÁREA PROCESAL Y ARBITRAJE Nulidad de ‘swaps’: clientes minoristas y deberes de los bancos Miguel Ángel Serrano, Abogado Socio del Departamento de Procesal y Arbitraje Madrid mangel.serrano@crowehorwath.es En la contratación de los swaps, las entidades bancarias prestan, cada vez con mayor frecuencia, asesoramiento financiero a los clientes minoristas –no profesionales o expertos financieros–. Y al hacerlo así, incurren en un evidente conflicto de interés con dichos clientes. En efecto, las entidades bancarias son los asesores de su cliente para la referida contratación, debiendo cuidar y defender los intereses de este último como si fueran propios; y por otro lado son también, y al mismo tiempo, la contraparte del referido cliente en tal contrato. Pero es más, en estas situaciones no sólo surge el expresado conflicto. También suele existir una asimetría informativa o desequilibrio de información entre el banco y el cliente minorista, dado que el swap que se contrata es un instrumento o producto financiero complejo y el conocimiento que de éste tienen los respectivos contratantes es, en principio, dispar: mucho mayor el banco y menor, por lo general, el cliente minorista. A la vista de lo anterior, debe concluirse que resulta necesario que el cliente minorista de una entidad bancaria conozca ese swap y los concretos riesgos que lleva asociados. Sólo así, el mencionado cliente podrá decidir la contratación de ese instrumento o producto con pleno conocimiento de causa. Y por esta razón, la normativa aplicable impone a la entidad bancaria una serie de deberes para salvar tal conflicto y asimetría informativa. De ahí que el banco, cuando realice asesoramiento financiero para la contratación del swap, tenga el deber de suministrar a su cliente, con diligencia y transparencia, una información exacta, comprensible y adecuada sobre el referido instrumento o producto financiero y los riesgos que entraña el mismo, tanto en la fase precontractual como contractual, y con un grado de obligación muy elevado de defensa de los intereses de dicho cliente. Y con el fin de poder cumplir con estos deberes de información, como destaca la jurisprudencia, la normativa aplicable impone al banco la previa realización de un examen completo del cliente: el denominado “test de idoneidad”. Este test consiste tanto en analizar los conocimientos y experiencia en materia financiera del cliente -esto es, realizar el llamado “test de conveniencia”-, como en emitir un informe sobre su situación financiera (ingresos, gastos y patrimonio) y sus objetivos de inversión (duración prevista, perfil de riesgo y finalidad), para culminar con la emisión de un juicio de idoneidad en el que se valore y determine si el swap que se recomienda de forma personalizada es, precisamente, el que más conviene a ese cliente minorista. Asimismo, debe tenerse presente que la carga de la prueba de la realización de dicho “test de idoneidad” y de la provisión de información adecuada, completa y suficiente al cliente minorista, en atención a una sólida opinión jurisprudencial que tiene en cuenta los principios de disponibilidad y facilidad probatoria, ha de recaer sobre la entidad bancaria. Ahora bien, la jurisprudencia también advierte de que el incumplimiento de la realización del “test de idoneidad” y de facilitar la información no da lugar, sin más, a que el consentimiento prestado por el cliente minorista esté viciado por error en el momento de la contratación. Es decir, la omisión de esos deberes puede llevar a presumir la falta del conocimiento suficiente por par- te del cliente minorista sobre el swap contratado y los riesgos asociados, si bien no impide que pueda probarse, en el caso concreto, que dicho cliente goce de este conocimiento y que, en consecuencia, no haya padecido error al contratar. Esto explica que, en realidad, lo que vicia el consentimiento por error es la falta de conocimiento del producto y los riesgos asociados por parte del cliente minorista, y no el simple incumplimiento de los referidos deberes por la entidad bancaria. Por tanto, lo relevante en estos asuntos es determinar si el banco ha realizado el citado “test de idoneidad”, así como suministrado a su cliente minorista una información comprensible y adecuada sobre el swap, que incluya una advertencia sobre los concretos riesgos que comporta la operación y asume el cliente, cerciorándose igualmente de que tal cliente conoce bien en qué consiste el swap que contrata y es capaz de comprender esos riesgos asociados. Dependiendo de si el banco ha actuado o no así, podrá determinarse si existió error vicio -esencial o relevante- en el consentimiento prestado por el cliente minorista al contratar el swap. Y llegados a este punto, debe ponerse de manifiesto que, de existir tal error esencial o relevante y antes de poder decretarse la anulación del swap por error en el consentimiento contractual prestado por el cliente minorista, habrá de analizarse si concurre otro elemento: la excusabilidad de dicho error. En definitiva, no basta con que el error sea relevante o esencial, sino que, además, ha de resultar excusable; esto es, si tal error no era imputable al cliente minorista y susceptible de ser superado por él mediante el empleo de la diligencia que cabía exigir en las circunstancias concurrentes. ® Legal y Tributario Member Crowe Horwath International 8 ÁREA DERECHO ADMINISTRATIVO La liquidación firme blinda a la Administración en el contrato administrativo. Intereses sobre certificaciones parciales Jesús Redondo Departamento Derecho Administrativo Madrid jesus.redondo@crowehorwath.es La Audiencia Nacional ha dictado recientemente una Sentencia por la que desestima la demanda de reclamación de intereses de demora por el abono tardío de certificaciones parciales de un contrato público administrativo de obras, efectuada con posterioridad a que la Administración procediera a la liquidación del contrato. La Audiencia Nacional, en línea con otros pronunciamientos anteriores, establece para el contratista la obligación de reclamar durante la ejecución del contrato, o de impugnar la liquidación, so pena de perder el derecho de reclamar los intereses de demora por el abono tardío de las certificaciones parciales. Así las cosas, la Audiencia Nacional confirma que el acto de liquidación constituye el último momento en el cual el contratista puede oponer frente al sujeto público las obligaciones pendientes derivadas del contrato que se ha ejecutado. Para la sentencia no procede la reclamación aun encontrándose dentro del plazo de prescripción de cuatro (4) años establecido en el art. 25 de la Ley 47/2003, de 26 de noviembre, General Presupuestaria (“LGP”). El Tribunal entiende que la firmeza de la liquidación del contrato constituye la renuncia del contratista a las cantidades que no se hayan incluido en ella. Por tanto, cuando el contrato de obra tenga naturaleza administrativa en los términos del artículo 20 del Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Contratos del Sector Público (“TRLCSP”), será recomendable que el contratista no espere a la liquidación del contrato para reclamar los intereses derivados de las certificaciones parciales. Si no lo hiciere con carácter previo, necesariamente deberá impugnar la liquidación. La jurisprudencia reconoce sin mayores problemas las reclamaciones al amparo de lo establecido en el artículo 216.4 TRLCSP, y acostumbra a reconocer el anatocismo previsto en el artículo 1109 CC.1 ejercitarse por la vía de la responsabilidad contractual (art. 1101 CC). Esta acción puede ejercitarse por las partes independientemente de si ya se ha puesto fin o no a la relación jurídica del contrato (artículo 1101 CC) dentro del plazo de prescripción establecido al efecto.3 Esta disparidad de regímenes jurídicos suscita dos reflexiones: Este problema no se plantearía en caso de que el contrato de obra tuviera naturaleza pública-privada (artículo 19 TRLCSP), ya que si el contratista celebra un contrato con un ente con naturaleza de poder adjudicador (artículo 3.3 TRLCSP) pero que no sea Administración Pública (artículo 3.2 TRLCSP), la solución será diferente. Lo mismo sucederá en los casos en los que el ente del sector público no sea, ni siquiera, poder adjudicador o se esté ante un contrato con un sujeto privado sometido al TRLCSP. 1. La Audiencia Nacional debería, quizá, revisar su jurisprudencia en esta materia atendiendo a la naturaleza jurídica de los intereses. El tipo de contrato del TRLCSP –contrato administrativo o privado– no modifica la naturaleza indemnizatoria de los intereses. En ambos casos la regulación sobre la liquidación de los contratos de obras del TRLCSP no alcanza a la ejecución de los contratos privados. En este tipo de contratos la ejecución, salvo cuestiones en materia de modificación, queda plenamente sometida a las normas de Derecho Privado y el enjuiciamiento de las disputas será competencia de la Jurisdicción Civil.2 Así las cosas, la firmeza de la liquidación blindaría así a la Administración por las partidas que constituyeran prestaciones contractuales stricto sensu, mientras que los intereses podrían ser reclamados con posterioridad, sujetos como es lógico al plazo de prescripción del art. 25 LGP. En nuestro Derecho Privado los intereses constituyen una indemnización por la mora de una de las partes de un contrato en el cumplimiento de sus obligaciones, y su reclamación puede 1 Los intereses del art. 216.4 TRLCSP se calcularán conforme a la Ley 3/2004, de 29 de noviembre, por la que se establecen medidas de lucha contra la morosidad en las operaciones comerciales y los del art. 1109 CC conforme al interés legal ordinario. 2 Artículo 19 TRLCSP. Debido a su naturaleza indemnizatoria puede sostenerse que los intereses no forman parte del contenido económico del contrato y que, por tanto, el consentimiento de la liquidación por el contratista no les afecta. 2. Mientras esa revisión de la jurisprudencia no se produzca es crucial para el contratista conocer desde el principio el régimen jurídico de la ejecución de su contrato, pues de ello se derivan importantes consecuencias prácticas, en lo que aquí nos ocupa, relativas al cauce para la reclamación de los intereses y los límites temporales para el ejercicio de la acción. 3 El artículo 1964 CC establece cinco años desde la reciente reforma introducida por la Disposición Final Primera de la Ley 42/2015, de 5 de octubre, de reforma de la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil. ® 9 Legal y Tributario Member Crowe Horwath International ® Legal y Tributario Member Crowe Horwath International ÁREA DERECHO ADMINISTRATIVO Perú: a la cola regulatoria del ‘fracking’ Teresa Lasierra, Abogada Asociada del Departamento de Derecho Administrativo Madrid teresa.lasierra@crowehorwath.es Hace tan solo un año el país andino acogió el Congreso Internacional de Energía dónde se hicieron públicos datos sumamente alentadores en lo concerniente al plano energético mundial en general y peruano en particular. En términos globales, se estimaron las reservas mundiales de petróleo y gas en 23.000 millones de toneladas y 209 billones de metros cúbicos respectivamente. Aunque a primera vista nos parezcan abultados números de dificultosa lectura (a algunos todavía nos cuesta asumir la cantidad de ceros que puede llevar este sector inexorablemente aparejados), los expertos auguran que la vida de estas reservas tiene un fin real, claro y próximo que verá su ocaso en no más de 50 años. “En términos globales, se estimaron las reservas mundiales de petróleo y gas en 23.000 millones de toneladas y 209 billones de metros cúbicos respectivamente” Toda una vida, dirían algunos… nada más lejos de la realidad. Los ejecutivos de todos los países han tomado nota y están llevando a puerto (bueno, regular o malo) labores de investigación y exploración de fuentes alternativas de energía que den continuidad a las presentes o los eleven a la categoría de potencia energética mundial. Llegados a este punto es del todo inevitable no ponerle nombre a esas “fuentes alternativas” en vías de exploración, y no podría ser otro que el controvertido fracking, fracturación hidráulica, estimulación hidráulica… sinónimos que definen la técnica de extracción de gas natural mediante la inyección a presión de agua, arena y aditivos químicos que provoca la rotura del yacimiento no convencional formado por roca compuesta normalmente por pizarras y esquistos. Perú, de forma más pausada que algunos de sus vecinos; quizás por la presunta seguridad que puede otorgarles el hecho de tener unas de las matrices energéticas más limpias del mundo debido a sus reservas de gas natural; viene de un tiempo a esta parte hablando de potenciales posibilidades económicas, energéticas y sociopolíticas que puede proporcionarles esta técnica y que a día de hoy no son sólo más que eso, futuras eventualidades. El origen del revuelo se conforma con el anuncio de Maple Gas Corporation; empresa peruana dedicada a la producción, refinería y mercadeo de hidrocarburos; del descubrimiento en febrero de 2010 en el Lote 31E ubicado en Ucayali de aproximadamente unos 75 trillones de pies cúbicos de gas natural no convencional o shale gas. La Agencia Andina se hizo eco de este hecho haciendo hincapié en que eran yacimientos aún no explotados y así pasaron tres años, sin pena ni gloria, hasta que en 2014, el Ministerio de Energía y Minas, personificado en el ingeniero Eleodoro Mayorga, anunció la firme intención del gobierno peruano de promover la exploración de recursos de gas y petróleo no convencionales, en particular, el famoso shale gas. Fue este Ministro el que verbalizó la imperiosa necesidad de someter los contratos existentes a estudio y que les fueran de aplicación todas aquellas modificaciones que pudieran fomentar y permitir la exploración de los yacimientos no convencionales. Definió estos cambios en los parámetros contractuales como indispensables debido a la especialización a la que está sometida está técnica la cual requiere de tecnologías de extracción y de procedimiento extremadamente específicas. A nivel estatal, entre las instituciones que están a favor de esta técnica, encontramos a la Sociedad Nacional de Industrias que defiende esta forma de exploración energética apoyándose en situaciones de facto acaecidas en Estados Unidos y recalcando que fue esta técnica y no otra la que ayudó al país americano a lograr una total independencia sobre sus necesidades de combustibles fósiles; circunstancia esta que se estima le otorgue hacia el año 2020 la soberanía energética. “Los expertos auguran que la vida de estas reservas tiene un fin real, claro y próximo que verá su ocaso en no más de 50 años” A día de hoy, con el mandato de Eleodoro Mayorga como Ministro de Energía y Minas consumido y con la incipiente entrada de Rosa María Ortiz Ríos como cabeza de este Ministerio, todavía debe realizarse una cuantiosa y laboriosa labor normativo-regulatoria y oficializar unos ingentes desembolsos para poder primero estimar y más tarde establecer dónde, cuándo, quién y de qué manera se va a integrar el fracking en el sector energético peruano. ® Legal y Tributario Member Crowe Horwath International 10 ÁREA PENAL - CONCURSAL La prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo. La acción típica que constituye el delito de blanqueo de capitales. Problemática en su interpretación Melani Simón, Abogada Departamento Penal-Concursal Barcelona melani.simon@crowehorwath.es La conducta delictiva recogida en el Capítulo XIV del Código Penal consistente en el “blanqueo de capitales” se introdujo por primera vez en nuestro ordenamiento jurídico en el Código Penal de 1973, a través de la Ley Orgánica 1/1988, de 24 de marzo, de Reforma del Código Penal en materia de tráfico ilegal de drogas. El denominado “blanqueo de capitales” o más coloquialmente “lavado de capitales” ha de resultar castigado toda vez que, además de favorecer el enriquecimiento de aquellos quienes han cometido un delito previo, y en consecuencia, induciendo a su comisión como forma de obtener un beneficio o lucro, también afecta de forma directa al funcionamiento de la economía de mercado, al control del mismo desde el origen del ingreso por parte del Estado, mediante su actividad tributaria, y por ello, se incardina de forma totalmente justificada en los delitos contra el orden socioeconómico. Debe advertirse que si bien es cierto que en un primer momento el delito de blanqueo de capitales se relacionó al narcotráfico, lo cierto es que, con el transcurso del tiempo su ámbito de aplicación ha resultado mayor, ya que no hace referencia únicamente a aquellos bienes cuya procedencia se encuentre en la comisión de un delito de tráfico de drogas, sino que se extiende a todos aquellos bienes que encuentren su origen en una “actividad delictiva”. Respecto a que debe constituir la acción típica del delito de blanqueo de capitales han existido diversas interpretaciones. La evolución de esta figura delictiva ha ido ampliando el tipo de acciones que anteceden al blanqueo de capitales, como lo es entre otros, el delito fiscal (tipificado en el artículo 305 del Código Penal). Con la reforma de la Ley Orgánica 10/2010, de 28 de abril de Prevención del Blanqueo Capitales y Financiación del Terrorismo, que resultaba obligada dada la necesidad de adaptar nuestra legislación a las Directivas comunitarias, se introdujo una conexión directa entre el delito de blanqueo de capitales y el delito fiscal. Concretamente, y al respecto, se refiere en el Artículo 1.2 d) de la referida Ley que “A los efectos de la presente Ley, se entenderá por bienes procedentes de una actividad delictiva todo tipo de activos (…) con inclusión de la cuota defraudada en el caso de los delitos contra la Hacienda Pública”. A lo anterior añadir, que mediante la Reforma de nuestro Código Penal realizada a través de la L.O. 5/2010 de 22 de junio, se procedió a modificar el artículo 301 del Código Penal y se incardinó dentro las conductas propias del tipo la de “poseer” (verbo que apuntaba forma directa al delito fiscal) o “utilizar” bienes procedentes de actividades delictivas. Con ello se tipificaba expresamente el “autoblanqueo”. Actualmente, el artículo 301 del Código Penal castiga como responsable de un delito de blanqueo a quien “adquiera, posea, utilice, convierta, o transmita bienes, sabiendo que éstos tienen su origen en una actividad delictiva, cometida por él o por cualquier tercera persona, o realice cualquier otro acto para ocultar o encubrir su origen ilícito”, o para ayudar a la persona que haya participado en la infracción o infracciones a eludir las consecuencias legales de sus actos. Referente a que debe considerarse como la acción típica del delito de blanqueo, el Tribunal Supremo ha intentado apaciguar las constantes controversias existentes al respecto pronunciándose recientemente, a través de su Sentencia de 29 de abril de 2015, estableciendo que “La finalidad de encubrir u ocultar la ilícita procedencia de los bienes o ayudar a los participantes del delito previo, constituye, en consecuencia, un elemento esencial integrante de todas las conductas previstas en el art. 301.1 C.P. Esta conclusión se justifica porque el blanqueo pretende incorporar esos bienes al tráfico económico legal y la mera adquisición, posesión, utilización, conversión o transmisión constituye un acto neutro que no afecta por sí mismo al bien jurídico protegido”. Continúa argumentando la sentencia referenciada que“(…) no basta con adquirir, poseer o utilizar de cualquier modo las ganancias obtenidas ilícitamente para cometer delito de blanqueo. Es necesario atender: 1º) a la idoneidad de los comportamientos imputados para incorporar bienes ilícitos al tráfico económico; y, 2º) a que esta idoneidad sea abarcada por la intención del autor, a través de su propósito de rentabilizar en canales financieros seguros las ganancias obtenidas (…)” . Así, el núcleo del tipo es, por tanto, la expresión “con la finalidad de ocultar o encubrir el origen ilícito”, siendo solo ésta, la conducta o actividad delictiva la tipificada en el artículo citado. Es a través de la sentencia del Tribunal Supremo citada que se completa o perfecciona el delito de blanqueo de capitales, fijando, a modo de ejemplo, entre otros muchos, que “no comete un delito de blanqueo el joven ® 11 Legal y Tributario Member Crowe Horwath International ® Legal y Tributario Member Member Crowe Horwath International que utiliza la piscina de un amigo, por ejemplo, aunque conozca que sus padres la han construido con ganancias delictivas, porque este tipo de conductas no incluyen intención o finalidad alguna de ocultar o encubrir el origen ilícito de los bienes o de ayudar a eludir las consecuencias legales de los delitos cometidos y, en consecuencia, no están abar- cadas por la funcionalidad del tipo delictivo de blanqueo de capitales al que no puede otorgarse un ámbito de aplicación desmedido” (…) y en ningún caso podrá considerarse autoblanqueo, por ejemplo, “la posesión de un cuadro o una joya por el mismo que los ha robado o la utilización de un vehículo de motor por el mismo que lo ha sustraído”. ACTIVIDADES CORPORATIVAS Conferencia sobre la nueva Ley General Tributaria El pasado 1 de diciembre tuvo lugar en la sede del Col·legi d’Economistes de Catalunya la conferencia “Aspectos controvertidos de la nueva Ley General Tributaria”. La jornada analizó en profundidad las novedades introducidas en la Ley General Tributaria por la Ley 39/2015, de modificación parcial de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre y sus efectos en los diferentes procedimientos tributarios, el régimen sancionador, la revisión de las actuaciones administrativas, la revisión en vía económico-administrativa y el delito fiscal. El acto, que congregó a un buen número de asistentes, contó con los siguientes ponentes destacados: ® Legal y Tributario Member Crowe Horwath International Legal y Tributario Member Crowe Horwath International ® Avda. Diagonal, 429, 5ª planta 08036 Barcelona Tel. + 34 932 448 900 Fax + 34 932 651 971 barcelona@crowehorwath.es ■■ Daniel Tarroja Piera, Responsable del Departamento de Procedimiento y Contenciosos Tributarios de Crowe Horwath Legal y Tributario ■■ Francisco José Palacio Ruiz de Azagra, Vocal del Tribunal Económico- Administrativo Central (TEAC) ■■ Antonio Longás Lafuente, Vocal del Tribunal Económico- Administrativo Central (TEAC) P.º de la Castellana, 130, 7ª planta 28046 Madrid Tel. + 34 918 270 010 Fax + 34 918 334 028 madrid@crowehorwath.es Depósito legal: B-5.968 - 2005. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos incluidos en esta publicación sin citar expresamente su procedencia. Juana de Vega,12, 2º 15003 A Coruña Tel. + 34 981 217 139 Fax + 34 981 208 528 acoruna@crowehorwath.es