Intervención logopédica en la disartria

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Caso clínico
N. Melle Hernández
Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología
2007, Vol. 27, No. 4, 187-197
Intervención logopédica en la disartria
Lingüista, logopeda y neurolingüística
Universidad Complutense de Madrid.
Facultad de Psicología. Dpto Psicología
Básica II (procesos cognitivos)
Hospital Infanta Elena de Valdemoro
Servicio de Rehabilitación
Resumen
Un marco de intervención integrador
El objetivo de este artículo es describir los aspectos
relevantes de la intervención en la patología disártrica, dentro del marco propuesto por la Organización
Mundial de la Salud en su Clasificación Internacional
del Funcionamiento (CIF). En primer lugar, se interpreta la disartria sobre la base del marco conceptual
señalado. A continuación, se describen aspectos relevantes para el diseño del programa de intervención
siguiendo la misma línea. Y en último lugar, se desarrollan los métodos de intervención existentes y las
técnicas terapéuticas específicas que se pueden aplicar en la rehabilitación de cada uno de los mecanismos del habla afectados.
Las lesiones cerebrales adquiridas pueden manifestarse clínicamente de distinta manera en la esfera
de la comunicación. La disartria es una de las patologías neurológicas más frecuentes, alcanzando una
incidencia por encima de un tercio de las alteraciones
comunicativas en distintos estudios (Duffy, 1995; y
Theodoros y cols., 2001).
Esta patología es consecuencia de una lesión de
orden neurológico que afecta al sistema nervioso
central y/o periférico provocando deficiencias en el
control sensoriomotor del habla, concretamente en
los procesos implicados en la programación o en la
ejecución motora (van der Merwe, 1997). Por tanto,
la disartria es una alteración del habla que repercute
significativamente en la capacidad que tiene una
persona para comunicarse de forma efectiva con su
familia, amigos y otros interlocutores en distintos
contextos sociales.
Siguiendo esta línea de argumentación, autores
como Yorkston y cols. (1996) o Worrall (2000) proponen afrontar la intervención en la disartria dentro del
modelo conceptual de salud elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), dado que ofrece
una visión multidimensional e integradora de la persona y de los efectos que la enfermedad puede ejercer en su desempeño día a día.
Dicho modelo multidimensional se describe en la
Clasificación Internacional del Funcionamiento de la
Discapacidad y de la Salud (CIF-2001). Esta clasificación
permite describir los estados de la salud empleando un
lenguaje unificado y estandarizado mediante un sistema de codificación alfanumérico diseñado al efecto.
Según la OMS, el funcionamiento de cualquier persona es el resultado de la interacción de factores biológicos, individuales y sociales y todos ellos pueden ser
descritos empleando el sistema de clasificación.
Palabras clave: Intervención, disartria, Clasificación Internacional del Funcionamiento, métodos médicos, métodos instrumentales, métodos conductual-logopédicos, métodos pragmáticos, técnicas específicas de tratamiento.
Logopedics intervention dysarthria
The aim of this paper is to describe the relevant
aspects of dysarthria intervention using the World
Health Organization’s International Classification of
Functioning, Disability and Health (ICF) conceptual
framework. First, we interpret dysarthria on the ICF
conceptual framework. Following the same line, we
describe relevant aspects for the design of the intervention program. Finally, we describe the current
therapeutic techniques for rehabilitation of each specific damaged speech mechanisms.
Key words: Intervention, dysarthria, International Classification of Functioning, medical methods, instrumental methods, behavioural-speech therapy methods, pragmatic methods, specific treatment methods.
Correspondencia:
Natalia Melle Hernández
Facultad de Psicología
Dpto. Psicología Básica II (procesos
cognitivos)
39
Copyright 2007 AELFA y
Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.
ISSN: 0214-4603
Campus de Somosaguas 28223 Pozuelo de Alarcón (Madrid)
Correo electrónico:
nmelle@psi.ucm.es
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N. MELLE HERNÁNDEZ
INTERVENCIÓN LOGOPÉDICA EN LA DISARTRIA
Rev Logop Fon Audiol 2007, Vol. 27, No. 4, 187-197
En este sentido, establece los siguientes términos
conceptuales para describir la enfermedad y sus
implicaciones: deficiencia (entendida como anomalía
o pérdida de estructuras-órganos o funciones fisiológicas), limitación en la actividad (esto es, dificultad
que una persona puede encontrar al realizar una actividad concreta) y restricción en la participación (es
decir, problema que experimenta una persona al
involucrarse en situaciones vitales).
Aplicando este modelo a la interpretación de la
disartria, es posible comprenderla en su globalidad,
de forma que:
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– La deficiencia estructural-corporal abarcaría aquellas alteraciones como la parálisis, espasticidad,
hipotonía, temblores, restricciones del recorrido
de movimiento, incoordinación, etc., de la musculatura implicada en el habla que provoca deficiencias en la articulación, fonación, respiración y
resonancia.
– La deficiencia funcional, resultante de las deficiencias estructural-corporales, incluiría reducciones
en la inteligibilidad, la tasa de haba y los patrones
prosódicos.
– La limitación en la actividad sería la reducción de
la habilidad comunicativa dentro de un contexto
físico o social, ostensible en actividades como
hablar en lugares ruidosos (metro, cafetería, centro
comercial, etc.), solicitar información por teléfono,
etc.
– La restricción en la participación serían las barreras
físicas o actitudinales (familiares y sociales), las
políticas sociales y los servicios de la comunidad
que impiden un desarrollo normal en situaciones
educativas, sociales y laborales como exámenes
orales en la escuela, actitud social negativa ante las
diferencias, obligatoriedad en la atención verbal a
clientes, ausencia de ayudas económicas, leyes protectoras, servicios sociosanitarios especializados,
etc.
Por lo tanto, cualquier programa de intervención
dirigido a subsanar, en la medida de lo posible, una
patología como es la disartria, no puede ignorar las
distintas ramificaciones del trastorno que se han
explicado anteriormente.
De este modo, la intervención debe ser integradora, lo que supone comprender y atender a las deficiencias que afectan a la producción del habla, a su
impacto sobre la inteligibilidad, al grado de limitación
en la actividad, que se hace evidente en los intentos
comunicativos dentro de una variedad de situaciones sociales y físicas, y a la restricción en la participación, que impide tanto el acceso a servicios y oportunidades como el desarrollo de los roles personales
y vocacionales (Yorkston, y cols., 1996; Theorodos y
cols., 2001).
Estas consideraciones hacen relevante la implicación de otros profesionales que participan de forma
conjunta con el logopeda en el desarrollo del programa integral. En función al caso en cuestión, será
preciso contar con la colaboración de neuropsicólogos, terapeutas ocupacionales, trabajadores sociales,
maestros, etc.
Decisiones para la planificación de la intervención
clínica
Una buena planificación de un programa de intervención deriva de un proceso complejo, reflexivo y
analítico de las dificultades que presenta el paciente
en cada una de las esferas señaladas, tanto en aspectos comunicativos como en otros factores que pueden influir en la toma de decisiones. Partiendo del
hecho de que la expresión clínica de la disartria es
muy heterogénea en signos, síntomas y severidad, y
de que estas variables interaccionan de distinta forma
con las propias de cada individuo afectado y su contexto social, es lógico pensar que no es posible recurrir a programas preestablecidos aplicables de forma
sistemática para toda disartria. Consecuentemente, la
planificación del programa de intervención debe
ajustarse lo máximo posible a las necesidades individuales del paciente.
Factores que influyen en la toma de decisiones
Para decidir cuál es el mejor momento de intervención dentro del proceso evolutivo de la patología
y si el paciente se beneficiaría en mayor o menor
media de qué técnicas concretas, el logopeda ha de
estudiar otros factores que, como se avanzaba, pueden influir en la planificación. Entre los factores más
relevantes se encuentran: la situación médica del
paciente (inestabilidad de su situación clínica, nivel
de alerta reducido, agitación psicomotora, etc.), sus
capacidades cognitivas (limitaciones atencionales,
problemas de memoria, dificultades para monitorizar
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y corregir la propia conducta, etc.) o lingüísticas (problemas de comprensión auditiva, dificultades de lectura, etc.), su estado emocional y motivacional
(depresión, apatía, poca conciencia del déficit, reducidas ganas de recuperarse, etc.), y las circunstancias
técnicas y económicas (ausencia de instrumentos
para abordar las dificultades, insuficiente conocimiento sobre la patología por parte del clínico o por
carencias en el desarrollo de su investigación, falta de
soporte financiero, etc.) (Rosenbek y LaPointe, 1991).
Establecer las líneas de intervención
Una vez decidido si la persona con disartria puede
beneficiarse de una intervención logopédica integral,
es pertinente establecer cuáles serán las líneas de
actuación que abarcará el programa de intervención
y qué importancia tendrá cada una de ellas. Cannito y
Marquardt (1997) proponen observar la severidad de
la patología con el fin de poder tomar este tipo de
decisiones. Por ejemplo, un paciente con una afectación estructural-corporal leve puede contar con un
programa de intervención que incida en menor
medida sobre estas deficiencias, pero que actúe de
forma intensa en la mejora de la inteligibilidad en la
realización de diferentes actividades comunicativas,
mediante estrategias compensatorias de distinta
índole que potencian la calidad de la señal acústica
producida, y en el desarrollo de una mayor participación social, laboral o educativa. De otra forma, en
casos moderados donde la inteligibilidad está muy
afectada como consecuencia de las deficiencias
estructural-corporales y funcionales, los programas
de intervención actúan fundamentalmente en aspectos orgánicos y en la mejora de la inteligibilidad. Por
último, en los casos más severos, donde las alteraciones estructural-corporales y funcionales impiden que
el paciente pueda comunicarse de forma inteligible
en la mayoría de los contextos, el principal objetivo
de tratamiento será establecer un medio funcional de
comunicación que reduzca las limitaciones en la actividad, por medio de técnicas que impliquen a los
interlocutores potenciales del paciente y mediante el
uso de sistemas alternativos-aumentativos de comunicación, actuando sucesivamente en la reducción
de las deficiencias indicadas para potenciar la inteligibilidad del habla.
De esta forma, la evolución de la disartria en la
escala de severidad a lo largo del proceso de rehabi41
litación llevará consigo una modificación de las líneas
de actuación del programa diseñado pudiéndose
variar los pesos de cada una de ellas para ajustarse a
la situación concreta en cada momento.
No obstante, la visión propuesta por Cannito y
Marquardt (1997) tiene una pequeña limitación ya
que se centra en la severidad de las deficiencias y
en el efecto que ésta tiene sobre las demás esferas
de la salud propuestas por el modelo de la OMS,
mientras que la práctica clínica pone de relieve frecuentemente como casos similares en cuanto a
severidad de las deficiencias muestran distinto
grado de severidad en su capacidad para desarrollar
actividades comunicativas y participar socialmente.
Por consiguiente, el criterio de severidad es un criterio aplicable a las distintas esferas de salud.
Así, cuando es empleado para determinar las líneas
y pesos de intervención debería considerarse la
severidad respecto de las deficiencias, las limitaciones en la actividad y las restricciones en la participación dando lugar a una visión más compleja del
proceso de rehabilitación donde, como se indicó
anteriormente, participan agentes de distinto tipo
(maestros, psicólogos, trabajadores sociales, políticos, etc.).
Reducción de las deficiencias estructural-corporales
Profundizando en el tema, cuando la intervención se dirige a la reducción de las deficiencias
estructural-corporales, numerosos autores destacan
la importancia que tiene el conocimiento detallado
del efecto ejercido por las deficiencias sobre el funcionamiento de los mecanismos del habla y de las
técnicas existentes para resolver dichas deficiencias
junto con los criterios utilizados para determinar su
idoneidad. De igual modo, defienden que una intervención sobre estas deficiencias basada en criterios
de corte fisiológico, por su objetividad frente a los
perceptivos, permite una mejora indirecta de la inteligibilidad (Netsell y Daniel, 1979; Cannito y Marquardt, 1997; Abbs y De Paulm 1989; Murdoch y cols.,
1997; Theodoros y Thompson-Ward, 1998).
Todo ello debe ser tenido en cuenta de cara a planificar el modo en el cuál se abordará la reducción
de las deficiencias estructural-corporales. Dirigidas a
este objetivo existe un amplio grupo de técnicas dentro de los métodos conductual-logopédicos, instrumentales y médicos (tabla 1).
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Tabla 1
INTERVENCIÓN LOGOPÉDICA EN LA DISARTRIA
Reducción de las deficiencias estructural-coroporales
Técnicas del método
conductual-logopédico
Técnicas del método
instrumental
Respiración
Control postural
Ejercicios isotónicos e
isométricos
Grupo fónico
Facilitación neuromuscular
propioceptiva
Control del ritmo, intensidad,
duración
Manómetro tubo-U
Tableros de empuje
Inspirómetro
Pletismógrafo
Fonación
Cierre glótico con esfuerzo
Electromiografía
Inicio de sonoridad dura
SpeechViewer
Incremento de la frecuencia de Visipitch
la voz
Ajustes posturales del cuello
Técnica de bostezo
Técnica del masticado
Inducción miofascial
Método del acento
Manipulación digital del
tiroides
Articulación
Técnicas de relajación
progresiva
Ejercicios isotónicos e
isométricos
Incremento del esfuerzo
fisiológico
Ajustes posturales
Técnicas de liberación
miofascial
Método del masticado
Facilitación neuromuscular
propioceptiva
Prótesis de aumento del
paladar
Electromiografía
Electropalatografía
Resonancia
Incremento del esfuerzo
fisiológico
SeeScape
Nasometer/Nasalview
Prótesis elevadora del paladar
Presión positiva continuada de
aire
Acelerometría nasal
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Mecanismo deficiente
190
Otra cuestión distinta es determinar la secuencia
en la cual serán abordadas las deficiencias observadas en los distintos mecanismos del habla. En este
sentido existen diferentes opiniones. Asumiendo una
perspectiva relativamente estática, Dworkin (1991)
propone una aproximación jerárquica para la planificación. La respiración y la resonancia son dos subsistemas de primer orden que deben ser rehabilitados
Técnicas del método
médico
Inyecciones de colágeno,
gel-foam, grasa
Laringoplastia de
medialización
Aducción de aritenoides
Toxina botulínica
Aritenoidopexia de aducción
Faringoplastia
hasta alcanzar su máximo potencial. En segundo
orden, se trabaja la fonación para terminar con los
subsistemas de tercer orden, la articulación y la prosodia (éste último entraría dentro de la reducción de
las limitaciones en la actividad). Por el contrario,
Rosenbek y LaPointe (1991) sugieren que la secuencia de intervención debe ser establecida en base a
una jerarquía de síntomas generada a partir de las
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INTERVENCIÓN LOGOPÉDICA EN LA DISARTRIA
relaciones de causalidad entre los síntomas y su contribución a la reducción de la inteligibilidad. Igualmente, Duffy (1995) propone un acercamiento dinámico a la planificación argumentando que deben
ser tratados primero las deficiencias en las que se
obtendrían mayores beneficios de la forma más
rápida posible o aquellas que proporcionarían mayor
posibilidad de mejora de otras deficiencias. Por ejemplo, la mejora de la resonancia puede producir una
mejora rápida en la articulación y en la inteligibilidad.
Reducción de las deficiencias funcionales
En cuanto a las actuaciones cuyo principal objetivo es la reducción de las deficiencias funcionales,
como son la pérdida de inteligibilidad, las dificultades
prosódicas y la alteración en la tasa de habla, cabe
decir que suelen incidir de forma directa en la cualidad de la señal emitida, más que en la forma en que
esta señal se genera, dado lo cual tienen fundamentalmente un carácter compensatorio. Es frecuente
pensar que las estrategias compensatorias son un
recurso que se aplica cuando ya no se esperan mejoras sustanciales en el soporte fisiológico de los mecanismos del habla (Murdoch y cols., 1997; Theodoros
y Thompson-Ward, 1998). Sin embargo, es posible
que en determinados casos pueda resultar interesante
aplicar de forma temporal estrategias compensatorias
simultaneándolas con la intervención en aspectos
fisiológicos, y proceder a su retirada a medida que
43
Reducción de las limitaciones en la actividad
Por otro lado, cuando el objetivo es reducir las
limitaciones de la actividad comunicativa a través
del habla en los distintos contextos físicos y sociales
en los que participa la persona con disartria, es
importante hacer hincapié en la forma en la cual
interactúan los interlocutores. En este sentido, y
dado que se intenta incidir en la mejora de la actividad comunicativa desarrollada por dos personas, las
técnicas de intervención aplicables provienen de los
métodos pragmáticos e instrumentales (tabla 3). Los
pragmáticos, por tanto, trabajan estrategias orientadas tanto al hablante y al interlocutor como al
manejo del contexto, y los instrumentales promueven la participación recurriendo a otros sistemas de
comunicación alternativos o aumentativos al sistema
verbal (Yorkston y cols., 1996; Theodoros y Murdoch,
2001).
Reducción de las restricciones en la participación
Por último, la actuación sobre las restricciones en
la participación de la persona con disartria supone
dar un paso más en la perspectiva desde la cual se
Reducción de las deficiencias funcionales
Función deficiente
Técnicas conductual-logopédica
Técnicas instrumentales
Tasa de habla
Golpeteo con los dedos
Conteo de nudillos
Metrónomo
Retroalimentación auditiva demorada
Additive metered
Cue metered
Additive rhythmic
Cue rhythmic
Prosodia
Contrastes acentuales
Contrastes melódicos
Grupo fónico
SpeechViewer
VisiPitch
Inteligibilidad
Estrategias articulatorias compensatorias
Contrastes mínimos
Exageración consonántica
Bite-block
Prótesis elevadora del paladar
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Tabla 2
los aspectos fisiológicos mejoran. Como puede apreciarse en la tabla 2, las estrategias compensatorias
pueden provenir de métodos conductual-logopédicos
e instrumentales (Theodoros y Murdoch, 2001).
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Tabla 3
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Reducción de las limitaciones en la actividad
Técnicas pragmáticas
Técnicas instrumentales
Hablante
Preparar un entorno amigable
Identificar el contexto y el tema de
conversación
Preparar al interlocutor
Modificar el contenido y la longitud del
mensaje
Controlar la postura
Hablar alto, lento y con pausas
Monitorizar la comprensión del interlocutor
Interlocutor
Prestar atención al afectado
Preguntar por el tema tratado
Repetir parte del mensaje no comprendido
Resumir la interpretación periódicamente
Escuchar de forma activa
Contexto
Establecer estrategias de reparación
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analiza el caso concreto. Hustad (1999) identifica
cuatro tipos de barreras sociales que pueden limitar la
participación: políticas, prácticas, actitudinales y del
conocimiento.
192
– Las barreras políticas hacen referencia a todas
aquellas cuestiones relacionadas con las legislaciones vigentes en distintas materias (educativas, laborales, sanitarias, sociales, etc.).
– Las barreras prácticas son aquellas que reflejan
la inflexibilidad de determinados procedimientos (no modificar el puesto laboral, no variar el
sistema de enseñanza, servicios al ciudadano de
acceso exclusivamente telefónico, etc.).
– Las barreas actitudinales son las reacciones de
los demás que pueden llegar a impedir que la
persona con disartria participe en distintos contextos excluyéndola de los mismos (evitar que
desempeñe un trabajo de atención directa al
público, no permitirle exponer un trabajo en el
aula, no permitir el uso de un sistema de comunicación aumentativo o alternativo, etc.).
– Las barreras del conocimiento son aquellas dificultades que surgen por desconocimiento de las
características de la patología y del estado global de la persona con disartria (desconocer que
la comprensión verbal de la persona no está
relacionada, en estos casos, con la dificultad
motora expresiva).
Tableros alfabéticos o alfanuméricos
Tableros alfabético-conceptuales
Libros de comunicación
Listados de contenidos
Sistemas comunicativos pictográficos
Escritura
Para identificar y reducir las restricciones participativas generadas por estas barreras es necesario
contar con la participación de otros profesionales. Las
intervenciones que se pueden desarrollar serán tan
variadas como los casos con los que el clínico puede
trabajar.
Macro y micro gestión del proceso de
intervención
Una vez determinadas las líneas de actuación para
cada caso concreto, aún quedan cuestiones que un
clínico debe plantearse antes de iniciar la intervención. Preguntas como: ¿cuánto tiempo va a durar la
intervención?, ¿con qué intensidad será necesario
trabajar?, ¿qué modalidad de atención es más apropiada?, ¿cómo manejo la dificultad de las tareas propuestas durante la sesión? y ¿qué técnicas son las más
adecuadas para el caso dentro de cada método de
intervención?
Autores como Duffy (1995) señalan que no debe
iniciarse un programa de intervención si no se establece de antemano cuál va a ser su duración aproximada. Determinar cuánto tiempo es necesario para
alcanzar los objetivos propuestos es un hecho que
depende de factores variados como la severidad del
trastorno, la progresión de la patología subyacente, la
implicación motivacional de la persona, la compren44
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INTERVENCIÓN LOGOPÉDICA EN LA DISARTRIA
sión de las técnicas, la disponibilidad de medios técnicos, personales y económicos adecuados, la cantidad y el tipo de objetivos a cubrir, etc.
Algo similar sucede a la hora de establecer la
intensidad con la que se trabajarán los objetivos. En
este caso influyen considerablemente factores como
las capacidades cognitivas (memoria, impulsividad,
distractibilidad, etc.), la fatigabilidad física, la distribución temporal de los distintos tratamientos que
debe realizar, la estabilidad médica del paciente, etc.
Por otra parte, la modalidad de las sesiones está
muy relacionada con dos aspectos principalmente:
uno sería la posibilidad de desarrollar y participar en
las distintas modalidades de intervención; y el otro
sería el tipo de objetivos planificados en el programa
de intervención. En base a ellos se elegiría bien una
intervención individual, grupal o mixta existiendo la
posibilidad de ajustar progresivamente la modalidad
de las sesiones a medida que el caso evolucione.
En relación con la dificultad de las tareas dentro
de la sesión terapéutica, es recomendable comenzar
con un nivel medio de dificultad, que requiera un
esfuerzo activo por parte del paciente para realizar
con éxito las tareas, pasando posteriormente a un
nivel alto, donde la exigencia es mayor y puede fracasar en algunas ocasiones, terminando con un nivel
de exigencia bajo, en el que se asegura el éxito del
paciente.
Por último, y no por ello menos importante, el
logopeda debe elegir las técnicas que, dentro de
cada método, son más efectivas para el caso concreto. En este punto, hay que resaltar la importancia
que tiene la formación continuada del profesional
tanto en su aprendizaje y conocimiento de las técnicas existentes como en su capacidad investigadora y
su conocimiento de la logopedia basada en la evidencia.
Métodos de intervención clínica
La intervención clínica del logopeda se dirige principalmente a minimizar los efectos de la disartria en
la vida del paciente y alcanzar los objetivos de forma
eficiente y con el menor coste posible.
En la actualidad existe una gran variedad de técnicas que permiten al logopeda alcanzar esto de formas muy diversas (Hageman, 1997). Pedagógicamente hablando, las distintas técnicas pueden
agruparse en cuatro métodos de intervención funda45
mentales: los médicos, los instrumentales, los conductual-logopédicos y los pragmáticos. El papel del
logopeda en la implementación de cada técnica dentro de cada uno de ellos variará a lo largo del continuo que va desde la participación activa y directa,
pasando por la colaboración, hasta la recomendación clínica en función a su carácter más o menos
médico.
Métodos médicos
Los métodos médicos de intervención son principalmente dos: los procedimientos quirúrgicos y los
tratamientos farmacológicos. En ambos casos, sus
efectos pueden incidir directa o indirectamente sobre
el habla, además de ir dirigidos a la mejoría de la
patología subyacente o del habla en sí misma. No
obstante, y en cualquier caso, la prescripción de
ambos tipos de intervención correrá a cargo del
médico, pudiendo el logopeda colaborar con él en
este caso, bien informando sobre los efectos de la
intervención o bien proponiendo algún tipo de
actuación para que sea valorada idónea o no por el
médico.
Cuando la intervención propuesta por el médico
se dirige a resolver algún aspecto relevante de la
patología de base, los efectos de dicha intervención
pueden ser beneficiosos o perjudiciales para el habla.
Sin embargo, cuando la propuesta tiene como objeto
la disartria, los efectos sobre la calidad del habla
serán siempre positivos, salvo complicaciones.
En ocasiones, las intervenciones médicas pueden ir
acompañadas o seguidas de intervenciones de otro
orden que ayuden a potenciar los efectos alcanzados
por la primera. Por ejemplo, la infiltración de toxina
botulínica en la musculatura laríngea o perilaríngea
debe ir seguida de un incremento en la intensidad de
las técnicas conductual-logopédicas dirigidas a la
regulación del tono y el descenso de la espasticidad
muscular.
Métodos instrumentales
El constante desarrollo tecnológico ha puesto a
disposición del clínico una mayor cantidad de instrumentos que le ayudan en su intervención. Desde un
punto de vista temporal, su aplicabilidad puede ser de
carácter puntual o bien constituirse en un recurso
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INTERVENCIÓN LOGOPÉDICA EN LA DISARTRIA
prolongado en el tiempo, durante la evolución de la
patología. Igualmente, no hay que olvidar que un instrumento puede ser empleado de forma prolongada
en el tiempo, pero que llegado un momento determinado del proceso evolutivo se reconsidere su utilización y se decida que su uso no es relevante para la
persona en esa situación concreta.
Bajo este epígrafe se incluyen instrumentos sencillos, como las prótesis, los amplificadores, etc., y complejos, como los sistemas de comunicación alternativos o aumentativos.
Como sucede en el caso de los métodos médicos,
la prescripción de algunos instrumentos es responsabilidad del médico, como por ejemplo el uso de una
prótesis elevadora del paladar. En tales casos, el logopeda puede ser partícipe en la propuesta para la valoración y el seguimiento de los efectos que se derive
de la aplicación del instrumento en cuestión. Igualmente, puede indicar y consultar la idoneidad o no de
simultanear otro tipo de intervenciones que aprovechen o potencien los beneficios de los instrumentos o
ayudas técnicas prescritas.
No obstante, en otras ocasiones será el logopeda
el que pueda prescribir la utilización de una ayuda
técnica, como sería el caso del pacing-board o el de
un sistema alternativo o aumentativo de comunicación, y contar con la colaboración activa de otros
profesionales (terapeutas ocupaciones, fisioterapeutas, etc.).
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Métodos conductual-logopédicos
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Los métodos conductual-logopédicos inciden
principalmente en los aspectos estructural-corporales
y funcionales pudiéndose aplicar en conjunto con los
métodos médicos e instrumentales. Por tanto, el
objeto de intervención puede ser la respiración, la
fonación, la resonancia, la articulación, la tasa de
habla, la prosodia y la inteligibilidad.
El uso de estos métodos, dado que con ellos se
pretenden trabajar conductas y habilidades motoras
que el paciente tiene que adquirir, debe observar los
principios del aprendizaje motor propuestos por
McNeil (1997). Estos principios se dividen en dos grupos: la prepráctica y la práctica.
Los principios de la prepráctica son: motivación
hacia el aprendizaje, corrección de la ejecución,
conocimiento general (sobre el objetivo y el aprendizaje), relación instrucción-atención, aprendizaje
observacional, preentrenamiento verbal y conocimiento de cómo es el movimiento.
Por otro lado, los principios en los que se basa la
práctica son: consistencia y variabilidad, práctica bloqueada y aleatoria, práctica mental, ejercitación,
autoaprendizaje, equilibrio precisión-velocidad y
retroalimentación.
Métodos pragmáticos
Los métodos pragmáticos incluyen, tanto las
estrategias de intervención dirigidas a la modificación del modo en que tiene lugar la comunicación,
como las actuaciones sobre aspectos más globales,
como son las barreras sociales que puede encontrar la
persona con disartria.
Las estrategias que modifican la comunicación
pueden ser aprendidas tanto por el hablante con
disartria como por el interlocutor. Existen por tanto
estrategias distintas específicas para el hablante, el
interlocutor y el manejo del contexto comunicativo
en el que tiene lugar la interacción verbal.
Las actuaciones sobre las barreras sociales son más
complejas e implican la participación de más profesionales.
Técnicas específicas de intervención clínica
Una vez establecidas las líneas de actuación que
va a seguir el plan de intervención, el orden en el cuál
se va a trabajar las dificultades encontradas, la modalidad, intensidad y duración del tratamiento, deben
seleccionarse las técnicas que se consideran más adecuadas dentro de cada método de intervención.
El elenco de técnicas que existen actualmente es
amplísimo. Sin embargo, dadas las limitaciones de
espacio, se realizará un breve recorrido por los más
importantes.
Respiración
Las técnicas que pueden emplearse en la reducción de las limitaciones respiratorias de la persona
con disartria incluyen aquellas que mejoran el
soporte fisiológico respiratorio o aquellas que actúan
de forma compensatoria maximizando las capacidades respiratorias.
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INTERVENCIÓN LOGOPÉDICA EN LA DISARTRIA
Dentro del método conductual-logopédico se
puede recurrir a técnicas como: el control postural y
el posicionamiento correcto (con ajustes posturales
y sistemas de posicionamiento); ejercicios isométricos
e isotónicos de control respiratorio; técnicas de facilitación neuromuscular propioceptiva; ejercicios que
implican la coordinación entre la respiración y la
fonación como el tiempo máximo de fonación sostenida, el grupo fónico y la técnica de chequeo inspiratorio.
Por otro lado, existen otras técnicas que provienen
del método instrumental que son de igual importancia. Entre ellas están: las fajas abdominales, los tableros o las palas, los manómetros de tubo-U (en su
defecto, el manómetro casero vaso-pajita), la pletismografía inductiva, los inspirómetros incentivados
volumétricos, los programas informáticos como el
SpeechViewer, el SonaPitch y el SpeechTraining.
gramas informáticos específicos que permiten trabajar distintos aspectos acústicos de la voz. Junto con
estos instrumentos es posible contar también con la
ayuda de amplificadores portátiles de voz o con laringes artificiales.
Dentro del método médico, existen técnicas que
reducen la hiperaducción de las cuerdas vocales,
como la resección del nervio laríngeo recurrencial, la
inyección de toxina botulínica o la aritenoidopexia de
aducción, y técnicas que mejoran la hipoaducción
vocal como la infiltración de colágeno, gel-foam o
grasa en una o las dos cuerdas, la laringoplastia de
medialización y la aducción de los aritenoides. Dada
la agresividad de estos métodos debe recurrirse a ellos
en último lugar, tras no haber alcanzado los efectos
positivos deseados con los otros métodos terapéuticos.
Articulación
Las técnicas que se han desarrollado para la rehabilitación de las dificultades fonatorias de las personas con disartria provienen de todos los métodos de
intervención. La elección de una u otra, como se
indicó anteriormente, depende de la naturaleza específica de la dificultad que presente la persona.
El grueso de las técnicas aplicadas para la mejora
del soporte fonatorio proviene del método conductual-logopédico. Estas pueden ser indirectas, como la
inducción miofascial o la facilitación neuromuscular
propioceptiva, y directas indicadas bien para la hiperaducción, como el método del masticado, la técnica
del bostezo, la de inicio de sonoridad suave, la fonación con volumen pulmonar elevado, o bien para la
hipoaducción, como la técnica de inicio de la sonoridad dura, la de cierre glótico con esfuerzo, los ajustes posturales del cuello, el incremento de la frecuencia vocal, la manipulación física del tiroides y el
programa de Lee Silverman. Por otro lado, cuando se
pretende trabajar la coordinación entre el sistema
respiratorio y el fonatorio se recurre a técnicas como
el inicio de la fonación tras comenzar la espiración,
el control de la fonación sostenida y el método del
acento.
En numerosas ocasiones las técnicas descritas se
utilizan en combinación de otras que provienen del
método instrumental, como es el caso del uso simultáneo del Respitrace y el Visipitch, el SeeScape o pro47
Como en el caso anterior, las técnicas que han
alcanzado el mayor grado de desarrollo son las que
provienen del método conductual-logopédico.
Algunas de ellas actúan de forma indirecta sobre
los mecanismos del habla implicados en la articulación dado que trabajan movimientos orales no verbales, mientas que otras lo hacen de forma directa
empleando sonidos, sílabas o palabras. Dentro de
las técnicas indirectas, se pueden encontrar aquellas
que promueven la regulación del tono muscular
como, por ejemplo, la relajación progresiva, la vibración de la musculatura, el método del masticado, la
liberación miofascial o el incremento del esfuerzo
fisiológico. Otras técnicas permiten el incremento
del tono en casos de hipotonía. Este es el caso de
los ejercicios isotónicos e isométricos, la facilitación
neuromuscular propioceptiva, el ora-light system o
el facial-flex. Por otro lado, dentro de las técnicas
directas que trabajan los movimientos verbales se
encuentra la derivación fonética, el posicionamiento
fonético, la estimulación integral, los contrastes
mínimos, el programa PROMPT o las estrategias
compensatorias.
Un elemento muy útil para el trabajo articulatorio son las técnicas del método instrumental por
cuanto ejercen un papel importante sobre el control
de la ejecución del propio paciente. Entre ellas están
los sistemas de retroalimentación (la electromiografía
y la electropalatografía), las prótesis articulatorias (el
Rev Logop Fon Audiol 2007, Vol. 27, No. 4, 187-197
Fonación
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N. MELLE HERNÁNDEZ
INTERVENCIÓN LOGOPÉDICA EN LA DISARTRIA
bloqueador mandibular y la de aumento del paladar)
y los programas informáticos específicos (SpeechTraining, SonaSpeech, SpeechViewer y otros).
A diferencia de las técnicas del método conductual-logopédico, existen escasas técnicas aplicables a
la mejora de la articulación dentro de los métodos
médicos. En ocasiones se recurre a la administración
de algunos fármacos como el diacepam, baclofen,
haloperidol, primidona y carbamazepina. No obstante, aún no se conocen con precisión los efectos
que estos fármacos pueden ejercer sobre la articulación. De igual manera sucede con la infiltración de
toxina botulínica, que se suele aplicar en casos de
espasmos hemifaciales o de tortícolis bucomandibular.
Rev Logop Fon Audiol 2007, Vol. 27, No. 4, 187-197
Resonancia
196
Las técnicas del método conductual-logopédico
pueden aplicarse en conjunción con las del método
instrumental. En cuanto a las primeras hay que indicar que aún no existe un conocimiento preciso sobre
su efectividad. Muchas de las que se han empleado
tradicionalmente no son en realidad efectivas para la
reducción de la hipernasalidad. Sin embargo, hay
autores que defienden que técnicas como el incremento del esfuerzo, el enlentecimiento de la tasa de
habla o el habla sobrearticulada si son útiles para este
fin.
Respecto a las aplicaciones provenientes del
método instrumental, pueden clasificarse en función
al grado de invasión que alcanzan a utilizarlas. Por
tanto, existen algunas que son invasivas puesto que
se requieren que se introduzca bien un tubo o un
electrodo por la nariz o por la boca. Este es el caso
de la endoscopia oral, la electromiografía o la fibronasoendoscopia flexible. Por otra parte, hay un conjunto de técnicas de invasión moderada como la prótesis elevadora del paladar. Por último, se deben
mencionar la que permiten trabajar el control del
movimiento velar de forma totalmente indirecta.
Dentro de estas últimas están la acelerometría nasal,
el SeeScape, los aparatos de presión positiva continua
de aire, el Nasometer y el Nasalview.
Finalmente, hay que señalar dos técnicas que existen en la actualidad englobadas bajo el epígrafe de
métodos médicos. Como en casos anteriores, estas
técnicas deben emplearse con precaución por sus
efectos sobre la fisiología del aparato resonador. Con-
cretamente, son la faringoplastia mediante colgajo
faríngeo y la infiltración de teflón en la pared posterior de la faringe. La primera conlleva un cierre permanente del paso del aire vía nasal, mientras que la
segunda pretende aumentar el tamaño de la pared
faríngea y facilitar el cierre velofaríngeo.
Tasa de habla
Para mejorar la velocidad de elocución no existen
técnicas dentro del método médico, pero sí dentro del
conductual-logopédico y del instrumental. Algunas
técnicas conductual-logopédicas, como el golpeteo
con los dedos o el conteo de nudillos, tienen una
dinámica similar a otras instrumentales como el
pacing-board o el tablero alfabético.
Junto con estas técnicas existen otras distintas
dentro de ambos métodos. Por tanto, dentro del
método conductual-logopédico puede recurrirse a la
técnica additive-metered (supone la aparición en
la pantalla del ordenador de un enunciado palabra a
palabra, con la misma duración para todas ellas), a la
llamada cued-metered (es la aparición del enunciado
completo en la pantalla del ordenador, pero se resaltan las palabra en orden sucesivo y variando la duración), a la additive-rhythmic (es parecido al additive-metered pero la duración de las palabras sigue
un patrón de habla normal), a la cued-rhythmic
(similar al cued-metered pero al resaltar las palabras
su duración sigue el patrón de habla normal) o la lectura controlada con ventana. Por otro lado, dentro
del método instrumental están el metrónomo y la
retroalimentación auditiva demorada (con una
demora de 50 ms).
Algunas de estás técnicas, como las técnicas
metered, el pacing-board o el metrónomo, son más
rígidas que otras, afectando a la naturalidad del
habla.
Acento y entonación
Al igual que en el caso anterior, no existen métodos médicos que permitan mejorar las dificultades
observadas en el acento y la entonación de la persona con disartria. Las técnicas que se suelen aplicar
son principalmente del método conductual-logopédico con apoyo del instrumental. Esto es así gracias a
que los programas informáticos permiten la visuali48
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INTERVENCIÓN LOGOPÉDICA EN LA DISARTRIA
zación de los parámetros acústicos trabajados en loas
técnicas que inciden en la acentuación y la entonación.
Para trabajar el acento existen dos técnicas dentro
del método conductual-logopédico: el acento prosódico (word stress) y el grupo tónico (group stress). El
acento prosódico desempeña una función distintiva
importante para el habla. Los ejercicios empleados
en su rehabilitación consisten en la lectura o la repetición de palabras que varían su significado en base a
la sílaba que recibe mayor relieve dentro de la palabra
(p. ej.,: número, numero, numeró). Por el contrario, el
grupo tónico, entendido como el conjunto de palabras formado por una con acento prosódico y las átonas que la preceden, se trabaja mediante tareas de
repuesta a preguntas que ayudan a resaltar distintos
grupos tónicos.
Por otro lado, para trabajar aspectos entonativos
del habla las técnicas desarrollas en este método pretenden enseñar al paciente a manejar los distintos
tonemas que aparecen dentro de los grupos fónicos.
Un grupo fónico (breath group) es el conjunto de
sílabas que se emite entre dos pausas y que puede
dividirse en tres partes: rama inicial, cuerpo y rama
final. Esta última es la que expresa las variaciones
en el tono, o tonemas, que transmiten la función distintiva de la entonación, señalando las cuatro modalidades oracionales: enunciativa, interrogativa,
exclamativa y volitiva (exhortativa, desiderativa y
dubitativa). Las técnicas empleadas para trabajar los
tonemas pueden variar entre la repetición, producción espontánea, lectura de frases u otras que trabajen todas las modalidades oracionales apoyándose
en explicaciones explícitas y el uso de medios informáticos.
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Recibido: 29/12/07
Aceptado: 17/01/08
Rev Logop Fon Audiol 2007, Vol. 27, No. 4, 187-197
N. MELLE HERNÁNDEZ
197
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