Sistema Circulatorio El sistema circulatorio del ser humano consta en realidad de dos sistemas que se complementan: Cardiovascular y linfático. La parte linfática la hemos analizado cuando vimos el sistema inmunológico, así que nos concentraremos en ell cardiovascular. Sistema Cardiovascular: Está compuesto por el corazón, los vasos sanguíneos y la sangre. Corazón: El centro del sistema cardiovascular es el corazón, un músculo un poco más grande que la mano cerrada y pesa aproximadamente 250 gramos. El corazón es una especie de bomba, o dos bombas en una. El lado derecho del corazón recibe sangre del organismo y la bombea a los pulmones. El lado izquierdo del corazón hace exactamente lo opuesto: recibe sangre de los pulmones y la bombea a todo el cuerpo. Las Partes del Corazón: El corazón está formado por cuatro áreas diferentes y cada una de éstas se conoce como cavidades. Las cavidades superiores se denominan aurícula derecha y aurícula izquierda. Las aurículas son las que se llenan de sangre. Las dos cavidades de abajo se llaman ventrículo derecho y ventrículo izquierdo. Su tarea es expulsar la sangre. A lo largo de la mitad del corazón hay una pared gruesa de músculo llamada tabique. La tarea de este tabique es separar el lado izquierdo del lado derecho del corazón. Cuatro válvulas (tricúspide, pulmonar, mitral y aórtica) se encargan de mantener el sentido de circulación. Estas válvulas se abren para dejar que la sangre avance y luego se cierran rápidamente para evitar que la sangre fluya de regreso. Es como una especie de puerta que se cierra después que la sangre sale, para que no pueda volver a entrar. En una vida de 80 años, el corazón de una persona puede haber latido (es decir, haberse contraído y dilatado) más de 3.000 millones de veces. Cada día, el corazón medio late 100.000 veces, bombeando aproximadamente 8500 litros de sangre a través de todo el organismo. ¿Cómo podemos cuidar un órgano tan trabajador? La asociación perfecta está formada por la combinación de una dieta sana y equilibrada y ejercicio físico diario. Producto clave: Magnesio. El magnesio tiene un papel esencial en la contracción y la relajación muscular, mejorando la salud cardiovascular. Activa gran variedad de enzimas y participa en la estabilización molecular. El Magnesio podría ser llamado el lubricante de la vida. Es como una hora de meditación intercelular que relaja y expande los vasos sanguíneos, detiene los calambres musculares, previene la inflamación y permite que la energía sea usada de manera más eficiente. Por eso actúa como un protector del corazón y previene la arritmia cardíaca. Vasos Sanguíneos: Son como conductos que transportan la sangre por todo el cuerpo. Los vasos sanguíneos que transportan la sangre fuera del corazón (la sangre fresca llena de oxígeno) se llaman arterias y los que llevan la sangre hacia el corazón (la sangre sin oxígeno y con desechos) se llaman venas. Hay muchísimas venas y arterias por todo tu cuerpo. Si se juntaran los vasos sanguíneos de un adulto por los extremos y en línea recta medirían 100.000 kilómetros, longitud suficiente para rodear la Tierra dos veces y media. Esta extensa red transporta la sangre a los miles de millones de células. Podríamos imaginarnos como una compleja red de tuberías que son blandas y flexibles, lo que les permite amortiguar los golpes y adaptarse a los movimientos de las extremidades. El Circuito del Sistema Cardiovascular: ¿Cuál es su recorrido? Empecemos con la sangre desoxigenada que llega al corazón por dos grandes venas: la cava superior y la inferior, las cuales desembocan en la aurícula derecha, la primera cavidad del corazón. Luego es impulsada al ventrículo derecho —cavidad más musculosa que la primera—, desde donde fluye a los pulmones a través del tronco pulmonar y las dos arterias en que luego se divide (las únicas que transportan sangre desoxigenada, pues esta es la función de las venas). Ya en los pulmones, la sangre desprende anhídrido carbónico y absorbe oxígeno, tras lo cual corre en dirección a la aurícula izquierda por las cuatro venas pulmonares (las únicas que transportan sangre rica en oxígeno). Después pasa al ventrículo izquierdo —la cavidad más potente del corazón—, que bombea la sangre oxigenada a todo el cuerpo a través de la aorta. El ventrículo izquierdo —el más musculoso de los dos— es seis veces más potente que el derecho, puesto que ha de bombear sangre a todas las partes del cuerpo. La fuerza de cada impulso cardíaco causaría con facilidad aneurismas (dilataciones locales en las arterias) o incluso derrames cerebrales potencialmente mortíferos, si no fuera por el mecanismo que modera los golpes de presión. Este mecanismo de protección es la estructura elástica de las arterias. La aorta y sus ramas principales, son de un diámetro importante (unos 25 mm), lo que permite el flujo libre de la sangre. Además, tienen robustas paredes musculares entramadas con una serie de capas concéntricas de elastina, una proteína elástica. Cuando el ventrículo izquierdo impulsa la sangre a estas arterias, sus paredes se expanden, atenuando así la elevada presión, y entonces conducen la sangre al siguiente grupo de arterias: las musculares o distribuidoras, que también poseen elastina. Gracias a estas funciones, la presión del flujo sanguíneo es constante al llegar a los delicados capilares. El diámetro de las arterias distribuidoras mide entre un centímetro y 0,3 milímetros. Al dilatarse o contraerse por orden de unas fibras nerviosas especiales, estos vasos contribuyen a regular el flujo sanguíneo, lo que hace que el aparato circulatorio sea muy dinámico. Para cuando la sangre abandona las arteriolas —las arterias más pequeñas—, mantiene una presión constante y baja, lo cual es imprescindible puesto que estas se ramifican en los capilares, los vasos de menor tamaño del organismo. Los capilares, de entre ocho y diez micras (milésimas partes de un milímetro) de diámetro, son tan finos que los hematíes discurren por ellos en fila india. A través de las paredes de estos conductos, constituidas por una sola capa de células, se transfieren los nutrientes (diluidos en el plasma o parte líquida de la sangre) y el oxígeno (transportado por los glóbulos rojos) a los tejidos próximos, al tiempo que se recogen el anhídrido carbónico y otros productos de desecho para su eliminación. Cuidemos las arterias: La arteriosclerosis, o “endurecimiento de las arterias”, es una de las principales causas de muerte en muchos países. De los varios tipos que existen, el más común es la aterosclerosis, que se debe a la formación de placas de ateroma — depósitos grasos semejantes a copos de avena— en el interior de los conductos. Tales depósitos reducen su calibre, lo que aumenta la probabilidad de oclusión total, bien por la rotura de la placa en un momento crítico, por coágulos o por espasmos musculares de las paredes arteriales. La acumulación de placas en las arterias coronarias, encargadas de irrigar el corazón, es especialmente peligrosa, pues impide que el músculo cardíaco reciba el aporte sanguíneo necesario. Si una arteria coronaria queda obstruida por completo, dará lugar a un infarto y a la muerte de parte del músculo cardíaco. Si el infarto es muy extenso, puede producirse un paro cardíaco. Producto clave: Lecitina de Soja Granulada. Puede considerarse la escoba de las arterias. Puede disolver las placas duras (ateromas) ya acumuladas y depositadas en las arterias y luego se eliminarán por vía urinaria. Además es requerida por todas las células y órganos para la nutrición y supervivencia. La lecitina forma parte de las membranas celulares que regulan el paso de los nutrientes del exterior al interior de las células. Los científicos afirman que la lecitina es tan esencial para la vida como el aire. De las Vénulas al Corazón pasando por las Venas: La red de capilares desemboca en las vénulas, conductos de entre ocho y 100 micras de diámetro que van confluyendo hasta formar venas por las que la sangre regresa al corazón. Para cuando esta llega a las venas, ya ha perdido casi toda la presión, por lo que las paredes venosas son más delgadas y pobres en elastina que las paredes arteriales. En cambio, su calibre es mayor, lo que hace que el sistema venoso contenga por lo menos el 65% de la sangre del organismo. Para compensar la poca presión, las venas recurren a una forma ingeniosa de impulsar la sangre al corazón. En primer lugar, están provistas de válvulas semilunares especiales para impedir que la gravedad provoque un reflujo sanguíneo. En segundo lugar, utilizan los músculos esqueléticos del cuerpo. Cuando, por ejemplo, los de las piernas se flexionan al andar, comprimen las venas cercanas, lo cual obliga a la sangre a circular a través de las válvulas hacia el corazón. Por último, la presión ejercida en el abdomen y el diafragma durante la respiración ayuda a que las venas vacíen su contenido en la aurícula derecha. Cuando las válvulas de las venas no funcionan como es debido, se producen acumulaciones de sangre por debajo de ellas, lo que da lugar a dilataciones de los vasos sanguíneos, llamadas varices. Asimismo, algunos esfuerzos, como los del parto y los de la defecación, aumentan la presión sobre la cavidad abdominal, lo que impide el retorno de la sangre de las venas del ano y del intestino grueso. Cuando esto sucede, pueden aparecer venas varicosas que reciben el nombre de hemorroides. Producto clave: Centella Asiática + Castaño de Indias. Esta combinación tiene propiedad venotónica, es decir, recupera el estado normal de las venas, en cuanto a tensión y vigor. Favorece la activación de las válvulas de las venas. Por lo tanto está recomendada en caso de várices, pesadez y dolor en las piernas, sensación de hormigueo y hemorroides. La Sangre: La sangre que recorre esta red de venas y arterias se denomina sangre entera o completa. La sangre entera contiene los siguientes tres tipos de células sanguíneas: Glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Estos tres tipos de células sanguíneas se fabrican mayoritariamente en la médula ósea (el tejido blando que hay en el interior de los huesos), especialmente en la médula ósea de la columna vertebral, las costillas, la pelvis, el cráneo y el esternón. Estas células viajan por el sistema circulatorio suspendidas en un líquido amarillento denominado plasma. El plasma contiene un 90% de agua, así como nutrientes, proteínas, hormonas y productos de desecho. Glóbulos rojos: (también denominados eritrocitos) Parecen discos gruesos con el centro hundido por ambos lados. Contienen una proteína rica en hierro denominada hemoglobina. La sangre adquiere su color rojo intenso cuando la hemoglobina de los glóbulos rojos absorbe oxígeno al pasar por los pulmones. A medida que la sangre circula por el cuerpo, la hemoglobina va liberando oxígeno a los tejidos. El cuerpo contiene más glóbulos rojos que cualquier otro tipo de célula. De hecho, ingresan al torrente sanguíneo a razón de dos o tres millones por segundo por lo tanto una sola gota de sangre contiene cientos de millones. Se calcula que, durante sus cuatro meses de vida, recorrerá unos 250 kilómetros por nuestro organismo. Glóbulos Blancos: (también denominados leucocitos) Son una pieza clave del sistema de defensa que tiene tu cuerpo para defenderse de las infecciones. Hemos hablado de ellos cuando vimos el sistema inmunológico. Plaquetas: (también denominadas trombocitos) Son células diminutas de forma ovalada. Contribuyen al proceso de coagulación. Cuando se rompe un vaso sanguíneo, las plaquetas junto con otras proteínas, llamadas factores de coagulación, se concentran en la zona afectada y ayudan a sellar la rotura para frenar la hemorragia o sangrado. Las plaquetas solamente sobreviven unos 9 días en el torrente sanguíneo y son sustituidas constantemente por nuevas células. Además de células sanguíneas y factores de coagulación, la sangre contiene otras sustancias importantes, como los nutrientes de los alimentos que han sido procesados por el sistema digestivo. La sangre también transporta las hormonas que liberan las glándulas endocrinas hasta las partes del cuerpo donde ejercerán su función. Pero además de todos estos componentes vitalmente útiles ocurre lo que dice el científico Leigh Anderson. “El aparato circulatorio es como los canales de Venecia: transporta cosas útiles, pero también mucha basura”. Si bien el organismo tiene mecanismos para liberarse de mucha de esta basura es necesario ayudarlo. Producto clave: Lapacho Dorado + Esencia Herbal DPS. El lapacho dorado tiene propiedad hematopoyética, es decir, ayuda a producir mayor cantidad de globos rojos que reemplazarán a los que ya no cumplen bien su función o será muy útil en el caso de anemia. La Esencia Herbal DPS es una combinación de hierbas que ayudan a eliminar toxinas. Productos auxiliares: AUR: Ayuda a eliminar el ácido úrico. COL: Colabora para equilibrar los niveles de colesterol. GINKGO BILOBA: Favorece la microcirculación periférica, especialmente a nivel de la corteza cerebral, por lo tanto es recomendado para trastornos de memoria, zumbido de oídos, agudeza visual, vértigo y favorece el aumento de concentración. Como hemos visto la sangre es esencial para tener buena salud porque el correcto funcionamiento del organismo depende de que sus miles de millones de células reciban un aporte regular y constante de alimento y oxígeno. El mantener la salud del Sistema Circulatorio requiere agua pura, ejercicio físico regular, control de la tensión, buena nutrición y ayudarlo con los suplementos que hemos mencionado. Cuidemos el aparato circulatorio, y él cuidará de nosotros. © 2013 Vida Natural ®.Todos los derechos reservados