EL MERCANTILISMO Juan Bodino fue el precursor del mercantilismo. El mercantilismo es una doctrina de pensamiento económico que prevaleció en Europa durante los siglos XVI, XVII y XVIII y que promulgaba que el Estado debe ejercer un férreo control sobre la industria y el comercio para aumentar el poder de la nación al lograr que las exportaciones superen en valor a las importaciones. El mercantilismo no era en realidad una doctrina formal y consistente, sino un conjunto de firmes creencias, entre las que cabe destacar la idea de que era preferible exportar a terceros que importar bienes o comerciar dentro del propio país; la convicción de que la riqueza de una nación depende sobre todo de la acumulación de oro y plata; y el supuesto de que la intervención pública de la economía es justificada si está dirigida a lograr los objetivos anteriores. Los planteamientos mercantilistas sobre política económica se fueron desarrollando con la aparición de las modernas naciones Estado; se había intentado suprimir las barreras internas al comercio establecidas en la edad media, que permitían cobrar tributo a los bienes con la imposición de aranceles o tarifas en cada ciudad o cada río que atravesaban. Se fomentó el crecimiento de las industrias porque permitían a los gobiernos obtener ingresos mediante el cobro de impuestos que a su vez les permitían costear los gastos militares. Así mismo, la explotación de las colonias era un método considerado legítimo para obtener metales preciosos y materias primas para sus industrias. El mercantilismo tuvo gran éxito al estimular el crecimiento de la industria, pero también provocó fuertes reacciones en contra de sus postulados. La utilización de las colonias como proveedoras de recursos y su exclusión de los circuitos comerciales dieron lugar, entre otras razones, a acontecimientos como la guerra de la Independencia estadounidense, porque los colonos pretendían obtener con libertad su propio bienestar económico. Al mismo tiempo, las industrias europeas que se habían desarrollado con el sistema mercantilista crecieron lo suficiente como para poder funcionar sin la protección del Estado. Poco a poco se fue desarrollando la doctrina del librecambio. Los economistas afirmaban que la reglamentación gubernamental sólo se podía justificar si estaba encaminada a asegurar el libre mercado, ya que la riqueza nacional era la suma de todas las riquezas individuales y el bienestar de todos se podía alcanzar con más facilidad si los individuos podían buscar su propio beneficio sin limitaciones. El tema más importante que consideraron los autores mercantilistas fue el del comercio y las finanzas internacionales. Un floreciente comercio internacional siguió a la época de los descubrimientos y colonizaciones, y el lingote de oro era la unidad de cuenta internacional. Uno de los fines del comercio y la producción era aumentar la riqueza por medio de un incremento de la acumulación de lingotes en el país. El empleo y la industria nacionales se promovían mediante el fomento de las importaciones de primeras materias y de las exportaciones de productos finales. Algunos autores consideraban el comercio y la acumulación de lingotes como un juego de suma cero, en el que cuanto mas ganase el país A, menos quedaría para los países B, C, etc. Dados estos fines, la protección y la política de perjudicar al vecino eran atractivas y muchos mercantilistas pensaban que producirían el aumento de riqueza deseado. Los mercantilistas produjeron la primera conciencia real de la importancia monetaria y política del comercio internacional. El exceso de libertad de muchos mercantilistas provoco que estos se apoyaran en el Estado para planificar y regular la vida económica. Las condiciones nacionales en la economía mercantilista típica se componía de regulaciones detalladas en algunos sectores, poca o ninguna regulación en otros, impuestos y 1 subsidios en algunas industrias y entradas restringidas en muchos mercados. Los monopolios legales en forma de privilegios y patentes fueron comunes en el mercantilismo. Muchos autores se refieren a los mercantilistas como simples comerciantes individuales que defendían estrictamente sus propios intereses. La ambigüedad en la política mercantilista consistía en que todos estuvieron de acuerdo en la necesidad de controles internacionales pero con diferencias cuando se trataba de los controles internos. Hacían referencia a los controles internacionales porque estos enriquecen la sociedad pero no interferían en el comercio interior. La regulación local de los oficios, precios y tasas de salario en los tiempos mercantilistas procedía del sistema de los gremios medievales. El fortalecimiento de estas regulaciones gremiales fue responsabilidad de la burocracia gremial en combinación con la maquinaria administrativa de la ciudad. Por otra parte, a nivel nacional, la regulación industrial se creaba de tres maneras: 1) por leyes del parlamento, 2) por proclamas reales y patentes de privilegio, y 3) por decreto del consejo privado de la corte del rey. El marco legal para la puesta en vigor de la regulación económica mercantilista al nivel local fue establecido por la ley del trabajo isabelina, estas regulaciones tenían que tener un alcance nacional más que local. Entre las causas que impulsaron la regulación nacional, están: 1) el enorme aumento de los salarios después de la Peste Negra, 2) la incapacidad de las ciudades para restringir el incumplimiento de los acuerdos locales de cartel, entre otras. En la época mercantil se desarrollaron tres tribunales de common law: Tribunal de la Corte Real, de Apelaciones y de Exchequer. Los temas allí tratados eran generalmente civiles, y todos estuvieron inicialmente bajo el control directo de la corona. Durante los siglos XIII y XV, los tribunales se fueron independizando de la corona, aunque el rey conservó algunos derechos. La separación funcional de los departamentos del gobierno intensificó la división de intereses entre el Consejo Real, el tribunal de la Corte Real y el Parlamento. La separación de las funciones gubernamentales acarreó una alineación de intereses entre los tribunales de common law y el parlamento. La competencia entre los tribunales reales y los de common law creó una considerable incertidumbre sobre la durabilidad de los derechos de monopolio otorgado por la autoridad gubernamental; esta situación de competencia entre los tribunales provocaba que en unos fuera aceptado el derecho de monopolio y en otros no. Por esto cuando la competencia judicial se incrementó los privilegios de monopolios tuvieron cada ves menor éxito. Ejemplo de esto, fue el caso de la concesión que otorgó la reina Isabel a los hermanos Evlyn para que éstos fabricaran pólvora y salitre, aguardando los beneficios para ellos, pero la insistencia de los tribunales de common law provocaron que terminara este y otros tipos de monopolio. El sistema de librecambio, que prevaleció durante todo el siglo XIX, empezó a perder fuerza a principios del siglo XX, al replantearse los elementos filosóficos del mercantilismo que originaron el neomercantilismo. Se volvieron a imponer fuertes aranceles a la importación, por razones políticas y estratégicas y se fomentó la autarquía económica como sistema contrapuesto a la interdependencia comercial de los países. UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SANTO DOMINGO, UASD.− Santo Domingo, Rep. Dom. 12 Agosto 2003 2