220-52321 Referencia. El revisor fiscal. Se recibió su escrito radicado en este Despacho vía e-mail por medio del cual refiriéndose al oficio 220-44141 del 10 de julio del presente año, donde se absolvía una consulta atinente, entre otros, a los mecanismos existentes para la remoción y designación del revisor fiscal de una sociedad en la cual es socio minoritario, hace el siguiente cuestionamiento: ".. aún me surge una duda, yo tengo el 25% de participación en una empresa limitada, y la administración está a cargo del otro 75% de los socios, pero no confío en sus manejos, así que mi pregunta es ¿Cómo me puedo proteger legalmente de esta situación? ¿puedo yo como socio con el 25% de participación pedir la elección de un revisor fiscal? ¿qué pasos puedo seguir para proponer la contratación de un revisor fiscal, si no soy mayoría decisoria? ¿puedo acudir a la Superintendencia de Sociedades para una auditoría? Qué debo hacer para ello?" Valga precisar, que este Despacho ya se había pronunciado en el oficio que usted menciona sobre la remoción y designación del revisor fiscal, y sobre la importancia de su presencia en una sociedad comercial, pues es innegable que dicha institución es sinónimo de garantía en razón a que se encarga de su vigilancia interna, de tal suerte que por su conducto se posibilite un control adecuado sobre la actividad social. Ahora, como en esta oportunidad, el motivo de su inquietud radica en la forma de crear el cargo del revisor fiscal, será ese el tema a tratar. Ante todo, el artículo 203 del Código de Comercio prevé: "Deberán tener revisor fiscal: 1º.. Las sociedades por acciones; 2º. Las sucursales de sociedades extranjeras, y 3º. Las sociedades en las que por ley o por estatutos, la administración no corresponda a todos los socios, cuando así lo disponga cualquier número de socios excluidos de la administración que representen no menos del veinte por ciento del capital." (subraya fuera del texto). Igualmente el parágrafo segundo del artículo 13 de la Ley 43 del 13 de diciembre de 1.990, hace extensiva esta obligación en los siguientes casos: "Será obligatorio tener revisor fiscal en todas las sociedades comerciales, de cualquier naturaleza, cuyos activos brutos a 31 de diciembre del año inmediatamente anterior sean o excedan al equivalente a tres mil salarios mínimos." Determinados los casos en los cuales se hace exigible la figura del revisor fiscal, procede ocuparse de la modalidad que a propósito se destaca, esto es, la referida en el ordinal 3º., del artículo 203, citado, que alude a la existencia de la revisoría fiscal libre o potestativa, la cual determina una verdadera garantía, pues basta que la decisión se adopte con el porcentaje previsto en la norma para que dicha institución cobre automáticamente el carácter de obligatorio. Esta medida resulta bastante afortunada, pues se concibe a favor de los socios minoritarios, justificación de más, cuando la administración no está en cabeza de todos los asociados, para que, por su conducto, puedan tener de alguna forma un adecuado control sobre la actividad social. Ahora bien, la designación del revisor fiscal, como puede observarse del contexto del artículo 210 del Código de Comercio, está deferida a la asamblea o junta de socios, lo cual resulta lógico pues son sus integrantes los directamente interesados en mantener el control sobre la ejecución del contrato social y la actuación de los administradores, tal y como se observó en su oportunidad en el oficio 220.- 44141; para una mejor comprensión viene al caso reproducir la parte pertinente: "Si bien es cierto la remoción y designación del revisor fiscal es competencia de los asociados, no lo es menos que ellos no pueden actuar individualmente considerados, sino constituidos en asamblea o junta de socios, previo cumplimiento de las normas legales y estatutarias correspondientes, pues es la forma que les proporciona la ley para intervenir en la dirección y control del desarrollo de la empresa social. De todas formas, al participar en la designación del revisor fiscal, cada asociado podrá emitir tantas votos, cuantas cuotas o acciones posea en la sociedad. Lo anterior quiere decir, que una vez el socio o socios representantes del porcentaje establecido por ley dispongan la existencia de la revisoría fiscal, los demás asociados estarán en la obligación de allanarse a ella, pero igual podrán participar en su designación, independientemente de que ostenten o nó la calidad de administradores, pues la única limitante existente con respecto a éstos se encuentra prevista en el artículo 185 del Código, de Comercio que prevé: "Salvo lo casos de representación legal, los administradores y empleados de la sociedad no podrán representar en las reuniones de la asamblea o junta de socios acciones distintas de las propias, mientras estén en ejercicio de sus cargos, ni sustituir los poderes que se les confieran. - Tampoco podrán votar los balances y cuentas de fin de ejercicio ni las de la liquidación." (subraya fuera del texto). Refiriéndose a este tema, expresa el profesor Gabino Pinzón en su obra Sociedades Comerciales, Vol. I, Teoría General, Editorial Temis, 1.982, Pág. 362 "De manera, pues, que tanto en el caso de la revisoría fiscal obligatoria como en el caso de la revisoría fiscal meramente potestativa, la provisión del cargo ha de ser en asamblea general, por cuanto,...es en forma de asamblea como intervienen todos los socios en la dirección y en el control del desarrollo de la empresa social y de la conducta de los administradores. Lo cual ocurre también en la revisoría solicitada por los socios no administradores que representen no menos de la quinta parte del capital, porque también entonces se trata de que la revisoría fiscal se ejerza en interés de todos los socios y no solamente en interés de la minoría que solicite la creación del cargo...." Sin embargo, ello no se opone a que, voluntariamente, las personas que ostenten simultáneamente la calidad de socios y administradores de la sociedad, motivados por un sentimiento ético, opten voluntariamente por declararse impedidas al momento de proceder a la designación del revisor fiscal, pues el ideal será, que los administradores no terminen eligiendo a quienes hayan de controlar sus propios actos. De otra parte, en cuanto a la posibilidad de acudir a la Superintendencia de Sociedades para una auditoría, vale señalar que esta Entidad no es competente para el ejercicio de este tipo de prácticas. Sin embargo, a la misma sí le es permitido adelantar investigaciones administrativas en las sociedades no sometidas a la vigilancia de la Superintendencia Bancaria o de Valores como se observa del contexto del artículo 87 de la ley 222 de 1.995 al disponer: "En todo caso, en cualquier sociedad no sometida a la vigilancia de la Superintendencia bancaria o de Valores, uno o más asociados representantes de no menos del diez por ciento del capital social, podrán solicitar a la Superintendencia de sociedades,... - 5. La práctica de investigaciones administrativas cuando se presenten irregularidades o violaciones legales y estatutarias. Para tal efecto, las personas deberán hacer una relación de los hechos lesivos de la ley o de los estatutos y de los elementos de juicio que tiendan a comprobarlos. La Superintendencia adelantará la respectiva investigación, y de acuerdo con los resultados, decretará las medidas pertinentes según las facultades asignadas en esta ley...." Luego, quien tenga interés jurídico y considere que se le han sido vulnerados sus derechos como asociado, o tenga conocimiento de irregularidades de índole legal o estatutario, podrá solicitar a esta Entidad la práctica de una investigación administrativa, para lo cual habrá de adjuntar las pruebas que tiendan a comprobarlo, luego de lo cual, se estudiará la factibilidad de tal medida administrativa, siendo necesario para tal fin allegar la dirección de la sede social, y un certificado expedido por la Cámara de Comercio donde conste su condición de asociado. De todas formas, vale precisar que un asociado si bien no puede solicitar la práctica de una auditoría ante esta Superintendencia, sí lo puede hacer ante la misma sociedad, aunque para posibilitarla es preciso contar con la anuencia del máximo órgano social (junta de socios), que es a quien le compete determinar la procedencia de la misma. Cabe precisar, que aprobada la práctica de la auditoría en el seno del órgano social correspondiente, ésta deberá ser adelantada por un contador público ajeno a la sociedad, quien deberá tener en cuenta para el efecto las normas de auditoría generalmente aceptadas, las cuales tienen relación con las cualidades profesionales, el buen juicio tanto en el desarrollo de la tarea asignada como en el informe que se compulse con ocasión de la misma, tal y como se observa del tenor del artículo 7º de la Ley 43 de 1.990 (por la cual se adiciona la Ley 145 de 1.960, reglamentaria de la profesión de contador público y se dictan otras disposiciones) Finalmente, resulta procedente agregar, que los asociados cuentan con un recurso importantísimo, cual es, el derecho de inspección previsto en el artículo 369 del Código de Comercio (norma especial para las sociedades limitadas), en consonancia con el artículo 48 de la Ley 222 de 1.995, el cual los faculta para examinar en cualquier tiempo, directamente o por delegado los libros y comprobantes de la sociedad, a efecto de que puedan conocer, no solamente la situación financiera de la compañía en la cual realizaron su inversión, sino también la forma como los administradores han cumplido su mandato, derecho que en ningún caso se puede restringir y menos impedir, so pena de las sanciones a que hubiere lugar. En los anteriores términos se da respuesta a su inquietud, y se le advierte que el alcance de la misma es el previsto en el artículo 25 del Código Contencioso Administrativo. efe Oficina Asesora Jurídica (e.) Rad. Sin