Mesopotamia: La época de Isin y Larsa. ÍNDICE Desarrollo histórico Predominio de Isin (s.XX) Predominio de Larsa (s.XIX) Bibliografía DESARROLLO HISTÓRICO Poco antes del año 2000 a. de C., Khutram−Temti de Shimashki derrota a Ibbisin, último representante de la III Dinastía de Ur. Ésta, sin embargo, ya venía siendo minada desde hacía tiempo con el acoso de los martu o amorreos (amorreos es el término utilizado en el Antiguo Testamento; los sumerios utilizaban la denominación MAR.TU; y amurrum o tidnum era el término acadio −utilizado también para denominar el oeste−), un belicoso grupo de pastores seminómadas al parecer culturalmente poco homogéneo (identificado únicamente por sus nombres personales, al no conocerse su lengua: la onomástica nos revela que se trataba de semitas occidentales, pero no es posible confirmar si hablaban una sola lengua o constituían un grupo cultural compacto) originarios de la franja siriopalestina en donde fueron mayoría hasta la llegada de los arameos que, con una progresiva infiltración y un violento empuje final (como atestiguan las tablillas y los preparativos militares de los reyes de Ur III) consiguen resquebrajar la unidad imperial aliados con los elamitas y los Su (habitantes de los Montes Zagros). La aparición en escena de los amorreos supone, además del cambio dinástico, un gran cambio de tipo cultural: la ocupación del norte de Mesopotamia produce un desplazamiento de lo acadio hacia el sur, favorecido por el declive sumerio. La lengua sumeria desaparece definitivamente y se convierte en una lengua vehicular de cultura, a semejanza de lo ocurrido con el latín siglos después, tras la invasión del Imperio Romano por parte de los pueblos germánicos. Cabe señalar sin embargo que, a diferencia de lo que sucedió con el imperio de Sargón, la caída del de Ur−Nammu supone simplemente la desaparición de la dinastía gobernante, sin que el país parezca verse afectado en sus aspectos culturales: la miríada de reinos que se conforman asumen la herencia recibida y tratan de reconstruir la unidad imperial, y tanto es así muchos historiadores consideran a la I Dinastía de Isin como una mera prolongación de la III de Ur. Todos los reyes de aquella dinastía se deificaron, tomaron parte en el ritual del matrimonio sagrado o nombraron a su hija sumo sacerdotisa de Nanna en Ur. Residían en Isin, pero reconstruyeron y embellecieron la antigua capital, y también reestablecieron las relaciones comerciales con Dilmun. En cuanto al arte, nada distingue a este período del que le precedió. Comienza así una nueva etapa en la historia de Mesopotamia que durará unos dos siglos, hasta el advenimiento de Hammurabi. Dicha etapa estará marcada por el fraccionamiento del Imperio, produciéndose enfrentamientos interurbanos entre las diferentes ciudades, cada una de las cuales trata de restablecer el antiguo orden imperial imponiéndose sobre las demás. Alianzas, éxitos y fracasos militares harán y desharán reinos gobernados por amorritas. Dos ciudades, Isin y Larsa, serán las que mejores resultados obtendrán, en el s.XX la primera y el XIX la segunda, en dicha empresa. La hegemonía de estas dos ciudades no será, eso sí, nunca absoluta, habiendo siempre ciudades que conserven una amplia autonomía (como Eshnunna, Der, Lagash y la propia Larsa durante el siglo XX) y, cuando Larsa arrebate la primacía a Isin, ésta reaccionará y se creará una especie de "Guerra Fría" entre las dos ciudades en la cual ninguna consigue imponerse sobre la otra con su propia potencia, teniéndose que contratar mercenarios a los que se recompensa con territorios. Esto, unido a un nuevo sistema hereditario de reparto entre todos los hijos varones y a la aparición del arrendamiento y de la mano de obra asalariada, 1 repercute negativamente en las propiedades familiares y a la propia estructura de la familia (nuclear, frente al sistema clásico de solidaridad tribal) y de la sociedad, apareciendo en escena grupos de marginados no integrados en las unidades de producción, tales como huérfanos y viudas. Todo ello es expresión de una crisis que concluye cuando, hacia 1761, Hammurabi de Babilonia derrote al último rey de Larsa, Rim−Sin, y comience así una nueva etapa en la Historia de Mesopotamia. Predominio de Isin (s.XX) El siglo XX será el del predominio de la ciudad de Isin, que lo obtendrá bajo el mando del gobernador Ishbi−Erra, un acadio natural de Mari antiguo oficial de Ibbisin, a quien traicionó. Éste, utilizando el aparato burocráticco Ur, consigue tomar el título de rey en 2015 y consigue conquistar sucesivamente Nippur (2015), Eshunna (c.2000), Ur (expulsando a al guarnición acuartelada en esta ciudad, lo que permite a sus sucesores portar el título de rey de Ur, de Sumer y de Acad), Eridu y Uruk (1998). Fallecido en 1985, le sucederán cuatro monarcas: Shu−ilishu, Iddin−Dagan, Ishme−Dagan y finalmente Lipit−Ishtar −autor de un código de leyes de una cuarentena de artículos, redactados en sumerio al igual que las de Ur−Nammu−, con quien desaparece la dinastía en 1924. Se sabe poco de las gestas de éstos: únicamente que Shu−ilishu consiguió remitir a Elam la estatua del dios−luna Nanna Sin, el dios de Ur; que Iddin−Dagan ocupó Dêr (ciudad situada al este del Tigris) y que su hijo Ishme−Dagan atacó sin éxito Kish, por aquel entonces capital de un pequeño reino independiente. La hegemonía de Isin comienza a agotarse cuando, en el año 1925, Larsa conquista Ur (ciudad que Isin conseguirá reconquistar efímeramente en 1898), Uruk y Eridu. Predominio de Larsa (s.XIX) El XIX será, sin embargo, el de la hegemonía de la ciudad de Larsa (la bíblica Ellasar, que aparece en el Génesis), reino fundado, según una lista real elaborada en el año 19 de Sasu−iluna, hijo de Hammurabi, por un amorrita llamado Naplânum alrededor del año 2025 (ocho años antes de que Ishbi−Erra se declare independiente en Isin). Larsa irá apoderándose de zonas cada vez más grandes del territorio de Isin bajo el mando del amorreo Gungunum (al cual sucederán nueve monarcas), que se lanza, alrededor del año 1930 al asalto del Elam y contra las ciudades del Diyala, consiguiendo apoderarse de Ur, Dêr, Susa, Lagash y quizás de Uruk. La pérdida de estos territorios, unida a la extinción de la familia real de Isin al haber sido sucedido Lipit−Ishtar por un usurpador llamado Ur−Ninurta (el cual sería más tarde asesinado por Abi−sarê de Larsa, cuyo hijo continuaría con la política agresiva, derrotando a los soberanos de Kish y Kazallu y arrancando Nippur a su rival de Isin, Erra−imitti, otro usurpador) supone para Isin un auténtico desastre y la pérdida de su 2 hegemonía en Mesopotamia. En la segunda mitad del s.XIX aparece en escena un personaje de nombre elamita pero al que se cree amorreo: Kudur−mabuk. Éste, sin saberse exactamente cómo aunque probablemente aprovechando la desestabilización del reino a consecuencia de las guerras contra Isin, puso en el trono a su hijo Warad−sin y reinó personalmente a través de éste. Con su sucesor, Rim−Sîn, Larsa logra su mayor apogeo pero sufre también la périda de su hegemonía: se somete finalmente a la ciudad de Uruk, a unos 40 km de Larsa (gobernada por una dinastía fundada por Sinkashid) que, aliada con Isin, había conseguido durante más de sesenta años hacer fracasar las ambiciones hegemónicas de Larsa, y derrota definitivamente a Isin en el año 1794. Durante este período se llevan a cabo, además, ambiciosas obras de construcción de templos y canales para favorecer la actividad agrícola, y se favoreció el arte y la literatura; en la segunda mitad del reinado de Rim−Sîn, sin embargo, se asiste al ascenso como potencia de Babilonia, que bajo el mando de Hammurabi conquista las ciudades de Isin y Uruk y consigue así subordinar políticamente a Larsa, que nunca conseguirá recuperar el poder perdido. BIBLIOGRAFÍA • MARGUERON, J.−C., Los mesopotámicos, Ediciones Cátedra, Madrid, 1996 • ROUX, G., Mesopotamia: Historia Política, Económica y Cultural, Ediciones Akal, Madrid, 1987 Estatua femenina del II milenio a. de C. 3