Teoría de la autopercepción Psicología Social y de las Organizaciones Curso 2009-2010 Teoría de la autopercepción La teoría de la autopercepción se propuso como una alternativa a la teoría de la disonancia cognitiva. Según esta teoría, los efectos anteriores se deben a que la gente se basa en su propio comportamiento a la hora de deducir sus propias actitudes. Esto es lo mismo que hacemos cuando deducimos las actitudes de los demás. Si A pega a B, inferimos que a A no le gusta B. De la misma forma, si yo me sorprendo a mí mismo haciendo daño a otra persona, infiero que esa persona no debe gustarme. Por tanto, no se trata de cambiar mis actitudes por la disonancia. Lo que en realidad sucede es que deduzco mis actitudes de mi propio comportamiento, de la misma forma que deduzco las actitudes de los demás a partir de su comportamiento. Autopercepción en las emociones Esta teoría explica bastante bien los resultados de algunos experimentos que demuestran cómo nuestras expresiones faciales producen cambios emocionales. Por ejemplo, es difícil sonreír y estar de mal humor. La teoría de la autopercepción, explica esto porque asume que inferimos nuestros estados internos (emociones) a partir de nuestro comportamiento. Los experimentos muestran que este efecto es más fuerte si además nos vemos en un espejo mientras sonreímos. Autopercepción en las emociones Otros experimentos también demuestran fenómenos curiosos... ◦ Si imitamos a una persona que sufre descargas, presentamos el patrón de activación propio de estar sufriendo (tasa cardiaca alta, sudoración...). ◦ Si asentimos con la cabeza mientras nos dicen algo, luego estamos más de acuerdo con lo que nos han dicho que si lo escuchamos mientras hacemos el gesto de decir que no. Problemas de la teoría A pesar de su simplicidad, la teoría de la autopercepción no puede explicar todos los hechos que explica la teoría de la disonancia cognitiva. Un problema de la teoría de la autopercepción es que asume que las personas no tienen actitudes antes de que se produzca su conducta. Sin embargo, suele suceder lo contrario. Solemos tener actitudes antes de comportarnos de determinada forma. Y estas actitudes pueden cambiar como resultado de nuestro comportamiento, tal y como predice la teoría de la disonancia cognitiva. Por tanto, la teoría de la autopercepción sólo puede aplicarse a situaciones en las que aún no hay actitudes formadas o estas son muy débiles. Activación e incomodidad La teoría de la disonancia cognitiva, a diferencia de la de Bem, supone que el estado de disonancia resulta incómodo. Los experimentos respaldan a la teoría de la disonancia cognitiva también en este sentido. En un experimento (Pallak & Pittman, 1972) se indujo a la mitad de los participantes un estado de disonancia. A continuación todos ellos debían intentar solucionar una serie de problemas fáciles y difíciles. Las personas que sufrían un estado de disonancia actúan mejor en tareas simples y las personas sin disonancia solucionan mejor problemas complejos. Según la Ley de Yerkes-Dodson, esto supone que las personas con alta disonancia estaban más activadas emocionalmente. Este resultado es contrario a la teoría de la autopercepción. Activación e incomodidad Otros experimentos muestran que los estados de disonancia también producen un mayor nivel de activación fisiológica. Por ejemplo, tras verse obligado a dar una opinión contraria a las propias convicciones, aumenta el ritmo cardiaco, la sudoración... De hecho, el test de mentiras que se realiza con el polígrafo se basa en esta misma idea.