Resolución por queja del Ministerio Público

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Santiago, tres de junio de dos mil dieciséis.
Vistos:
En estos autos rol 23.743-2016 el Fiscal Regional del Ministerio Público
de la V Región de Valparaíso ha deducido recurso de queja en contra de la
resolución de 15 de abril de 2016 dictada por la 11ª Sala de la Corte de
Apelaciones de Santiago integrada por los ministros Sr. Alejandro Rivera
Muñoz y Sr. Jorge Norambuena Castillo, mediante la cual confirmaron la
resolución de 29 marzo 2015, dictada por el Octavo Juzgado de Garantía de
Santiago que declaró prescrita la acción penal en relación al imputado Carlos
Ominami Pascual referida al delito tributario previsto y sancionado en el inciso
final del n° 4 del artículo 97 del Código Tributario y dictó sobreseimiento
definitivo parcial con tal motivo, de acuerdo con lo que señala el artículo 250
letra d) del Código Procesal Penal.
Entiende el recurrente que los recurridos cometen faltas o abusos al
desconocer las normas que regulan la suspensión de la prescripción; el efecto
en las penas de la reiteración de delitos y de no valorar el curso vigente de una
investigación criminal; a la vez que incurren en un grave error de derecho al
realizar el cómputo del artículo 100 del Código Penal al hacer equivalente las
operaciones de división y multiplicación. Producto de estos errores graves se
ha confirmado un sobreseimiento definitivo lo que solicita corregir por esta vía.
Indica que el 9 marzo 2016, en una audiencia de formalización, se le
comunicaron al imputado hechos ocurridos durante el año 2009 y 2010
consistentes en haberse reunido con el gerente general de la Sociedad Minera
y Química de Chile S.A. para solicitarle apoyo económico para su campaña
política a la relección como senador, acordándose pagos parcializados, para lo
cual el imputado pidió a un amigo que le prestara servicios de imprenta propios
de su giro comercial, emitiéndose facturas a nombre de la sociedad
mencionada, todo ello al margen de la ley sobre financiamiento de campañas
políticas lo que permitió a la sociedad incorporarlas en su contabilidad,
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efectuando así declaraciones maliciosamente falsas aumentando los créditos
que tenía derecho. Tales acciones ocurrieron entre el 18 junio 2009 y 1 febrero
2010. Estos hechos a juicio de Misterio Público son constitutivos del delito
previsto en el artículo 97 n° 4 inciso final del Código Tributario, siendo la
participación del imputado Ominami Pascual la de autor, en un delito en grado
de consumado y de manera reiterada.
Añade que estando vigente el plazo de investigación otorgado, solicitó el
imputado se decretara el sobreseimiento definitivo de la causa argumentando
la prescripción del delito por el cual fue formalizado, petición que fue acogida
por el juez disponiendo el respectivo sobreseimiento definitivo parcial. La Corte
de Apelaciones de Santiago mantuvo lo resuelto, dando pie a este recurso, por
varias faltas o abusos graves cometidos en la sentencia ahora impugnada.
Refiere que el no considerar que las diligencias realizadas por el Ministerio
Público tenían efecto suspensivo de la prescripción y desconocer el efecto
amplificador de la pena del artículo 351 del Código Procesal Penal, además de
computar el plazo de prescripción ampliado, fallándose en contra de texto
expreso de la ley.
Indica que la prescripción de la acción penal se suspende por cualquier
diligencia o gestión, sea de investigación, de carácter cautelar o de otra
especie, como lo indica el artículo 7 del Código Procesal Penal. De esta
manera habiendo tomado conocimiento el Ministerio Público de un hecho que
reviste carácter de delito ha requerido de inmediato al Servicio de Impuestos
Internos, en los términos del artículo 162 del Código Tributario. Tal actuación
tiene el mérito de suspender la prescripción, la que no puede ser considerada
únicamente como administrativa, como tampoco importa efectuar una
interpretación analógica que infringe el principio de reserva legal.
Asimismo, indica que los jueces recurridos no han tomado en
consideración la pena que en concreto amenaza al imputado de autos,
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computando el plazo de prescripción teniendo únicamente en cuenta la pena
abstracta impuesta al delito.
También estima que hay un error en lo que se refiere a la oportunidad
para decretar el sobreseimiento definitivo, en el presente caso apenas unos
días después de la formalización y sin esperar que Misterio Público concluyera
su investigación clausurando el debate.
A su vez, se denuncia una falsa aplicación del artículo 100 del Código
Penal, en lo que respecta al tiempo que el imputado permaneció fuera del país,
que son 419 días. De modo que el plazo de prescripción de cinco años debe
aumentarse en ese mismo número de días, venciendo este término el 26 marzo
2016, data que es posterior a la audiencia de formalización. Tanto el tribunal de
garantía como la Corte de Apelaciones han procedido a realizar el cómputo del
tiempo que el imputado estuvo en el extranjero y lo han dividido por dos, lo que
no corresponde puesto que el tiempo de ausencia del territorio de la República
debe contarse duplicado. En este caso específico, a los cinco años del plazo
de prescripción se deben agregar los 419 días que el imputado estuvo fuera del
territorio nacional.
Entiende el Ministerio Público que se han cometido graves faltas o
abusos que es necesario corregir, por lo que solicita se acoja el recurso en
todas sus partes y conforme a las facultades disciplinarias y correccionales de
esta Corte dejar sin efecto la sentencia que motiva el recurso, dictando otra en
su reemplazo que declare que se revoca el fallo apelado que acogió la solicitud
de sobreseimiento definitivo presentada por la defensa de Ominami Pascual y
se declare que la acción penal no está prescrita. En subsidio, solicita dejar sin
efecto la vista del recurso de apelación y la sentencia que confirma el
sobreseimiento, ordenando una nueva vista del recurso ante una sala no
inhabilitada de la Corte de Apelaciones de Santiago.
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Informando los recurridos señalan que coincidieron en desestimar los
argumentos esgrimidos por los recurrentes de queja y que se explicitan en los
diversos fundamentos de la resolución que ahora se ataca.
Entienden que la solicitud de sobreseimiento planteado por la defensa
no es prematura ni improcedente, toda vez que el artículo 93 letra f) del Código
Procesal Penal no limita su ejercicio a una etapa determinada, garantizando a
todo imputado el derecho a solicitar el cese definitivo que procediere en la
causa que se le sigue, incluso de recurrir en contra de la decisión que lo
rechaza.
Mencionan que la reiteración de delitos no cabía considerarla para el
cálculo de la prescripción de la acción penal, dado que el ilícito imputado,
previsto y sancionado en el artículo 97 n° 4 inciso final del Código Tributario,
tiene asignada una penalidad que no sobrepasa el presidio menor en su grado
máximo, grado que según los artículos 3 y 94 del Código Penal, determinan
como término de prescripción de la acción penal para su descubrimiento en
cinco años ya que se trata de un simple delito. Sin que corresponda agregar
consecuencias valorativas referidas a eventuales repeticiones de la conducta
sancionada, que corresponde a la determinación judicial de las penas, siendo
que lo que ordena el artículo 94 del texto Penal, es conservar la pena abstracta
que conlleva el ilícito, en ningún caso la que corresponda al caso en concreto.
Por lo demás, se trata de la prescripción de la acción penal y no de la
prescripción de la pena.
Hacen alusión los recurridos al claro tenor literal del artículo 100 del
Código Penal que establece que cuando el responsable de un ilícito se
ausentare del territorio de la República, sólo podrá prescribir la acción penal
contando uno por cada dos días de ausencia. Así los 419 días que el imputado
permaneció en el extranjero no pueden considerarse en una relación 1 a 1,
sino que valen la mitad, debiendo reducirse a 219,5 días la extensión del plazo
a contar del término de los cinco años, que vencían el 2 febrero, se amplifican
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hasta el 30 agosto 2015, lo que deja de todas formas fuera la querella del
Servicio de Impuestos Internos que se presentó el 30 octubre de ese año como
también la formalización de marzo de 2006, las que fueron tardíamente
deducidas.
Añaden que si bien es posible que existen diversas interpretaciones a la
norma antes mencionada se ha preferido aquella que resulta más favorable al
imputado en virtud de lo que dispone el principio pro “homine”, teniendo
también en consideración que en parte alguna la norma previene que para el
caso de ausencia “se dobla el tiempo” que han mencionado los recurrentes. Su
tenor literal es diferente.
De esta manera los recurrentes estiman que no han cometido ninguna
falta ni abuso grave de modo que no corresponde acoger el presente recurso
de queja.
Considerando:
1° Que conviene recordar que el recurso de queja constituye un arbitrio
extraordinario de carácter disciplinario y destinado a corregir la arbitrariedad
judicial mediante el ejercicio de la jurisdicción, modificando las decisiones
respectivas e imponiendo medidas disciplinarias a los jueces recurridos ante la
existencia de errores graves y notorios, de hecho o de derecho, que causen
perjuicio manifiesto a alguna de las partes de un proceso. Por tanto, esta vía de
impugnación, prevista en el artículo 545 del Código Orgánico de Tribunales,
sólo procede cuando en la resolución que la motiva se haya incurrido en
errores u omisiones manifiestos e igualmente graves, situación que no se
advierte en la especie.
2° Que lo cuestionado es la interpretación que los juzgadores de ambas
instancias han dado a los preceptos legales invocados por los intervinientes en
sustento de sus posiciones jurídicas. En este sentido, es dable tener en vista
que esta Corte ha sostenido, reiteradamente, que el recurso de queja no ha
sido instituido para corregir errores de ese carácter y provocar por este solo
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concepto, una nueva revisión del asunto para llegar a un pronunciamiento de
tercera instancia. Así se ha dicho: “procede declarar sin lugar el recurso de
queja deducido contra los ministros de la corte, si cualquiera que haya podido
ser sus errores o equivocaciones con motivos del pronunciamiento la sentencia
en que se funda no representan ni una falta sus deberes funcionarios ni un
abuso de facultades y, a lo más, un criterio errado sobre el negocio que le
corresponde resolver” (SCS, de 21 de septiembre de 1951, en Revista de
Derecho y Jurisprudencia, Tomo LVII, 2ª parte, sección 3ª, página 123). En
otras decisiones se ratificó esa doctrina, señalándose que atendidas la
naturaleza y finalidad del recurso extraordinario instaurado, lo que procede
para acogerlo o rechazarlo es, primordialmente, “averiguar y establecer si los
jueces recurridos, al ejercer la función judicial y en cuya virtud dictar una
resolución que motivó la queja, incurrieron o no en falta o abuso que deba ser
enmendado por la vía disciplinaria. En consecuencia, aunque pueda ser
discutida y aún equivocada la tesis jurídica sustentada por el juez recurrido,
esa sola consideración no basta para que la Corte Suprema haga uso de sus
facultades disciplinarias y para la admisión al recurso de queja” (SCS, de 25 de
marzo de 1960, Fallos del Mes número 16, página 5 y SCS, 29 de diciembre de
1964, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXI sección 3ª, página 66).
3° Que lo anterior se ha plasmado en otros pronunciamientos de este
tribunal, en los que se ha sostenido que “ aparece que los jueces recurridos
han procedido en uso del derecho privativo que les confiere la ley en la
interpretación de las normas jurídicas en relación a las situaciones de hecho
que deben conocer” (SCS, 9 de noviembre de 2005, rol 4086-05, en que se
rechaza el recurso de queja), puesto que una discrepancia entre un litigante y
el tribunal encargado de conocer y fallar el negocio, en torno al sentido y
alcance de determinadas normas jurídicas, no autoriza a acoger el recurso
interpuesto.
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Por estas consideraciones y de conformidad además con lo que
disponen los artículos 540, 545 y 549 del Código Orgánico de Tribunales, se
rechaza el recurso de queja deducido por el Fiscal Regional del Ministerio
Público de la V Región de Valparaíso, en contra de la resolución de quince de
abril de dos mil dieciséis, dictada por la 11ª Sala de la Corte de Apelaciones de
Santiago.
Regístrese y archívese.
N° 23.743-2016
Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sres. Milton Juica
A., Carlos Künsemüller L., Haroldo Brito C., Lamberto Cisternas R., y Jorge
Dahm O.
Autorizada por el Ministro de Fe de esta Corte Suprema.
En Santiago, a tres de junio de dos mil dieciséis, notifiqué en Secretaría por el
Estado Diario la resolución precedente.
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