EQUIPAMIENTO: MAYORES DE SABLES FORZADOS La última elección A todos los detalles y consideraciones a tener en cuenta antes de encargar una nueva mayor, también se suma la longitud de los sables. ¿Tienen ventajas los sables forzados respecto a los estándar? Axel Rodger (Elvstrom Sails): “En navegación de altura, las mayores full-batten se han convertido en el estándar en bastantes veleros de serie y su única competencia son las mayores enrollables” 62 E l concepto de una mayor con sables forzados (sables que van desde el palo a la baluma) no es tan nuevo. Los chinos ya llevaban ese tipo de velas en sus juncos hace cientos de años, incluso con lazy jacks. Y con estos aparejos se sabe que recorrieron prácticamente todos los mares del globo. En los modernos veleros de crucero con programa de navegación de altura, las mayores full-batten son ya mayoría, incluso se han convertido en estándar en bastantes barcos nuevos de este estilo, donde su única competencia son las mayores enrollables. Entre las ventajas que aportan los sables forzados se ha de destacar un rendimiento superior a las enrollables y un menor flameo. Esta última cualidad se agradece izando, arriando, tomando rizos, navegando ayudados por el motor o cuando se fila escota para quitar potencia. Las mayores con sable largos minimizan los flameos intempestivos y los daños y pérdida de longevidad que éstos acarrean a la vela. La inercia del peso extra del sable y la tensión añadida de gratil a baluma, amortiguan la energía del viento al tener que mover el sable de un lado a otro. Más prestaciones Los sables largos permiten aumentar el alunamiento, ganando superficie, estabilidad y potencia en la baluma, una zona de la mayor donde es especialmente útil. Estas nuevas posibilidades incluso invitan a diseñar mayores con el puño de driza en “cuadro”, aunque en la mayoría de monocascos de crucero, las posibilidades de aumentar la baluma quedan limitadas por el backstay. A partir de cierto punto de alunamiento se hace imposible –o muy complicado- cambiar de banda la mayor en los bordos. Los barcos de regata admiten más soluciones para manejar esta superficie. Una de ellas es destinar un tripulante a amollar y cazar el back en cada virada. Otra opción es el doble back-stay, cazado y/o amollado como una burda. Y una tercera opción para disfrutar de las mayores “cuadras” son los mástiles con crucetas muy largas y anguladas hacia popa, que sostienen el palo longitudinalmente sin necesidad de back-stay. Varios multicascos y algún que otro monocasco de serie ya se han decantado por esta configuración de aparejo. Las mayores de sables forzados, comparadas con las de sables tradicionales, ofrecen una buena dosis de potencia y son más sencillas de controlar por tripulaciones reducidas. Sólo se ha de echar un vistazo a los modernos monotipos de vela ligera, dayboats deportivos, Mini 650 o Open IMOCA, por no hablar de las velas de windsurf. La mayoría de estos veleros –especialmente los pensados para solitario o A-Dos- se han decantado por las mayores full-batten, mayormente con Juan Merayo (Banks Sails): “El área extra de una mayor fullbatten apenas supone el peso de un poco más de tela. Pero si incluimos los sables y todos sus herrajes, la mayor puede “engordar” hasta un 50%” puño de driza “cuadras”. Tienen más superficie y más estabilidad de formas para una misma longitud de palo y botavara. Sables forzados en regata Si en vela ligera y en regatas oceánicas con tripulación reducida las mayores full-batten convencen por sus ventajas, cuando el programa de navegación son las regatas de flota con tripulación completa hay una genérica reticencia entre los maestros veleros para recomendar este tipo de mayores. El mayor inconveniente que denuncian se localiza en las zonas baja y media de la mayor. Los sables forzados tienen tendencia a cerrar el perfil de la vela. La mayor adquiere entonces un exceso de potencia que se hace complicada de dosificar. Cuesta variar la profundidad y el perfil de la vela jugando con las tensiones de driza, pujamen y cunningham. Los sables cortos tradicionales son más versátiles en este aspecto, ofreciendo mayores posibilidades de trimado fino a los asiduos de los campos de regatas. Incluso en crucero y buscando no forzar la escora, la superior potencia de las mayores full-batten invita a navegar con el carro más bajo de lo normal. Si esta potencia se antoja excesiva, se pueden probar sables de distinta dureza y jugar también con su tensión hasta encontrar un equilibrio de formas de la mayor perfectamente adaptado a la vela y al barco. Bas Hoijtink (Sail Select): “Cuanto más grande es la vela, más ventajas aportan los sables largos en una mayor de crucero. En regata, este tipo de mayor pocas veces compensa las limitaciones de trimado y el aumento de rating” 63 MAYORES DE SABLES FORZADOS Los puños de driza cuadrados dan un pequeño plus de velocidad, pero penalizan bastante el rating. El saldo final es incierto En mayores para regata, una solución intermedia es montar uno o dos sables largos en la parte alta de la mayor, manteniendo sables cortos en la parte baja de la vela. De esta manera se conserva el control del perfil en la parte baja, al tiempo que se favorece la estabilidad de la baluma en la zona alta de la vela, de más difícil trimado, ganando incluso unos centímetros cuadrados de superficie. En lo que respecta a los puños de driza cuadrados, su utilidad en las regatas de flota con tiempo compensado es cuando menos discutible. Por un lado parece evidente que dan un pequeño plus de prestaciones que incrementa las posibilidades de escaparse de la flota buscando viento limpio. Pero por otro lado penalizan bastante el rating, que grava especialmente las superficies de vela ganadas en la parte alta de la mayor. El saldo final es incierto y al valorar esta opción también entran en juego el modelo de barco en cuestión y el tipo de flota donde habitualmente compita. Un acastillaje a la altura Las ventajas de las mayores con sables forzados sólo se hacen evidentes con un acastillaje a su altura. El problema a solucionar lo crean los propios sables largos, que ejercen presión sobre la relinga del mástil, creando un rozamiento que endurece el izado y arriado de la mayor. Hay varios caminos para obviar este problema, que se va agravando a medida que se incrementa la superficie de la vela, el nú- Una solución intermedia en mayores para regatas es montar uno o dos sables largos en la parte alta de la vela, manteniendo los sables cortos en la parte baja mero de sables largos y la tensión aplicada sobre ellos. Empezando por abajo en precio, la primera solución son los patines de relinga con rodamiento exterior. Las marcas Rutgerson y Luffshuttle, entre otras, proponen una gama de modelos que se adaptan –a menudo si requerir más modificaciones en la vela- a las distintas medidas de relinga de mástil. Estos patines se instalan como los patines plásticos tradicionales, envergados en la relinga interna del mástil. Para evitar los rozamientos por compresión, la parte externa de estos patines lleva unas ruedecillas y un vástago roscado y articulado que soportan la presión de los sables, facilitando el deslizamiento por el mástil. Su precio ronda los 50 euros por unidad y en principio ha de ser suficiente con instalar uno de estos patines en el extremo de cada sable, manteniendo los patines plásticos estándar en el resto de la vela. Este sistema suele ser adecuado en las mayores de 25 a 35 m2 y puede llegar a funcionar sin mayores inconvenientes en mayores de hasta 40/45 m2, dependiendo –como ya se ha comentado- del número de sables y de la tensión a la que se hayan instalado. Un paso adelante para facilitar el izado/arriado de la mayor es sustituir o complementar la relinga interna del perfil del palo por una carrilera o guía exterior. Empezando por la opción más económica, el Sail Track de Tides Marine es una guía de composite que viene 64 en una sola pieza mecanizada a la medida de cada relinga y cortada con la exacta longitud del palo. El Sail Track se introduce entonces por el hueco de la relinga original del mástil, fijándose en su extremo inferior. El sistema es efectivo, tiene una fiabilidad demostrada en miles de barcos y es rápido y sencillo de instalar incluso de forma amateur, pues no requiere taladros, tornillos ni subir al palo. Su coste ronda los 85 euros por metro de mástil, incluyendo los patines en acero inoxidable y los terminales necesarios. Un inconveniente del Sail Track es que los terminales que vienen en estándar no llevan tensores para los sables, que se habrán de añadir al presupuesto (60,- €/ud. aprox.) en caso de ser necesarios. En mayores hasta 35/40 m2 los patines externos pueden ser suficientes para izar y arriar la vela sin grandes esfuerzos El Sail Track es una guía en composite que se introduce de una sola pieza en el mástil. Su parte macho encaja en la relinga y la mitad hembra forma una nueva guía. En la foto vemos el sistema montado con tensor de sables (opcional). El elástico en los patines de la parte baja de la vela facilita la toma de rizos Los herrajes más sofisticados En un escalón más alto en precio y prestaciones están las carrileras de aluminio y sus carros con rodamientos para los sables. Todas las primeras marcas en acastillaje los proponen (Antal, Facnor, Harken, . . ) y su instalación se hace muy recomendable (por no decir obligada) en mayores por encima de los 55 m2 de superficie. Estas carrileras son similares a los utilizados para las escotas de génova o mayor, y sus carros llevan sistemas de cojinetes de Delrin o Tolron también parecidos a los de los escoteros. Estos carros llevan el vástago articulado de acero inox, terminado en macho roscado (normalmente M10) que se atornilla al terminal del sable, evitando que éste presione directamente sobre el perfil del mástil. Dependiendo de cada marca y modelo, los carros intermedios entre sables llevan también cojinetes o materiales composite para favorecer su deslizamiento. Las carrileras de aluminio con carros de cojinetes son lo mejor que hay para el manejo de una mayor con sables forzados. Su funcionamiento es suave sea cual sea la tensión del sable, al tiempo que permiten el cómodo izado o arriado de la vela incluso con algo de tensión en la escota o con ángulos de viento portantes. El principal escollo de este sistema es el presupuesto. La carrilera completa (con carros, patines, tortillería, etc) del sistema Facslide de Facnor para una mayor de 40 m2, por poner un ejemplo que no está entre los más caros, tiene un coste de 2.360,- euros (IVA incl.). Este presupuesto sube hasta los 3.760,- euros si hablamos del acastillaje para una mayor de 50 m2, sin olvidar que, para navegaciones de altura, es recomendable instalar un segundo riel paralelo para envergar la mayor de capa. Y a estos precios hace falta añadir un trabajo de instalación no siempre asequible para un aficionado, pues en el mejor de los casos se Este viejo terminal de sable, con patín externo y sin vástago roscado, ha llegado a deformar su grillete de sujeción a base de presionarlo contra el mástil. Este rozamiento, aparte de dificultar el manejo de la mayor, puede provocar daños importantes en el palo Para un cómodo manejo de la mayor es importante es que tanto los patines que soportan los sables como los intermedios tengan un buen deslizamiento ha de subir al mástil para ir atornillando los distintos tramos de la carrilera a lo largo de la relinga. Hacer nuevo de lo viejo De la misma manera que se puede adaptar el acastillaje de un mástil tradicional para el buen manejo de velas con sable full-batten, también se puede hacer lo propio con la vela, sustituyendo los sables estándar por sables largos. Una mayor de sables cortos transformada a forzados renace en forma y prestaciones. Los sables forzados sirven de “muleta” al maltrecho perfil y baluma de la vela, añadiendo unos cuantos años más a su vida útil. Esta es la buena noticia. La mala es que al coste intrín- 65 seco de la transformación, que va poco más allá de confeccionar nuevas fundas de sables y eventualmente sustituir los mosquetones plásticos por cincha, se han de sumar los herrajes específicos para controlar y manejar la “nueva” mayor. Como consuelo, decir que buena parte de este nuevo acastillaje seguirá operativo cuando se sustituya definitivamente la mayor (por una de sables forzados, claro). Todo y así, la decisión de reformar una vela con millas a sus espaldas merece cierta reflexión. Una razón de peso es un cambio en el programa de navegación del barco (regata a crucero, tripulación completa a reducida, etc.). Otra razón bien fundada es alargar las prestaciones y la esperanza de vida de una vela de probada calidad. Pero añadir unos sa- MAYORES DE SABLES FORZADOS Los carros de alta gama llevan cojinetes para un mejor deslizamiento. Un vástago articulado, terminado en macho roscado, se atornilla al terminal del sable, evitando que éste presione directamente sobre el mástil Pep Soldevila (Tack Velas): “En crucero con poca tripulación, las ventajas de las mayores full-batten son evidentes, pero hace falta un acastillaje acorde con la superficie de la vela, el número de sables y la tensión que soporten” bles forzados a una vieja mayor de serie con un tejido de primer precio, o a una vela que ya esté al límite de una razonable jubilación son decisiones que se antojan como un sinsentido. Más vale seguir con la vieja mayor un poco más, intentar ahorrar, y luego encargar una nueva vela. Optando por hacerse con una nueva mayor, decantarse por los sables forzados no condiciona el tejido ni el tipo de corte de la vela. Los parámetros de precio, durabilidad y prestaciones a la hora de decidir entre paños horizontales, cortes bi-radiales o tri-radiales (navegación de crucero, crucero/regata, regata, etc.) son los mismos sea cual sea la longitud de los sables. Y lo mismo puede decirse del material de la vela. Hay mayores de sables forzados cortadas en paños horizontales de Dacron y también vemos los sables largos en las mayores con laminados hi-tech de los IMOCA 60. Y entre ambos extremos encontramos mayores en todos los diseños, tejidos y laminados del mercado. En lo que respecta al precio, los sables forzados incrementan el coste de la vela entre un 5 y un 10 %. Es el sobreprecio de unas fundas de sable más laboriosas de poner en escena. Como decimos antes, buena parte del presupuesto se la lleva el acastillaje. En las velas de menor superficie, los carros intermedios llevan patines plásticos de deslizamiento en vez de rodamientos Los carros con cojinetes son lo mejor para el manejo de una mayor con sables forzados. Su funcionamiento es suave incluso con cierta tensión en la escota Carles Rodríguez (Quantum Sails): “En crucero, las mayores ful-batten son más duraderas y hasta unos 40/45 m2 de superficie requieren pocas modificaciones en el acastillaje” 66