Cápsula Jurídica # 26 Padece de sus facultades mentales (Estado de interdicción mental) Muchas veces hemos presenciado la disminución de las facultades mentales de algún pariente, ya por la edad, como en los casos de Alzheimer, ya por demencia senil, o por alguna otra situación similar. En otras ocasiones, puede ser que padezca una enfermedad mental o retraso que afecte su conciencia y voluntad para tomar decisiones. A veces resulta que esta persona, mentalmente saludable en el pasado, celebró contratos, adquirió propiedades y, en general, realizó actos con repercusión o consecuencias jurídicas. Ahora bien, a partir del momento en que sus facultades mentales disminuyen (por alguna de las situaciones mencionadas líneas arriba), tendríamos que cuestionar la validez y legalidad de las decisiones que llegara a tomar. La situación es problemática porque no es descabellado pensar en que alguien de mala fe aproveche el estado mental de esta persona, para engañarla y hacerla firmar documentos comprometedores, o quitarle sus propiedades. La pregunta obligada es: ¿cómo podemos proteger a esta persona? Se puede realizar el trámite de una jurisdicción voluntaria para que se declare la interdicción mental de la persona afectada en sus facultades mentales. Este proceso voluntario, tiene como finalidad acreditar y declarar que una persona no tiene facultades para ejercitar su capacidad de ejercicio, es decir, tomar decisiones. De esta manera se protegerá al incapaz de que le obliguen a celebrar negocios que puedan afectar su patrimonio. En dicho trámite se someterá al supuesto incapaz a una serie de reconocimientos médicos, por especialistas o peritos nombrados por el juez (normalmente son médicos legistas) para determinar el estado de salud mental, así como la posibilidad de tomar decisiones propias de una manera lógica y con plena conciencia de circunstancias de tiempo, modo y lugar, salvaguardando su interés personal. En caso de que de dichos reconocimientos, los médicos concluyan que efectivamente existe una incapacidad mental, el juez nombrará primero un tutor provisional, que administre los bienes y esté al tanto del incapaz, y posteriormente se nombrará a un tutor definitivo, que se hará cargo del interdicto hasta que concluya su estado de incapacidad mental, o hasta que muera. Los efectos de la declaración de interdicción mental, entre otros, son que a partir de ese momento en que ha sido declarada la situación de incapacidad para tomar decisiones, todos aquellos contratos, negocios y actos jurídicos que llevase a cabo el incapaz, serán declarados inexistentes por carecer de la voluntad de una de las partes, quedando de esta manera protegido su patrimonio. El tutor podrá además solicitar que los bienes del interdicto sean aprovechados precisamente para solventar los gastos de su recuperación y/o cuidados. En caso de que el incapaz recupere la salud mental, deberá acudir con el juez para acreditar que la afectación mental ha cesado, y nuevamente a través de una serie de reconocimientos médicos se determinará esta situación, la cual, de ser comprobada, derivará en la declaración del juez de la entera recuperación de la capacidad de ejercicio del solicitante. “LA VERDAD NOS HARÁ LIBRES” BRAND ABOGADOS