Cantos gregorianos para la misa en las fiestas de la Virgen según

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CANTOS GREGORIANOS PARA LA MISA
EN LAS FIESTAS DE LA VIRGEN
SEGÚN LOS ANTIFONARIOS MEDIEVALES
MANUEL GARRIDO BONAÑO, O.S.B
Para este trabajo usamos la obra del benedictino solesmense dom RenéJean Hesbert Antiphonale Missarum Sextuplex, Bruselas 1935, y tenemos en
cuenta los antífonarios siguientes: Gradual de Monza (siglo VIII);
Antifonario de Rheinau (siglos VIII-IX); Antifonario de Mont-Blandin
(siglos VIII-IX); Antifonario de Compiégne (siglo IX); Antifonario de
Corbie (siglos IX-X); Antifonario de Senlis (siglo IX).
A) Primera fiesta de la Virgen en Roma
1) Gradual de Monza (siglo VIII)
La primera fiesta que encontramos en la liturgia romana es la del 1 de
enero, como ya lo dije en mi trabajo anterior. Aparece en el Gradual de Monza
con el título In natale Sanctae Mariae. Solamente trae el gradual para la Misa,
como es propio de ese libro y es el siguiente: Diffusa est gratia in labiis tuis,
propterea benedixit te Deus in aeternum. Propter veritatem et mansuetudinem, et
iustitiam; et deducet te mirabiliter dextera tua (Ps 44. 3, 5). (Se ha derramado la
gracia en tus labios; por eso te ha bendecido Dios para siempre. Por la justicia
y por la verdad, que tu diestra se distinga por tus brillantes acciones).
Como se ha indicado en el texto latino, este texto litúrgico está tomado
del salmo 44, según la Vulgata, y es un poema para cantar al rey y a la reina,
por lo tanto es diferente de los otros salmos, que son cantos u oraciones a
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Yavhé o enseñanzas para ir por sus caminos. Juntamente con los cantos de
las glorias y de la belleza del monarca, se cantan también la hermosura y
atavíos de la reina. Por eso este salmo, en la tradición cristiana, se usa en las
fiestas de la Virgen María, de las Santas Vírgenes y Santas Mujeres. Sin
embargo, los versos escogidos para este gradual se refieren al rey. “Las
gracias de sus labios”, expresión que parece evocar el texto de los Proverbios
22, 11: “Agrada al rey la gracia en el decir”. Sobre la belleza y prestancia
de la figura real podemos evocar los textos bíblicos de Jc 8, 18 y 1S 9, 2 y
10, 23. En el elogio directo del monarca el poeta diseña una figura de
belleza superior a la común de los mortales, sus labios graciosos cuando
habla. Esto se completa con otras muchas cualidades en los versos
siguientes, que no se pueden aplicar a la Virgen María, como su porte
guerrero, su destreza en el manejo de las armas, su aire de vencedor, etc.
En la tradición litúrgica posterior, este gradual no aparece en las Misas para
las Vírgenes, sino para las de las Santas Mujeres, sí para algunas antífonas.
El compositor medieval de este gradual se ha dejado llevar de un amor
grande para con la Virgen María. Ciertamente, Dios ha embellecido a la
Santísima Virgen con una bendición singularísima: su concepción
inmaculada, su plenitud de gracia sobrenatural, etc.
La verdad y la justicia hacen que la Virgen María se distinga entre todos
los mortales por sus brillantes actuaciones: colaboradora con Cristo en la
obra de la Redención y en su mediación para las gracias que Dios concede
a los mortales, etc.
2) Antifonario de Mont-Blandin (siglos VIII-IX)
Esta fiesta aparece también en el Antifonario de Mont-Blandin, con el
mismo título que en el Gradual de Monza: In natale Sanctae Mariae, pero,
naturalmente trae más textos litúrgicos, además del gradual. El canto de
entrada es el siguiente: Vultum tuum deprecabuntur omnes divites plebis: adducentur
Regi virgines post eam; proximae eius adducentur tibi in laetitia et exsultatione. Ps.
Eructavit cor meum verbum bonum, dico opera mea Regi (Ps 44, 13, 16. 2). (Los más
ricos del pueblo mendigarán tu favor. Preséntala al Rey, seguida del cortejo
de las vírgenes, sus compañeras; se la presentan en gozo y alegría. Salmo:
Rebosa mi corazón en un bello discurso; es a un rey a quien digo mi poema).
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Continuamos con el salmo 44, verdadera composición epitalámica que
celebra las bodas de un rey de la dinastía davídica con una princesa
extranjera. Como ya se ha dicho, el poema consta de dos partes: una dedicada
al rey en la que se exaltan sus cualidades físicas y se le invita a gobernar con
justicia y verdad, defendiendo a su pueblo en las batallas contra sus
enemigos. La segunda parte está dedicada a la esposa en la que se exaltan su
hermosura y atuendo nupcial, destacándose en medio del cortejo de vírgenes,
deseando próspera y bendita progenie a los nuevos esposos. En esta ocasión
el texto está tomado de la segunda parte, referida a la reina en el salmo. La
mente del salmista discurre sobre los tiempos mesiánicos, en los que todos
los pueblos llevarán sus dones a Jerusalén; también el salmo augura un
futuro placentero a la reina, ya que los ricos del pueblo le halagarán y
ofrecerán sus regalos. El suntuoso cortejo avanza hacia el palacio real. La
reina revestida de brocados y pedrerías se destaca en medio de las doncellas
que la acompañan. Es un texto que la tradición cristiana lo ha aplicado a las
santas vírgenes y, de modo especial, a la reina de ellas, la Virgen María, que
sobresale por sus eximias prerrogativas con que la adornó Dios para que fuera
la Madre de su Unigénito encarnado y colaboradora suya en la obra de la
Redención. De ahí el culto singular que se le ha dado en toda la tradición
cristiana. De hecho el pueblo cristiano ha manifestado su devoción hacia
Ella, desde los tiempos remotos, adornando sus imágenes de forma regia.
El uso de este salmo 44 en las fiestas de la Virgen santísima nos lleva a tratar
algo de una cualidad que ha sido muy tenida en cuenta por eximios mariólogos,
y es el de considerar a la Virgen María como Esposa del Verbo encarnado. Uno
de los teólogos más distinguidos que reflexiona sobre este punto es M. J.
Scheeben. No escribió una Mariología propiamente dicha, pero en su gran obra
teológica hay muchas páginas sobre la Virgen María. Uno de sus admiradores
las entresacó y las publicó. De esta obra se hizo una traducción española.
Desde el Concilio de Éfeso (431) no cabe duda que tanto la piedad
mariana como en las obras de los teólogos, el título primordial de María ha
sido expresado con el nombre de Madre de Dios. No obstante los
Apologistas y primeros Padres de la Iglesia, especialmente san Justino, san
Ireneo y Tertuliano, evocan a María y la ensalzan primordialmente
considerándola como nueva Eva, compañera y socia del nuevo Adán en la
obra de la salvación a favor de la humanidad caída.
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Hacia la mitad del siglo pasado algunos mariólogos escribieron mucho
sobre el primer principio mariológico. Posiblemente fue Scheeben el
primero que se propuso explícitamente este problema. Los mariólogos
centraron ordinariamente el problema en torno a la verdad primera de la
teología mariana, de la que se pudieran deducir las demás. Scheeben se
pregunta, ante todo, por lo que él llama el carácter personal y sobrenatural,
propio y exclusivo, de la Virgen María.
Enunciado así el problema, comienza a razonar de modo semejante a como
lo hacen los demás teólogos. Lo que caracteriza de un modo peculiar a la Virgen
María es su relación con el Redentor de los hombres: “Maria, Mater Jesu”, que
se repite en la Sagrada Escritura unas ocho veces. Pero, mientras otros muchos,
al llegar aquí creen haber dado con el fundamento básico de las grandezas de la
Santísima Virgen, Scheeben se adentra aún más en el misterio de la maternidad
divina de la Virgen y busca el porqué de este suceso en un hecho anterior al
mismo. Este hecho anterior es un acto de la benevolencia divina en virtud del
cual María fue unida en matrimonio con el mismo Dios. Si la Virgen María
llega a ser Madre de Dios es porque antes fue elegida como Esposa suya. Junto
a la idea de la maternidad divina Scheeben ensambla otra, no paralela, sino
unida orgánicamente a ella y en cierto sentido anterior: la del matrimonio
divino, en virtud del cual María fue incorporada al mismo Dios en el misterio
íntimo de una unión inefable. Esta misteriosa unión matrimonial hace que la
concepción de Cristo en el seno purísimo de la Virgen María deba ser estudiada
primariamente como efecto de esta unión matrimonial y, consiguientemente,
que en dicha concepción tenga más importancia el amor esponsal entre la
Virgen María y el Verbo que el aspecto meramente fisiológico de la misma. De
esta forma cree Scheeben poder explicar mejor la doctrina patrística al afirmar
que la Virgen María concibió antes en la mente que en el cuerpo.
Scheeben no encontró expresión más adecuada para significar esta unión de
la Virgen María con el Verbo que la de “matrimonium divinum”, matrimonio
divino, definido por el mismo Scheeben con estas palabras: “La pertenencia
mutua de dos personas en un todo orgánico, en el cual ambas se compenetran,
se pertenecen una a otra y mutuamente se redonan. Así la Virgen María,
incorporada al Verbo, entra a ser su posesión, y el Verbo infundido y como
replantado en la Virgen, se da a Ella, al mismo tiempo que la toma por
compañera en la comunidad de una vida, la más íntima, estable y total”.
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Con razón C. Feckes dio al estracto de la obra de Scheeben el título de
Die bréutliche Gottesmutter, cuya versión directa sería: “Madre esponsal de
Dios”. Según todo esto, se comprende ahora el gran acierto de aquellos
compositores litúrgicos medievales para escoger algunos versos del salmo
44 en las fiestas marianas.
Seguimos con los otros textos litúrgicos del Antifonario de MontBlandin en la fiesta del 1 de enero.
El gradual está también tomado del salmo 44. La primera parte es la
misma que la del Gradual de Monza: Diffusa est gratia in labiis tuis... Pero
la segunda está tomada del verso 8: Propterea unxit te Deus, Deus tuus oleo
laetitiae. (Y el Señor, tu Dios, te ha ungido con el óleo de la alegría). Es un
texto de la primera parte del salmo y, por lo mismo, se refiere al rey, no a la
reina, pero el compositor lo ha aplicado aquí a la Virgen María. Aparece
también en una antífona para el ofertorio en el Común de Santas Vírgenes.
La antífona para el ofertorio está tomada también del salmo 44, 15-16 y
dice así: Afferentur Regi virgines post eam: proximae eius afferentur tibi in laetitia
et exultatione in templum Regi domino. (Es conducida al Rey con el cortejo de
las vírgenes, sus compañeras; se las conduce en la alegría; hacen su entrada
en el templo del Rey su Señor). En el texto del salmo se dice “en el palacio
del rey”, pero el del texto latino está tomado de la Vulgata.
La antífona para la comunión está tomada del Evangelio de san Mateo
13, 45-46. Para algunos el motivo de esta elección es que en ese día se leía
el pasaje de Mt, 13, 44-52. Es posible, pues en una Misa para el Común de
Santas Vírgenes se tiene esa misma antífona y el referido pasaje evangélico
de san Mateo. El texto dice así: Simile est regnum caelorum homini negotiatori,
quaerenti bonas margaritas: inventa autem una pretiosa margarita, dedit omnia
sua el comparavit eam. (Semejante es el reino de los cielos a un mercader que
anda en busca de perlas finas; habiendo encontrado una de gran valor, da
todos sus bienes para comprarla). Es la segunda de las dos parábolas que
aparecen en san Mateo. Una se refiere a un tesoro y la otra a una perla fina.
Hay diferencias dignas de notar: el tesoro significa abundancia de bienes; la
perla fina la belleza del Reino. El tesoro se presenta de improviso; la perla
supone, en cambio, una búsqueda esforzada; pero en ambos casos el que
encuentra queda inundado de gran gozo. Así es la fe, la vocación, la
verdadera sabiduría, el deseo del cielo que, como dice san Gregorio Magno
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en su homilía 11 sobre los Evangelios a veces se presenta de modo
inesperado, y otras veces sigue a una intensa búsqueda. Tanto en la Virgen
Santísima como en las santas vírgenes la elección es de Dios. Pero una y
otras colaboraron con toda su voluntad, para seguir esa llamada del Señor.
3) Antifonario de Compiégne
También se encuentra en este antifonario la fiesta mariana del 1 de enero
con el mismo título que los anteriores: In natale Sanctae Mariae. La antífona
para el canto de entrada o introito es la misma que la del Antifonario
anterior de Mont-Blandin. El gradual es el mismo que el del Gradual de
Monza. La antífona para el ofertorio es la misma que la del Antifonario de
Mont-Blandin, pero más desarrollada. con otros versos del salmo 44, pero
el texto está algo modificado que en el salmo: no se dice afferuntur, sino
offerentur. Dice así: Offerentur regi virgines proximae eius, offerentur tibi in
laetitia el exultatione adducentur in templum regi Domino. Eructavit cor meum
verbum bonum, dico ego opera mea regi. Diffusa est gratia in labiis tuis, propterea
benedixit te Deus in aeternum. La traducción ya se ha dado en textos anteriores,
salvo que ahora no se dice que las vírgenes son presentadas, sino ofrecidas.
Es la primera vez que aparece una antífona para el ofertorio en forma de
gradual. La veremos también más adelante para la fiesta de la Anunciación
en el Antifonario de Mont-Blandin.
La antífona para la Comunión es la misma que la del Antifonario de
Mont-Blandin, es decir, tomada de Mt 13, 46.
Los Antifonarios de Rheinau y de Corbie no traen esta fiesta mariana del
1 de enero. El Antifonario de Senlis (siglo IX) sí la trae, pero la pone no el
1 de enero, sino el 18 del mismo mes. Ignoramos el motivo de este cambio,
pues para el 1 de enero no trae ninguna fiesta. Los textos son los mismos
que los del Antifonario de Mont-Blandin. Pero hay una novedad muy
notable y es que es el primer Antifonario que trae aleluya para una Misa y
es el siguiente: Alleluia. Specie tua, et pulchritudine tua intende, prospere, procede
et regna (Ps. 44, 5). (Con tu gracia y hermosura camina, sé feliz y reina).
Es también notable que todo eso se refiere en el salmo 44 al rey y aquí
el compositor medieval lo aplica a la Virgen María.
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B) Purificación de la Bienaventurada Virgen María
1) Gradual de Monza
Éste tiene como título de esta Misa In Sancti Simonis y trae sólo el
gradual y el aleluya, como ya hemos visto que es lo normal en ese
Antifonario.
El gradual dice así: Suscepimus Deus misericordiam in medio templi tui
secundum nomen tuum, Domine, ita et laustua in fines térrea. Sicut audivimus et
vidimus in civitate Dei nostri. (Hemos recibido, oh Dios, misericordia en
medio de tu templo. Como tu nombre, Señor, así resuene tu alabanza hasta
Presentación en el Templo. Retablo mayor de la catedral de Santo Domingo de la Calzada.
(Francisco FERNÁNDEZ PARDO (et. al.), Damián Forment. Escultor renacentista,
ed. Catedral de Santo Domingo de la Calzada 1995, p. 259).
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los confines de la tierra. Como lo oímos, así lo vimos en la ciudad de nuestro
Dios). “Alleluia. Adducentur Regi virgines post eam: proximae eius afferuntur tibi
in laetitia” (Ps. 44, 15). (Aleluya: Es conducida al Rey, seguida del cortejo
de las vírgenes sus compañeras, se las conduce con alegría).
El gradual no hace mención a la Virgen María. El aleluya sí y ya hemos
visto su significado.
2) Antifonario de Reheinau (siglos VIII-IX)
Canto de entrada: Suscepimus, Deus, misericordiam tuam in medio templi
tuum; secundum nomen tuum, Deus, et halus tua in fines terrae; iustitia plena est
dextera tua. (Hemos recibido, oh Dios, tu misericordia en medio de tu
templo; como tu nombre, oh Dios, resuena tu alabanza, hasta los confines
de la tierra; tu diestra está llena de justicia). Es como el actual. El gradual
como el de Monza. Alleluia. Adorabo ad templum sanctum tuum... (Aleluya.
Adoraré en tu santo templo... No trae más). Se indica que después de
Septuagésima no se dice aleluya, sino el tracto Jubílate...
Antífona para el ofertorio: Tollite portas príncipes vestri... No se termina la frase.
Antífona para la Comunión: Responsum accepit Simeon ab Spiritu Sancto non
visurum se mortem nisi videret Christum Dominum (Lc 2, 26). (Simeón había
recibido del Espíritu Santo la revelación de que no moriría sin haber visto
a Cristo el Señor).
3) Antifonario de Mont-Blandin (siglos VIII-IX)
Como título trae los siguientes: Natale Sancti Simeonis. Collecta ad
Sanctum Adrianum. Statio ad Sanctam Mariam in Purificatione. Este
Antifonario trae como novedad única que en algunos textos litúrgicos se
mezclan frases latinas con las griegas, pero escritas con caracteres latinos.
Damos solamente los textos latinos: Ave, gratia plena, Dei Genetrix Virgo, ex
te enim ortus est sol iustitae, inluminans qui in tenebris sunt, letare el tu, senior
fuste, suscipiens in ulnis liberatorem animarum nostrarum donantem nobis
resurrectionem1. (Salve, llena de gracia, Virgen Madre de Dios. Pues de ti ha
1. Hacemos notar que así está escrito.
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salido el sol de justicia, que ilumina a los que están en tinieblas y alégrate,
tú, anciano justo, que tomasen tus manos al Libertador de nuestras almas y
que nos da también la resurrección). Otra antífona con la misma mezcla de
frases latinas y griegas, pero con caracteres latinos: Adorna thalamum tuum,
Sion, et suscipe Regem Christum; amplectere Mariam, quae est celestis porta ipsa
eniem pariet Regem glorie novo lumine, subsistir Virgo adducem in manibus Filium
ante luciferum quem accipiens Symeon in ulnas suas, praedicavit populis Dominum
cum esse vite et mortis el Salvatorem mundi. (Adorna, Sion tu morada y recibe a
Cristo Rey; abraza a María, que es puerta celestial, pues Ella trae el rey de
la gloria, de la nueva luz. La Virgen se detiene, llevando en sus manos al
Hijo engendrado antes que la aurora; y Simeón, al tomarlo en sus brazos,
anuncia a los pueblos que Él es el Señor de la vida y de la muerte y el
Salvador del mundo). Otra antífona: Responsum accepit Symeon... (ya
conocido).
El canto de entrada o introito es el mismo que el del Antifonario de
Rheinau. El gradual lo mismo que el de los antifonarios anteriores. La
antífona para el ofertorio es: Diffusa est in labiis tuis... (ya conocida). Y la
antífona para la Comunión es la misma que la del Antifonario de Rheinau.
4) Antifonario de Compiégne (siglo IX)
Título de la fiesta Purificatio Sanctae Mariae. Collecta ad Sanctum
Adrianum.
Antífona: Ave, gratia plena... (como en el Antifonario de Mont-Blandin
y lo mismo las otras dos, pero sólo en latín, sin mezclar con ellas frases en
griego con caracteres latinos. Todos los demás textos litúrgicos son como el
Antifonario anterior de Mont-Blandin.
5) Antifonario de Corbie (siglos IX-X)
Sólo tiene una antífona para la procesión: Adorna... Todos los demás
textos litúrgicos son también como los anteriores.
6) Antifonario de Senlis (siglo IX)
Todo como el Antifonario de Compiénge.
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C) Anunciación
Ni el Gradual de Monza ni el Antifonario de Rheinau traen esta fiesta.
1) Antifonario de Mont-Blandin (siglos VIII-IX)
El título es Adnunciatio Sanctae Maríae. La antífona para el introito o
canto de entrada es Vultum tuum... que ya conocemos en la fiesta del 1 de
enero. Estuvo en vigor en la liturgia romana hasta la reforma del Concilio
Vaticano II. El gradual es: Diffusa est gratia..., tomado del salmo 44 y que
ya conocemos. Ofertorio: Ave, gratia plena: Dominus tecum: benedicta tu in
mulieribus. Quomodo fiet istud. quoniam virum non cognosco? Ideoque quod
nacetur ex te sanctum, vocabitur Filius Dei (Lc 1, 28. 34. 35). (Alégrate, llena
de gracia, el Señor es contigo. ¿Cómo ha de ser esto, pues yo no conozco
varón? Por lo cual el santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios). Ya
se ha visto anteriormente un caso similar pero es raro. Es cierto que la
fiesta y la lectura del Evangelio lo estaban pidiendo, pero pudo haberse
escogido esos textos evangélicos para el gradual. Es cierto que en el
Gradual anterior a la reforma del Concilio Vaticano II y en el de esa misma
reforma, la antífona para el ofertorio está tomada de Lc 1, 28. Hemos de
detenernos algo en exponer las grandes enseñanzas que encierran esas
palabras, pues se trata de un texto muy importante. Lo primero que llama
la atención a los comentaristas desde tiempos antiquísimos es la expresión
“llena de gracia”, que en el saludo tiene un oficio nominal. No dice el
Ángel: “Alégrate, María”, sino “Alégrate, llena de gracia”. Es como si
Dios, por medio del Ángel, cambiara el nombre a la Virgen. Y Dios pone
el nombre en relación con el ser de la persona o su misión. La gracia afecta
de modo particular a la Virgen María que posee la gracia, cuando el Ángel
la saluda, de modo estable. Se trata de un saludo excepcional. Un Ángel
que viene de parte de Dios y habla a una doncella con términos que nadie
había escuchado hasta entonces. Orígenes, que tenía una memoria
prodigiosa, no recuerda semejante saludo en ningún otro pasaje de la
Sagrada Escritura. Lo mismo aparece en otros Santos Padres y escritores
eclesiásticos de todos los tiempos. No es un deseo, sino una afirmación:
“llena de gracia”, “el Señor es contigo”. Estas realidades son la
benevolencia divina, la complacencia de Dios y su presencia, su asistencia.
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Éstas son dos realidades actuales, expresadas de manera que indican un
estado de gracia, de favor divino, de unión con Dios. Esto es lo que
expresan las palabras del Ángel transmitidas en el Evangelio según san
Lucas y así se han interpretado siempre. Estas palabras del Ángel indican
que siempre la Virgen María ha sido grata a Dios. La santidad virginal, su
concepción inmaculada entran, por lo mismo, en las perspectivas de la
salutación angélica y a ella se refiere el Papa beato Pío IX en la Bula
Ineffabilis Deus, por la que se definió el dogma de la Inmaculada
Concepción de la Virgen María.
El texto manifiesta en primer lugar la complacencia y benevolencia
divina para con la Virgen María. Esta benevolencia constante y eterna de
Dios con la Virgen María es eficiente y activa. Así es la benevolencia de
Dios siempre. Eleva a la criatura al plan divino, poniendo en ella su
imagen, su dignidad, su ser, sus dones y gracias. Ésta es la auténtica
santidad de la Virgen, su gracia ontológica, que se extiende tanto cuanto
se extiende la benevolencia, que es plena. Se dice “llena de gracia”, no lo
olvidemos, pues esa expresión encierra mucho más de cuanto nosotros,
pobres y limitados, podemos deducir. De ahí nuestra confianza y devoción
a la Madre de Dios que, con razón, se la llamó en el siglo IV
“Omnipotencia suplicante”.
El texto de esa original antífona para el ofertorio, continúa en la
segunda parte: “¿Cómo será esto, pues no conozco varón?”. Son las
primeras palabras de la Virgen María. Han dado ocasión a muchas páginas
entre los más esclarecidos mariólogos y exégetas. El sentido obvio es que
la Virgen tenía un propósito de virginidad. San Lucas ha dicho que estaba
desposada con un varón llamado José. No tiene explicación que la Virgen
María diga que no conoce varón, si no mediase el propósito de virginidad
y esto afecta al pasado, presente y futuro. También para el mismo José,
como se deduce con toda claridad. Es un gran misterio que sólo se explica
en su finura espiritual y en la obra de Dios, conforme siempre con su
elección y misión.
La respuesta del Ángel no ha sido recogida en la antífona del ofertorio.
Es obra del poder del Altísimo. De ahí que lo que nacerá de Ella, santo, será
llamado Hijo de Dios. Por eso, es Madre de Dios con toda propiedad, como
se definió en el Concilio de Éfeso (431).
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La antífona para la Comunión es: Ecce Virgo concipiet el pariet filium, el
vocabitur nomen eius Emmanuel (Is, 7, 14). (Una Virgen concebirá y dará a
luz un hijo que se llamará Emmanuel). Así ha durado en la liturgia
romana hasta nuestros días. Es un texto muy comentado por los exegetas
y mariólogos. Ciertamente el vaticinio tiene un sentido mesiánico,
incluso reconocido por los racionalistas, cuyas conjeturas no nos
interesan absolutamente. Hoy día, entre los católicos es común que la
profecía es mesiánica en su sentido literal. De aquí se deduce que la
“doncella” es la Virgen María, Madre del Mesías. La liturgia romana así
lo ha considerado siempre. San Mateo la aplica sin duda alguna a la
Virgen María (Mt 1, 22-23).
2) Antifonario de Compiégne (siglo IX)
El título de la fiesta es Adnuntio Sanctae Mariae.
Todos los textos litúrgicos de este Antifonario coinciden con el del
Antifonario de Mont-Blandin, salvo la antífona para la Comunión que es el
texto ya conocido del salmo 44, 8: Dilexisti iustitiam el odisti iniquitatem:
propterea unxit te Deus, Deus tuus, oleo laetitiae prae consortibus tuis. En realidad
es un texto que se refiere al rey, como ya se ha dicho.
3) Antifonario de Corbie (siglo IX)
El título de esta fiesta es Annuntiatio Sanctae Mariae.
Todos los textos litúrgicos son como los del Antifonario de MontBlandin, salvo la antífona del ofertorio en la que sólo se indica el primer
verso, no los otros del Evangelio de san Lucas.
4) Antifonario de Senlis (siglo IX)
El título de la fiesta es Ad annuntiatio Sanctae Mariae.
Trae textos muy diferentes de los anteriores antifonarios, salvo las
antífonas para el ofertorio y para la Comunión que son las mismas del
Antifonario de Mont-Blandin.
Para la antífona del introito o canto de entrada se ha escogido un texto
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muy común en el tiempo de Adviento: Rorate caeli, desuper, et nubes pluant
iustum: aperiatur terra et germinet Salvatorem (Is 45, 8). Caeli enarrant gloriam
Dei et opera manuum eius annuntiat firmamentum (Ps 18, 1). (Gotead, cielos,
desde arriba y que las nubes destilen la justicia: ábrase la tierra y produzca
el fruto de la salvación. Los cielos pregonan la gloria de Dios y el
firmamento anuncia la obra de sus manos).
El texto de Isaías puede considerarse como una explosión lírica, sugerida
al profeta por la próxima perspectiva de liberación de la cautividad. Los
tiempos mesiánicos eran la obsesión de todo fiel israelita, porque en ellos
había de instaurarse un reinado de justicia o rectitud moral en las relaciones
entre los ciudadanos y de estos con el Rey Mesías, que viene de lo alto, de
los cielos y de las nubes. Sólo Dios puede hacer que reine la justicia entre
los nuevos ciudadanos de la futura teocracia mesiánica. El texto de la
antífona está tomado de la Vulgata, y allí es más expresivo en sentido
mesiánico. Según esto es mucho más adecuado para una Misa de la Virgen,
pues Ella era la “tierra” de la que brota el Salvador. Así se entiende mejor
el salmo 18, 1.
El gradual está tomado del salmo 23, 7, 3-4: Tollite portas príncipes vestras:
et elevamini, portae aeternales: et introibit Rex gloriae. Quis ascendet in montem
Domini, et quis stabit in loco sancto eius? Innocens manibus et mundo corde.
(Elevad, puertas, vuestros dinteles, alzaos antiguos portales, para que entre
el Rey de la gloria. ¿Quién subirá al monte del Señor? ¿O quién podrá estar
en el lugar santo? El de manos puras y limpio corazón).
En el salmo se pueden distinguir tres partes: a) un himno al Creador;
b) condiciones que ha de tener el que se acerca al monte Sión; c) himno
procesional dialogado en el que se celebra la entrada triunfal de Yavé en el
templo. En el gradual sólo se trata de las dos últimas partes, pero en un
orden inverso: primero la tercera parte y luego la segunda. Aquí se refiere
al Mesías que llega a la tierra para salvar a la humanidad, y en este sentido
está justificada la referencia a la Virgen María, Madre del Mesías salvador,
y las cualidades del mismo como ningún otro. Pasó al Gradual anterior a la
reforma del Concilio Vaticano II, pero en ésta se ha omitido. Sin embargo
se encuentra en la Misa de Santa María en la Presentación del Señor (Misas
de la Virgen) y en el apéndice de las mismas. Hay también un tractus: Qui
regis..., pero sin sentido mariano preciso.
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MANUEL GARRIDO BONAÑO, O.S.B.
D) Asunción de la Virgen María
He quedado desilusionado, pues los antiguos Sacramentarios Romanos
traen textos preciosos para esta solemnidad de la Virgen María. Se
consideraba en Roma como las solemnidades de Pascua y Pentecostés. Así
lo afirman algunos Papas de la época medieval. También en los antifonarios
para el Oficio divino, tanto del rito romano como del monástico, hay una
abundancia de antífonas bellísimas. Sin embargo en los antifonarios para la
Misa de esta gran solemnidad mariana o no traen la fiesta o si la traen los
textos litúrgicos no tienen gran relieve con respecto preciso a la Asunción
de la Virgen María. No atraen el Gradual de Monza (siglo VIII), ni el
Antifonario de Rheinau (siglos VIII-IX), ni el de Compiégne (siglo IX). Es
posible que se hayan perdido esas páginas.
1) Antifonario de Mont-Blandin (siglos VIII-IX)
El canto de entrada o introito es el texto ya conocido Vultum tuum...
El gradual tal como está redactado es la primera vez que aparece en las
Misas marianas que hemos visto anteriormente. Las dos partes están
tomadas del salmo 44, ya conocido: Propter veritatem et mansuetudinem et
iustitiam et deducet te mirabiliter dextera tua. Audi, filia, et vide, et inclina aurem
tuam, quia concupivit Rex speciem tuam (Sal 44, 5, 10-11). (Por la justicia y la
verdad, distíngase tu diestra por sus brillantes acciones. Escucha, hija, y
mira y presta oído; porque el Rey está prendado de tu hermosura).
La primera parte ya se ha expuesto anteriormente, y se refiere al rey. El
compositor medieval, como ya se ha visto en otras ocasiones, la aplica a la
Virgen María. La segunda se refiere a la reina y es la primera vez que aparece
este texto bíblico en las Misas de la Virgen. Es un texto bellísimo. La
hermosura que Dios ve en la Virgen María es su entera vida espiritual, su
amor virginal que corresponde al inmenso amor que Dios le tiene y que le
ha otorgado prerrogativas, como a ninguna otra criatura.
El Aleluya es Specie tua..., ya expuesto anteriormente.
La antífona para el ofertorio también está tomada del salmo 44 y es
Offerentur regi virgines..., ya expuesto anteriormente.
La antífona para la Comunión es ya conocida: Dilexisti iustitiam...
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CANTOS GREGORIANOS PARA LA MISA
EN LAS FIESTAS DE LA VIRGEN SEGÚN LOS ANTIFONARIOS MEDIEVALES
Asunción de Nuestra Señora a los cielos: Damián Forment.
Retablo mayor de la Basílica del Pilar (Zaragoza).
(Francisco FERNÁNDEZ PARDO (et. al.), Damián Forment. Escultor renacentista,
ed. Catedral de Santo Domingo de la Calzada 1995, p. 118).
2) Antifonario de Corbie (siglos IX-X)
El título es Assumptio Sanctae Mariae.
Todo es igual que el Antifonario de Mont-Blandin, salvo el aleluya que
es el siguiente: Adducentur Regi virgines... ya expuesto en otras ocasiones y
también lo referente al carácter de Esposa del Verbo.
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MANUEL GARRIDO BONAÑO, O.S.B.
3) Antifonario de Senlis (siglo IX)
Todo como en el Antifonario de Mont-Blandin.
Nos parece oportuno decir aquí algo referente a la solemnidad de la
Asunción de la Virgen María en el medievo. Aunque la fiesta solemnísima de
la Asunción de la Virgen María se había introducido en Roma en el siglo VII,
sin embargo en algunos lugares se tenía cierta reticencia debido a los libros
apócrifos que narraban hechos inverosímiles. El pueblo fiel y sus pastores eran
fieles a la fe de la Iglesia, aunque no lo reflejaban brillantemente en algunos
textos litúrgicos como hemos visto, sobre todo en los referentes a la Misa.
A mediados del siglo IX el abad de Corbie, san Pascasio Radberto,
escribe un sermón a unas religiosas, madre e hija, muy conocidas por él y
como en broma lo titula “Jerónimo a Paula y Eustoquio” (que fueron dos
discípulas de san Jerónimo en Belén). Esas dos religiosas querían tener algo
más profundo para leer en el día de la Asunción de la Virgen. Con el tiempo
ese sermón Cogitis me se creyó que era de san Jerónimo y pasó oficialmente
al oficio litúrgico romano. De él se tomaron algunas antífonas y
responsorios para la fiesta, incluso se tomó también para las lecturas en la
octava de la Asunción. En la reforma del Breviario de san Pío V todo esto
desapareció, pero luego se incluyó parte del sermón Cogitis me en la
solemnidad de la Inmaculada Concepción y así lo hemos conocido hasta la
reforma del Breviario de Pablo VI con el nombre de “Liturgia de las Horas”.
Es extraño que ese sermón Cogitis me no influyese en la Misa de la Asunción
en el Antifonario de Corbie, de cuya abadía fue abad san Pascasio Radberto.
También es extraño que el Antifonario de Compiégne (siglo IX) traiga muchas
antífonas bellísimas alusivas a la Asunción de la Virgen en el Oficio divino, y
en el correspondiente para la Misa no exista esa fiesta, o se ha perdido.
Hay que tener en cuenta para todo lo referente a la verdad dogmática de
la Asunción de la Virgen María en Occidente el relieve que dio a todo esto
un libro anónimo, pero atribuido a san Agustín. Se trata del pseudoAgustín de fines del siglo X. No se trata de refutar las leyendas apócrifas
sobre ese sacrosanto misterio, sino de sentar la verdad de la Asunción de la
Santísima Virgen María en cuerpo y alma a los cielos sobre las bases
escriturísticas y doctrinales inconmovibles. Ese libro ha sido objeto de muchos
estudios e incluso de tesis doctorales, como la del salesiano, siervo de Dios, don
Giuseppe Quadrio. Se trata de una obra maestra y profunda que no desmerece
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CANTOS GREGORIANOS PARA LA MISA
EN LAS FIESTAS DE LA VIRGEN SEGÚN LOS ANTIFONARIOS MEDIEVALES
del doctor de Hipona. Procede con orden, sin digresiones, conforme al método
escolástico. Una seria y sólida devoción mariana es el alma de toda la
exposición, muy austera. Se ve la mente de un gran maestro y de un hombre
de fe. En toda la tradición cristiana no existe tratado teológico más bello sobre
la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los cielos. Me parece bien
poner aquí las últimas líneas del libro: “Nadie podrá negar que Cristo haya
podido conceder a María ese privilegio de la Asunción corporal. Ahora bien, si
pudo, lo quiso, porque quiere todo lo que es justo y conveniente. Se puede,
pues, con razón concluir: María goza en su cuerpo, igualmente que en su alma,
de una felicidad inefable en su Hijo y con su Hijo; se vio libre de la corrupción
de la muerte, Ella que, al dar a luz un Hijo tan excelente, quedó consagrada
en su integridad virginal; vive toda Ella, la que nos comunicó a nosotros la vida
perfecta; está con Aquél a quien concibió, dio a luz y alimentó a su ser. Es
Madre de Dios. Nodriza de Dios. Sierva de Dios. Compañera inseparable de
Dios. De mi parte no me atrevo a hablar de otro modo, como no me atrevería
a pensar de distinta manera”2. Este tratado influyó mucho en la floración de
textos litúrgicos en honor de la Santísima Virgen en el misterio sacrosanto de
su Asunción en cuerpo y alma al cielo y en los grandes teólogos escolásticos
como san Alberto Magno, san Buenaventura y santo Tomás de Aquino.
E) Natividad de la Virgen María
También nos encontramos con una pobreza grande en los antifonarios
que estamos analizando. Ciertamente esa fiesta mariana se introdujo en
Roma en el siglo VII con el título In Natale Sanctae Mariae. Pero sólo la
encontramos en el Gradual de Monza, que como su nombre indica sólo trae
el gradual que es el ya conocido en otras fiestas marianas anteriores: Propter
veritatem... Audi, filia... No podemos afirmar que esto se debe a que la fiesta
del 1 de enero también se la titula In Natale Sanctae Mariae, pues el Gradual
de Monza también lo hace y trae la fiesta del 8 de septiembre.
Manuel GARRIDO BONAÑO
Sociedad Mariológica Española
ABADÍA DE LA SANTA CRUZ DEL VALLE DE LOS CAÍDOS
2. PL 40, 1148.
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