Escuela Nacional de la Judicatura Teoría General del Derecho. Tema VI: Interpretación Jurídica Candy Marcial Pascual Análisis Crítico Caso Panchito López Resolver un caso no siempre consiste en agotar la tarea de subsumir los hechos a lo planteado en las normas jurídicas. Para legitimar una decisión, es preciso además, que ésta supere determinadas pruebas relativas a la lógica empleada para sostener que la misma ha sido correcta. Por tales motivos, hemos visto como los estudiosos de las teorías de la interpretación jurídica se han venido esforzando por ofrecernos distintos recursos para poder determinar de manera racional y convincente, el sentido y alcance de las normas que fundamentan nuestras argumentaciones. En esta ocasión nos referiremos a la teoría de la intención y a la teoría y doctrina propuesta por el filósofo italiano, Riccardo Guastini, a los fines de determinar sí en el razonamiento empleado para justificar su decisión, la Corte Interamericana de Derechos Humanos empleó utilizó alguno de estos métodos de interpretación. La teoría de la intención, la cual según manifiesta Raz, se formula de la siguiente manera: “En la medida en que el Derecho deriva de la legislación deliberada, su interpretación debe reflejar las intenciones de su legislador)”1. El filósofo no propone un método de interpretación, lo que hace es remitir al interprete a las circunstancias que predominaban en el momento de la legislación, para descubrir la intención del legislador. Marmor2, por su parte, plantea que en lo que tiene que ver con la interpretación del derecho, es posible aplicar el intencionalismo desde las dos siguientes tesis: 1) las leyes, a menos en ciertos casos, son promulgadas con intenciones específicas y ésta es una cuestión de hecho que es distinguible del procedimiento para poder probar ese hecho; y 2) en ciertos casos, el hecho de que una ley haya sido promulgada con una intención específica, suministra al juez una razón para decidir una disputa jurídica de acuerdo con la intención legislativa3. Guastini sostiene que la interpretación jurídica es la actividad que consiste en traducir un texto jurídico perteneciente, por lo general, a las fuentes del derecho, otorgándosele un significado, a cuyos fines es preciso realizar una formulación compuesta por un enunciado interpretativo, que es aquel que afirma que X significa D, donde X es un texto jurídico, o formulación normativa perteneciente a las fuentes del derecho. Para él, la interpretación jurídica es un género de la interpretación abstracta, ya que los enunciados que subsumen hecho requieren previamente la interpretación de una disposición normativa. Afirma que existen dos formas de interpretar un texto normativo: 1) literalmente, que es cuando se atribuye a una disposición su significado literal; y 2) correctivamente, que es cuando se atribuye a un texto normativo cualquier otro significado que no sea el literal, que no sea el más inmediato; y ésta última a su vez, puede ser restrictiva, cuando se otorga un significado más restrictivo que el literal, y extensiva, cuando se otorga un significado más amplio que el literal. En este caso Panchito López, la Corte Interamericana de los Derechos Humanos determinó que el Estado de Paraguay había violado los artículos 1.1, 2, 4, 5, 7, 8, 19 y 25 de la Convención Americana, por no cumplir con su labor de garante en relación a las condiciones de detención incompatibles con la dignidad personal a que fueron 1 Raz, 1997, p. 209. Marmor desarrolló una tesis intencionalista de interpretación tomando como punto de partida el modelo sugerido por Raz, a los fines de criticar el modelo Dworkiniano. 3 Marmor, 1992, p. 156. 2 1 Escuela Nacional de la Judicatura Teoría General del Derecho. Tema VI: Interpretación Jurídica Candy Marcial Pascual sometidos varios jóvenes en el Centro de Reeducación de Menores de Paraguay, permitiendo que sus agentes amenazaran, afectaran, vulneraran o restringieran los derechos de los internos, quienes vivían en condiciones de hacinamiento que derivaron en tres incendios en los que murieron doce internos y resultaron más de 40 heridos. A consecuencia de los incendios, fue preciso cerrar el centro. Sin embargo esto no constituyó un obstáculo para que los jóvenes internos continuaran padeciendo violaciones a sus derechos fundamentales, puesto que los mismos fueron trasladados a prisiones de adultos, situación que los exponía a circunstancias altamente perjudiciales para su desarrollo y los hacía vulnerables ante terceros que podían abusar de su superioridad. En este mismo orden, la Corte condenó el hecho de que no fuera hasta el año 2001 que el Estado de Paraguay decidiera aplicar un procedimiento jurisdiccional especializado para los niños en conflicto con la ley, lo cual hacía vulnerables a los niños ante los procedimientos judiciales, que eran los mismos establecidos para los adultos. Además, en noviembre del año 1993 se interpuso un recurso de hábeas corpus genérico con el propósito de reclamar las condiciones de reclusión en que vivían los internos de dicho centro en ese entonces y de ubicarlos en lugares adecuados, el cual no fue resuelto hasta julio del 1998, cinco años después de haber sido interpuesto, entendiendo la Corte que el Estado no brindó un recurso rápido a los internos del Instituto al momento de la interposición del hábeas corpus, por lo que violó el referido artículo 25 de la Convención4. Con relación a las violaciones de los derechos a la vida y a la integridad personal contemplados en el artículos 4 y 5 de la Convención, la Corte realizó una interpretación en sentido estricto, al subsumir los hechos comprobados a tales normas. Sin embargo, en los demás aspectos, entiendo que la corte empleó el método de interpretación correctiva propuesto por Guastini, en tanto que la misma no sé limitó a otorgar el sentido literal del texto normativo aplicado, sino que además, algunos de los enunciados contemplados en los artículos de dicha convención (particularmente los que se refieren a los párrafos 1 y 2 del artículo 8) fueron considerados como verdaderos principios generales del derecho, y no como simples requisitos del proceso legal o directrices para su observancia. La Corte consideró que tales principios abarcan las garantías judiciales de los artículos 7 y 25 de la Convención, maximizando la salvaguarda de los derechos protegidos en la misma. Por otra parte, y en este mismo orden, considero que a la vez fue empleada una interpretación en sentido amplio, puesto que no se limitó a la interpretación estricta de los artículos empleados para sustentar la decisión, sino que a la vez se remitieron a las fuentes del derecho consideradas válidas, al recurrir a la jurisprudencia constante de a Corte Interamericana, para defender la postura relativa a la relación existente entre las garantías judiciales y la protección judicial (los referidos artículos 8 y 25 de la Convención), y a la necesidad de considerar el contenido de los mismos como verdaderos principios generales del derecho, para fijar un grado aún más alto de protección a los que de ella necesiten. En términos generales, entiendo que la Corte al momento de arribar a su decisión, no tomó en cuenta la teoría intencionalista, puesto que la labor por ella desarrollada no se limitó a tratar de entender la intención de los creadores de la norma, sino que ofrecieron una verdadera interpretación de la misma. 4 Ver párrafos 176, 179, 184, 186, 188, 190, 193, 213 y 251 de la Sentencia del 2 de septiembre de 2004, sobre el Caso “Instituto de Reeducación del Menor” Vs. Paraguay. 2