TEMA MÉDICO N° 7 CÁNCER DE CUELLO UTERINO El cáncer de cervix (cuello de útero) es una enfermedad maligna frecuente en la mujer. Generalmente aparece después de los 40 años de edad. Sin embargo su origen suele ser mucho más temprano, a partir de lesiones premalignas (ciertas displasias) o carcinomas in situ (tipo displasia más avanzada). Estas lesiones están constituidas por células que se tornan malignas, pero que aún no han invadido tejidos circundantes. De no ser tratadas se extienden y profundizan, hasta ganglios linfáticos adyacentes e incluso dentro del útero. FACTORES QUE AUMENTAN EL RIESGO 1) 2) 3) 4) 5) 6) Mujeres que se iniciaron sexualmente a temprana edad Mujeres con historia de múltiples parejas Mujeres de precaria situación socio-cultural Fumadoras Mujeres HIV positivas (infección por virus del SIDA) Portadoras de ciertos tipos de papiloma humano (HPV) SÍNTOMAS Dos son los síntomas principales que deben alertar: flujo acuoso y sanguinolento, que puede tornarse espeso y maloliente también sangrado vaginal entre períodos (fuera de fecha), más evidente en mujeres con ritmo menstrual regular, o el sangrado después del coito, o después de la menopausia. COMO COMBATIRLO La medida más eficaz es el DIAGNÓSTICO PRECOZ. Detectando su aparición en estadios tempranos a través del rastreo. Esto permite evitar la extensión de la enfermedad y obtener una curación completa. Para lograr esto no debe esperarse a la aparición de síntomas. En los últimos 40 años la incidencia de cáncer de cervix invasivo ha disminuido significativamente, en gran parte gracias a los programas organizados de detección temprana. METODOS PARA RASTREARLO El procedimiento diagnóstico más eficaz en el PAP (extendido o citología cervical con técnica de papanicolaou). Esta técnica consiste en raspar suavemente con un instrumento romo o con un pequeño cepillo el borde externo y la entrada del canal del cuello uterino, obteniendo de esa forma una muestra de células, que luego se “extienden” en un vidrio portaobjetos, para ser enviadas al laboratorio para su análisis microscópico. Así se determina la presencia de células displásicas o malignas. COLPOSCOPÍA: Consiste en observar con una luz intensa y a través de una lente de aumento las paredes internas de la vagina y el cuello uterino, en busca de cualquier anormalidad o lesión. Suele complementar a la toma de PAP, si bien su realización no es imprescindible como método de rastreo, ya que el procedimiento que probó disminuir la mortalidad por cáncer de cuello uterino es la citología cervical o PAPANICOLAU. ¿En que momento y como debemos realizar el rastreo del cáncer de cervix? Todas las pacientes que son o han sido sexualmente activas y que tienen cuello uterino (carecen de el, aquellas pacientes a las que se le haya realizado la extracción quirúrgica del mismo), a partir de la iniciación sexual y estos controles deben repetirse cada 1 a 3 años. Se excluyen pacientes histerectomizadas, o sea a las que por diversas razones se les extirpó el útero quirúrgicamente, incluyendo el cervix (cuello), a menos que la razón de la histerectomía haya sido precisamente cáncer de cuello uterino o alguna de las lesiones precursoras. En este caso deberá seguir con los controles. Las adolescentes cuya historia de hábitos sexuales no pueda determinarse fehacientemente, deben considerarse sexualmente activas a partir de los 18 años. Las pacientes HIV positivas requerirán controles más frecuentes. El rastreo debe seguirse hasta los 65 años, edad a la que pueden discontinuarse siempre que los controles previos hayan sido normales.