Tema 41: ARQUITECTURA. HISTORICISMO. EDIFICIOS DE HIERRO Y CRISTAL. EL MODERNISMO. Los cambios del mapa europeo tras la caída de Napoleón y el advenimiento de la burguesía al poder provocan un fuerte interés por conocer las raíces históricas medievales, que tienen su reflejo en la revitalización de los estilos históricos: neorrománico, neogótico, neobizantino, etc... Es por ello que los arquitectos románticos de la primera mitad del siglo XIX revivieron simultáneamente varios estilos históricos como el neobizantino, neorrománico, neogótico, neorrenacentista, neobarroco y los derivados del arte oriental. Pero podemos encontrar diferencias nacionales. Los ingleses resucitan el estilo gótico en las “Casas del parlamento” de Londres, mientras que su imperio colonial les proporciona un exotismo que plasman en el “Pabellón del Príncipe de Gales”. Franceses y alemanes prestigian también el gótico acabando edificios inconclusos y edificando iglesias nuevas. En España, el medievalismo se regionaliza. Asturias recupera el neorrománico en la “Colegiata de Covadonga”. Sin embargo, será el neomudéjar el estilo que mejor defina el historicismo español, adaptándose a estaciones y plazas de toros. Estos edificios se desarrollaran bajo dos principios inmutables: el uso del ladrillo y las decoraciones basadas en paños de sebka, yeserías o alicatados. Los progresos siderúrgicos de la revolución industrial posibilitaron en la segunda mitad del siglo XIX la utilización de hierro en la construcción. Las vigas de hierro eran más baratas, más ligeras y más rápidas de montar. Primero se construyeron puentes y torres como la “Torre Eiffel”. Seguidamente, coincidiendo con las mejoras del vidrio se instalan en mercados, estaciones de ferrocarril y pabellones. Estos avances, unidos a la invención del ascensor propiciaran la invención del rascacielos. Los orígenes del rascacielos tienen mucho que ver con el incendio de 1871 en Chicago. Los forjadores de la escuela arquitectónica de Chicago van a ser William Le Baron Jenney y Louis Sullivan. Sus edificios se reducen a un armazón metálico, compuesto por pilares y viguetas, que permite abrir grandes ventanas apaisadas en el exterior. La distribución es siempre idéntica: locales comerciales en los bajos, oficinas en los pisos y servicios en la planta alta. Los problemas estilísticos que preocupaban a los arquitectos del siglo XIX encontraron una primera respuesta en la estética del Modernismo, en la cual se enlazan el culto al naturalismo y la aplicación de la tecnología del hierro. Este movimiento ornamental, rompe con la tendencia historicista. El Modernismo se caracteriza por el uso de la línea sinuosa basada en elementos de la naturaleza. Las manifestaciones más celebradas se dieron en el campo de las artes aplicadas. El belga, Víctor Horta da las claves innovadoras como son la supremacía de volúmenes curvos, empleo de hierro en soportes, barandas de escalera, balcones exteriores y la renovación total del espacio interior al prescindir de pasillo y habitaciones en fila. El español Antoni Gaudí está considerado como la mente más creativa de la arquitectura contemporánea. En sus inicios profesionales diseña algunos edificios historicistas como el “Palacio Episcopal de Astorga” de estilo neogótico, sin embargo pronto evoluciona al modernismo, como puede verse en la cripta y en el parque Güell en los que ya están todos los rasgos que lo definen en su madurez, como los arcos parabólicos, las columnas inclinadas, las paredes y techos ondulados ó el empleo de materiales tradicionales como la piedra de Montjuïc, el ladrillo o los fragmentos de cerámica de colores. Otros ejemplos importantes son “Casa Batló”, “Casa Milá” ó la “La Sagrada Familia”.