Nota preliminar LA RISA Y LA ANGUSTIA: ivaya una extravagante pareja! Pensemos en ella como si se tratara de personajes de una obra de teatro. La imagen, si se me permite, llama, y de modo inmejorable, a la farsa. Reunir, digamos en una misma sala de espera, a aquello que manifiesta regocijo y deleite y a lo que, al mismo tiempo y por el contrario, es signo de inquietud y afliccion, desata de golpe las posibilidades infinitas de la comedia de pastelazos. O de errores. Los personajes podrian llamarse Gracia y Desgracia, y la esencia del drama se sostendria por el simple y constante choque de sus inequivocos atributos. Hasta aqui todo bien. Pero, detengamonos por un momento, que Entre la anpstiay la risa no podria ser una tragedia? Seria dificil imaginarla bajo esa forma. No solo por la anomalia dramatica que implicaria encontrar, al interior de lo que suponemos tragico, un elemento de espiritu jubiloso, sino tambien por la agraciada contradiccion de terminos que el propio titulo sugiere. La comedia es un genero mucho mas abierto -si no es que en eso se fundaa congregar a los opuestos. Por su parte, la tragedia, se ha dicho, debe apuntar siempre hacia un sola dimension: la de lo funesto. Y asi ha sido por los siglos de los siglos. Como apuntaba Byron: "Todas las tragedias terminan con una muerte y todas las comedias acaban con una boda. Pero, donde viene esta creencia, muy extendida, de que si el asunto es grave (esto es: que tiene peso, que importa), grave ha de ser tambien la forma de presentarlo?" Mas alla del sentido comun, que dicta lo que ha de esperarse de los distintos generos, lo cierto es que las mejores tragedias y las mejores comedias no son ni lo uno ni lo otro, sino... todo lo contrario. podria, por ejemplo, extraer una definicion mas o menos coherente de la comedia a partir del Sueno de una noche de verano? "La mas lamentable comedia y muerte mas cruel de Piramo y Tisbe", como nos advierte su autor, no es mas confusa en sus categorias que aquellos que intentan esclarecer la naturaleza -antinomica, dirian- de la comedia y de la tragedia. Sin embargo, la conjuncion de los terminos "comedia lamentable" y "muerte cruel" permanece como una afrenta a la pureza de las distintas formas del drama. Y de ahi su riqueza. Vamos, que Shakespeare conocia su oficio no cabe la menor duda. Nada mas eficaz, a la hora de crear tension dramatica, que dejar la sangre caer sobre el pastel de bodas o, por el contrario, permitir a la risa infiltrarse en el momento de la mas tragica revelacion. Ya lo decia Milan Kundera: "Basta que un sombrero se escurra por accidente sobre un ataud apenas sepultado, para trastocar el sentido tragico de la escena. La risa brota entre las lapidas y lo que fue funeral se vuelve circo." Podriamos pensar, por ejemplo, que es innecesario, si no es que abiertamente repugnante, presenciar como le sacan los ojos a Gloucester, pero asi debe ser. Es un elemento que ayuda a crear esa atmosfera de horror y crueldad que termina por enloquecer a Lear. Pero no solo es horrible: una vez mas, en Shakespeare, damos con esa malevola comicidad que apuntala el tragico fluir del drama. Recordemos que al momento de arrancarle el segundo ojo, Cornwall exclama: "!Fuera, jalea vil!". Jalea vil? Pero, jno se supone que deberiamos lamentarnos? Entonces, que nos reimos? Esa region particular de lo terrible que raya con lo fantastico y lo absurdo se acerca a pasos agigantados al territorio de la locura. La locura que llama a la risa y a la angustia. La locura del rey Lear y la nuestra ante los peligros que nos descubre el drama. esta tu lustre ahora?", le pregunta Cornwall a Gloucester, "Ya todo es tinieblas y desconsuelo", alcanza este a responder. Reirse al escuchar "Fuera, jalea vil", a pesar de estar frente a un acto de extrema crudeza, es, como diria la autora del libro que nos ocupa, tomar una salida de emergencia. !Y que salida! La de la imagen que, para contradecir aquello tantas veces mentado de las mil palabras, cede ante la fuerza de los vocablos enunciados. Y no deberia extranarnos que asi ocurra. Las palabras son como un caballo de Troya: esconden un ejercito en sus entranas. Y pueden, como lo demuestra Lieberman, arrasar cualquier territorio, desde la risa hasta la angustia. Fuera. Jalea. Vil. "Todas las palabras", observo Bachelard, "desempenan honradamente su oficio en el lenguaje de la vida cotidiana. Despues, las palabras mas habitua- les, las palabras adheridas a las realidades mas comunes no pierden por eso sus posibilidades poeticas". Y salvificas. En este mundo, que no es teatro y que solo es el mejor de los mundos posibles, las palabras hacer algo por nosotros? A decir de Lieberman, si pueden, y mucho. Pero hay que dejarlas actuar. Y si es verdad que para pasar de la tragedia a la comedia no hay que hacer nada mas que sentarse, como observo Napoleon, solo los necios se quedarian de pie. Visto asi, se requeriria de un simple movimiento para convertir a Entre la angwtia y la risa en una tragedia; y otro para devolverla a su forma original. Sin embargo, y dire una obviedad: esto no es una obra de teatro. Pero si un esplendido estudio acerca del humor como la mejor salida de emergencia posible. Despues de todo, como escribio Francis Bacon, "la imaginacion fue otorgada al hombre para compensarlo por lo que no es; el sentido del humor para consolarlo por lo que si es". Sea pues. Maria Minera