Los satélites mexicanos, una historia sexenal fallida Sofía Flores Fuentes Crónica de un desastre anunciado Esta es la historia de Centenario, un satélite que formó parte del Sistema Satelital Mexicano MEXSAT y que fue implementado durante el sexenio del ex presidente Felipe Calderón. La iniciativa para construirlo respondió al hecho de que nuestro país, en pleno siglo XXI, carecía de satélites propios debido a la venta de todos los que alguna vez existieron y como resultado de una privatización que arrasó con diferentes instituciones estatales desde finales de la década de los 80. El pronóstico para el éxito del lanzamiento de Centenario era desalentador desde mucho tiempo atrás del despegue en la plataforma de la empresa International Launch Services (ILS), en Kazajstán. La firma del contrato se hizo durante las últimas bocanadas de aliento del Los satélites mexicanos, una historia sexenal fallida / CIENCIORAMA 1 mandato de Calderón, probablemente con la esperanza de concretar un proyecto que rescatara en los registros históricos su inepto paso por la presidencia de la República. Una vez que cambió la administración, el nuevo gobierno buscó desesperadamente cancelar el contrato. La razón: la ILS acumulaba cuatro eventos fallidos con otros cohetes. Sin embargo, anular el convenio de la puesta en órbita de Centenario implicaba que se perdieran 60 millones de dólares por la multa de la anulación, así que la decisión fue continuar con lo pactado y asegurar en su totalidad al valiente mártir tecnológico. Finalmente era preferible confiar en que la inversión de 390 millones de dólares llegara sana y salva en forma de satélite al espacio exterior, a vivir con la certeza de perder un séptimo del valor de Centenario. Pasados los primeros ocho minutos del lanzamiento, Protón-M, el cohete que llevaba como pasajero a Centenario presentó problemas aún desconocidos hasta ahora, comenzó su caída libre y nuestro satélite se perdió. Sin embargo, la realidad es que la pérdida para la infraestructura satelital mexicana comenzó con la privatización de los satélites nacionales a principios de la década de los 90, durante el gobierno salinista, y la falta de desarrollo de servicios eficientes de telecomunicación para todos los mexicanos. Los satélites mexicanos, una historia sexenal fallida / CIENCIORAMA 2 Protón–M, el cohete que contenía a Centenario, justo al momento del lanzamiento. De políticas públicas y satélites Planificar para el futuro es probablemente una característica inexistente en el planteamiento y desarrollo de las políticas públicas mexicanas. Los proyectos sólo alcanzan a ser visualizados durante la administración en turno. La historia de la industria satelital mexicana, teniendo a MEXSAT como el ejemplo contemporáneo de esto, pone en evidencia las vicisitudes del paso de las distintas administraciones, en vez de los objetivos de las investigaciones o de los avances tecnológicos. La primera señal satelital a la que México tuvo acceso fue resultado de una necesidad: debían llegar a todos los televisores del mundo los juegos olímpicos que se celebraron en octubre de 1968, a una semana de la trágica matanza de estudiantes en Tlatelolco en aquel “día soleado”. El gobierno del entonces presidente Gustavo Díaz Ordáz rentó los servicios de la NASA para que la primera señal a colores del encendido del pebetero olímpico viajara alrededor del planeta. Los satélites mexicanos, una historia sexenal fallida / CIENCIORAMA 3 Casi 20 años después, en 1985, el entonces presidente Miguel de la Madrid presenció el lanzamiento del primer satélite mexicano, el Morelos I. El gobierno del mismo presidente que no permitió la ayuda internacional por el terremoto más funesto que ha vivido este país, ordenó la creación de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), misma que se encargaría del manejo del satélite que brindaría servicios de telecomunicación sin la necesidad de recurrir a satélites rentados. Imagen que muestra al Morelos I desde el espacio Ese mismo año, en 1985, el Morelos II alcanzó a su primer hermano, un evento que representó un gran y momentáneo avance tecnológico, pues se reforzó la posibilidad de conectar las ciudades con las zonas rurales del país a partir de mejores servicios telefónicos y televisivos. A pesar de que originalmente su tiempo de vida se había estimado en nueve Los satélites mexicanos, una historia sexenal fallida / CIENCIORAMA 4 años, sus servicios duraron 19 años --hasta el 2004-- cuando se le agotó el combustible y tuvo que ser jubilado antes de que las políticas públicas mexicanas tuvieran la visión de sustituir su labor con la de otro vehículo espacial. Una particularidad del Morelos II fue que el transbordador en el que se lanzó, el Atlantis, llevó entre sus tripulantes a otro mexicano, el primero en salir de la órbita planetaria: Rodolfo Neri Vela. El primer astronauta mexicano fue seleccionado entre 400 aspirantes connacionales para colocar al Morelos II en órbita. Durante la misión espacial, el astronauta mexicano condujo varios experimentos diseñados por la comunidad científica del país para ser realizados en el espacio, y que fueron elegidos entre muchas propuestas: uno de ellos fue el de los doctores Miguel Ángel Cevallos y Humberto Saint-Martín, que consistía en observar -en plantas de frijol- la absorción de nutrientes fuera de la Tierra. Imagen que muestra al Morelos II ya en órbita Los satélites mexicanos, una historia sexenal fallida / CIENCIORAMA 5 Las elecciones de “la caída del sistema” llevaron a la presidencia de la República a Carlos Salinas de Gortari en 1988, y con él un nuevo proyecto para las telecomunicaciones y la industria satelital mexicana. Salinas de Gortari creó Telecomunicaciones de México, un organismo descentralizado que se encargó de operar el Sistema Morelos. Además, ordenó que durante su mandato se contara con un nuevo sistema satelital que sustituyera a los dos primeros vehículos espaciales, al que decidió dar el mismo nombre que a su proyecto de nación: Solidaridad I y II, mismos que se lanzaron en los últimos momentos del gobierno salinista. Fue durante el gobierno de Salinas que comenzó la venta de empresas estatales. Después de la privatización de Teléfonos de México --la empresa telefónica que contribuyó a convertir a Carlos Slim en una de las personas más ricas del mundo--, el gobierno realizó reformas a la Ley de Telecomunicaciones, creando así a la empresa Satélites de México S. A. de C.V. (SATMEX), misma que poco tiempo después fue también vendida en un porcentaje a otra empresa estadounidense. Así los mexicanos perdimos a los dos Morelos --para ese entonces, el Morelos I estaba ya inactivo--, los dos Solidaridad, y el Morelos III, que estaba en plena construcción --por su venta, su nombre cambió a Satmex 5--. Como si la privatización de la infraestructura satelital mexicana hubiera sido insuficiente, SATMEX se declaró varias veces en bancarrota, hasta que en 2014 una empresa francesa llamada Eutelsat Communications la adquirió, y con ella los satélites que pertenecían hasta entonces a SATMEX. Varios años después, y como resultado de esta patética historia, México decidió tener satélites propios de nuevo. El gobierno de Felipe Calderón impulsó el Sistema Satelital Mexicano (MEXSAT), desarrollado con el objetivo de brindar servicios de seguridad nacional en su guerra contra el narcotráfico. En este caso los satélites brindan información instantánea sobre lo que sucede en tierra, por ejemplo, los ataques producidos, la atención en situaciones de emergencia, de desastres naturales y sociales, entre otros. Para esto se contempló el lanzamiento Los satélites mexicanos, una historia sexenal fallida / CIENCIORAMA 6 de tres vehículos espaciales nombrados en honor a dos conmemoraciones y un personaje emblemático de la historia mexicana: el Morelos III -- el mismo nombre del satélite que México nunca pudo ver terminado--, el Bicentenario --por los 200 años de la independencia mexicana-, y el ya mencionado y Centenario --por los 100 años de la revolución mexicana--. Hasta ahora, Bicentenario ya se encuentra en operaciones luego de haberse lanzado exitosamente desde la Guyana Francesa a finales del 2012, mientras que el tercero y último del sistema MEXSAT, Morelos III, será puesto en órbita antes de terminar el 2015. Y la mayoría de los otros satélites que alguna vez fueron nuestros ya son basura espacial. ¿Por qué satélites propios? Los satélites brindan servicios de comunicaciones que en la actualidad son vitales para el funcionamiento diario de una sociedad. Además, los satélites nos proporcionan seguridad, proveen conectividad global, generan facilidades para desarrollar actividades de la vida diaria, y ponen al alcance de una pantalla --desde un reloj inteligente hasta las que adornan habitaciones-- entretenimiento proveniente de cualquier rincón en el mundo. Es por esto que los objetivos de los satélites mexicanos, desde la década de los 80, han sido concebidos para la conexión entre las ciudades y las zonas rurales, para dar información en caso de desastres, y para la seguridad nacional. Lamentablemente, la idea de desarrollar estudios científicos y tecnológicos a través de ellos ha sido de desinterés para el gobierno, y ha habido intentos fallidos por parte de distintos centros de investigación. De hecho, la UNAM ha tenido proyectos satelitales con fines de estudio, pero el UNAMSAT-1 tuvo un lanzamiento fallido desde una base militar rusa y el UNAMSAT-B fue útil apenas un par de años. Además, la existencia misma de los satélites muestra cuán importantes son la técnica y de la ciencia. tecnología espacial es resultado del El desarrollo de la continuo desarrollo del Los satélites mexicanos, una historia sexenal fallida / CIENCIORAMA 7 conocimiento en áreas como la física, las matemáticas y la ingeniería, y éstas a su vez se retroalimentan con la información obtenida a partir de la puesta en órbita de los satélites. Antes de que los primeros seres vivos fueran lanzados al espacio, los estudiosos del cosmos se limitaban a voltear hacia arriba, y a captar la información que llegara a la Tierra. Ha sido desde la construcción de los vehículos espaciales que muchos espectros de la información más accesibles desde el espacio, como los púlsares o los agujeros negros, se puedan estudiar con aparatos que funcionan como extensiones de nuestros ojos. Más aun, gracias a los satélites se pudo ver y estudiar nuestro planeta desde una perspectiva lejana, pero completa. Con todo esto, es claro que los satélites son un patrón de medida del desarrollo de una nación o de un grupo económico. Sólo en Europa, se calcula que el valor de la comunicación comercial por satélite es de más de 20 mil millones de euros. Es justamente a partir de la importancia que el continente europeo le ha dado a la comunicación satelital, que se ha calculado que para el 2020 todas los habitantes de esa zona tendrán acceso a servicios de banda ancha -como una televisión en HD y en ultraHD--, además de que todo el contenido de los medios será entregado por la combinación de fibra y conexiones inalámbricas, terrestres y satelitales. Ahora tomemos el ejemplo de la India. En este país, con poblaciones separadas por una geografía variada y por distintas lenguas, los satélites han funcionado como herramientas para conectar a todas las comunidades distantes, generando así oportunidades de acceso a la educación y a los servicios médicos. Con 67 satélites lanzados al espacio, tanto ha sido su desarrollo en materia espacial, que su primer ministro, Narendra Modi, declaró hace un par de años que son la nación con la producción de cohetes más barata del mundo. De hecho, la misión que lanzaron para estudiar al planeta marciano costó una treintava parte del valor del proyecto equivalente de la NASA, Curiosity. Los satélites significan un punto a favor de la Los satélites mexicanos, una historia sexenal fallida / CIENCIORAMA 8 India en su carrera por convertirse en un país con relevancia tecnológica y científica en todo el mundo. Para nuestro mismo continente la industria satelital ha sido muy importante. Argentina es dueña de la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales S.A. (ARSAT), responsable del desarrollo de la infraestructura satelital y de la distribución de servicios de telecomunicaciones a todo el cono sur. Por ejemplo, el satélite Arsat 1, lanzado en 2014, permitirá una mejor conexión televisiva, de acceso a internet y de intercambio de información entre Chile, Paraguay, Uruguay, la misma Argentina, y algunas zonas brasileñas y bolivianas. Otro de los convenios importantes que Argentina ha establecido es el que tiene con Brasil: ambas naciones monitorean con satélites los aspectos ambientales de la producción de alimento en la zona Mercosur. Finalmente, esta misma nación tiene convenios de investigación científica satelital, por ejemplo, para el estudio de las condiciones físicas de los océanos y de la atmósfera, con Francia, Estados Unidos y Dinamarca. Satélites, una moneda de cambio Actualmente los satélites son una de las tecnologías más eficaces para la distribución de grandes cantidades de información. Hablar de su relevancia en materia de telecomunicaciones podría llevarnos a hacer todo un tratado de miles de páginas, por los beneficios que han traído a la humanidad en materia de comunicaciones globales, de monitoreo espacial y terrestre --ya sea ecológico, climático, social o económico--, y más importante aún, en técnica y ciencia. Es por esto que los satélites han sido, desde su implementación espacial, una pieza clave para diferenciar los países desarrollados y en desarrollo. Una hipótesis es que México ha relegado su desarrollo satelital a la existente infraestructura estadounidense. Nuestra condición de vecinos de uno de los países más poderosos del mundo ha traído beneficios en este tema, en tanto que el espectro de cobertura canadiense y estadounidense alcanza a cubrir el territorio mexicano con diferentes satélites: el AMC-1, el Galaxy 23, el Galaxy 19, y el DirecTV, por Los satélites mexicanos, una historia sexenal fallida / CIENCIORAMA 9 mencionar algunos. Es el precio en materia de infraestructura, tecnología, políticas públicas, economía, y ciencia lo que se ha pagado por este atraso. Por tal motivo, México debe invertir y prestar atención personalizada y de calidad al desarrollo de tecnologías satelitales que escriban su historia en avances técnicos y de telecomunicación. Es también necesario dejar de utilizar al sistema satelital como banderas políticas sexenales que, como hemos visto, sólo la han llevado a la ruina a través de pocos vehículos espaciales, de privatización, de la bancarrota y de caídas libres. Referencias Clark, S. (2014) Two satellites for Latin America launched by Ariane 5. [En línea]. Spaceflight now. Disponible en: http://spaceflightnow.com/2014/10/16/two-satellites-for-latin-america-launchedby-ariane-5/ (Acceso en Junio 2015) La Jornada (2015) Satélites mexicanos puestos en órbita. [En línea]. 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