SOBRE EL SIGNO Y RITO DE LA PAZ EN LA SANTA MISA El día 12 de julio de este año, el Prefecto de la Sagrada Congregación para el Culto, y la disciplina de los sacramentos (Mons. A. Cañizares) remitió una carta al Presidente de la Conferencia Episcopal Española, sobre el "signo" y el "rito" de la paz dentro de la Misa. En el Sínodo de Obispos sobre la Eucaristía (2005, proposición 23), se había discutido sobre la oportunidad o no del mencionado signo, en el modo y momento que se encuentra hoy en el Ordinario de la Misa. Benedicto XVI, en la Exhortación Apostólica postsinodal Sacramentum Caritatis (22-11-2007), en el n 49 (y la nota n 150), invitaba a las Congregaciones implicadas a estudiar este tema. La Congregación para el Culto, después de pedir parecer a las Conferencias Episcopales del mundo, ha constatado que la mayoría se han pronunciado a favor de mantener el "rito" y "signo" de la paz donde está situado hoy, por considerarlo característico del Rito romano y por no creer conveniente para los fieles el introducir cambios estructurales, en estos momentos, en la celebración eucarística. Esta "Carta circular" enviada por Mons. Cañizares, Prefecto de la sagrada Congregación para el Culto, se ha hecho llegar a todos los Obispos con la aprobación del Papa Francisco. Veamos a continuación los contenidos y directrices de la misma. 1) Carta circular: el significado ritual del Don de la Paz en la Misa". Éste es el título de la Carta; comienza diciendo que la paz es un don de Cristo paciente y resucitado, que hoy sigue ofreciendo a su Iglesia, reunida para la Eucaristía. La Iglesia deberá dar testimonio de ella en la vida de cada día. En la tradición litúrgica romana, el signo de la paz se ha situado antes de la Comunión. Este signo tiene un significado teológico propio. Su punto de referencia es la contemplación eucarística del misterio pascual, mostrándose así como el "beso pascual" de Cristo resucitado, presente en el altar. El signo de la paz se encuadra dentro de los ritos que conducen a la participación sacramental en la Eucaristía (Comunión). Este signo se sitúa entre el Padrenuestro (que lo prepara) y la fracción del pan (durante la cual se implora al Cordero de Dios que nos de su paz). Con este gesto que "significa la paz, la comunión y la caridad", la Iglesia pide "la paz y la unidad para sí misma y para toda la familia humana, y los fieles expresan la comunión eclesial y la mutua caridad, antes de la comunión sacramental", es decir la comunión en el Cuerpo de Cristo Señor. En la "Sacramentum Caritatis", Benedicto XVI había pedido a la Congregación para el Culto considerar la problemática referente al signo de la paz para salvar el valor sagrado de la celebración eucarística y el sentido del misterio en el momento de la Comunión sacramental: el Papa resalta el sentido del gesto de la paz, en el momento presente de tantos conflictos y tanta necesidad de pedir la paz y la unidad para el mundo y la Iglesia; entiende también la intensidad con la que se vive este rito en la Eucaristía; pero ya en el Sínodo se ha visto la conveniencia de moderar este gesto, que puede tener expresiones exageradas provocando confusión en los fieles precisamente antes de la Comunión. El Papa concluía diciendo que, el alto valor del gesto, no merma por la sobriedad necesaria para mantener un clima adecuado a la celebración, limitando por ejemplo el intercambio de la paz a los más cercanos. Estas líneas pueden constituir el núcleo de una catequesis adecuada. A este núcleo se pueden añadir los contenidos del final de la Carta: -Considerar y profundizar en el significado espiritual del rito de la paz tanto en la Misa como en la propia formación litúrgica y espiritual o en la oportuna catequesis de los fieles. -"Cristo es nuestra paz (Ef 2, 14) , la paz divina, anunciada por los profetas y los ángeles, y que Él ha traído al mundo con su misterio pascual. Esta paz del Señor resucitado es invocada, anunciada y difundida en la celebración, también a través de un gesto humano elevado al ámbito sagrado". 1. Disposiciones prácticas de la Congregación. La Congregación para el Culto ofrece estas disposiciones para expresar mejor el contenido del signo de la paz y para moderar los excesos que suscitan confusión en la asamblea litúrgica, en un momento central de la Misa. Se trata de que los fieles comprendan y demuestren vivir en los gestos rituales, el significado correcto del rito de la paz, de lo contrario se debilita el concepto cristiano de la paz y se perjudica la misma participación eucarística. Para ello se sugieren las siguientes líneas orientativas: a) Ha de quedar claro que el rito de la paz adquiere su profundo significado con la oración y el ofrecimiento de la paz en la Eucaristía. El darse la paz correctamente entre los hermanos, en la Misa, enriquece su significado y confiere expresividad al rito. Es totalmente legítimo afirmar que no es necesario invitar "mecánicamente" a darse la paz. Es más, en ocasiones, se puede omitir, e incluso, debe ser omitido, cuando se prevé que tal gesto no se llevará a cabo adecuadamente por circunstancias concretas, o se considera conveniente pedagógicamente no realizarlo en determinadas ocasiones. Recuérdese que la rúbrica del Misal dice: "Luego, si se juzga oportuno, ("pro opportunitate") el diácono, o el sacerdote, añade: Daos fraternalmente la paz". b) Es necesario que en el momento de darse la paz se eviten estos abusos: La introducción de "un canto para la paz", inexistente en el Rito romano. Y esto es así, porque se prevé un tiempo brevísimo para dar la paz a los más cercanos. • Los desplazamientos de los fieles para intercambiarse la paz. • El que el sacerdote abandone el altar para dar la paz a algunos fieles. • Que en algunas circunstancias (como solemnidades, misas rituales, Órdenes y profesiones religiosas, etc.), el darse la paz se convierta en ocasión para felicitar o expresar condolencias. La OGMR nn 82 y 154 pide que cada uno exprese sobriamente la paz a los que tiene más cerca; el sacerdote debe permanecer siempre dentro del presbiterio, para no alterar la celebración. Debe hacerse del mismo modo si, por una causa razonable, desea dar la paz a algunos fieles (serán los fieles los que vayan junto al sacerdote en el presbiterio). c) Se invita a las Conferencias de Obispos a preparar catequesis litúrgicas sobre el significado del rito de la paz en la Liturgia romana y sobre su correcto desarrollo en la celebración de la Misa. 2) La estrecha relación entre la lex orandi (ley del orar) y la lex credendi (ley de la fe) debe extenderse a la lex vivendi (ley del vivir). Se trata de que, los católicos consigan hoy un compromiso serio en orden a construir un mundo más justo y pacífico. Ello implica una comprensión más profunda del significado cristiano de la paz y de su plasmación en la celebración litúrgica. Se nos invita con insistencia a avanzar con eficacia en esta materia, pues de ello depende la calidad de nuestra participación en la Misa y el vemos incluidos entre los que merecen la gracia de la paz, prometida en las bienaventuranzas. Conclusión. Invitamos a los pastores a que expliquen, a partir de esta Carta, el significado del rito de la paz y que pastores y fieles lo realicemos tal como la Iglesia nos lo pide.