MICROCRÉDITOS PARA EL DESARROLLO Los microcréditos y la igualdad de género: un mecanismo eficaz para el empoderamiento de las mujeres en el siglo XXI Sara D’Mello (India). Directora ejecutiva de Committed Communities Development Trust Sara Lizia D’Mello proviene de la clase media-alta de la India pero vive, desde hace más de 20 años, cerca de la pobreza y marginalidad social que, lamentablemente, abunda en los suburbios de la ciudad de Bombay. Decidió dar un giro completo a su vida cuando en 1987 dejó su cómoda posición de Directora de una de las instituciones educativas más prestigiosas de Bombay, para vivir con los más pobres y marginados en una colonia de leprosos donde, por miedo, no se atrevía a entrar ni siquiera la policía. Aunque en ese momento no tenía experiencia alguna en temas de desarrollo, ni contaba con apoyo institucional, su tesón, fuerza de voluntad y la convicción de que los grupos y comunidades marginales tienen el potencial para participar en su propio crecimiento y desarrollo si se les da la oportunidad, convirtieron el barrio, hasta el momento privado de todos los servicios básicos de salud, educación, infraestructuras etc... en una comunidad unida, sana y fructífera. Hoy disponen de escuela, dispensario e infraestructuras, y se autogestiona con el liderazgo de sus propios habitantes. Sara consiguió que la ciudad de Bombay y los que en ella gobernaban tuvieran conocimiento de esta situación y exigió que los poderes públicos se implicaran. A partir de ese momento, Sara tuvo claro que debía dedicarse por entero al desarrollo comunitario de los barrios marginales de Bombay y fundó la Organización Committed Communities Development Trust. 86 ASIA Y ÁFRICA En la India de este siglo XXI existen dos realidades, la de las comunidades urbanas y la de aquéllos que habitan las zonas rurales. Si tratáramos de radiografiar a la mujer india actual tendríamos que trazar, como mínimo, dos retratos robot. En las urbes, las mujeres pueden aspirar a tener una educación lo suficientemente buena como para poder intentar encontrar un empleo que las haga económicamente empoderadas. Algunas, incluso, podrán llegar a realizarse como exitosas empresarias. Estas mujeres pueden ser optimistas sobre su futuro, conocen el entorno que las rodea y eso las hace pragmáticas y, al mismo tiempo, capaces de tomar decisiones aunque sigan teniendo unas limitaciones sociales que son el mayor impedimento para su pleno desarrollo. Ésa es una parte de la sociedad pero no la mayoritaria. Hay más de 300 millones de mujeres en las zonas rurales y su situación es muy diferente. Poseen un bajo nivel educativo lo cual las relega a una pobre situación socioeconómica. Ni disfrutan de las mismas oportunidades que los hombres ni tienen los mismos derechos. Sistemáticamente se les deniegan derechos básicos, sobre todo relacionados con su salud reproductiva. Están, pues, subyugadas aunque cada vez son más conscientes de sus situación desigual y, por eso, están deseosas de poder ser el motor del cambio. La India en que viven estas dos ‘mujeres prototipo’ que hemos visto es país en el que, hoy en día, 236 millones de personas tienen que sobrevivir con menos de 20 rupias al día, lo que vendrían a ser unos 40 céntimos de dólar. Si en el mundo hay 1.300 millones de personas pobres y 900 millones son mujeres, en India las proporciones son todavía menos favorables. También los niños sufren las consecuencias de esa pobreza extrema. Un 48% de las criaturas de menos de cinco años están moderadamente o severamente malnutridas. Esto conlleva unas tasas de mortalidad infantil del 54% y un índice de mortalidad relacionada con el parto de 540 mujeres por cada millón de nacimientos. Con todos estos datos en la mano, uno podría decir que en India hay mucho trabajo por hacer para conseguir que las mujeres lleguen a superar la actual situación y alcancen su pleno desarrollo. Es decir, para que lleguen a empoderarse. De aquí que quisiera hacerme la siguiente reflexión, ¿pueden los microcréditos ser un instrumento que contribuya al empoderamiento de las mujeres? 87 MICROCRÉDITOS PARA EL DESARROLLO ASIA Y ÁFRICA Para poder responder a la cuestión deberemos comenzar por definir un concepto tan amplio como el de empoderamiento de la mujer. De forma visual se puede imaginar como un rompecabezas de ocho piezas que requiere de todos los elementos para tener pleno sentido. Una mujer empoderada será aquella que: En el año 1974 la entidad reconvirtió su estatus jurídico y se transformó en una entidad bancaria. Con su nueva estructura pretendía cubrir dos grandes agujeros en la prestación de servicios financieros a las mujeres: por un lado, la carencia de capital para poder desarrollar o establecer sus posibles micronegocios y, sobre todo, la no propiedad de los bienes que utilizaban. La provisión de estos servicios debía servir para conseguir que las mujeres llegaran a tener empleos a tiempo completo que les garantizaran, más allá de una estabilidad laboral, una seguridad en los ingresos y, como consecuencia de ello, seguridad alimenticia y social. Tras tres décadas de trabajo con mujeres, en SEWA Bank reconocen haber aprendido mucho. Las lecciones aprendidas son, las que podemos oír del propio Muhammad Yunus: las mujeres son capaces de ahorrar, devuelven el dinero prestado y se pueden servir de los microcréditos para ayudarse a salir de la pobreza. 1. tenga el poder para poder tomar decisiones y que pueda actuar en aquellas cuestiones que afecten su futuro; 2. tenga acceso a oportunidades (laborales, educativas, empresariales…); 3. tenga cubiertas las necesidades básicas: alimentación, salud y vivienda; 4. tenga confianza en sí misma y pueda vivir con la autoestima necesaria; 5. se sienta segura y no amenazada por actos de violencia dentro del hogar; 6. tenga posibilidad de formarse para ser consciente de la realidad; 7. pueda influir en su comunidad, en un sentido extenso y más allá de sus círculos más próximos; 8. sea económicamente independiente. En la India hay diversos proyectos que persiguen uno o varios de los puntos mencionados con anterioridad y que se definen como proyectos para el empoderamiento de la mujer. Me gustaría poner el ejemplo de SEWA Bank (Self- Employed Women’s Association – ‘Asociación de Mujeres Auto-empleadas’) como caso de estudio en el uso de las microfinanzas para llegar al empoderamiento de las mujeres. La entidad fue fundada en el año 1972; entonces era una organización no gubernamental y sin ánimo de lucro para ayudar a las mujeres pobres. Basta con examinar su ‘Declaración de Propósitos’, que no ha cambiado desde entonces para ver cuál era, y todavía es, su misión: Decía que hay muchas iniciativas destinadas al empoderamiento de las mujeres en India. A la experiencia de SEWA Bank añadiré la propia, la de la organización que fundamos en Bombay en el año 1990: Committed Communities Development Trust (CCDT). Nuestro objetivo ha sido, desde un principio, superar el estigma de género, luchar contra la discriminación y tratar de llegar al auténtico empoderamiento de las mujeres. Para ello nos hemos centrado en actividades destinadas a las comunidades, tanto en materia de servicios sanitarios, como en educación social y ayuda al desarrollo. Convencidos del poder de las microfinanzas, lanzamos proyectos de microcréditos con finalidades específicas para cada comunidad. Las mujeres con las que hemos trabajado en todos estos años nos cuentan muchas historias de éxito pero no pueden responder a una cuestión que planea sobre cada una de nuestras acciones, ¿el acceso a los servicios microfinancieros por sí solo puede llevar al empoderamiento de las mujeres? “El SEWA Bank existe para poder llegar al mayor número de mujeres pobres trabajadoras que están involucradas en el sector informal y proporcionarles servicios financieros acorde con sus necesidades para llegar a su empoderamiento socio-económico y a su auto-desarrollo a través de su propia gestión y propiedad” Parece estar bastante claro que el principal objetivo de los programas de microcréditos es el alivio de la pobreza más que el empoderamiento de las mujeres en sí. A pesar de que las mujeres han sido tradicionalmente el principal blanco de las acciones de las instituciones microfinancieras sería erróneo asumir que de los beneficios que aporta el acceso a los servicios financieros se derivan, automáticamente, ciertos logros sociales, como 88 89 MICROCRÉDITOS PARA EL DESARROLLO ASIA Y ÁFRICA sería el empoderamiento de las mujeres. La experiencia de CCDT en la concesión de microcréditos nos ha llevado a identificar siete problemas que, en cierto modo, vienen a poner en entredicho que la actual estrategia de extensión de los servicios microfinancieros a los más pobres esté llevando directamente a un pleno empoderamiento de género. movilidad y flexibilidad temporal. Aunque se tienda a ver que los microcréditos son una apuesta para el futuro, para muchas mujeres el acceso al crédito es una necesidad inmediata. Hay que saber entender las necesidades. Los años de trabajo dentro de comunidades pobres en Bombay nos han servido en CCDT a ver lo importante que puede resultar el trabajo destinado a grupos o comunidades y no a individuos particulares. Si se llega a comprender la realidad de estas comunidades el trabajo grupal es mucho más efectivo, reduce costes y permite la organización de actividades complementarias que refuercen el trabajo de capacitación de las mujeres. 1. En muchas ocasiones los préstamos concedidos a las mujeres están bajo el control de los hombres. 2. Con el acceso a los microcréditos y el inicio de una actividad económica el volumen de trabajo de las mujeres se llega a duplicar. 3. Los microcréditos convierten a las mujeres en el único sustento para los gastos familiares, incluso aunque el marido tenga un sueldo. 4. Los ahorros y los títulos de propiedad están en muy pocas ocasiones en manos de las mujeres. 5. Los niños, especialmente las niñas, pueden verse privadas del acceso de la educación por el incremento en el volumen de trabajo de las madres después de su acceso al microcrédito. 6. Simplemente con la provisión de microcréditos no se atacan problemas como la violencia doméstica, las disparidades en educación y salud… 7. Bajo las actuales condiciones de concesión de microcréditos, el apoyo de los hombres es crucial para que las mujeres accedan y utilicen los préstamos. Me gusta pensar en la relación entre los microcréditos y el empoderamiento de las mujeres como una escalera de seis peldaños. Al dar acceso a servicios financieros a las mujeres se les abre la puerta a poder subir, progresivamente, en esta escalera. Los microcréditos permiten que las mujeres puedan escoger entre las diferentes vías para salir de la pobreza. Se les abre un mundo desconocido para muchas: el poder de la toma de decisiones. A partir de ahí, por primera vez pueden pensar en qué acciones y qué estrategias son las mejores para su futuro. Pasan a ser conscientes de que con sus elecciones y con ese poder para decidir están teniendo la oportunidad de dar forma a su futuro. Cuando consiguen, finalmente, ser dueñas de su futuro entonces las mujeres pueden dar el último paso y alcanzar el nivel más alto, el del empoderamiento. La respuesta ante estas realidades no debe ser el abandono de los proyectos de microcréditos. Lo importante es, a partir de ahora, reforzar los proyectos con mecanismos que garanticen que se tratará de llegar a las mujeres, no en un sentido amplio, sino con productos específicos para sus necesidades y que se tratará de llegar más lejos de la simple concesión de créditos. Los programas que tratan de reducir la pobreza pueden contribuir a mejorar las condiciones de las mujeres, pero requieren de un cambio de modelo. Hay que pensar en la pobreza como un elemento de múltiples facetas que conlleva que los que la padecen sean vulnerables en muchos aspectos. Una vulnerabilidad que, en el caso de las mujeres, difiere de las de los hombres. Es por eso que al diseñar proyectos para aliviar la pobreza hay que pensar en programas que vayan a llegar realmente a las mujeres, y para ello hay que facilitar el acceso a los recursos, disponiendo de una gran 90 91 MICROCRÉDITOS PARA EL DESARROLLO an Peace makers H. I.V Educators Farmers creators AI DS Traders Majority voters Home makers Producers Patriarchy Nurses/nurtures Managers nt AFRICAN WOMAN MAINSTAY OF AFRICAN ECONOMIES Clim cha ate nge AFRICAN WOMAN HOLDING HALF THE SKY AGAINST ALL ODDS ia g arr es Poverty 93 F.G .M 92 m Hu g Ri s bu A s ht Wealth T.B Lack of Access e em lac isp &d Es también miembro del National Bank of Kenya y trabaja en el comité de operaciones del programa Kenya Vision 2030. Su idea es lograr “llevar a las mujeres a transformar la forma en que funciona el mundo donde ellas trabajan, ampliando su acceso a los recursos productivos y el bienestar general, creando un mundo con menos sufrimiento y con más estructuras legales y económicas de apoyo para ellas y sus familias, asegurando el respecto a todas la niñas y mujeres”. es r Wa La Dra. Jennifer Riria es una distinguida especialista en materia de género y una reconocida experta internacional en el campo de la microfinanciación. Ha pasado los últimos años dedicados al mejoramiento y la aplicación de sistemas que permitan el empoderamiento de los sectores más humildes de la población, en particular de las mujeres. Actualmente, es miembro del comité ejecutivo del Women´s World Banking (WWB). Asimismo, es Directora Ejecutiva del Kenya Women Finance Trust (KWFT), la institución más grande de Kenia dedicada a la microfinanciación, con más de 200.000 clientes. m rly Directora ejecutiva de Kenya Women Finance Trust Ltd. Ea Jennifer Riria (Kenya). Las mujeres africanas son el sustento principal de las economías del continente. Son productoras, gerentes, granjeras, comerciantes y también educadoras; en sus manos está el cuidado y la manutención de millones de personas; sus votos, la mayoría de los que se emiten en África, las convierten en aval de los procesos democráticos; su talante las ha hecho parte esencial en la resolución de conflictos. Son, por lo tanto y en resumen, generadoras de riqueza. Y lo son a pesar de tener todas las adversidades en contra. Por citar tan sólo algunas de las durezas a las que tienen que hacer frente: son víctimas de una sociedad patriarcal; sufren violencia física doméstica, familiar, muchas veces en for ma de violaciones; no se les garantizan las libertades y los derechos humanos, comenzando por la obligación –en demasiadas ocasiones- de casarse a muy temprana edad y ter minando, por desgracia, con el desprecio cuando son portadoras del VIH. V i An olen d c v e / o ice viol l e s a ti o s ne n ss Los microcréditos y la igualdad de género: un mecanismo eficaz para el empoderamiento de las mujeres en el siglo XXI ASIA Y ÁFRICA MICROCRÉDITOS PARA EL DESARROLLO ASIA Y ÁFRICA Hace más de diez años que, desde el Kenya Women’s Finance Trust (KWFT), tratamos de conseguir que las mujeres superen estas trabas y consigan un merecido reconocimiento dentro de la economía africana. Nuestra misión parte de la creencia en que las ‘microempresarias’ tienen la llave para sacar a África de la pobreza. Por eso, de nuestros 200.000 clientes la inmensa mayoría son mujeres. En cada uno de los casos, cada vez que se nos acerca una potencial clienta, tratamos de hacerla partícipe de nuestra misión como institución: también nos cuentan que necesitan construirse una casa. ¿Cuál ha sido, entonces, nuestra respuesta? Hemos desarrollado proyectos de ‘mini’ hipotecas, como antes habíamos creado planes para proporcionar ‘mini’ seguros médicos. La lista es interminable porque estos servicios son efectivos y ayudan a las familias a escapar de la pobreza. Al salir de ella, sus necesidades crecen y no se puede dejar de escucharles, puesto que, de lo contrario, volverían a retroceder por el camino sobre el que han avanzado. “Promover y acelerar la participación directa de mujeres económicamente activas en negocios viables, así como empoderarlas y mejorar sus estatus económico y social a través de la provisión de servicios financieros y no financieros eficientes, gracias al uso de tecnologías adaptadas a una economía en constante cambio” En el KWFT tenemos la experiencia de 14 años proporcionando servicios diversificados a las mujeres keniatas. Una experiencia que nos permite afirmar sin reparos que al dar a las mujeres emprendedoras unos servicios financieros a los que habitualmente no tienen acceso, estamos dando un paso de gigante hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, a la vez que generamos ingresos. Se generan ingresos porque las mujeres tienen unas tasas de devolución de los préstamos que, en nuestro caso, superan el 98%. Es decir, el riesgo que se asume al proporcionar créditos a las mujeres es muy bajo. Para poder mantenernos fieles a esta visión, tratamos de mantener el KWFT lo más viable posible. Lo hacemos pensando en el futuro y a sabiendas de que necesitamos tener la capacidad de proporcionar unos servicios financieros, y también no financieros, adecuados para las mujeres, pero que sean efectivos. Nuestras clientas nos han hablado y nos han contado, por ejemplo, que les resulta muy importante tener acceso al agua potable y que diariamente tienen que hacer muchos kilómetros para poder llegar a los pozos de agua. Nos han explicado que necesitan tener viviendas cerca de esos pozos. Si bien en los primeros años el dinero que nos pedían las mujeres era, en la mayoría de los casos, para abrir un negocio, ahora Volvamos, no obstante, a observar desde el punto de vista de la mujer el efecto que tiene la concesión de pequeños créditos. Como decía al comienzo, las mujeres son las más desfavorecidas en África, son las más olvidadas: su voz apenas es escuchada y no tienen acceso a ciertos recursos por el poder que tienen las culturas patriarcales, que ejercen un fuerte control sobre ellas. En esta situación, lógicamente, la gran mayoría de pobres en África son mujeres. En el KWFT hemos demostrado que ofreciendo una pequeña cantidad de dinero, las mujeres no sólo tienen el potencial de ayudarse a sí mismas, sino de proporcionar mucho a sus hijos e, incluso, a sus maridos. Hay un efecto directo sobre los familiares y, algo a lo que podíamos llamar efecto eco, que afecta al global de la comunidad en la que la mujer vive. La clave está en proporcionar servicios que vuelvan a humanizar a las mujeres. En este punto debo destacar la diferencia que existe entre hacer cosas por las mujeres y hacer cosas con las mujeres. Con las microfinanzas el objetivo es acompañar a las mujeres en su propia generación de riqueza y en el proceso de sacarse, a sí mismas, de la pobreza. 94 95 Es importante tener presente que, en la actualidad, ha quedado demostrado que las entidades microfinancieras tienen que ser capaces de proporcionar una diversidad de servicios que escapan de lo puramente financiero. En África, al igual que en otros continentes, las personas pobres son personas que han sido deshumanizadas. El papel de instituciones como el KWFT tiene que ser proporcionar un paquete holístico que les permita recuperar lo perdido. De aquí que sea vital que aprendamos a escuchar a los pobres para saber qué les ocurre y cuáles son sus auténticas necesidades. MICROCRÉDITOS PARA EL DESARROLLO ASIA Y ÁFRICA La experiencia del KWFT, pues, podría ser suficiente para demostrar que las microfinanzas tienen un impacto claro, tanto en el empoderamiento de las mujeres, como en el desarrollo de aquellos que las rodean. Hay cuatro realidades que pueden servir para probar esta relación causal entre microfinanzas y empoderamiento. hacia el pleno empoderamiento. Y, nunca se llegará a este objetivo si las instituciones microfinancieras no consiguen mejorar su habilidad de crear capacidades (capacity building). Aquí hay mucho espacio en el que invertir. 1. Las emprendedoras de rentas bajas invierten en actividades productivas y usan sus beneficios para construir una economía doméstica y para gastos sociales. Crean activos y contribuyen significativamente a las economías nacionales, aunque esta contribución no sea cuantificada. 2. Las mujeres de rentas bajas no derrochan el dinero. Construyen una cartera de actividades productivas diversificada que permite una respuesta rápida y flexible a las circunstancias cambiantes de la actividad económica. 3. Las emprendedoras no quieren que se les dé subsidios, quieren un acceso simple a unos servicios financieros que sean efectivos, eficientes y respetables. 4. El acceso a los servicios financieros dota a las mujeres de voz y les da el poder de decidir sobre su propio futuro. Una vez una mujer empieza a generar ingresos, aumenta su capacidad de influencia en el hogar y en su mundo social, lo que significa que puede influir en decisiones estratégicas. Quedaría un último reto dentro del sector, aunque más difícil de realizar. A pesar de que, hasta la fecha, se ha hablado en global de entidades microfinancieras, lo cierto es que no hay un único tipo de institución que sea capaz de llegar a todos los pobres de África. Hay una clara demanda para un sector diversificado. Por ejemplo, instituciones de microfinanzas reguladas, instituciones apoyadas por el gobierno, grupos impulsados por sindicatos y grupos industriales... Lo que compartirían todas ellas en común sería que ratifican la importancia de la existencia de políticas concretas, muy concretas, en lo que se refiere a proporcionar servicios de microfinanzas en África. En otras palabras: es necesaria una estrategia clara. En esa línea va la creación del African Microfinance Action Forum (AMAF) que hemos puesto en marcha hace poco tiempo algunos de los grupos que trabajamos en las microfinanzas en el continente. Queremos crear una estrategia para así poder acercarnos a las instituciones y decirles: ‘aquí tienen una estrategia para África, hecha desde África’. Desde el sector de las microfinanzas se ha hecho mucho a favor del empoderamiento de la mujer, pero sería pretencioso afirmar que no hay retos o no hay puntos por mejorar. Las mujeres siguen necesitando formación técnica específica para el desarrollo de su actividad económica, sea la que sea. Sin esta formación no se podrá superar otro gran problema: la baja cuota de penetración de mercado de los negocios que detentan muchas mujeres. A eso hay que añadir que siguen faltando instituciones con paquetes de servicios lo suficientemente amplios como para poder proporcionar de forma generalizada servicios de seguros ya sean médicos, de vida o de accidentes. Si a esto le añadimos que la falta de acceso al agua y a las fuentes de energía es común, estamos ante una falta de demasiados elementos de lo que llamamos “crédito plus”. Son aquellos elementos que permiten que las mujeres suban de un nivel a otro en su carrera La labor que realizamos es, no cabe duda, costosa y por ello quisiera terminar haciendo una reflexión sobre cuál debe ser el papel que deben jugar los gobiernos y las instituciones públicas en este fenómeno del microcrédito. Por un lado hay una necesidad de mayor dedicación institucional para la innovación de los servicios que se prestan desde las instituciones microfinancieras. Por otro, hay una clara necesidad de apoyo económico. Soy de la opinión que los gobiernos no tienen que involucrarse en el ofrecimiento de servicios financieros. Hay un motivo claro: carecen de la infraestructura necesaria, es decir, no pueden gestionar las pequeñas redes que se requieren para proporcionar los servicios. Dicho esto, repito que la actividad microfinanciera es costosa. Esas redes, con múltiples ramificaciones, son caras de mantener y difíciles de gestionar. Las instituciones microfinancieras tienen la experiencia pero no los suficientes fondos. El gobierno tiene los fondos, pero no la experiencia. Con partidas gubernamentales concretas, destinadas a 96 97 MICROCRÉDITOS PARA EL DESARROLLO ASIA Y ÁFRICA proyectos de microfinancieros, se podría crear una simbiosis efectiva. En Kenia, por ejemplo, el gobierno proporciona 1 millón de chelines (9.000€ aproximadamente) al KWFT. Ahora bien, hay que dejar claro que no todo el dinero que se pueda recibir de las instituciones va a generar ingresos. Nosotros proporcionamos servicios sanitarios, legales, de formación a las mujeres. Son, todas ellas, actividades necesarias y no seríamos una buena institución microfinanciera si no proporcionáramos todos esos servicios. Para que las mujeres usen los créditos de forma efectiva es necesario darles más que simples cantidades de dinero. Pero desgraciadamente no todos los gobiernos lo entienden. Hay que empezar por dejar claro dónde está la frontera entre los negocios y el compromiso social. Los microcréditos y la igualdad de género: un mecanismo eficaz para el empoderamiento de las mujeres en el siglo XXI De izquierda a derecha en la fotografía superior: J. Alfonso Ortiz, Inez Murray, Jennifer Riria y Sara D’Mello 98 99