Bernard Hinault Ultimo pentacampeón francés del Tour Después de Jacques Anquetil y ‘Eddy’ Merckx, el francés Bernard Hinault fue el tercer ciclista, en la última mitad del siglo anterior, galardonado con el título de cinco veces campeón del Tour de Francia, aunque no en forma consecutiva, opción que sí tuvieron, pero que no hicieron efectiva, sus dos predecesores. A diferencia de ellos, Hinault acarició, con fundamento, la oportunidad de ser campeón por sexta vez, pero intereses comerciales del empresario de lácteos Bernard Tapie, cambiaron un tanto el destino. En efecto, el 5 de septiembre de 1984, el ‘lechero’ en referencia anunció en París, la vinculación del norteamericano Greg Lemond a las filas de La Vie Claire, por lapso inicial de tres años, como ‘conducto alterno del equipo’ designación que no debió gustar mucho a Hinault. Bernard Hinault nació el domingo 14 de noviembre de 1954 en Yffimiac, Francia, cuando estaba en su apogeo el prestigio de Fausto Coppi, pentacampeón de Italia y campeón mundial de ruta y Jacques Anquetil, por su lado comenzaba a consolidarse como eximio contrarelojero en el Gran Premio de las Naciones. Su estreno como ciclista aficionado se cumplió el 2 de mayo de 1971, en la localidad de Planguenoual, cuando aún no había cumplido los 17 años. De 20 pruebas que disputó, ganó 12. Tuvo como gran mecenas a su primo René, quien le brindó la oportunidad de montar la primera bicicleta de carreras en 1972. De la mano de Robert Le Roux, se consolidó como rutero aficionado y luego en el campo profesional, rama a la cual pasó en 1975. Antes, en 1974, fue campeón francés de persecución, título que ratificó dos veces más, en 1975 y 76. Pero fue en 1977 cuando comenzó Hinault a cosechar sus primeros grandes triunfos. Ganó el Gran Premio de las Naciones, la prueba Liega-Bastogne-Lieja y la clásica Gand-Wevelgem. A lo anterior sumó su primer triunfo en el Dauphiné Liberé, antesala del Tour. Por todo lo anterior se ejerció sobre Hinault una enorme presión para que participara, por primera vez, en el Tour. “Todos se acosaban, pero yo no estaba preparado, por eso me escondí...” declaró un año más tarde. Para eludir el asedio se refugió, con su esposa Martina, en su casa de campo de Quessoy. Con escasos tres años en el profesionalismo, 1978, Hinault triunfó, aunque no en igual cantidad, en las competencias que hicieron parte de la gloria de su ídolo Jacques Anquetil. Luego de triunfar por segunda vez el Gran Premio de las Naciones, se tituló campeón de la Vuelta a España, galardón que lo postuló como favorito para el Tour de Francia, que ganó siendo novato, al superar a Joop Zoetemelk y al malogrado Joaquín Agostinho. Esos tres primeros puestos, en el mismo orden, se repitieron un año después, caso único hasta hoy en la máxima prueba francesa. En su condición de bi-campeón del Tour, Hinault inició la década del 80 catalogado como el mejor ciclista del mundo. Y lo ratificó. Ganó por primera vez el Giro de Italia, mientras un nuevo triunfo en Tour se frustró, pues debió abandonar la carrera, siendo líder, por una lesión de rodilla. En vista de su ausencia ganó Zooetemelk, quien hasta ese entonces había sido cinco veces sub-campeón. Después lo sería seis. Recuperado, Hinault disputó el mundial de ciclismo de Sallanches, Francia. Triunfó en la prueba de ruta, 268 kms., con guarismo de 7h-32m-16s, superando por algo más de un minuto al italiano Gianbattista Baronchelli. Hinault ofrendó así a Francia su primer título mundial en carretera, presea que no lograba desde 1962, cuando ganó Stablinski. El hecho de triunfar en un mismo año -1980- en el Giro italiano y en el mundial de ruta, dio a Hinault la misma talla histórica del mítico Fausto Coppi, quien en 1953 alcanzó iguales títulos. A comienzos de año 81, Bernard Hinualt puso punto final a la hegemonía de Francesco Moser, al ganar por primera vez la carrera París-Roubaix, ‘escriturada’ en los últimos tres años al italiano e hizo suyo, una vez más, el Tour. Su triunfal periplo deportivo se mantuvo en ascenso al año siguiente: triunfó en el Gran Premio de las Naciones por cuarta vez, en el Giro italiano por segunda y en el Tour por cuarta. Esos tres grandes éxitos le permitieron a Hinault igualar lo hecho por ´Eddy´ Merckx , una décadas atrás, en 1972. De no haber sido por su triunfo en la 38º. edición de la Vuelta a España, donde comenzó a figurar en lugares de vanguardia su paisano Laurent Fignon, Hinault habría pasado inédito. Fue su bicampeonato en la Ronda ibérica. Del Tour se retiró por segunda vez en su historia, por problemas de salud y venció Fignon. El francés de gafas repitió al año siguiente, estando presente Hinault, para también demostrar sus capacidades. Hinault fue entonces por primera vez sub-campeón del Tour. Bernard Hinault, consciente de la ‘movida de piso’ que se gestaba, realizó una espléndida campaña en 1985. Venció por tercera y última vez en el Giro de Italia, por delante del ídolo local Francesco Moser, quien defendía el título ganado un año antes, precisamente en duelo con Fignon. Ya en pleno Tour de Francia, del mismo año, alcanzó su quinto y final galardón. Estaba pleno, nimbado por la gloria: había igualado las gestas de Anquetil y Merckx. En el Clásico RCN de 1986 se hizo presente Hinault y en Bogotá declaró: “En noviembre cumpliré 32 años y dejaré de competir. No seguiré como ciclista. Mi intención es la de colaborarle a Greg Lemond (ya era su coequipero) para que gane el Tour. De todas formas estoy listo para pelear si se presenta la oportunidad”. Y se dieron las cosas: cuando terminó la 12ª. etapa en Pau, Pedro Delgado e Hinault sacaron una ventaja de 4m-38s a Lemond. Toda Francia comenzó a celebrar el sexto título del galo, hecho sin antecedentes en la carrera. Hasta el propio Fignon manifestó: “Perdí este Tour y lo ganó Hinault”. Y había razón para ello. En Pau la ventaja global de Hinault frente a Lemond era de 5m-25s. Algo sólido para un hombre de su experiencia. En la etapa siguiente, una audaz escapada en solitario de Hinault, quien llegó a tener algo más de dos minutos, se frustró en la subida a Superbagneres, pues Lemond, luego de darle caza, ganó la etapa. Ese ‘pleito’ por el liderato puso de presente la disidencia en las toldas de La Vie Claire. Bernard Tapie, dueño del equipo mostró su enojó, culpando a Hinault y hasta dijo: “Queremos ganar el Tour y lo vamos a conseguir, así tenga que pelear con Hinault”. El pentacampeón francés respondió con hidalguía y en la trepada a Alpe D’Huez subió hombro a hombro con Lemond, líder desde el día anterior, hasta la alta cima. Le ayudó a dejar los rivales de más peligro, caso Urs Zimmermann y le entregó, libre de todo riesgo, el título del Tour. Tomados de la mano, el francés cruzó primero la raya de meta. Después de muchos Tours se podría preguntar al empresario Tapie: Sirvió de algo sacrificar el sexto título de su compatriota Hinault en aras de comercializar sus productos en los Estados Unidos, país de donde ahora emerge quien ostenta media docena de triunfos y hasta consecutivos ? La historia del evento quizás algún día diga la verdad.