Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario DERECHO A LA SALUD. AMPARO. CAUTELAR. ACCESO AL FONDO PROVINCIAL DE TRANSPLANTES. ATENCIÓN ESPECIALIZADA GRATUITA. TRATAMIENTO Y MEDICACIÓN PRE Y POST OPERATORIA. PRECEDENTES DE REMISION SALA (CFALP).OBLIGACION III DEL ESTADO NACIONAL. Es dable advertir provincial la problemática que que de de ser eventualmente la estructura deba que se satisfacer trata, esa la sola solución de la circunstancia no desobliga, de ningún modo, al Estado Nacional frente a la situación extrema que denuncia el actor, es decir, el padecimiento de una grave enfermedad con riesgo de vida , lo que conlleva a la necesidad de un trasplante de medula ósea como única alternativa para mejorar su crítica situación clínica y calidad de vida; para tal fin es necesaria la inclusión del accionante en las listas de espera del CUCAIBA. Una solución contraria, como pretende el apelante, en el sentido de desobligar al ente estatal, estaría en pugna con las normas vigentes referidas precedentemente y con la obligación impostergable del Estado Nacional en la preservación y cuidado de la salud de los habitantes del país, cuando el obligado directo -por distintas razones ajenas al necesitado- no le preste en forma inmediata la asistencia de que se trate.Lo expuesto no es óbice para que, el Estado, en el caso que se vea compelido a hacer algún desembolso para el cumplimiento de la medida cautelar, posteriormente ejercite sus derechos contra quien resulte la obligada principal de la prestación de que se trate. PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN //Plata, 18 de febrero de 2010.R.S.3 T.178 f* 71/74 AUTOS Y VISTOS: este expediente n° 16.902/09, Sala III “S. A., B.S.c/ CUCAIBA y otros s/ Incidente de apelación de medida cautelar”, procedente del Juzgado Federal de Primera Instancia de Quilmes, Secretaría N° 5; Y CONSIDERANDO: I. La decisión apelada y los agravios. 1. El señor juez de primera instancia hizo lugar a la medida cautelar solicitada en el marco de la pretensión de amparo. 2. En virtud de ello, hizo saber “(a) las demandadas –CUCAIBA, Ministerio de Salud de la Nación y Ministerio de Salud y Acción Social de la Provincia de Buenos Aires- que deberán procurar al (actor), el acceso al Fondo Provincial de Transplantes. Y cumplido ello, que se le realicen todos los estudios médicos necesarios al efecto, suministrándole además los fármacos y la atención especializada que requiera de manera gratuita, a fin de llevar a cabo la evolución y el eventual transplante del amparista, como así también, todo tratamiento y medicación pre y post operación [...] bajo apercibimiento de lo dispuesto por el art. 239 del Código Penal, haciéndole saber que el no acatamiento significará incurrir en delito que será comunicado a la Fiscalía Federal de Quilmes...”. 3. Contra esta decisión, el representante del Ministerio de Salud de la Nación dedujo recurso de apelación. Mediante este medio pretende que se revoque lo dispuesto por el a quo con apoyo en los argumentos que desarrolla en el memorial. En síntesis, sus agravios pueden exponerse de la siguiente manera: a) sostiene que la medida cautelar acordada resulta improcedente por no cumplir con los requisitos previstos en el art. 230 del CPCC, respecto del Ministerio de Salud de la Nación; b) precisa que la decisión del a quo no ha tenido en cuenta la ajenidad del Ministerio de Salud de Nación respecto a la relación existente entre el amparista y el Ministerio de Salud de la Provincia-CUCAIBA, quienes son los obligados a brindar las prestaciones pretendidas por el accionante; c) pone de resalto que el accionante pretende la Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario inclusión al Fondo Provincial de Transplantes el que fue creado mediante Decreto provincial n° 3309/92 el cual es administrado por CUCAIBA, siendo este último autonomo del INCUCAI –organismo nacional- y por ende ajeno a la competencia del Ministerio de la Nación, insistiendo de esta manera en que es solo a la jurisdicción provincial a quien debe dirigirse el reclamo por las prestaciones pretendidas por el amparista. II. Consideración de los agravios. 1. Los presupuestos para el dictado de la medida cautelar. 1.1. El dictado de medidas precautorias no exige un examen de certeza sobre la existencia del derecho pretendido, sino sólo de su verosimilitud; además el juicio de verdad en esta materia se encuentra en oposición a la finalidad del instituto cautelar, que no es otra cosa que atender a aquello que no excede del marco de lo hipotético, dentro del cual agota su virtualidad (conf., Rev. La Ley 1996-C, p.434). En tal sentido, ha sido jurisprudencia reiterada que la procedencia de las medidas cautelares -justificadas, en principio, en la necesidad de mantener la igualdad de las partes y evitar que se convierta en ilusoria la sentencia que finalice el pleito- queda subordinada a la verificación de los siguientes extremos insoslayables: la verosimilitud del derecho invocado y el peligro irreparable en la demora, recaudos que aparecen exigidos por el art. 230 del Cód. Procesal, a los que se une un tercero, establecido de modo genérico para toda clase de medidas cautelares, cual es la contracautela, contemplada en el art. 199 del Código de rito. 1.2. Dichos presupuestos aparecen de tal modo vinculados que a mayor verosimilitud del derecho, cabe no ser tan exigente en la apreciación del peligro del daño y viceversa (conf., Rev. La Ley 1996-B, p. 732), cuando existe el rigor de un daño extremo e irreparable, el riesgo del fumus puede atemperarse (conf., La Ley 1999-A, p. 142). 1.3. También es pertinente recordar -como lo tiene resuelto la Corte Suprema de Justicia de la Nación- que cuando la medida cautelar se intenta contra la Administración Pública, es menester que se demuestre prima facie la manifiesta arbitrariedad del acto cuestionado, dado el rigor con que debe apreciarse la concurrencia de los supuestos que la tornan admisible. Y ello es así porque los actos administrativos gozan de presunción de legitimidad y fuerza ejecutoria, razón por la cual tanto los recursos administrativos cuanto las acciones judiciales mediante los cuales se discute su validez, suspenden su ejecución, lo que determina, en principio, la improcedencia de las medidas cautelares (Fallos 313:521 y 819, entre muchos otros). 1.4. Debe añadirse, por último, que en los litigios dirigidos contra la Administración Pública o sus entidades descentralizadas, además de los presupuestos de las medidas de no innovar establecidos, en general, en el artículo 230 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, se requiere – esta vez como requisito específico- que la medida solicitada no afecte un interés público al que deba darse prioridad (conf., Rev. La Ley, 2001-D, p. 65) o, expresado con el giro que emplea la Corte Suprema consideración de del la Nación, resulta imprescindible la interés público comprometido (Fallos 314:1202). 2. Aplicación al caso de estos principios: el derecho a la salud del actor. 2.1. El derecho a la salud está reconocido en los tratados internacionales con rango constitucional (art. 75, inciso 22, CN), como ha destacado la Corte Nacional (conf., Fallos 323:1339). También, antes de la reforma constitucional de 1994, se lo consideraba un derecho implícito (art. 33, CN). En el contexto normativo aludido, resulta claro que, en tanto lo consientan las constancias de la causa, la protección cautelar del derecho a la salud debe otorgarse con amplitud para evitar los daños o su agravamiento Derecho, Tomo 201, p. 36; en general: (conf., Rev. El CARRANZA TORRES, Luis R., Derecho a la salud y medidas cautelares, en Rev. El Derecho, Suplemento de Derecho Constitucional, ejemplar del 20/02/2004 [en especial, la remisión a la jurisprudencia aludida en el punto 3]). 2.2. Se encuentra demostrado que el (actor), padece desde el año 2007 una grave enfermedad (Linfoma Hodgking, Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario Esclerosis Nodular). Para su tratamiento –según consta- la estrategia terapéutica consistió en realizar la aplicación de radioterapia en lugares comprometidos y aplicación de terapia con ESHAP de 2da. línea con respuesta favorable, no obstante lo cual el médico hematólogo de cabecera del actor , prescribió la planificación de un transplante de médula osea conjuntamente con un esquema de acondicionamiento pre transplante como instancia curativa, como así también la ingesta pre y post trasplante de distintos fármacos cuyo costo ecónomico no puede afrontar. 2.3. Es evidente, conforme a las pautas indicadas, que ninguna de las razones invocadas por la recurrente resultan suficientes para revocar la medida cautelar dispuesta por el a quo. Los distintos argumentos vertidos por el Ministerio de Salud de la Nación relacionados a la ausencia de requisitos previstos en la ley ritual para el otorgamiento de la medida cautelar y otros que giran en torno al deslinde de la propia responsabilidad frente al accionante no resultan suficientes para enervar el derecho que le asiste al actor. Ello es así, máxime en asuntos de la naturaleza del presente, que enfrentan al amparista a una problemática compleja que excede el mero encuadre desde la óptica de la asistencia médica. 2.4. En tal sentido deben tenerse en cuenta algunas pautas que esta Sala III ha considerado en casos anteriores, a saber: 2.4.1. “(E)l derecho a la salud es un derecho multidimensional y está dentro de la categoría de los derechos personalísimos e implícitamente comprendido dentro del derecho a la vida vinculándose además con los derechos a la integridad y a la privacidad”. “La Organización Mundial de la Salud lo define como un estado completo de bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. 2.4.2. “La protección a tal derecho esencial pone en cabeza del Estado obligaciones estatales de hacer, es decir de garantizar y adoptar todas las medidas necesarias para que todos los habitantes del país gocen de tal derecho, en concordancia con lo expresamente previsto en el Preámbulo de nuestra Constitución, referido a promover el bienestar general”. “Repárese que se está en presencia de un caso excepcional que debe necesariamente ser examinado a la luz de las normas vigentes y atendiendo al espíritu de las mismas cuyo objetivo principal es procurar el pleno goce del derecho a la salud para todos los habitantes del país”. 2.4.3. “La protección de la salud es un corolario del propio derecho a la vida y la integridad física de la persona humana reconocido tanto en la Constitución Nacional como en los Tratados Internacionales que al ser incorporados en el art. 75, inc. 22), de la C.N. tienen también jerarquía constitucional (C.N. Preámbulo, arts. 4l, 42, 75, inc. 19), 22 y 23; art. XI (derecho a la preservación de la salud y el bienestar) de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; art. 25 - 1)(derecho a la salud y al bienestar), de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre; art. 12 (reconocimiento posible de del salud Estado física al y derecho del más alto nivel mental, adoptando medidas de prevención y tratamiento de enfermedades para asegurar la efectividad de ese derecho) del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; art. 5to., inc. e), IV (el Estado se compromete al goce del derecho a la salud pública, la asistencia médica, la seguridad social y los servicios sociales) de la Convención Interamericana sobre eliminación de todas las formas de discriminación racial; art. 4° (derecho a la vida) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto San José de Costa Rica); arts. 1° y sig., Ley 22.269; arts. 1° y 3° de la Ley 23.660; art. 1°, 2°, 3° y sig., Ley 23.66l); normas éstas todas tendientes a asegurar condiciones y asistencia médica y servicios médicos adecuados...” (conf., por todos, Exp. n° 2080/02, “M. M.E. c/ PAMI y PEN s/ amparo”). 2.5. Por otra parte es dable advertir que de ser eventualmente la estructura provincial la que deba satisfacer la solución de la problemática de que se trata, esa sola circunstancia no desobliga, de ningún modo, al Estado Nacional frente a la situación extrema que denuncia el actor, es decir, Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario el padecimiento de una grave enfermedad con riesgo de vida (Linfoma Hodgking), lo que conlleva a la necesidad de un trasplante de medula ósea como única alternativa para mejorar su crítica situación clínica y calidad de vida; para tal fin es necesaria la inclusión del accionante en las listas de espera del CUCAIBA. Es derecho a que la la vida- preservación conlleva, de la salud -dentro del como ha sostenido el Alto Tribunal, “(l)a obligación impostergable que tiene la autoridad pública de garantizar ese derecho con acciones positivas, sin perjuicio de las obligaciones que deban asumir en su cumplimiento las jurisdicciones locales, las obras sociales o las entidades de la llamada medicina prepaga”(ver: Fallos: 323: 3229). 2.6. Una solución contraria, como pretende el apelante, en el sentido de desobligar al ente estatal, estaría en pugna con las normas vigentes referidas precedentemente y con la obligación impostergable del Estado Nacional en la preservación y cuidado de la salud de los habitantes del país, cuando el obligado directo -por distintas razones ajenas al necesitado- no le preste en forma inmediata la asistencia de que se trate. 2.7. Lo expuesto no es óbice para que, el Estado, en el caso que se vea compelido a hacer algún desembolso para el cumplimiento de la medida cautelar, posteriormente ejercite sus derechos contra quien resulte la obligada principal de la prestación de que se trate. 2.8. En conclusión, como se adelantara, ninguna de las razones dadas por la demandada logran desvirtuar las que el a quo invocó para disponer la medida cautelar en el modo en que lo hizo. Por tal razón, en coincidencia con lo decidido por esta Sala in re “E., J. c/ Hospital Servicio Zonal de Oncología de Lanús y otros s/ Amparo”, expte. n° 14.236, análogo al presente, debe confirmarse la medida cautelar apelada. Por tanto SE RESUELVE: Confirmar la resolución en cuanto ha sido materia de recurso. Regístrese, notifíquese y devuélvase.Firmado Jueces Sala III Dres. Antonio Pacilio. Carlos Alberto Vallefin.Carlos Alberto Nogueira. Dra.Concepcion Di Piazza de Fortin.Secretaris