220-060068 del 25 de Octubre de 2005 REPRESENTACIÓN EN LAS REUNIONES DEL MÁXIMO ÓRGANO SOCIAL Acusa recibo esta Superintendencia de su escrito enviado vía correo electrónico, el cual fue radicado con el número 2005-01- 148732, a través del cual, previas algunas consideraciones, formula una serie de interrogantes relacionados con las decisiones tomadas por la asamblea general de accionistas, teniendo en cuenta que en la referida reunión, la socia mayoritaria estuvo representada por el gerente de operaciones, el cual también es accionista. Previo a resolver sus inquietudes, es importante señalar que como quiera que los cuestionamientos giran en torno a un solo tema, los mismos serán resueltos en bloque: Entrando en materia, el artículo 185 del Código de Comercio es del siguiente tenor: “ Salvo los casos de representación legal, los administradores y empleados de la sociedad no podrán representar en las reuniones de la asamblea o junta de socios acciones distintas de las propias, mientras estén en ejercicio de sus cargos, ni sustituir los poderes que se les confieren. Tampoco podrán votar los balances y cuentas de fin de ejercicio ni las de la liquidación “ . Dos consecuencias saltan a la vista del canon legal transcrito: a) la primera, la norma es imperativa, razón por la que su desconocimiento acarrea una ilegalidad; y b) tiene carácter sancionatorio, lo que se da cuando el representante legal o empleado de la sociedad actúa como mandatario de un socio en las reuniones del máximo órgano social, o cuando al otorgárseles poder y buscando no quedar incursos en la prohibición, los sustituyen. Además, si bien el artículo 184 ibidem (reformado por el artículo 18 de la Ley 222 de 1995), otorga sobre la base de los principios de libertad de empresa e iniciativa privada previstos por el constituyente de 1.991, el derecho para los socios de cualquier compañía de hacerse representar en las reuniones de la junta de socios o asamblea, no es menos cierto que la preceptiva legal posterior e imperativa anotada en el párrafo precedente resulta de tal claridad, que limita esa libertad en el entendido que el administrador o empleado de la sociedad están inhabilitados para relevar a los otros accionistas o socios del ente económico en la respectiva reunión. Por tanto, de haberse incurrido en la anterior prohibición, debe procederse a descontar los votos del socio que tiene la condición de administrador de la sociedad, cualquiera que sea el porcentaje que represente, a fin de determinar si las decisiones tomadas contaron con la mayoría decisoria dispuesta en la ley o en los estatutos para cada caso en particular, pues no debe olvidarse que la eficacia de las decisiones adoptadas por el máximo órgano, está determinada por el cumplimiento de los requisitos previstos por el artículo 186 del Código de Comercio, y su validez depende de que hayan sido o no aprobadas con la mayoría contempladas en los estatutos o en la ley o excediendo los límites del contrato social, tal y como lo disponen los artículos 190 y 433 del Estatuto Mercantil, en concordancia con el artículo 68 de la Ley 222. En otras palabras, cumplidas las exigencias legales en cuanto a convocatoria y quórum, las decisiones deben predicarse válidas, siempre que se hubieren adoptado con el número de votos requeridos y dentro de los límites del contrato social, ya que el quórum y por consiguiente la mayoría decisoria se integrará con las acciones de quienes tengan la aptitud para votar. En caso contrario, debe citarse nuevamente al máximo órgano social a reunión extraordinaria, y proceder conforme a las disposiciones que sobre convocatorias, actas, reuniones, elección de junta directiva y quórum establece la legislación mercantil. Lo anterior, independiente al hecho que de conformidad con el precepto legal 181 del C de Co, una de las personas que puede citar a reuniones extraordinarias es precisamente el revisor fiscal, y aquellas aclaraciones que ofrezcan seguridad jurídica, deben sin lugar a dudas redundar en beneficio de la misma sociedad. En los anteriores términos ha sido resuelto su interrogante, no sin antes anotarle que los efectos del presente pronunciamiento son los descritos en el artículo 25 del Código Contencioso Administrativo.