La zona por donde circula normalmente la corriente de agua se llama canal, pero el cauce es una zona más amplia que comprende tanto el canal como la zona potencialmente inundable. Por tanto, no siempre está cubierto en su totalidad por las aguas y ello depende del aporte de las mismas que recibe, bien en su cabecera, bien a lo largo del río. Podemos distinguir, pues, los siguientes lechos o cauces en un río que transcurre por una llanura, atendiendo a la cantidad de agua que lleva: Cauce normal: el que ocupan las aguas de forma más continuada, cuando las precipitaciones son normales. Cauce menor o cauce de estiaje: terreno ocupado por el agua durante el periodo de estiaje. Cauce mayor, cauce de crecida o llanura de inundación: aquel que se produce en épocas de crecidas, y está limitado por terrazas que representan antiguas llanuras de inundación En el perfil longitudinal de un río se pueden distinguir tres zonas: • Curso alto: se presenta en la cabecera del río, caracterizada por su elevada pendiente, por ello la corriente de agua tiene mucha energía potencial. El río excava y profundiza su cauce. Esto produce varios efectos, aguas abajo de río se realiza una erosión lineal o vertical, excavando valles con perfiles transversales en V, siendo frecuentes las cascadas o saltos de agua y, a menor escala, los pilancones u ollas (cavidades pseudoesféricas producidas por los cantos en zonas de remolinos) y los rápidos. • Curso medio: en estos tramos se suman muchos torrentes aumentando el caudal. Disminuye la pendiente y el poder erosivo, predomina el transporte y la sedimentación El río es más o menos divagante y realiza erosión lateral. La sección transversal en estos tramos va pasando de la V del curso alto a una sección en artesa, con fondo casi plano y laderas de suave pendiente. El agua discurre por el lecho menor. Sin embargo, cuando aumenta el caudal, el agua inunda la llanura aluvial o llanura de inundación. Cuando esta zona se inunda, el agua deposita sus materiales originando vegas (zonas fértiles para el cultivo). Pero muchos materiales, sobre todo los de mayor tamaño, quedan rodeando al lecho menor, formando un dique natural que actúa de pantalla frente a sucesivas inundaciones. En las partes altas del tramo medio pueden encontrarse depósitos longitudinales dentro del cauce, denominados barras, entre los que fluye el agua a través de canales que se unen y bifurcan formando los cauces anastomosados. En los cursos en los que el agua circula por zonas de escasa pendiente se forman numerosas curvas o meandros. En ellos se produce erosión en la cara externa, produciendo un escarpe, y sedimentación en la cara interna, donde la velocidad es menor, produciendo una zona arenosa. Curso bajo: cerca de la desembocadura la pendiente es mínima, por lo que el río deposita gran parte de su carga discurriendo sobre sus propios sedimentos. Fundamentalmente transporta arcillas en suspensión e iones disueltos. La carga puede ser transportada por las corrientes marinas lejos de la desembocadura, pero si la corriente es pequeña, se originan deltas y estuarios. Un estuario es una desembocadura fluvial en costas abiertas, en las que los materiales arrastrados por el río no se sedimentan en la propia desembocadura, sino que son arrastrados por las corrientes de marea. Dependiendo de la fuerza de la marea y de la fuerza de la corriente fluvial, el agua de mar puede penetrar en el río (en el estuario del Garona, en Francia, la marea penetra hasta 50 km río adentro), o bien el río penetrar en el mar (el Amazonas extiende su agua dulce hasta casi 100 km mar adentro). El término estuario se utiliza sólo para designar este fenómeno en los grandes ríos. En el caso de España, los valles sumergidos son mucho más pequeños y se les denomina rías, como las del litoral gallego. Podemos resumir diciendo que los estuarios se forman en costas abiertas, en las que los materiales arrastrados por el río no se sedimentan en la propia desembocadura, sino que son arrastrados por las corrientes litorales (Tajo en Lisboa, Amazonas en Brasil). Los estuarios son zonas de contacto entre aguas dulces y saladas, constituyendo ecosistemas de gran productividad debido al elevado contenido de nutrientes y a las altas temperaturas del agua fluvial, y donde abunda el fitoplancton y gran cantidad de consumidores primarios y secundarios. y constituyen uno de los hábitats más productivos, que sirven de estaciones de paso y descanso a las aves en sus viajes migratorios. A veces, en estas zonas los terrenos bajos del continente se inundan durante las mareas altas, formándose las marismas, de gran importancia como humedales. Un delta es una acumulación de sedimentos arrastrados por el río que se depositan en la propia desembocadura, sobre la plataforma continental, originando islotes que, en conjunto adoptan una forma triangular. Para su formación es necesario que la tasa de deposición de sedimento fluvial (aluviones) sobrepase la tasa de acarreo y redistribución por las olas y las corrientes. Según predomine la acción fluvial, del oleaje o de las mareas, el delta adquiere diversas configuraciones: dominado por el oleaje (Nilo), dominado por el río (Ebro), dominado por las mareas (barreras e estuario). La escasa amplitud de mareas favorece mucho la formación de deltas, por eso, en el Mediterráneo encontramos deltas muy desarrollados, como son los del Nilo, Ródano, Po y Ebro. En resumen, en el caso de los deltas, los sedimentos arrastrados por el río se depositan en la propia desembocadura, produciendo enormes acumulaciones in situ que, además, avanzan rápidamente hacia el medio marino (programación). La formación de un delta comienza con una intensa sedimentación subacuática, y sólo cuando los sedimentos llegan a flor de agua, empieza a desarrollarse la parte subaérea del delta, que en principio tiene forma ramificada de “pata de gallina”, evolucionando luego hacia la forma típica triangular, al rellenarse de sedimentos los espacios comprendidos entre los brazos del río.