RUTAS DE LA TRASHUMANCIA DE EUSKAL HERRIA Hace más de 5000 años (Neolítico), con la aparición de la ganadería, nuestro paisaje comenzó a sufrir un fuerte cambio estrechamente ligado a la cultura pastoril. Desde entonces, hasta épocas recientes, el pastoreo ha condicionado también nuestro modo de vida, formando uno de los pilares más fuertes de nuestra historia. Es por lo tanto el oficio más antiguo de Euskal Herria. Debido al clima estacional de nuestra geografía, los traslados periódicos de los rebaños han sido necesarios a fin de que el ganado tuviese siempre pasto. De esta forma, grupos de ovejas, vacas o yeguas han sido periódicamente trasladados desde los pastos de verano (en zonas altas de montaña) a los de invierno (en los fondos de los valles). Esto se debe a que los pastos montañosos son, en su mayoría, improductivos en los meses más fríos, pero al llegar la primavera la explosión de vida supera con creces a la de los fondos de los valles. Las vías de trashumancia utilizadas han variado muy poco a lo largo de la historia: las que han llegado a nuestros días son muy parecidas a aquellas que comenzaron a ser diseñadas en la prehistoria. LA CAÑADA DE LOS RONCALESES Se encuentra ubicada en la zona oriental de Navarra y une los pastos pirenaicos del Valle del Roncal con los páramos bardeneros del Valle del Ebro. Se trata, por lo tanto, de una de las vías de trashumancia de mayor longitud de nuestro territorio. Es una de las antiguas Cañadas Reales, una vía pecuaria de Gran Trashumancia, en la que antiguamente se podían ver transitar rebaños formados por miles de ovejas, realizando el viaje de entre 5 y 7 jornadas. En nuestro territorio estas largas vías eran conocidas con el nombre de “altzubideak” o “artaldebideak”, caminos de rebaños. Contaban con una red de instalaciones que permitían el descanso tanto del ganado como del pastor (abrevaderos, descansaderos, majadas…), y se regían bajo unas leyes que prohibían la trashumancia fuera de estas vías y de las fechas predeterminadas. Actualmente, al igual que ocurre con la gran mayoría de las vías pecuarias, la Cañada Real de los Roncaleses ha caído en desuso. Sin embargo, siendo un bien público, representan una inmejorable oferta para recorrer cientos de kilómetros que atraviesan los más contrastados paisajes, dándonos a conocer desde los extensos campos de trigo hasta los verdes bosques de los pirineos. Pueblos, ríos, valles… completan esta oferta en patrimonio natural y cultural. Un salto al pasado Año 882. Los Reyes de Navarra conceden el derecho a uso de pasto de las Bardenas Reales, parte de su patrimonio, a los habitantes de los Valles del Roncal y Salazar. Saldaban de esta forma la deuda que tenían con los habitantes de estos valles, que habían ayudado en la reconquista de las tierras ocupadas por los musulmanes en el Valle del Ebro. Establecían de esta forma una vía de trashumancia que, a comienzos de la Edad Moderna, nos mostraba la escalofriante cifra de 300.000 cabezas de ovejas y cabras que podían viajar hasta las Bardenas Reales. Año 1499, Juan de Labrit, rey de Navarra, dicta una sentencia determinando la época de trashumancia en el Reino de Navarra. El viaje hacia los pastos pirenaicos comenzaría el día de Santa Cruz, en el mes de mayo, y el ganado no regresaría a los valles del sur hasta el mes de septiembre, por San Miguel. Es esta una muestra de los numerosos intentos que hubo para dar respuesta a las constantes quejas de los agricultores de los pastos por los que transcurría la cañada. Los rebaños partían en septiembre de los Valles del Roncal y Salazar, hecho que se conocía con el nombre de “Sanmiguelada”, dejando atrás los pastos que pronto quedarían cubiertos de nieve. Era ésta una partida muy conmovedora, ya que los pastores se reunían junto a los cruceros límites de los municipios, bien ataviados para el largo viaje. Numerosos rebaños se unían para formar uno solo al cuidado de varios pastores. Hacían falta varias jornadas para acompañar a los grandes rebaños que pastaban a medida que avanzaban. Un camino labrado por el paso del tiempo y del ganado que cruzaría Navarra, en un viaje de ida y vuelta. La época de trashumancia queda refleja en esta jota: Ya ha llegado san Miguel, pastores a la Bardena, a beber agua de balsa, y a dormir a la serena, ya ha llegado santa Cruz, pastores a la montaña, a comer migas con magra, y a dormir en buena cama. Las fechas actuales de la trashumancia ya no coinciden con el día de San Miguel. Sin embargo, el 18 de setiembre se continúa celebrando la “Sanmiguelada” o levantamiento de la veda estival. Un lugar destacable de esta ruta es la entrada de la Cañada de los Roncaleses, en el llamado El Paso, situado al noreste de las Bardenas. Aquí, los pastores y sus rebaños esperan la salida del sol, momento en que se da la señal para permitir la entrada. Es el Cabo de Guardas el encargado de disparar la carabina para dar el aviso. Tampoco coincide el número de cabezas de ganado, que se ha visto reducido a menos de la cuarta parte, ni la tradición de un viaje tan arraigado. Cada vez son más los rebaños transportados en camiones. Que ver paso a paso El valle del Roncal Ubicado al noroeste de Navarra, el Valle del Roncal es la zona montañosa por excelencia de Euskal Herria. Numerosos desfiladeros nos dan cuenta del paso del río Esca, que cruza este valle abasteciendo a las siete villas que los forman: Bidankoze, Burgi, Erronkari, Garde, Isaba, Uztarroze y Urzainki. Cada uno de estos pueblos esconde numerosos elementos arquitectónicos y un rico patrimonio natural que merece la pena conocer. En cualquier caso, si nos acercamos hasta el Roncal no podemos marchar sin antes degustar uno de los tesoros mejor guardados del valle, un producto gastronómico con denominación de origen: el queso “Roncal”. Una fecha ideal para acercarnos al Roncal es el 13 de julio, día en que celebran el Tributo a las tres vacas, una de las tradiciones más antiguas de Europa. El rito se remonta a 1375, año en el que se firmó el tratado que dio fin a los continuos enfrentamientos por los pastos que tenían enfrentados a los vecinos de los vales de Roncal y Beretous (Bearn). Desde entonces, los vecinos baretonenses se reúnen con los roncaleses en el collado de Ernaz, junto a la piedra de San Martín (mojón límite 262), donde pagan un tributo de 3 vacas, a cambio del uso de los pastos y aguas durante 28 días en los terrenos del Roncal. Hoy en día la ceremonia es simbólica y se ha convertido en una fiesta de hermandad entre los dos valles vecinos. Merece la pena recorrer las estrechas y empedradas calles de los pueblos que forman el valle y visitar el Centro de Interpretación de la Naturaleza de el Roncal, ubicado en el núcleo del mismo nombre, en el corazón del valle. Este último nos da a conocer gran parte de los puntos de interés natural del entorno y las formas de vivir de sus gentes. Es por lo tanto un punto de partida para cualquier itinerario que queramos realizar. El valle de Belagua, la Reserva Natural de Larra, el dolmen de Arrako, la Mesa de los Tres Reyes, la casa museo del tenor Julián Gayarre, la foz de Burgo… son algunos de los puntos que merece la pena visitar. Junto a la ermita de la Virgen de Arrako se encuentra uno de los dólmenes más conocido de Navarra. Se trata del dolmen de Arrako. Está formado por un túmulo de unos 15 metros de diámetro rodeado por un crómlech de 15 testigos. Dolmen de Arrako El Portillo de Ollate Ubicado en las estribaciones de la sierra de Illión, entre Burgi y Navascues, encontramos Ollate, una zona que alberga numerosos dólmenes: Legaroz, Puntallo, Claverito y el de la Balsa. Cabe destacar este último por ser uno de los que mejor se conserva. Está ubicado medio escondido al oeste del Portillo de Ollate, junto a la balsa del mismo nombre, rodeado de matorrales. Posee una cámara en el centro del túmulo con dos losas laterales y otra en la cabecera. Cerca del dolmen encontramos una piedra de dimensiones considerables, que podría haber sido la cubierta de este monumento. Leire Ubicada en un lugar estratégico para la trashumancia encontramos la Sierra de Leire, a medio camino entre los valles de los Pirineos y la Ribera. El macizo se eleva unos 1.000 metros por encima del pantano de Yesa, confiriendo una de los paisajes más singulares de la zona. Destaca en este entorno el monasterio de Leire, una de las primeras construcciones románicas y un lugar simbólico para los navarros. No se conoce la fecha exacta de construcción, aunque hay documentos que ya hablan de él en 848. Estos escritos nos narran que fue aquí donde se refugiaron reyes y obispos de Pamplona, escapando de la dominación árabe. Lo que sí se sabe con certeza es que fue Sancho García quien lo reconstruyó en 1022, después de ser destruido por Almanzor, temible guerrero y conquistador musulmán. El monasterio alberga una curiosa y primitiva cripta del s. XI que, a diferencia de la mayoría de este tipo de elementos, no se encuentra soterrada ni alberga enterramientos. Cerrada desde el s. XIII, debió servir de albergue para los peregrinos del Camino de Santiago y para los pastores que utilizaban la Cañada de los Roncaleses. Situada en el centro del monasterio encontramos la iglesia de San salvador, cuyo interior alberga los restos de los primeros reyes de Navarra. Sangüesa Esta localidad fue muy importante para el comercio de la zona, en gran parte debido a su situación, ya que se encontraba en una encrucijada de caminos que unían la montaña con la ribera. También el paso de los rebaños, que circulaban por la Cañada Real de los Roncaleses, pudo contribuir al auge comercial. Merece la pena visitar un paraje conocido como Entrambasaguas, lugar de gran belleza donde se unen los ríos Irati y Aragón. Además cuenta con una gran oferta arquitectónica en la que podemos destacar la iglesia de Santa María la Real, ubicada junto al puente que cruza el río Aragón; la iglesia románica de Santiago el Mayor, del s. XIII; la iglesia gótica de San Salvador, de los s. XIII-XIV; el convento carmelita de Nuestra Señora del Carmen; el convento de San Francisco de Asís, cuya fundación se atribuye al propio San Francisco sobre el año 1212. Por otro lado, también cuenta con varios palacios y ermitas que completan esta oferta turística. Entrambasaguas Las Bardenas Reales Aunque no se conoce con certeza el origen de este nombre, según el historiador y geógrafo Julio Altadill, su procedencia podría explicarse en dos palabras vascas: “abar” y “dena”, que quieren decir todo ramaje. Puede resultar difícil de entender viendo el paisaje actual, pero las Bardenas Reales fueron un lugar con gran vegetación de tilos, avellanos y alisos, y donde se vivía con gran tranquilidad al abrigo de los montes. Prueba de ello son los numerosos yacimientos neolíticos encontrados en esta zona. Este paisaje boscoso comenzó a desaparecer hacia el s. XVII, dando paso al paisaje estepario que hoy podemos contemplar. El carácter despoblado de esta zona queda reflejado en la falta de pequeños núcleos que lo habiten o viejas y nuevas vías que la crucen. Sin embargo, a lo largo de la historia se conocen algunas significativas ocupaciones, como la llevada a cabo por los romanos. Pero han sido los pastores los auténticos señores del lugar. Fueron ellos los que año tras año se adentraban en las Bardenas, avanzando por la Cañada Real al paso del ganado. Cercano a El Paso, encontramos el monumento al pastor, muestra de la importancia que tuvo la trashumancia en este inhóspito lugar. Monumento al Pastor Destaca en la zona central la llamada Bardena Blanca, caracterizada por la gran cantidad de sales y yesos que hacen que en verano, con el calor, quede una pátina blanquecina en el subsuelo. La Bardena Negra es la más meridional. Podemos ver almendros y pinos, mezclados con zonas de cultivo. Otras zonas de interés: Javier Cercano al pantano de Yesa encontramos este pequeño municipio. Destaca en él el Castillo de Javier, cuna de San Francisco Javier, patrón de Navarra. Francisco Jaso Azpilicueta nació en 1506 en el castillo de Javier, nombre que más tarde utilizaría como apellido. A los 19 años se trasladó a París, a fin de estudiar literatura y filosofía, donde conoció a Iñigo de Loyola, el cual años más tarde sería canonizado como San Ignacio de Loyola. Francisco fue uno de los siete religiosos con los que Loyola fundó la Compañía de Jesús o Comunidad de Padres Jesuitas. Curiosamente, el castillo de Javier pertenece hoy en día a dicha comunidad. Este castillo surgió inicialmente como atalaya o torre de vigilancia durante los s. X y XI, edificio que se corresponde con la torre del homenaje o de San Miguel. Con posterioridad se fueron añadiendo las demás fracciones del castillo dando lugar a la estructura actual. Aunque en 1516 el cardenal Cisneros ordenó derribar las murallas y las torres, y cegar los fosos, entre 1892 y 1952 se llevó a cabo una cuidadosa restauración a fin de recuperar el aspecto que en su origen había tenido. En la capilla del castillo se conserva un Cristo de nogal del s. XIV que, según se dice, sudó sangre el día que murió San Francisco Javier, en la lejana isla de Sancian, cerca de la costa de China, en uno de sus viajes de misionero. LA COLADA DE OPAKUA (ARABA) Existen varios nombres para los caminos de trashumancia de ganado. Quizás el más conocido es el de cañadas (cuando el camino mide hasta 75 metros de anchura), pero también se emplean otros como cordeles (hasta 37,5 metros), veredas (hasta 20 metros) o coladas (cualquier vía pecuaria de menor anchura que las anteriores) que es el caso que nos ocupa. El recorrido lo realizan dos veces al año, desde los valles a la montaña y viceversa. Suele ser por la fiesta de San Pedro cuando suben a los pastos de verano y por San Miguel, en otoño, cuando bajan de nuevo a los valles, o se acercan a la costa. Siempre en busca del clima más favorable. Esta ruta de pastores comienza en los alrededores de Agurain (Salvatierra) y llega hasta el alto de Opakua en la sierra de Entzia. Hoy en día encontramos este camino acondicionado para poder recorrerlo. Colada de Opakua Un salto al pasado En la provincia de Álava la creación de una red de caminos pecuarios tuvo su esplendor en los s. XV y XVI, en tiempos del Honrado Concejo de la Mesta. Esta organización ganadera ovina estableció los pasos fijos que los rebaños seguían en la trashumancia entre pastos de invierno y de verano. Se evitaban así los conflictos entre agricultores y pastores que cruzaban sus tierras estropeando los cultivos. Históricamente la Sierra de Entzia, por la cual transcurre la colada de Opakua, siempre ha estado muy ligada a la tradición del pastoreo. Una prueba de ello son los numerosos restos megalíticos que encontramos en estos montes. Además, la colada tuvo un importante papel en el trasiego comercial que tenía lugar entre las tierras alavesas y las ferias ganaderas que se celebraban en Estella. Que ver paso a paso Agurain Agurain o Salavatierra es una villa amurallada que posee un importante conjunto monumental. A pesar de que durante las guerras carlistas se intentaron destruir, en la actualidad quedan en pie la mayor parte de la muralla y trazas de los arcos de las nueve puertas que la constituían. Son destacables algunos edificios del interior del casco urbano, como por ejemplo la iglesia de San Juan que se comunica a través de calles porticadas con la de Santa María, situada en el otro extremo del pueblo. También hay muchos palacios construidos durante los s. XIV y XVII, como por ejemplo la Casa de los Azcárraga y la de los Begoña. Esta villa está muy ligada al pastoreo, y una muestra de ello es que en octubre se celebra la Feria del Ganado, cuya tradición ya se remonta a más de 600 años. Alto de Opakua Nos encontramos a la entrada de la Sierra de Entzia, continuación alavesa de la Sierra de Urbasa. Constituye una parzonería, es decir, posee tierras comunales cuya explotación, tanto de pastos como de madera, se debe realizar de forma compartida por varios pueblos de la zona. Para llevar a cabo esta labor existen unas cuadrillas en Agurain y en Campezo. Campas de Uraska El nombre de estas campas nos dice mucho de su pasado pastoril ya que en euskera, Uraska significa abrevadero. Las encontramos a poco más de 1 km en dirección Contrasta tras habernos desviado a la izquierda en el Km38 de la carretera. Prados de Legaire En esta zona pastoril de gran belleza podremos ver bordas de pastores, hayedos dispersos y restos megalíticos como el crómlech de Mendiluze. Arropando las campas de Legaire encontramos las cimas de Mirutegi con su imponente cruz, y el monte Baio en cuyas laderas se encuentra el soberbio robledal de San Cristóbal. Otras zonas de interés Alaiza Cerca de la ruta que nos ocupa se encuentra el municipio de Alaiza. Merece la pena una visita a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción del s. XIV. En su interior descubrimos unas pinturas datadas en la misma época que la construcción. Son monocromas y resulta curioso que su estilo se parezca al expresionista, teniendo en cuenta la época en la que se pintaron. Se plasman en las pinturas escenas cotidianas, como peregrinos y guerreros y, en contraste, también encontramos centauros armados con arcos. Para poder admirar estas pinturas debemos acudir los domingos en horario de misa, puesto que es el único momento en que esta iglesia se abre al público. Dolmen de Sorginetxe (Arrizabala) Este dolmen fue descubierto en 1980 junto al pueblo de Arrizabalaga, que significa lugar de piedras anchas y, probablemente, el origen de este nombre se encuentre en la presencia de este dolmen. Por otro lado, Sorginetxe quiere decir “casa de brujas”, lo cual puede indicarnos que sirvió como refugio a curanderas, yerberas, etc. Teniendo en cuenta que por aquel entonces en este lugar existía un bosque, no resulta tan extraño. Según parece se construyó sobre el año 2.500 a.C. Durante la Edad de Bronce pudo ser utilizado como lugar de enterramientos colectivos de los pueblos ganaderos dueños de estas tierras, ya que se ha encontrado en su interior restos humanos. Sorginetxe TRASHUMANCIA EN GIPUZKOA: DE ARALAR A LA COSTA En la Sierra de Aralar encontramos una muestra de trashumancia media. En el mes de mayo los pastores suben a la sierra con sus rebaños y se quedan allí durante todo el verano hasta que llega el otoño, momento en el cual bajan a los valles cercanos de la costa en busca de temperaturas más templadas. Estos caminos que comunican las zonas de pasto de las montañas con los valles aún se mantienen en su mayor parte, aunque ha disminuido mucho la cantidad de ganado que transita por ellos. Un salto al pasado Los caminos utilizados por pastores y rebaños siguen siendo los mismos desde tiempos inmemorables. De hecho, las majadas pastoriles actuales se encuentran prácticamente donde se sabe que habitaron los pastores del Neolítico. En la región de Aralar, así como en Aizkorri y Altzania, existen varias costumbres que aún se mantienen entre los pastores. Por ejemplo, se suele poner una hoja con una fórmula religiosa en los cencerros para proteger al ganado. Para proteger sus chabolas se coloca en la puerta una cruz hecha con laurel, o un “eguzki-lore”. También es muy conocida la solidaridad entre pastores. Si alguno de ellos perdía su rebaño por la causa que fuera, los demás pastores de la zona le ofrecen una oveja o un cordero para que pudiera volver a formar uno nuevo. Que ver paso a paso Urdaneta El barrio de Urdaneta pertenece al término municipal de Aia y se encuentra en la frontera con Zarautz. Posee un pequeño centro urbano situado alrededor de la iglesia de San Martín y el resto del barrio lo componen caseríos dispersos. Este barrio está comunicado con la ermita de Santa Engracia, en el municipio de Zestoa, a través de caminos de montaña, que también se unen a Aizarna para llegar hasta Zarautz. Aizarna Se encuentra en el valle del mismo nombre, en el extremo norte del macizo de Ernio y es uno de los pueblos más antiguo de Gipuzkoa, aunque en la actualidad es un barrio perteneciente al municipio de Zestoa. En el s. XIV, Aizarna creó una población fortificada llamada Santa Cruz de Cestona. Con el paso del tiempo esta localidad amurallada se impuso al pueblo inicial. Dos rutas de gran importancia cruzaban esta localidad: una comunicaba los pueblos del interior de Navarra con la costa guipuzcoana; la otra discurría de este a oeste, y era parte de la llamada calzada de la costa. Dentro de Aizarna, encontramos la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, con portada gótica, y que alberga una talla de Andra Mari. Justo enfrente de esta iglesia está la ermita de la Santa Cruz, cuyo atrio sirve de paso entre las dos únicas calles de este pueblo. Para llegar a la ermita de Santa Engracia hay una carretera que parte del casco urbano de Aizarna y pasa junto a varios caseríos del s. XVI. Hoy en día este camino aún es utilizado por pastores y rebaños en sus desplazamientos. Bidegoian Este municipio nace de la unión de los pueblos de Bidania y Goiaz, en 1964. Es un lugar bastamente alejado de las vías de comunicación principales, lo cual ha contribuido por un lado a su aislamiento y por otro a la buena conservación de su entorno. En Bidania aún podemos contemplar una calzada empedrada para uso de carros. En su centro urbano destaca la iglesia parroquial de San Bartolomé que fue trasladada en el s. XVII, desde su ubicación original, ya que el centro de la población se fue desplazando quedando la iglesia apartada. En su antigua localización todavía se conserva la capilla del cementerio. Otros edificios de interés son la Casa Consistorial, el Palacio Munoa, los caseríos Otegi y Bengoetxea, típicos de la zona, y los restos de la capilla de San Pedro Txiki. En Goiaz encontramos una docena de edificios ubicados alrededor de una plaza regular. Cabe destacar la iglesia parroquial de Santa María de la Asunción y la Casa Cural conocida como la “Torre de Goiaz”, a cuyo pie brota un manantial llamado Fuente de San Juan. Berostegi Es un barrio perteneciente al término municipal de Legorreta y la única agrupación de edificaciones fuera del casco urbano. Todos los edificios se sitúan alrededor de la ermita de Santa Marina, que alberga en su interior un retablo de Felipe de Azurmendi. Este solar está relacionado con un molino hidráulico que aun ponen en funcionamiento en ciertas ocasiones. El caserío Kortatu resulta interesante por haberse construido sobre un terreno rocoso y de elevadas pendientes. Un poco más lejos, cerca de Ikaztegieta, Baliarrain y Orendain, podemos visitar los restos de la Ferrería de Buruntza, también llamada Olazabal, la cual utilizaba las aguas del río Oria. Aún se pueden ver sus canales. Está cerca del puente de Bera Zubia, que era utilizado en el antiguo camino que unía esta población con Baliarrain. Itsaondo Esta localidad se encuentra a los pies del monte Murumendi. Es villa desde el año 1615, en que compró el título a la Hacienda Real. La carreta que atraviesa el municipio, aunque hoy en día solo es utilizada localmente, tuvo gran relevancia durante la Edad Media como lo demuestran algunas de las construcciones que se levantan a su paso. Este es el caso del puente de tres ojos del año 1602, o la Ermita de San Juan de Letrán edificada en 1544, derribada para llevar a cabo las obras del Ferrocarril del Norte y reconstruida en 1860. Cabe destacar así mismo, la iglesia parroquial de Santa María de la Asunción, cuyas últimas obras de ampliación se realizaron en el s. XVI. Otros edificios interesantes son el caserío Beitia, el lavadero municipal y la casa solar de Otamendi. Dominando todo el valle y las sierras de las proximidades encontramos la ermita de la Santa Cruz. Zaldibia Muchas de las rutas pastoriles que comunicaban con Navarra, a través de Aralar, pasaban por este lugar. La iglesia parroquial se encuentra en el centro del casco urbano, junto al río, dominando un antiguo vado. Cabe destacar también la Cruz de Calvario, situada en el camino hacia Larraitz, cerca del caserío Kalbariota. En las proximidades otro lugar de interés es el molino Kanpain Errota, minuciosamente restaurado por su actual propietario. En este lugar siempre ha habido un molino desde el año 1124. Puerto de Lizarrusti Se sitúa en la frontera entre Gipuzkoa y Navarra, en un macizo montañoso con un paisaje envidiable en el que encontramos hayedos junto con grandes extensiones de terrenos para pastos. Debido a su ubicación es una de las entradas más típicas a Aralar ya que dese aquí se puede acceder a sus cumbres más importantes. También es destacable la gran cantidad de monumentos megalíticos que podemos encontrar. Según se cree fueron construidos por pastores en épocas prehistóricas. Uno de ellos es el llamado Jentilarri, descubierto en 1879, aunque su excavación no comenzó hasta 1917. En su interior se encontraron restos humanos de por lo menos 27 personas, así como utensilios de cerámica o puntas foliáceas. Recientemente ha sido reconstruido. Otras zonas de interés Parque Natural de Pagoeta Desde el pequeño núcleo de Aia accedemos a las 3.000 Ha que conforman este parque natural declarado como tal en 1998. Dando un paseo por sus dominios encontraremos bosques autóctonos, antiguos molinos y ferrerías, y abundantes túmulos y dólmenes de épocas prehistóricas. Desde sus zonas más altas además tendremos oportunidad de disfrutar con unas excepcionales vistas de Gipuzkoa y su costa. ORDIZIA En nuestro recorrido pasaremos cerca de esta población considerada la capital del queso Idiazabal. Conocida por su feria semanal celebrada todos los miércoles, esta villa alberga además anualmente distintos acontecimientos ligados al mundo del pastoreo. Podemos destacar entre ellos el Día del Pastor celebrado habitualmente en abril, o las Fiestas Euskaras con su concurso de quesos de oveja latxa que tienen lugar a comienzos de setiembre. HACIA LOS PASTOS DE GORBEIA Entre los meses de mayo y noviembre los pastores y sus rebaños forman aún hoy parte del paisaje que podemos encontrar en las campas de Gorbeia. Ellos han sido los dueños y señores de estos parajes durante siglos y, solo hace unos años, han comenzado a ceder terreno ante senderistas y montañeros que disputan el trono de su preciado reino de sosiego y tranquilidad. Con la llegada de las nieves se ven obligados a bajar a los valles en busca de cobijo y alimento, y allí permanecerán todo el invierno a la espera de que el tiempo permita la vuelta a sus lugares preferidos de pasto. En todas las estribaciones de Gorbeia encontramos infinidad de puntos desde los que parten los pastores hacia los pastos montañosos en los meses próximos al verano. Por eso proponemos la visita a este foco de pastoreo desde los diferentes pueblos que rodean este macizo bizkaino. Quizás por la antigüedad del pastoreo o por el aislamiento que pastores y rebaños sufrían, encontramos en Gorbeia una serie de elementos propios del macizo. El similar diseño de las chabolas, la variedad llamada “rojillo” del perro pastor vasco, el queso e incluso la variedad de oveja latxa, que en Gorbeia presenta un mechón entre los ojos, son exclusivos de la zona. Un salto al pasado Uno de los versos del popular zortziko “En el monte Gorbea” escrito por Ruperto Urquijo Maruri a principios del s. XX canta “…al son de los cencerros los errebaños a pastar van…” y es que, el pastoreo irremediablemente unido a Gorbeia desde tiempo inmemoriales. ha estado Prueba de la presencia de ganaderos en la zona desde hace miles de años, es la gran cantidad y variedad de restos megalíticos que se han encontrado. Además, llama la atención la ubicación de estos, ya que coinciden con zonas de actuales asentamientos pastoriles. Al llegar la primavera, rebaños de Areatza, Orozko, Ubidea, Zeanuri, Zeberio y Zigoitia, entre otros, partían hacia las campas de Gorbeia bajo la atenta vigilancia de sus pastores. Pronto los pastizales de Arimekorta, Arraba, Nafarkorta, Larrekorta, Gonga, Oketa, Austigarmin, Egiriñau… se llenaban de rebaños de ovejas, vacas, cerdos y caballos. La utilización de estos pastos generó en ocasiones enfrentamientos entre municipios vecinos. Cabe destacar lo acontecido entre Zeberio y Zeanuri, que se apostaron el pasto de las campas de Arraba a una lucha entre dos novillos nacidos de San Juan. Curiosamente ganó el novillo más débil, garantizado el pasto a los vecinos de Zeberio. Que ver paso a paso Zeberio Ubicado al sur del territorio histórico de Bizkaia, Zeberio presenta una población dispersa en 30 barrios ubicados a ambos lados del río Zeberio formando uno de los municipios más largos de Bizkaia. De marcado carácter rural, destaca hoy en día por su importante actividad forestal. Y es que gran parte de la extensión del municipio está cubierta de Pino de Monterrey (Pinus radiata). Sin embargo, dispersos entre pinares encontramos numerosos barrios de gran belleza que han sabido hacer frente al paso del tiempo, conservando casi intactos un gran número de caseríos, ferrerías, molinos, puentes y calzadas que forman el rico patrimonio cultural del municipio. Gracias a este patrimonio, junto a la herencia natural que hoy conserva, Zeberio es en la actualidad un municipio con gran potencial turístico. Apenas queda en Zeberio muestra alguna de la actividad pastoril que en el pasado jugó un papel importante en la economía del municipio. Antiguamente los pastores reunían los rebaños bajo el pórtico de la iglesia de Santo Tomás, donde el cura los bendecía. Tras pasar toda la noche en el pórtico, con los primeros rayos de luz partía al gran rebaño hacia las campas de Arraba, donde permanecía hasta llegar el invierno. Parece ser que en invierno algunos pastores trasladaban sus rebaños a los seles de Alonsotegi. Orozko Situado al norte del macizo del Gorbeia, enclavado en el valle del Nervión encontramos el municipio de Orozco. Muchos son los pastores de esta localidad que han pasado largas temporadas en las majadas de Gorbeia. Valle de Orozko En el Palacio Legorburu de Orozko encontramos su museo etnográfico en el que tendremos posibilidad de conocer aspectos relativos al patrimonio histórico del valle, a la vida tradicional y a la vida de los pobladores de las tierras altas del Gorbeia. Desde el núcleo de Zubiaur, el camino antiguo que se dirigía a la majada de Austigarmin y Ukulugorta coincide con la pista (transitable en coche) que llega hasta el área recreativa de Belustegi. Desde este punto, ya a pie una vez pasada la barrera, llegaremos en media hora a Austigarmin o bien tomaremos el desvío señalizado a la derecha que nos llevará a Ukullugorta. Museo de Orozco Ubidea El municipio de Ubidea se encuentra al este del parque Natural de Gorbeia, junto a la carretera que une el alto de Barazar con Legutio. El río Undebe recoge las aguas de su afluente Zubizabala a su paso por el casco urbano donde desemboca en el pantano de Urrunaga. En sus 2,97 km2 de extensión, el pequeño municipio de Ubidea esconde un amplio patrimonio cultural y natural. Merece la pena recorrer sus viejas calles, aquellas que hasta el s. XVI pertenecieron a Zeanuri. Destaca la calzada bajomedieval que cruza este núcleo marcando la entrada al territorio histórico de Bizkaia. Una curiosa placa nos recuerda que pos allí pasó, camino de Gernika, el rey Don Fernando el Católico para jurar los fueros de Bizkaia en julio de 1476. La iglesia de San Juan Bautista, la ermita de la Magdalena, un grupo de edificaciones civiles de gran interés, varias fuentes, paseos y bosques completan la oferta turística de Ubidea. Areatza La villa de Areatza, ubicada al norte del Parque de Gorbea, en el corazón del valle de Arratia, fue fundada en 1338 por Juan Núñez de Lara, Señor de Bizkaia. Tenía como objetivo fundar una villa a la vera del camino que unía Gasteiz con Bilbao, potenciando el comercio en la zona y creando un lugar de descanso y abastecimiento para los viajeros. Areatza nunca llegó a ser un lugar muy poblado. Anexo al camino erigieron una serie de edificios religiosos y civiles que hoy forman el patrimonio cultural del municipio. Pero si por algo es conocido Areatza, es por ser punto de partida de numerosos montañeros que quieren accedes al macizo de Gorbeia. Como antaño lo hacían los pastores, los montañeros parten desde la iglesia de Santo Tomás. Cercano a la iglesia, en la plaza mayor, encontramos en Centro de Interpretación del Parque Natural de Gorbea. Zeanuri Este extenso municipio situado a los pies de Gorbeia ha sido desde siempre cuna de pastores que han pasado su vida entre el caserío y los pastos montanos. En muchos de sus barrios da la impresión de que el tiempo no haya pasado en los últimos siglos. De hecho, en Zeanuri se conservan algunos de los caseríos más antiguos de Bizkaia, manteniendo incluso algunos de ellos la fachada de madera. Desde Zeanuri podemos llegar a las campas de Arraba por el antiguo camino que pasando por la ermita de San Justo, enlaza con la pista que sube desde Pagomakurre. Junto al altar de esta ermita aún podemos ver dos cuadras que en otro tiempo servían de cobijo para el ganado y no muy lejos, junto al arroyo, encontramos un antiguo horno calero en el que se elaboraba cal que se utilizaba, entre otras cosas, para la desinfección de los establos. Calero Otras zonas de interés Museo del Pastor de Orozko Está ubicado en la Plaza Zubiaur de dicho municipio, en la llamada Casa Kareaga. Con este museo se pretende ofrecer una información asequible sobre el mundo del pastoreo a todo el público que decida visitarlo. Se ha puesto especial atención en reproducir el ambiente y las formas del pastoreo en la zona. Para conseguirlo, se utiliza la reproducción de la figura de un pastor típico del Gorbeia ataviado con su vestimenta tradicional. También se puede encontrar la reproducción de una típica chabola de pastores del Gorbeia. Por otro lado, hay exposiciones de los distintos útiles empleados en las labores características del pastor, como son la elaboración de productos como quesos y lana, así como objetos relacionándolos con el pastoreo. También se exponen las figuras del perro pastor vasco y de la oveja latxa, la más característica de la zona. Al son de la Alboka Las estribaciones del Gorbeia, y más concretamente el valle de Arratia, han sido uno de los últimos reductos en que la alboka se ha mantenido hasta nuestros días. Actualmente no corre peligro de desaparecer, gracias a la nueva hornada de jóvenes que tocan o aprenden a tocar este instrumento típicamente pastoril. En la mayoría de las fiestas de la zona se puede escuchar la alboka acompañada por el pandero y las coplas como en tiempos anteriores. Un albokalari de Artea, León Bilbao, es uno de los mejores tañedores y constructores que ha conocido este instrumento. Gracias a él se conoce hoy en día gran parte del repertorio tradicional de alboka. Monográficos Artzai-Tour Artzai-Tour es una novedosa oferta turística-gastronómica del queso vasco que permite conocer la vida en los caseríos. Quince productores de queso Idiazabal nos abren las puertas de sus baserris para poder degustar y adquirir sus mejores productos gastronómicos y conocer el entorno rural en el que viven. Se pueden programar 2 rutas en Gipuzkoa, una por la costa, desde Oiartzun hasta Deba pasando por Aia, y otra por el interior, recorriendo las comarcas de Tolosaldea, Goierri y Alto Deba. Esta iniciativa ha surgido de la asociación Artzai-Gazta, en la que trabajan más de 100 productores de Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa por la mejora continua en el proceso de elaboración del queso de oveja latxa. El GR 34: Ruta de Trashumancia Donostia-Arantzazu Otro sendero de Gran Recorrido que sigue antiguas rutas de la trashumancia en Gipuzkoa es el GR 34, que atraviesa este territorio de Norte a Sur. Sigue el trazado de antiguos caminos pastoriles, citados ya en el s. XI, que ponían en comunicación los pastos de invierno de la costa con los pastos de verano de las montañas del interior. Es un recorrido de gran belleza paisajística que permite conocer lugares muy ligados a la cultura pastoril como Ernio, Urbia y Arantzazu. Tiene una longitud de 76 km. Divididos en 5 etapas, con el siguiente recorrido: Donostia-UsurbilOrmaiztegi-Zerain-Arantzazu. El GR 34.1 es una variante de 29 km que conecta Mandubia y Biozkornia y nos permite la posibilidad de acercarnos a Legazpi a visitar el Ecomuseo del Pastor, situado en la ganbara del caserío Erreizabal, en el barrio de Telleriarte. En este museo puede verse el pasado, presente y futuro de la tradicional actividad del pastoreo. Además, puede conocerse “in situ” el proceso de elaboración de queso, degustarlo y adquirirlo, ya que los propietarios del caserío lo elaboran allí mismo. Arantzazu y el Pastoreo Arantzazu, además de un entorno de gran belleza paisajística, interés natural y tradicional lugar de peregrinación religiosa, es también el punto de referencia para la cultura pastoril. En el caserío Gomiztegi tiene su sede la Artzai- Eskola, la única escuela de pastores que existe. Se trata de una iniciativa destinada a los pastores del s. XXI. Son los propios pastores los encargados de transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones que quieren aprender este oficio que ha llegado hasta nuestros días desde la prehistoria. La Escuela funciona con módulos de formación en los que se explican, con clases teóricas y prácticas, las técnicas para el cuidado y manejo del rebaño, la producción del queso, alimentación de las ovejas… También en Arantzazu, en el propio santuario, tiene la seda Artzain-Mundua, el Foro Mundial del Pastor, una iniciativa incluida dentro del Foro Rural Mundial, cuya finalidad es colaborar en el mantenimiento de la cultura pastoril como patrimonio cultural y garantía de explotación sostenible de los recursos. Su marco de actuación es muy ambicioso y entre las tareas que tienen programadas se encuentran la creación de un centro de documentación y ecomuseo dedicado al pastoreo. Nuestras ovejas: Sasi ardi, Karrantzar y Latxa Hace miles de años, los primeros ganaderos comenzaron a domesticar una serie de animales que muy pronto cambiaría radicalmente su forma de vida. La continuidad de aquellas viejas tradiciones, junto con nuestra especial orografía, ha hecho que gran parte de aquellas primeras especies lleguen hasta nuestros días, formando un importantísimo patrimonio cultural y ganadero, orgullo de las gentes de Euskal Herria. Uno de los mejores ejemplos lo forman los rebaños de ovejas latxas. Esta especie autóctona de origen prehistórico conserva casi intactas sus características originales. Parece ser que debe su nombre a la aspereza de su pelo, ya que “latxa” significa áspero. Gracias a la vasta y larga lana que la protege, esta oveja se adapta perfectamente al frío y húmedo clima de nuestros montes. Según nuestros pastores, se trata de una especie de carácter vivo y noble, y de cuerpo esbelto y ágil, lo que la ayuda a moverse por lo abrupto del suelo en el que vive. Se alimenta de hierba fresca, produciendo leche rica y aromática de la que se obtiene un queso de indiscutible calidad. No tan abundantes pero igualmente autóctonas son las ovejas “sasi ardi” y la carranzana. A diferencia de la carranzana, la sasi ardi no se parece a la latxa ni se cría para la producción de leche. Cada vez menos frecuente, esta oveja se encuentra en peligro, habiendo sido sustituida principalmente por la oveja de uso cárnico y lanar Rasa Navarra. Idiazabal y Roncal, quesos con denominación de origen Con la leche de gran calidad que obtienen nuestros pastores de sus ovejas, elaboran sabrosos quesos entre los que destacamos los de Idiazabal y Roncal, cada uno con denominación de origen propia. Idiazabal, es un pequeño pueblo ubicado en las faldas gipuzkoanas del monte Aralar. Su larga tradición pastoril lo ha convertido en la cuna de uno de los mejores quesos de Euskal Herria. El queso Idiazabal debe ser elaborado de forma artesanal, exclusivamente con leche de oveja latxa o carranzana. Además, para poder ostentar la Denominación de Origen, la leche y el queso sólo se pueden producir y elaborar en Euskal Herria. Por otro lado, una vez obtenido el queso, debe cumplirse una serie de requisitos como son: forma, color, ojos, gusto o textura. Pastos en Idiazabal El queso Roncal establece una serie de requisitos aún más severos, ya que solamente obtendrán la denominación los quesos elaborados en el Valle del Roncal. En cuanto a la forma, altura, peso, aroma, textura, grasa, humedad… también están establecidas. Para hacernos una idea de lo difícil que resulta la elaboración de quesos, hay que tener en cuenta que es necesario ordeñar diez ovejas para obtener un solo queso. Los Seles Dispersos en nuestro paisaje aparecen curiosas formaciones en círculo perfecto que en ocasiones llaman nuestra atención. Son los seles, terrenos amojonados que numerosos historiadores han descrito como zonas de pasto para el ganado. La palabra sel, de origen prerromano, tiene una serie de equivalencias en nuestro territorio: korta, kortabaso, sarobe, saroi… La existencia de algunos seles muestra la tradición pastoril de un determinado enclave. Éstos son los más antiguos. Sin embargo, existen numerosos seles, que siendo mucho más recientes (s. XVII-XVIII), están estrechamente vinculados a la producción de madera, principalmente para abastecer ferrerías cercanas a ellos. En cualquier caso unos y otros seles se encuentran amojonados, presentando todos un mojón central y una serie de mojones periféricos. El mojón central, también conocido como “austarri” (hauts arri, piedra cenizal) presenta en ocasiones una marca en forma de cruz o estrella que curiosamente nos muestra la ubicación de los mojones periféricos (bazter mugarri). Según algunos historiadores el “austarri” puede tener su origen en la tradición de enterrar ceniza bajo el mojón y la tradición dice que otro pastor debe guardar las distancias. La dimensión de los seles no siempre es la misma. Según numerosos historiadores existen seles invernizos (o mayores) y seles veraniegos (o menores). Esta calcificación está estrechamente relacionada con el uso pastoril del sel ya que los seles mayores albergaban rebaños que en verano campaban a sus anchas en los pastos montañosos. Estaciones Megalíticas Son muchos los monumentos megalíticos que podemos encontrar a lo largo de Euskal Herria. Se trata de construcciones que albergan sepulturas y que nos demuestran que los lugares donde se encuentran han estado habitados desde la prehistoria. Pero los hay de distintos tipos: dólmenes, túmulos, crómlechs y menhires. Los dólmenes están construidos con grandes piedras formando una cámara de enterramiento que soporta una o varias losas a modo de techo, dándole un aspecto de mesa. En algunos la cámara está precedida por un pasillo. Muchos de ellos estuvieron cubiertos de tierra formando túmulos. Los túmulos son precisamente unos montecillos artificiales que se crean para cubrir las sepulturas. Los menhires son grandes piedras alargadas colocadas verticalmente en el suelo. Los crómlechs son círculos de piedras formados por varios monolitos. La Majada También se llama saroia, txabola, kaiola, etxeola o sarobe. Es un conjunto formado por: La vivienda temporal del pastor. Una empalizada, generalmente de avellano, para proteger una pequeña huerta. Una escorta (corral o redil) donde se encierran las ovejas y se ordeña. La gausarea, que es un cierre mayor para guardar el rebaño por la noche, especialmente en zonas de lobos como Urbasa, Andia… Xerritegiak (pocilgas) y gallinero. Pequeños huecos para guardar ovejas retrasadas en el parto o los corderos. Una fuente cercana. En torno a la majada suele haber fresnos por la mucha sombra que dan para el ganado. Al podarlos, se obtenían ramas y varas para usos variados. Los pastores no son propietarios, sino usufructuarios de estas instalaciones mientras están en activo, habida cuenta de que están en uso de terrenos comunales. De hecho, estaba prohibido cubrir las cabañas con tejas, pues la teja era símbolo de propiedad siendo de hierba los tejados de las txabolas. Hoy en día ya se usa la teja, afianzada con piedras por encima para evitar los daños de los fuertes vientos. La txabola típica solía tener 10 m de largo por 4,5 de ancho, con paredes de 65-70 cm de grueso. Está formada por 3 piezas: el bokosue o sutegi (fuego bajo para cocinar), estancia a la que se accede por una puerta baja; un dormitorio, la kamaia o camastro, con un colchón de brezo con alguna manta encima; el gaztategi o quesera, formado por baldas donde se colocan los quesos, empezando de abajo a arriba. Está ennegrecida por el humo del ahumado de los quesos, al tiempo que limita la proliferación de moscas y otros insectos. Hoy en día estas construcciones son más grandes, están alicatadas, disponen de teléfono móvil, televisión, radio, lámparas, ducha, baño, agua caliente, suelo de hormigón en la zona de ordeño, y placas solares para la obtención de energía. Otros animales de pastoreo Aunque el pastoreo con mayúsculas en Euskal Herria es el llevado a cabo con ganado ovino, no debemos olvidar, sin embargo, el realizado con cerdos, vacas o caballos. Aunque no se identifican comúnmente quizás como animales de pastoreo, los cerdos también han sido llevados a pastar libremente sobre todo los meses de otoño, durante la caída de la bellota. Cuando se acercaba el invierno y comenzaba a escasear el alimento eran llevados de vuelta al caserío donde podían llegar a comer “de todo”. En lo referente al ganado equino no podemos olvidarnos del Pottoka, el poney vasco. Estos pequeños caballos se caracterizan por su robustez que les ha permitido adaptarse perfectamente a nuestro clima. Debido a los diferentes cruces realizados para su mejor aprovechamiento alimentario, esta raza se ha diversificado y ha terminado por encontrarse al borde de la extinción. Actualmente se promueve su recuperación desde la Administración Pública. Las vacas también se han pastoreado en Euskal Herria. Las más típicas en nuestros pastos han sido las llamadas betizu y, descendientes de éstas, son las de raza pirenaica. Aunque es menos conocida que la trashumancia ovina, también han trashumado rebaños de vacas sabiéndose por ejemplo que en 1385 fueron llevadas a pastar más de 5.000 reses a las landas de Burdeos. El pastoreo de cabras se ha realizado en mucha menor medida en nuestros montes debido en gran parte a la estricta legislación que lo regla. Nun hago, zer larretan Urepeleko artzaina, Mendi hegaletan gora Oroitzapen den gerora Ihesetan joan hintzana