Beneficios fiscales derivados de la cesión de activos intangibles

Anuncio
Beneficios fiscales derivados de la cesión de activos intangibles. Los
podemos aplicar y no lo sabemos
OPINIÓN
El autor despeja las dudas que genera la aplicación de las deducciones de la
cesión de determinados activos intangibles.
Junio 2011
Francisco Ferrandis
francisco.ferrandis@cuatrecasas.com
Asociado Senior del Área de Derecho Financiero y Tributario
CUATRECASAS, GONÇALVES PEREIRA. OFICINA VALENCIA
En los últimos años el legislador español ha realizado ciertos esfuerzos para
impulsar las actividades de investigación, desarrollo e innovación en la creencia,
acertada a nuestro entender, de que dichas actividades deben jugar un papel
importante en la tan demandada transformación del modelo económico español,
transformación que, en la presente situación económica se ha revelado como un
objetivo prioritario.
Estos esfuerzos se han materializado principalmente en el mantenimiento de las
deducciones por actividades de investigación y desarrollo en la cuota del
Impuesto sobre Sociedades y con la puesta en marcha, desde 2008, del “spanish
patent box”, denominación, que, importada de otros países, está generando
cierta confusión en cuanto a los contribuyentes que pueden aplicarlo.
En 2007, los Países Bajos fueron los pioneros, como en tantas otras ocasiones
cuando se trata de atraer inversiones utilizando como herramienta principal la
fiscalidad, en poner en marcha su particular “patent box”, ya revisado en 2009
con el objetivo de competir con otros regímenes similares puestos en marcha en
Luxemburgo y Bélgica y posteriormente, España, Francia, Irlanda o Hungría.
El último en anunciar un régimen similar ha sido el Reino Unido, que prevé que
entre en vigor en 2013.
Ello nos da una idea de hasta qué punto es estratégico para los países europeos
retener y atraer este tipo de industria, y hasta qué punto están los estados
dispuestos a competir fiscalmente con sus vecinos, en un mundo en el que las
multinacionales necesitan pocas excusas para realizar movimientos entre 27
países sin fronteras de ningún tipo, o casi.
¿EN QUÉ CONSISTE EL BENEFICIO?
Se trata de una reducción de la base imponible por el 50% de los ingresos
derivados de la cesión de determinados activos intangibles. Es decir, que la
mitad de los ingresos que obtengamos de esta cesión quedarán exentos de
tributación, si bien con un límite: la exención dejará de aplicarse una vez que los
ingresos que hayan gozado de la misma sextupliquen el coste del activo cedido.
Veámoslo con un ejemplo: supongamos un activo por valor de 1 millón de euros,
que cedemos a cambio de un royalty anual equivalente al 20 por ciento, es
decir, 200.000 euros. El ahorro en cuota ascendería a 30.000 euros cada año y
dejaría de aplicarse una vez que los ingresos superaran los 6 millones. Así, si
este contribuyente pudiera agotar el límite, habría obtenido finalmente un
ahorro de 900.000 euros. Como puede observarse, estaría obteniendo por parte
de la administración, la financiación del 90 por ciento del coste de generación
del activo.
Se deduce del ejemplo, pero debemos recalcar que la exención se aplica sobre el
volumen de ingresos brutos, no sobre los beneficios (ingresos-gastos) derivados
de los activos, siendo los gastos plenamente deducibles en la base imponible del
Impuesto. Por ello, el tipo efectivo sobre los beneficios derivados de la actividad
de la empresa relacionada con estos activos se reduce sustancialmente respecto
del tipo impositivo, que con carácter general es el 30 por ciento.
Mejor con un ejemplo: supongamos que la compañía ha generado un activo con
un coste de 100 que cede por 250, por lo que ha generado un resultado neto de
150. Así, la imposición efectiva, en este caso, sería (250/2)-100*30%= 7,5, que
dividido por los beneficios arrojaría un tipo efectivo de 5% (7,5/150).
Este tipo efectivo puede resultar llamativo por lo reducido, pero se sitúa en el
rango de tipos que los demás países han previsto en sus respectivos regímenes
de patent box.
Por último, por si ello pudiera parecer insuficiente, se ha previsto su
compatibilidad con las deducciones por I+D+it y con el régimen de consolidación
fiscal del Impuesto sobre Sociedades. Es decir, que por los mismos intangibles
por cuya cesión apliquemos la exención del 50 por ciento, podríamos
practicarnos una deducción en cuota, en la medida en que la actividad
desarrollada por la empresa para su generación, pudiera ser calificada como de
investigación y desarrollo o como de innovación tecnológica.
Y por lo que se refiere al régimen de consolidación fiscal, en los casos en los que
la compañía cedente y cesionaria del activo intangible formen parte de un grupo
de consolidación, los ingresos y gastos registrados por la cesión no serán objeto
de eliminación, lo que permitirá la deducción del gasto al 30 por ciento en la
cesionaria, y la tributación en la cedente únicamente por la mitad del ingreso.
¿CUÁLES SON LOS ACTIVOS APTOS (CUYA CESIÓN HABILITA PARA LA
APLICACIÓN DEL BENEFICIO)?
La norma ha previsto un listado de activos susceptibles de aplicación y
determinadas exclusiones expresas, si bien se plantean algunas dudas.
Por comenzar por la parte más sencilla, puede aplicarse el beneficio sobre los
ingresos derivados de la cesión de uso o explotación de patentes, dibujos,
modelos, planos, fórmulas y procedimientos secretos. A su vez, se excluyen de
manera expresa las marcas, obras literarias, artísticas o científicas, derechos de
imagen, programas informáticos y equipos industriales, comerciales o
científicos.
Hasta aquí podríamos decir que con carácter general nos surgen pocas o
ninguna duda, pues o bien conocemos la naturaleza de los activos, o bien
disponemos de normas que nos la definen, por ejemplo, la normativa en materia
de propiedad industrial.
Alguna reflexión más debería suscitar otra categoría de activos intangibles aptos
para la aplicación de la exención, los “derechos sobre información relativa a
experiencias industriales, comerciales o científicas”, o como se ha acuñado, el
know-how. En esta categoría podrían incluirse cualesquiera intangibles que con
un contenido de conocimiento generado por la empresa, de tipo industrial,
comercial o científico, fueran susceptibles de ser aprovechados por otras
empresas, incluso del mismo grupo, y que por consiguiente generaran una
fuente de ingresos a los que aplicar la exención.
Por último, simplemente mencionar que se han previsto ciertas cautelas en
forma de requisitos a cumplir, que persiguen evitar situaciones de incorrecta
aplicación del beneficio, relacionadas con paraísos fiscales o dobles
aprovechamientos, que sumados a las interpretaciones, ya numerosas, que la
Dirección General de Tributos, deberán ser tenidos en cuenta a la hora de
abordar la aplicación de la exención en cualquier compañía o grupo.
Se trata de una norma general, no es un régimen especial y no queda
circunscrita a ningún sector de actividad, por lo que potencialmente cualquier
sociedad puede aplicarla, claro está, siempre y cuando genere ingresos por la
cesión de activos intangibles aptos y cumpla con todas las condiciones y
requisitos.
¿QUIÉN PUEDE APLICARLO?
Por la experiencia que vamos teniendo, las empresas con potencial de aplicación
del beneficio se encuentran en casi cualquier sector de actividad, basta con que
en su actividad desarrollen intangibles, que, de carácter tecnológico o no,
generen o puedan generar ingresos por su cesión.
Por poner un ejemplo, por la vía de las experiencias industriales y comerciales
están aplicando el beneficio empresas franquiciadoras que, como es sabido,
cobran a sus franquiciados por la cesión de su conocimiento del negocio.
Otros sectores muy activos son el calzado y textil, que desarrollan modelos,
dibujos o planos de sus productos para su posterior producción y venta.
Pero no sólo el calzado y textil cabrían bajo este paraguas, pensemos en
cualesquiera otras empresas que en su ciclo económico no sólo fabrican, sino
que también desarrollan los productos que comercializan, para lo que crean
diseños, modelos, procesos, etc.
Sectores más obvios son los de carácter tecnológico como el de automoción,
químico, energía, hardware, medicina, etc., que además en muchos casos
cuentan patentes, dibujos o modelos de utilidad registrados.
En conclusión, se trata de un beneficio fiscal que desde el ejercicio 2008 ha sido
tímidamente aplicado, quizás por la creencia de que quedaba reservado a
sectores con alto contenido tecnológico, pero que en los últimos tiempos ha
despertado, cobrando gran relevancia en empresas o grupos que en muchas
ocasiones están muy alejados de lo que consideraríamos una empresa
tecnológica o innovadora.
Este hecho debería llevarnos a reflexionar sobre si nuestras empresas son
capaces de aprovecharse de un beneficio, que como hemos visto tiene un
potencial en términos de ahorro muy importante.
Descargar