SABLE El sable o la espada, símbolo de autoridad desde los días de los gladiadores romanos y aun antes, fue un arma altamente personal y de importancia simbólica. La entrega de un sable de un oficial en combate aun es tomado como señal de rendición y en pasadas querrás fue costumbre partirlo cuando el oficial era despedido sin honor. De hecho, antes de la Segunda Guerra Mundial, cualquier oficial naval que era emplazado bajo arresto dependiendo de una Corte Marcial, era requerido por regulación que entregara el sable a su superior jerárquico en mando hasta que el veredicto haya sido emitido. En otro tiempo y aun en el actual con sus excepciones, el sable y la gorra permanecía en el ataúd del oficial hasta llegado el momento del entierro. Desde el día de su graduación, el oficial naval debe llevar el sable para cumplir comisiones, inspecciones, ceremonias, tomas y entregas de comando y finalmente en su ataúd. La más seria violación de la no estricta ética es dejar caer el sable cuando se hace el saludo y es por ello que es sabia practica el desenvainar, saludar y envainar el sable porque nunca se sabe cuando le va a ser ordenado al oficial marcha en una parada y en estas ceremonias por lo general los ojos de los que observan se encuentran fijos en él. El sable nunca debe ser desenvainado en iglesias o santuarios. El matrimonio militar se acostumbra con oficiales uniformados el hacer un arco con los sables en la puerta de la iglesia. Después de la ceremonia, los novios solamente caminan por debajo del arco y el mensaje implícito de sus hermanos de fuerza es lealtad a la joven pareja. Todo lo anterior explica el por qué tanto sentimiento ha estado ligado al sable y a lo que simboliza.