Página 1 de 2 ACCESO En el valle de Arratia, en la carretera BI-240, al pie del puerto de Barazar, se encuentra el núcleo urbano de Zeanuri. Para acceder al área recreativa EgileorSan Justo abandonaremos la carretera principal en Zeanuri, tomando la que sale frente a la iglesia de San Isidro en dirección a Otzerinmendi. La estrecha carretera asciende entre caseríos, para alcanzar tras 4 km la explanada en la que finaliza, junto a la ermita San Justo. DESCRIPCIÓN z Bajo las faldas del escalón de Zanburu, en las estribaciones del macizo de Gorbeia, el área recreativa Egileor-San Justo se ve envuelta bajo la frondosa sombra del robledal. Estilizados ejemplares de roble común y roble americano proporcionan al área una buena protección en los calurosos días del verano, al abrigo del viento. z La fuente de Otzerinmendi y la ermita confieren a Egileor-San Justo un carácter especial. Junto a la ermita, diferentes paneles informan al visitante sobre el Parque Natural de Gorbeia. La privilegiada ubicación de Egileor-San Justo, con referencia al macizo de Gorbeia, la convierten en excelente punto de partida para internarse en él, ascendiendo incluso a la cruz de Gorbeia, la cima más alta de Bizkaia con sus 1.481 metros de altura. Página 2 de 2 VISITAS Y PASEOS POR LOS ALREDEDORES Ermita San Justo y horno Calero En la ermita, propiedad de la cofradía Ozerinmendi de Zeanuri, se celebra misa y romería el primer domingo de agosto; en su interior se guardan las imágenes de San Justo y Pastor, recientemente recuperadas. Junto al altar, podemos ver dos cuadras adyacentes, vestigio de otros tiempos en los que servían de refugio a ganado y personas. Al otro lado del área, aunque fuera de su perímetro, aún se conserva un horno calero excavado en el terreno junto al arroyo; en él se elaboraba la cal que luego utilizaban las familias como fertilizante en los campos, para blanquear las paredes de los caseríos, para conservar los huevos, para desinfectar los establos, etc. Para la obtención de la cal se precisaba piedra caliza y madera de encina. Una vez colocados los productos, se encendía el horno por la boca de la parte inferior, y se extraía por la propia puerta la cal ya cocida. Zeanuri En este municipio se conservan algunos de los caseríos más antiguos de Bizkaia, destacando las fachada de madera de algunos de ellos. Si no los conocemos, dar un paseo por sus numerosos barrios (Uribe, Urkitza, Pagai, Otzerinmendi, Undurraga, Lanbreabe, Axpe, etc.) puede ser una deliciosa sorpresa, que nos descubrirá bellos parajes y rincones. En el núcleo urbano de la anteiglesia de Zeanuri, en la plaza Urraburu, hallamos el frontón construido en 1929, un probaleku adoquinado por su calle y una fuente, rodeado todo ello por un conjunto de edificios de distintas épocas y estilos, alguno del siglo XVI. Cruzamos la plaza pasando sobre el puente de Altzibar, que tiene un calvario con los símbolos de las herramientas de un herrero en él forjadas. Al otro lado, un monolito con esta curiosa inscripción: “Esta piedra sin cabeza costó dinero sin tasa pues para su mayor probanza hubo muchos de danza. Año 1717.” En el barrio de Elexondo se encuentra la iglesia de Andramari con su humilladero, estupendo mirador sobre Zeanuri y el macizo de Gorbeia. Paso de Atxebagi y Peña Zanburu Punto clave en el ascenso hacia Gorbeia, es en sí mismo una estupenda excursión. Desde aquí pueden contemplarse magníficas vistas sobre el valle de Arratia, cerrandola panorámica con el monte Jata y la Sierra de Aizkorri. Tras la ermita parten dos pistas y un camino. Éste último asciende sin pausa por una zona de pinos y de recientes talas, hasta alcanzar un bosque de alerces que crecen al pie de la pared. Aquí buscamos el camino tallado, que supera el farallón de Zanburu, a cuyas paredes se adhieren el tejo y otras especies autóctonas, como el espino blanco. Según ascendemos por la cañada, en dirección a Andramariortu, el paisaje comienza a cambiar, culminando en el paso de Atxebagi o “Paraíso” con la impresionante vista de la peña de Lekanda. Para llegar a la cumbre de Zanburu, deberemos desviarnos a la izquierda por un sendero perdido entre la vegetación, alcanzándolo en unos quince minutos.